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29 diciembre, 2023

Corazones de miel y especias de Lebkuchen para endulzar el fin de año

¡Feliz Navidad y felices últimos días del año!

Llego un poco tarde para felicitar las fiestas pero ya que, milagrosamente, estoy actualizando de nuevo el blog, me apetecía retomar viejas -viejísimas- costumbres 😊. Espero que estéis pasando estos días lo mejor posible, disfrutando como os venga en gana, con la familia sanguínea o elegida que os haga sentir bien y, sobre todo, con buena salud y sin estrés, agobios o ansiedad. Que al final es lo más importante. Yo he tardado en aprenderlo, pero cuando te das cuenta de lo que realmente merece la pena, estas fiestas o cualquier momento del año se gozan el cuádruple.

Bizcochitos con formas de corazones de miel sobre una bandeja navideña


Porque desafortunadamente hemos tenido este año otra problemas de salud en la familia y es inevitable acordarse de quienes ya no están con nosotros; es parte de esa nostalgia triste pero extrañamente reconfortante y agridulce que tienen las fiestas. Se sufre, pero al mismo tiempo creo que es bonito rememorar esos tiempos pasados, acordarte solo de los momentos felices que pasaste en otra época, casi olvidando que también se discutía o había quejas en la mesa por cualquier tontuna. Recordar puede doler mucho, pero yo no querría olvidar esos recuerdos solo por no sufrir, aunque sea para estar más presente en el ahora y ser consciente de que lo que vivimos hoy también lo echaremos de menos algún día.


Habrá excepciones, por supuesto. Soy consciente de que hablo desde mi propio privilegio y que muchos tendrán unas navidades muy duras. Tampoco quiero lanzar mensajes baratos de taza de Mr.Wonderful -argh-; la vida es cruel y muy puñetera. Ánimo y abrazos para todo el que lo necesite, tenéis el derecho de pasar de las fiestas y sus tradiciones y hacer lo que os venga en gana si toda esta parafernalia os trae sin cuidado. Yo vivo la Navidad como a mí me gusta y jamás se me ocurriría tildar de aguafiestas a quien le resulte absurda.

Dejo ya de divagar mientras intento ignorar los ruidos infernales de la obra del edificio en construcción que tenemos justo pegado al de mis padres -a las 8.00 en puntico arrancan cada mañana- y recupero esta receta que horneé en Madrid pocos días antes de hacer la maleta. Unos corazones de miel y especias de Lebkuchen que se suman al interminable catálogo de este tipo de dulces navideños-invernales que ya han desfilado por aquí. Y los que quedan.

Como me gustan todas las versiones de galletas, panecillos, bizcochitos, pasteles, pastas y demás variantes de pan de especias que he probado, suelo probar nuevas cada año. Receta que veo con buena pinta, receta que apunto y que luego tuneo un poco a mi gusto. En este caso tenemos el típico formato de corazones de miga tierna, sin más grasa que la yema de huevo, endulzados con mucha miel y con su potente aroma de Lebkuchen. Hoy es fácil encontrar esta mezcla en tiendas especializadas, pero podéis hacerla también casera.

La receta utiliza como agente levante la antigua combinación de bicarbonato de amonio y bicarbonato potásico, que sigue usándose en países centroeuropeos. Aquí es complicado encontrarlos, así que se puede sustituir por bicarbonato sódico corriente. Como ya he explicado en alguna ocasión (aquí cuento más detalles), el resultado es distinto y difícil de explicar, pero cuando lo pruebas ves claramente la diferencia en la textura; además los dulces se mantienen tiernos y esponjosos muchísimo más tiempo con los primeros.


Es importante dejar reposar la masa al menos de un día para otro para que se desarrollen bien los sabores y aromas; se podría omitir ese paso si tenemos mucha prisa, pero la diferencia es notable. Por supuesto, cuanto mejor sea la calidad de la miel que uséis, más ricos y aromáticos saldrán, y así además se puede jugar con el aroma según el tipo de miel que elijamos. La mía era una miel de la sierra de Madrid que regalan a mis suegros, de color claro y un precioso dorado brillante, con toques de monte y flores de montaña. Si usamos una miel más oscura los corazones saldrán, obviamente, más oscuritos y tostados. Nada que objetar al respecto. 

Supongo que podrían hacerse con un sirope vegetal para una variante vegana, sustituyendo las yemas por algún equivalente, como sirope de arce, de dátil o de ágave. Quizá la textura final sea distinta, pero quedarán ricos también.

