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01 agosto, 2019

Spätzli o Knöpfli, pasta suiza para celebrar el 1 de agosto

Allá por los inicios del blog (año 2006, casi nada) compartía una primitiva receta de Spätzli, aunque tenía cierta trampa. Las cantidades eran muy vagas porque usé un viejo chisme que heredó mi padre de mis abuelos, el típico aparato con las medidas marcadas para ir añadiendo ingredientes para no tener que medir o pesar nada.



Pero ese aparatejo está en Murcia y yo llevo mucho tiempo con morriña de Spätzli, así que aproveché que mis padres estuvieron por la patria helvética en primavera y les encargué -además de toneladas algo de chocolate- otro chisme más tradicional, que al parecer no es tan fácil de encontrar, si me fío de mi padre. El caso es que por fin he sacado tiempo y excusas para ponerlo a prueba; qué mejor que el día 1 de agosto, la Fiesta Nacional suiza, para traerlos por aquí. Mi tradicional Zopf de cada verano lo reservo para cuando me escape al campo murciano la semana que viene, para compartirlo en familia 😄.

Yo era aún una criaja la última vez que pudimos organizar un viaje a Suiza coincidiendo con el Nationalfeiertag. Hay que admitir que el primer día de agosto no es muy propicio para viajar y tampoco práctico para organizar las vacaciones laborales de mi padre. Así que soy consciente de que tengo recuerdos muy idealizados de aquellas fiestas, cuando todo era una mezcla de magia, diversión y alegría sin preocupaciones a la vista. 



El 1 de agosto acabábamos de llegar y todo era ilusión y nervios, y el país parecía que nos recibía engalanado y listo para pasarlo bien. Siempre suele haber banderitas suizas -del país y de los cantones- en jardines, casas y comercios, pero cuando se acerca la fiesta nacional todo se multiplica. En pleno verano, además, Suiza está preciosa, verde y reluciente, llena de flores de colores y con parques y jardines en todo su esplendor. 

Lo habitual es organizar comidas-cenas al aire libre, en familia o reuniendo amigos y vecinos, y también se hacen muchas comidas comunales en barrios y pueblos. Hay barbacoas -por supuesto-, música, bailes, trajes y juegos tradicionales, y fuegos artificiales para culminar la fiesta. Cada cantón y cada ciudad tiene sus costumbres o festejos propios, pero lo que no falta es la buena comida al aire libre, y es muy típico decorar los platos, panes y dulces con banderitas o cruces que la recrean.




Los Spätzli no son precisamente comida de verano, aunque también admiten recetas más ligeras. Mi padre los relaciona con el otoño y el invierno porque están deliciosos acompañando una salsa o guiso bien contundente, especialmente con carne. Pero también son muy ricos bien pasados por la sartén con mantequilla o aceite, aderezados con especias o hierbas y, eso sí, con mucho queso. Realmente es como la pasta italiana, con poco sabor por sí sola y que admite multitud de acompañamientos.


En Alemania los llaman Spätzle, pero es que en Suiza son muy de meter 'ies' por todas partes. Está la variante Knöpfli, que realmente solo se diferencia en la forma, más pequeñitos y gorditos. Los Spätzli deberían ser más alargados, aunque son tan rústicos que hay muchas variantes y formas de hacerlos. Esta es la primera vez que los hago y me han salido algo mutantes, combinando ambos tipos.

En este vídeo de abajo se ve muy bien la diferencia entre ambos. Además se muestra otra forma de hacerlos, sin el colador este que uso yo, cortándolos a cuchillo desde una tabla de madera. La masa es mucho más viscosa que la pasta italiana y sale un poco a su bola; en el carácter rústico aleatorio está gran parte de su encanto. Si tenéis un colador de agujeros gordos, también valdría.





Receta de Spätzli o Knöpfli, a la suiza
Inspiración: Betty Bossi, la morriña helvética y el 1 de agosto
Ingredientes para 4-6 raciones

- 300 g de harina floja (de repostería o de todo uso)
- 3/4 cucharadita de sal y más para el agua
- 75 ml de leche sin lactosa (o vegetal, o normal y corrtiente)
- 75 ml de agua (quizá un poco más)
- 3 huevos de gallinas felices
- mantequilla suiza o aceite para cocinar
- pimienta negra recién molida
- 1 pizca de nuez moscada
- hierbas al gusto (tomillo, romero, orégano, salvia...)
- abundante queso para rallar (el gruyére o emmental suizo van genial, parmesano o grana padano también)

Mezclar en un recipiente la harina con la sal y formar un hueco. En otro cuenco, romper los huevos y batir ligeramente. Echarlos en el hueco de la harina y agregar los líquidos. Empezar a mezclar y amasar con una cuchara grande o una espátula hasta tener una masa húmeda y pegajosa. Si estuviera demasiado dura, añadir un poco de agua. Tiene que quedar elástica. Tapar y dejar reposar 30 minutos.

Poner a hervir abundante agua con sal en una olla o cazuela ancha. Tener listo un recipiente grande frío al lado, o un colador, y una espumadera. Cuando el agua esté hierviendo, pero tampoco a lo loco, empezar a echar la masa usando el colador o extendiendo porciones en una tabla de madera y cortando tiras finas. 

La masa debe ir cayendo en porciones pequeñas en el agua. Se cuecen en 1-2 minutos, cuando flotan ya están listos. Ir sacándolos con la espumadera al colador o recipiente frío. Continuar hasta terminar con toda la masa.

Saltear los Spätzli en una sartén grande con mantequilla derretida o aceite, añadiendo pimienta negra, especias y hierbas al gusto. Si no se van a servir con salsas, conviene que se doren y cojan buen color. Agregar queso recién rallado, mezclar y saltear un poco más, y servir con más queso. También se pueden gratinar en el horno con, efectivamente, mucho queso.





¡Feliz 1 de agosto! Tenéis permiso para celebrarlo con chocolate suizo ;).



16 octubre, 2017

Cuchaule, pan tierno de azafrán suizo. Receta para el Día Mundial del Pan #WBD2017

Ha sido una semana intensa, agotadora pero en la que he disfrutado un montón de la visita de mis padres. Se marcharon el sábado y me dejaron sola con nuestro gato Lito, porque el elfo sí tiene una vida más normal y pudo escaparse de puente a sus cosas de cartas Magic. Y aunque tenía muhcas cosas que hacer, jamás me perdería mi cita con el Día Mundial del Pan :). Este año vuelvo a mirar a mi Suiza con la receta de Cuchaule, una especialidad de Friburgo que llevaba tiempo queriendo probar.

Cuchaule - Swiss bread

Cada 16 de octubre, desde el año 2006, dejo que se desate mi pasión panadera. Me encanta el pan, el buen pan, me apasiona descubrir panes tradicionales y probar recetas innovadoras de panaderos emprendedores. Me enamora viajar a través de los panes del mundo, disfruto muchísimo comiendo panes ricos de harinas, migas, cortezas y sabores diferentes. Me gusta liarme en la cocina con masas y fermentos, aunque no le dedico toda la atención y tiempo que querría, y me hace muy feliz el aroma a pan casero o el sonido de la corteza cuando cruje al enfriarse.

Es fantástico que tanta gente se haya ido animando a hacer pan desde que empezó todo este evento en las redes, que ahora haya tantos libros, páginas, blogs y talleres dedicados al pan casero. Que estén surgiendo tantas panaderías artesanas, con tantos panaderos jóvenes que demuestran que estábamos hartos del pan malo precongelado industrial. El pan me fascina en muchos sentidos, gastronómicamente hablando y también por el valor histórico y cultural que tiene.

Cuchaule - Swiss bread

En fin, no me quiero enrollar mucho más, siempre me dejo llevar demasiado cada año. Pero ya sabréis que en Suiza hay una cultura panadera muy rica, con panes deliciosos en cualquier supermercado, y que además esconde muchas especialidades regionales de las cuales me faltan muchas por descubrir. Como me puede la morriña, este año he vuelto a indagar en el recetario suizo para reconectar con mi otro país, y hoy toca viajar a la parte francesa de la verde Suiza.