Estos corazones se suelen decorar con almendras y guindas u otros frutos secos, a veces se bañan en chocolate negro o blanco o se pintan con glasa real -azúcar glasé+clara de huevo pasteurizada- como las galletas de jengibre. En mi caso simplemente usé almendras laminadas y trocitos de orejones de albaricoque para darles un toque sencillo, porque son ya suficientemente dulces como para agregar mucho más. Aguantan perfectamente durante semanas si se guardan en un recipiente hermético en un lugar fresco y seco, sin mezclar con otros dulces.

Receta de corazones de miel y especias de Lebkuchen
Inspiración: una receta que tenía apuntada desde hace años y no recuerdo de dónde saqué
Ingredientes para muchos corazones, según tamaño

- 500 g de miel de buena calidad
- 4,5 cucharaditas de mezcla de pan de especias*
- ralladura de 1 naranja pequeña o mandarina
- 3 yemas de huevo de gallinas felices
- 200 ml de buttermilk o leche mezclada con 1 cucharadita de zumo de limón
- 500 g de harina de todo uso
- 100 g de harina integral de centeno
- 1 cucharadita de bicarbonato de amonio**
- 2 cucharaditas de bicarbonato potásico**
- 1 clara de huevo para pintar
- agua o caldo necesario
- frutos secos y/o guindas al gusto

Calentar la miel en un cazo a fuego muy suave para que se ponga muy líquida. Retirar del fuego, añadir las especias y la ralladura y dejar enfriar ligeramente hasta que no queme al tacto. Combinar aparte las harinas con los bicarbonatos en un recipiente grande.

Agregar las yemas y el buttermilk, mezclando con unas varillas manuales. Echar sobre la mezcla seca y trabajar la masa hasta incorporar, terminado de amasar sobre una superficie limpia. Envolver en film y dejar reposar en la parte menos más fría de la nevera durante 24 horas o toda la noche.

Precalentar el horno a 170 ºC sin aire. Estirar la masa entre hojas de papel de horno dejando un grosor de 1 cm. Recortar los corazones con moldes adecuados, distribuir en bandejas de horno con papel sulfurizado, dejando espacio entre ellos, y pintar con la clara de huevo batida. Decorar al gusto si se desea con frutos secos.

Hornear una bandeja cada vez durante unos 12-15 minutos, vigilando que no se tuesten, solo tienen que dorarse. Dejar enfriar un poco antes de trasladar a una rejilla y guardar en un recipiente hermético cuando estén totalmente fríos.

* Una mezcla casera puede ser 1 cucharadita de canela, 1 cucharadita de jengibre, 1/2 cucharadita de clavo, 1/2 cucharadita de cardamomo, 1/2 cucharadita de anís estrellado, 1/2 cucharadita de cilantro/coriandro, 1/4 cucharadita de pimienta de Jamaica, 1/4 cucharadita de nuez moscada (todo molido).

** Sustituir por 2 cucharaditas de levadura química -impulsor- y 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico si no se encuentran.


¡Feliz Año Nuevo! Ojalá el 2024 sea, al menos, tranquilo y con buena salud para todos.
24 diciembre, 2021

Navidades aún más diferentes - Biberli, otro pan de especias suizo

Pocas y muchas cosas han pasado desde mi última publicación, y es que el tiempo vuela a un ritmo muy particular, lento y rápido a la vez, pero siempre hacia delante, aunque a veces parece que vivamos en un bucle infinito. No quiero sin embargo detenerme demasiado a reflexionar sobre el estado de la pandemia o en qué situación volvemos a enfrentarnos en este país -y el mundo- a las navidades, pues seguro que estáis tan hastiados como yo. Me está afectando más de lo que esperaba, sinceramente, y creo que de cara al nuevo año tendré que pararme a respirar o me acabará explotando la cabeza.

Pero ese es un tema para otro momento.

Yo vengo hoy, día de Nochebuena, a tratar de recuperar ese espíritu navideño del que siempre he presumido con ingenuidad, y del que he dado buena cuenta a lo largo de tantos años en este blog. Puesto que suelo repetir mis recetas favoritas de dulces festivos -y son muchísimas-, además de lo nuevo que comparto en Directo al Paladar, no me queda mucho espacio para traer recetas nuevas aquí. Sin embargo, no me puedo resistir a probar cosas diferentes, y este año he vuelto al recetario suizo gracias al libro 'Schweizer Guetzli' de Andie Pilot cuyo blog, en inglés, os recomiendo encarecidamente.

Imagen de Adrian Michaels - Wikimmedia Commons

He probado alguna recetilla más pero hoy vengo con mi adaptación de un dulce suizo que me encanta, el Appenzeller Biberli (o Biber), originario de dicha región y hoy vendido y consumido por todo el país. Son unos dulces a medio camino entre bizcocho y galleta tierna, de distintos tamaños, muy especiados y endulzados con miel, habitualmente rellenos de mazapán o mezclas de frutos secos. Los originales van adornados con formas tradicionales, pero nos podemos apañar con cortadores corrientes al gusto. 