Cuchaule - Swiss bread

El Cuchaule es un pan enriquecido tipo brioche, con menos grasa pero también muy tierno, aromático y ligeramente dulce. La peculiaridad que tiene es su forma, con el dibujo en rombos de la corteza, y el aroma a azafrán que además tiñe un poco la miga. Es una especie de mezcla entre el Zopf, el brioche francés y el lussekatter sueco. ¡Hay que ver lo ricos que quedan los panes con azafrán! Al parecer es un pan que se sirve tradicionalmente en la fiesta de Bénichon, que celebra las cosechas y que tuvo antiguamente gran significado religioso. Hoy es una celebración popular en la que se come y se bebe muy bien, y el Cuchaule se toma con la mostaza de Bénichon de la región.

Cuchaule - Swiss bread

La receta en sí no es muy complicada, pero como queremos un pan bien tierno hay que cuidar la hidratación de la masa. Recordad, nada de pasarse echando harina, lo mejor es dejar que la masa repose y no tener prisa con ella. Podéis hacer un pan grande o dos más pequeños, y está muy rico con mantequilla, mermelada, miel, queso, jamón, aguacate, fruta, mostaza o lo que se os ocurra. No hay normas escritas a la hora de degustar un buen pan :).

Receta de Cuchaule, brioche de azafrán típico del cantón suizo de Friburgo
Inspiración: mis viajes por Suiza, Rosa's Yummy Yums y Betty Bossi
Ingredientes para 1 pan grande o 2 medianos

- 500 g de harina de fuerza
- 1 sobre de levadura seca de panadería (7 g aproximadamente)
- 200 ml de leche
- 100 ml de agua
- 1 huevo
- 50 g de azúcar (me gusta poco dulce, se puede incrementar la cantidad hasta 70-80 g)
- 40 g de mantequilla en pomada
- 1 buena pizca de azafrán
- 1 cucharadita de sal
- 1 huevo para pintar con un poco de leche

Disponer la harina en un recipiente amplio y mezclar con la levadura. Añadir la leche, el agua, el huevo batido y el azúcar, y trabajar lo justo para que todo esté incorporado. Tapar y dejar reposar 30 minutos.

Añadir la mantequilla en pomada, el azafrán y la sal, y empezar a amasar. Si estuviera muy pegajoso, volver a dejar reposar tapado unos 20 minutos más. Amasar con energía unos 10-15 minutos, hasta tener una masa suave, elástica y homogénea. Colocar en un cuenco engrasado, tapar y dejar levar hasta que doble su volumen.

Deshinchar la masa, reamasar un poco y formar una bola grande o dos más pequeñas, con buena tensión superficial. Colocar en una bandeja de horno con papel sulfurizado y pintar con el otro huevo batido con un poco de leche.

Precalentar el horno a 180ºC mientas reposa de nuevo la masa unos 20 minutos. Dar otra capa de huevo y dibujar unos rombos o cuadrícula con un cuchillo, haciendo cortes no muy profundos. Hornear durante unos 35-40 minutos, o hasta que se haya dorado bien y suene hueco al golpear la base.

Dejar enfriar por completo sobre una rejilla antes de cortar en rebanadas. Aguanta bien un par de días, después es estupendo para hacer un pudding o torrijas. Se pueden congelar las rebanadas individualmente y así tener tostadas muy ricas a lo largo de la semana.

Cuchaule - Swiss bread

No os perdáis el recopilatorio de panes del mundo que sacará zorra en 1x umrühren aka kochtop, seguro que os inspira para hornear muuuuchos panes en los próximos meses 😋
Y aquí está mi propuesta del año pasado, los riquísimos Bürli suizos.

¿Y vosotros, habéis horneado algo estos días? ¿Os daréis un homenaje panadero en honor a la celebración de hoy? Sea como sea, ¡feliz Día Mundial del Pan!
16 octubre, 2016

Bürli, panecillos suizos. Receta para el Día Mundial del Pan

¡Feliz Día Mundial del Pan!

Un año más vuelvo puntual a mi cita con todos los amantes de la panadería para celebrar nuestra pasión por el buen pan. Yo no podría vivir sin pan, lo siento pero me niego a renunciar a él. Al pan bueno, de calidad, elaborado con buenos ingredientes y siguiendo la tradición de los maestros panaderos de verdad. Un oficio que me parece tremendamente sacrificado y que admiro muchísimo, hoy es un día para homenajearles a ellos también. Este año además vuelvo a mi querida suiza con uno de mis panes favoritos del pequeño país, Bürli, unos panecillos muy populares.

Bürli - Swiss bread

Si me seguís desde hace tiempo sabréis que empecé a indagar en esto del mundo del pan casero en los inicios de este blog, justo el primer año que Zorra lanzó su iniciativa de celebrar el World Bread Day. Poco a poco me fui dejando atrapar por todo lo que rodea al proceso de elaborar pan en casa, y cuando me mudé a Madrid preparé mi primera masa madre de forma seria. Y la muy campeona sigue conmigo, casi seis años después, aguantando en la nevera largos periodos de inactividad para volver a regalarme panes maravillosos cuando la despierto.

Bürli - Swiss bread

Me queda mucho por aprender y me encantaría poder dedicar tiempo en serio a todos los secretos del pan artesano, de la masa madre, de porcentajes, técnicas de amasado y fermentaciones, pero por el momento estoy muy contenta con los resultados de andar por casa que consigo. Tengo mis recetas fetiche infalibles que nunca me fallan, y de vez en cuando me animo con recetas nuevas. No siempre es obligatorio usar masa madre, me gusta probar recetas solo con levadura para animar a más gente a probarlas, y esta es una de ellas.

Bürli - Swiss bread

Es probable que mi amor por el pan venga del lado suizo de la familia. Cuando yo era pequeña esto del pan de calidad no era todavía una tendencia en España, y por desgracia el pan de verdad apenas era apreciado por la gente. Todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto a desterrarlos panes de fábrica que parecen de plástico o de cartón, pero afortunadamente cada vez surgen más emprendedores que apuestan por pan-pan, y más público que sabe disfrutarlo. A mí me fascinaba ir a Suiza y encontrarme panes tan maravillosos incluso en el supermercado del pueblo, con formas y sabores tan diferentes a lo que yo estaba acostumbrada.

Bürli - Swiss bread

Años más tarde empecé a investigar sobre los tipos de pan que hay en Alemania, Austria y Suiza, y descubrí que mi otra patria tiene un patrimonio cultural del pan impresionante, para ser un país tan pequeño. Por supuesto que se encunetran panes muy similares en centroeuropa, con algunas características comunes, pero hay muchas regiones que guardan su variedad especial. El Zopf, la trenza ligeramente dulce típica de los desayunos de los domingos, sigue siendo de mis favoritos, pero hay otro pan que me gusta mucho desde cría y que va más a la rama rústica de los panes.

Bürli - Swiss bread

No sabía que era una variedad específica pero sí me di cuenta de que era un pan muy típico para acompañar las salchichas de los festivales y barbacoas de verano. Los Bürli son unos panes en tamaño de panecillos grandes que se hornean por parejas, junticos para que se unan en el horneado, y luego se separan una vez fríos. Deben tener una corteza oscura, crujiente y craquelada, con una miga tierna y fresca, rústica pero sin ser densa. La textura de estos panes y su sabor los tenía grabados en mi memoria, y volvieron a renacer este verano cuando me lancé a comprarlos en una panadería. Me comí uno entero, solo, en el momento.

Bürli - Swiss bread

Así que he aprovechado este Día Mundial del Pan para probar una versión casera. Recopilando diferentes recetas que he visto por la red al final he conseguido lo que tanto ansiaba, mi receta de Bürli caseros sin complicaciones, muy similares a los panes de mi memoria. El miércoles pasado, mientras llovía y el elfo estaba fuera jugando a Magic, se hizo el milagro en casa y volví a disfrutar muchísimo horneando pan. Y devorándolo después, por supuesto.

Bürli - Swiss bread

Receta de Bürli, panecillos suizos
Inspiración: mi amor por el pan y Suiza, receta ideada por mí a partir de otras de la red
Ingredientes para 6 unidades (3 parejas)

* Prefermento:
- 120 g de agua
- 2 g de levadura fresca de panadería
- 160 g de Ruchmehl (harina "rústica", sustituir por harina tipo candeal)

* Masa final:
- 220 g de agua
- 9 g de sal
- 6 g de levadura fresca de panadería
- 200 g de harina de fuerza
- 150 g de Ruchmehl (o harina candeal)
- todo el prefermento

El día antes mezclar todos los ingredientes del prefermento hasta obtener una masa homogénea pegajosa. Dejar a temperatura ambiente, tapado, durante 2 horas. Llevar a la nevera y dejar reposar como mínimo 10 horas, mejor 12.