Antes de dejaros la receta solo quería dar las gracias al mundo en general, y a la sanidad pública en particular, que mi madre pueda celebrar la Nochebuena con nosotros en casa. Cuando bajé del tren la semana pasada mi padre me recibió con una noticia que me dejó un poco en shock en aquel momento: una mamografía rutinaria había desvelado un nódulo feo que un análisis posterior confirmó como masa tumoral. En apenas dos semanas ya tenía fecha para la operación, y el miércoles pasado, mientras se celebraba el sorteo del Gordo, la operaron. Todo salió muy bien y ayer mismo le dieron el alta; ahora está en casa recuperándose pero animada y con ánimo de superar lo que venga por delante.

 

Cuidemos y apoyemos a nuestros sanitarios, no bajemos la guardia con los controles que nos toquen y mimemos y disfrutemos mucho de cada segundo con nuestra familia y amigos. Eso es lo que realmente importa.

Y que no falten los dulces caseros para celebrar en -reducida- compañía de esos momentos. Feliz Navidad a todos.

Receta de Biberli suizo
Inspiración: Suiza, Navidad y Andie Pilot
Ingredientes aproximados para 15 unidades rellenas o 30 sin relleno

- 100 g de miel fluida aromática
- 80 g de azúcar de grano fino (tipo caster) o normal
- 150 ml de leche sin lactosa
- 1 yema de huevo L
- 200 g de harina de repostería
- 125 g de harina de espelta integral
- 10 g de levadura química
- 3 cucharaditas de mezcla de especias Lebkuchen
- 4 g de sal
- masa de mazapán crudo (o pasta de almendras)
- leche para pincelar

Calentar primero la miel si no estuviera muy fluida, sin dejar que hierva, y combinar con el azúcar, mezclando con unas varillas hasta que este casi se funda. Dejar templar un poco y añadir las especias.

Aparte batir la yema con la leche en un cuenco. En otro recipiente más grande, mezclar las harinas, la levadura y la sal, hacer un hueco y verter las otras dos preparaciones. Combinar y trabajar hasta tener una masa homogénea. Dividir en dos, envolver en plástico film y dejar reposar en la nevera unos 30-60 minutos.

Precalentar el horno a 180ºC. Sacar una porción de masa y estirar con el rodillo hasta dejar un grosor de unos 4-5 mm. Cortar círculos de unos 8 cm de diámetro y, si se van a rellenar, colocar en la mitad una porción de masa de mazapán, sin llegar a los bordes. Tapar con la otra mitad , presionado suavemente los bordes para sellarlos.

Distribuir en bandejas de horno cubiertas con papel sulfurizado ligeramente separados; pitar con más leche y hornear durante unos 12 minutos, hasta que estén bien doraditos. Dejar enfriar sobre una rejilla y guardar en un recipiente hermético.



23 diciembre, 2019

Makrönli de avellana y almendra al cardamomo: receta de galletas suizas navideñas (sin gluten y sin lactosa)

Tengo un problema: de todas las canciones navideñas que me gusta escuchar, la que se me queda metida en la cabeza todo el día es Let it snow!, que, a ver, me encanta -transmite muy buen rollo-, pero en Murcia ahora mismo, más bien tenemos primavera. Se agradece el solecito del recién estrenado invierno y no tener que salir con miles de capas de abrigo pero... Jo, yo quiero noches de sofá, manta y tazas humeantes, pijamas calentitos y calcetines gordos.


Hasta aquí mis quejas, que estoy en mi tierra, el árbol luce precioso, toda la familia está sana y el horno nuevo de mis padres va de maravilla. La maldita carpa que han instalado en la Plaza de Toros con actuaciones todos los viernes y sábados es, por ahora, tolerable, y he horneado tortas de Pascua y galletas suizas para abastecer a tres familias. A ver si consigo que ninguna tontería me estropee las fiestas. Ni los 24 grados de temperatura.

Para variar, no he podido hacer todas las recetas navideñas que me hubiera gustado, aunque sí tengo aún alguna cosilla esperando para ver la luz estos días de celebraciones. Hoy os dejo una variante de una de mis favoritas del -enorme- recetario suizo navideño: Makrönli o Makrönchen, que además son geniales para aprovechar restos de frutos secos o de clara de huevo.