Sacar de la nevera y dejar que se atempere un poco. Mezclar con 100 g de agua para aligerar el prefermento y combinar el resto de ingredientes en un recipiente mediano. Añadir el prefermento y mezclar. Tapar y esperar 30 minutos.

Amasar hasta tener una masa homogénea, lisa y elástica, húmeda. Se puede hacer también con amasdos cortos estilo Dan Lepard, o todo de corrido. Dejar en un recipiente ligeramente engrasado, tapar y esperar a que doble su tamaño. Pasada la primera media hora, hacer unos pliegues estilo amasado francés.

Dividir la masa en 6 porciones del mismo tamaño (recomiendo pesarla entera y calcular el peso de cada unidad). Formar pequeñas bolas y colocarlas por parejas juntitas en una bandeja cubierta con papel de hornear. Sí, mi papel está ya en las últimas, es que lo reaprovecho todo lo posible :P. No sobrevivió a ese horneado, tranquilos.

Espolvorear un poco de harina, tapar con un paño limpio y dejar que doblen su tamaño. Cuidado que suelen tardar poco. Mientras precalentar el horno a 230ºC, con una bandeja de metal en la parte inferior.

Hornear echando agua fría en la bandeja para crear vapor. Bajar la temperatura a 200ºC cuando pasen 20 minutos. Continuar el horneado hasta cumplir unos 50-60 minutos. Los panes tienen que estár oscuritos por fuera y sonar huecos en la base. Dejar enfriar completamente sobre una rejilla.

Bürli - Swiss bread
Es típico comerse los Bürli a pellizcos, un poco a lo bruto, como decía antes acompañando una barbacoa o algo así. Pero abiertos con cuchillo para preparar bocadillos también son deliciosos. Están más ricos el mismo día, porque la corteza ofrecerá todo su crujir, pero aguantan bien hasta el día siguiente. Además se pueden congelar envueltos en plástico film cuando se hayan enfriado.

¿Vosotros habéis horneado algo especial hoy? ¿Habéis cogido ideas para darle caña a las harinas este otoño? Animáos con el pan casero o apostad por panes de calidad, seguro que en vuestra ciudad o pueblo hay panaderías y hornos que merecen la pena :).

¡Aquí tenéis todos los panes publicados en el blog!

09 enero, 2012

Viajando: Diciembre en Suiza II

Primer lunes después de Navidad, ahora parece que sí que sí volvemos a la rutina poco a poco. Que nos haya pillado un fin de semana justo después de Reyes creo que ha sido positivo, al menos así hemos tenido un poco de margen para ir despidiéndonos de las Fiestas.
Tenía pensado publicar esta entrada ayer, o dejarla programada para esta mañana, pero en cuanto oscureció se apoderó de mi la apatía típica de domingo, unida a la tristeza de la despedida navideña y de mi regreso hoy a Madrid. Me he propuesto ser muy positiva este año y espero cumplirlo, y aunque cuando en unas horas me despida de mis padres y suba al tren me permito ponerme un poco ñoña, me obligaré a bajar del vagón con una gran sonrisa y muchas ganas de encarar este nuevo año.

Finalizo las entradas navideñas (aunque habrá próximamente algunas recetas con las que voy a hacer un poco de trampa...) con la segunda parte de la escapada a Suiza. No tengo mucho tiempo para escribir mis típicas parrafadas así que voy a dejar que las fotografías casi hablen por sí solas, y son al fin y al cabo lo más interesante.

My grandmother's house

Después de aquel día en que hizo un temporal de frío, viento, lluvia y nieve, amaneció un precioso cielo azul soleado y una atmósfera clara totalmente en calma. ¡Qué casualidad! Justo el día que íbamos a pasar en familia con las primas de mi padre, su tío y sus sobrinos. Pero antes de partir me di un paseo matutino por los alrededores de casa de mi abuelastra, un día tan bonito no se podía desperdiciar.


Christmas trees

Un pequeño vivero con abetos navideños esperando su gran momento semanas antes de Nochebuena.

Christmas detail

Callejeando por los pequeños pueblos de alrededor, en cada casa encontraba un detallito de decoración navideña, muchos originales y otros tan simpáticos como este.

Apple tart

El último día Ruth preparó tartas saladas con queso suizo, similares a la quiche, pero como mi intolerancia a la lactosa me impedía disfrutar de ellas, relleno una de las masas con manzanas locales y esa fue mi cena :D.

Cake

Deliciosa tarta que trajo Cris, una de las primas de mi padre, para el café del encuentro familiar.

Y el viernes partimos de nuevo en dirección a Basilea; esa noche la pasaríamos en casa de mis tíos. Después de una visita a la tienda del equipo de fútbol, FC Basel para comprar una camiseta para mi hermano, fuimos en tranvía a la ciudad. El mercadillo navideño de Basilea es uno de los más recomendables, lleno de puestos con decoraciones de Navidad, figuritas, regalos artesanales de muchos tipos, y mucha comida también. Ese día volvió a hacer frío y terminó lloviendo, así que otra taza de Glühwein era más que recomendable :P.

Christmas in Basel

Dulces variados, mucho Lebkuchen de distintas formas.

Christmas ornaments in Basel

Los adornos del árbol que os enseñé salieron casi todos de esta tienda, llenísima de cientos y cientos de objetos decorativos de muchísimos tipos; ¡decidirse por qué comprar fue muy complicado!

Christmas ornaments in Basel


Christmas ornaments in Basel

Típicos Cascanueces.

Christmas ornaments in Basel


Christmas ornaments in Basel

Christmas ornaments in Basel

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Tejados del mercadillo, también decorados con figuras y otros bonitos adornos.

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Figuras adorables.

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Más mercadillo en la plaza de la catedral.

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Artesanos trabajando distintos materiales.

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Puesto de Berliner Pfannkuchen, un dulce parecido al donut (sin agujero y relleno) peligrosamente delicioso.


Cuando la lluvia apretó, entramos a visitar el Puppenhausmuseum, que está muy cerca del mercadillo, un museo de juguetes antiguos totalmente recomendable. Tiene una colección enorme de ositos de peluche y juguetes variados de épocas pasadas, y una sección de maquetas sencillamente adorable. A los más pequeños les gustará visitarlo, pero los más mayores disfrutan mucho más :-).

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Y después a casa de mis tíos, a pelearnos con las maletas y a disfrutar de una larga y abundante cena.

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Volviendo a ver las fotos y recordando esos intensos días me entra un poquito de nostalgia, pero sobre todo doy gracias por haber podido cumplir por fin uno de mis sueños de visitar Suiza en esa época, y haber disfrutado de la familia a quien vemos con poca frecuencia en un entorno navideño tan bonito. Espero poder repetir la experiencia antes de que pase demasiado tiempo.

¡Nos leemos desde Madrid!
02 enero, 2012

Viajando: Diciembre en Suiza I

 ¡Bienvenido 2012!
Cuando finalizaba el 2011 estuve un poco pesimista y con pocas ganas de comenzar el nuevo año, pero tengo que reconocer que al amanecer el día 1 me levanté animada y con ilusiones por llenarlo de proyectos y buenos momentos para recordar dentro de 366 días. Para el 2012 me propongo más que nada no dejarme caer en la desgana o desilusión, aprovechar cualquier oportunidad que se presente y disfrutar de todas las cosas positivas que me rodean.

Y para inaugurar el año en el blog no traigo receta, por fin dejo una pequeña crónica fotográfica de lo que dio de sí el pequeño viaje a Suiza el pasado puente de diciembre. No os quiero aburrir mucho así que he seleccionado unas cuantas instantáneas que reflejan un poco lo fantásticos que fueron esos días, en dos entregas. La primera, la estancia en casa de mi abuelastra Ruth, las visitas a Zürich y una pequeña escapada a la vecina Selva Negra alemana.

En realidad el avión nos llevó al aeropuerto de Basilea, que nos recibió ya con frío y lluvia, donde nos recogió mi tío para llevarnos a su casa cerca de esta ciudad donde mi tía nos esperaba con un rico pollo asado que compartimos con su adorable nieta, la hija de mi prima. Nos prestaron un coche y partimos hacia la zona de Zürich bajo las gotas de lluvia.


Swiss christmas cookies

Ruth y su perro nos recibieron con una casa vestida de Navidad, sin árbol, pero con detalles preciosos por muchos rincones. Y lo mejor: un gran surtido de galletas suizas navideñas caseras que nos esperaban junto a una taza de café para reconfortarnos tras el viaje.

Christmas

¡Me encantan este tipo de decoraciones de madera!

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Los dos días siguientes fuimos a Zürich, cogiendo el tren en el pueblo. Bajo la gran cubierta de la Estación Central se sitúa cada año uno de los mercadillos navideños, con muchos puestos de decoraciones pero también productos gastronómicos, artesanía y regalos variados; y presidido por el impresionante árbol de cristales Swarovski, brillante y reluciente.

Christmas market in Zürich


Glühwein und Apfelküchlein

Aprovechando que salía el sol, salimos a la calle a recorrer el centro de la ciudad, bien aprovisionados de Glühwein humeante y Apfelküchlein (anillos de manzana rebozados en una masa dulce, fritos y espolvoreados con azúcar y canela).

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He recorrido Zürich cientos de veces, y creo que nunca me cansaré. Mi padre estudiaba de joven en esta ciudad y se la conoce al dedillo, pasear por sus calles recordando aquellos años es como un ritual para él, rememorando anécdotas y redescubriendo rincones. Pero en invierno la ciudad cambia, y es el tiempo ideal de adentrarse en uno de sus cafés para resguardarse del frío.

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Así entramos a uno de los locales más célebres de Zürich, el Conditorei Schober / Café Péclard, un café-restaurante de varios pisos especialista en todo tipo de dulces y pasteles con pastelería de venta al público en la planta baja. Decoración exquisita con varios ambientes de lujo y productos de calidad que valen el precio que cuesta (tomar café en Suiza es muy caro, por eso merece la pena elegir lugares como este).

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Chocolate caliente, café con Kirsch y un grandísimo Apfelstrudel para reponer fuerzas.

Zürich


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Al salir ya oscurecía y la ciudad empezaba a vestirse de luces. Lo que me gusta de la decoración navideña de la mayoría de ciudades centroeuropeas es que en general utilizan luces sencillas para vestir sus calles y rincones, sin tener que recurrir a formas extrañas ni colorines estridentes parpadeantes. Y el resultado es mucho más bonito, elegante y acogedor, en mi opinión.

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Una de las calles principales, llena de tiendas para bolsillos adinerados. Menos mal que ver escaparates es gratis, todavía :P.

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Al día siguiente amaneció peor, así que hicimos cambio de planes y volvimos a la ciudad para ver el Museo de Arte (Kunsthaus Zürich), no muy grande pero sí completo y agradable, muy recomendable. Y después de tiendas por los principales grandes almacenes. Cuando la lluvia apretó buscamos refugio y encontramos un café encantador, Babu's Bakery & Coffeehouse, con pastelería casera y... leche sin lactosa! Por fin pude tomarme un capuccino en condiciones sin sufrir consecuencias ^_^.

Capuccino - lactose free

Lemon Cake

Bizcocho de limón.

Rüeblitorte

Ruëblitorte, pastel de zanahoria a la suiza.


Tannenmühle

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Ruth vive muy cerca de la frontera con Alemanía, donde se extiende la Schwarzwald (Selva Negra), una zona preciosa con la que siempre hemos tenido mala suerte a la hora de visitarla. Y esta vez no iba a ser diferente, claro :P. Quería llevarnos a comer trucha a un lugar llamado Tannenmühle, "pintoresco paraíso" en el corazón del bosque, recreando la vida tradicional, centro de ocio con alojamiento, animales, museo, actividades en la naturaleza, y restaurante especializado en truchas.

Fish - Tannenmühle

Fish - Tannenmühle

La especialidad de la casa: trucha servida de muchas maneras diferentes, a cada cual más recomendable.

Dessert - Tannenmühle

No puedo irme de un buen restaurante sin catar los postres... En este caso, ensalada de frutas con yogur y frutos secos caramelizados.

Tannenmühle


Germany

Ese día fue el peor de todos, mucho frío, mucho viento, y ¡mucha nieve! La idea de hacer una pequeña excursión tras la comida se fue al traste, pero al menos no me quedé sin ver nieve en este viaje :).
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