No necesitan complicaciones con el rodillo, ni cortadores ni moldes de ningún tipo. Su acabado rústico es parte de su encanto y permiten hacer variaciones con los frutos secos que nos apetezcan, o ser más o menos finos en la decoración. En este caso he combinado avellana en la masa con una almendra como coronación, y un toque de cardamomo. Si no fuera por la cantidad de azúcar, serían unas galletas fit :P. Eso sí, sin gluten y sin lactosa.



Hace varios siglos, en mis primeros pinitos en la cocina, compartí una versión primitiva con nueces y también las makrönchen más originales. Aguantan de maravilla muchos días si se conservan en un recipiente hermético, sin mezclarse con dulces de otras texturas.


Receta de makrönli de avellana y almendra al cardamomo 
Inspiración: mis tradiciones navideñas y esta receta
Ingredientes aproximados para 30 unidades

- 200 g de avellana molida
- 2 claras de huevo
- 1 buena pizca de sal
- 5 ml de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- 130 g de azúcar
- almendras o avellanas crudas

Batir las claras de huevo con el azúcar con batidora de varillas hasta que se espese, unos pocos minutos. Agregar la sal y la vainilla, y batir un minuto más.

Incorporar la avellana molida y mezclar con movimientos envolventes hasta tener una masa homogénea, húmeda, sin restos secos ni grumos gordos.

Cubrir con una hoja de papel sulfurizado o similar una bandeja grande de hornear. Con ayuda de una o dos cucharillas, tomar pequeñas porciones de masa y formar montoncitos, del tamaño de una nuez, distribuyéndolos en la bandeja.

Se pueden redondear o perfilar un poco con las manos humedecidas, si preferimos un acabado más fino. Coronar cada bolita con una almendra o avellana cruda. Dejar a temperatura ambiente durante, al menos seis horas.

Si hace calor en la cocina, introducir en la nevera. Si hay gatos por la casa que meten las narices (y sus pelos) en todo, tapar bien con un paño limpio.

Precalentar el horno a 175º C y hornear durante unos 10 minutos, hasta que empiecen a dorarse. Esperar un par de minutos fuera del horno y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.




21 abril, 2019

Galletas de zanahoria y miel - ¡Feliz Pascua!


Llego in extremis este año, pero no podía dejar de pasar una de mis festividades favoritas sin traer alguna receta relacionada en su honor. Ya he explicado en otras ocasiones que en mi infancia la Semana Santa era sinónimo de vacaciones en el campo con los abuelos que venían de Suiza cargados de toda la parafernalia pascual de allí. Por eso me trae más nostalgia la Pascua europea en la que las zanahorias, el conejo y los huevos decorados y de chocolate juegan un papel protagonista. Así que hoy traigo unas sencillas galletas de zanahoria, para repetir durante todo el año.

Confieso estar algo desanimada porque me había hecho unas mínimas ilusiones de vacaciones que no se están cumpliendo. De hecho, diversos incidentes imprevistos han ido ennegreciendo un poquitín más cada día de las fiestas. Tonterías, realmente, pero que me han pillado en horas bajas y que, sumando, sumando, han terminado por explotar. Especialmente porque ayer fue mi cumpleaños y ese día tengo el nivel de melancolía por las nubes, con la sensibilidad interna a flor de piel.


Vamos, que no ha sido el mejor cumpleaños de mi vida, para resumirlo. Planes que se van al garete, regalos que se rompen y no tienen solución por pura torpeza, desastres culinarios, familiares lejanos, un horno que decidió jubilarse por anticipado sin avisar... Pero bueno, sé que si no estuviera ahora mismo en un estado emocional irregular -influenciado, me temo, por el descontrol hormonal que tengo, qué divertidas las hormonas, ¿verdad?- no me habría tomado las cosas tan a la tremenda.

¿Por qué nos empeñamos a veces en hundirnos en nuestra propia miseria cuando son muchas más las cosas positivas que nos rodean? La complejidad humana no sé si es fascinante o, simplemente, un incordio contradictorio destinado a extinguirse por sí mismo.

En fin, que me voy por las ramas y no quería traer negatividad a este post. Que yo hoy pretendía centrarme en esos bonitos recuerdos alegres de Semana Santa, con la búsqueda de chocolates por el jardín del campo, pintando huevos, disfrutando de un pan especial el domingo de Pascua, preparando las Fiestas de Primavera, organizando excursiones y pequeños viajes en familia. Y compartiendo postre de cumpleaños, que este año he tenido que improvisar tras la debacle del horno.


Al final mi pastel-sin-horno de cumple quedó rico y me quitó el mal sabor de boca que tenía ayer; anoté bien la receta para compartirla por aquí pronto. Y para guardarla, porque se va a quedar como un nuevo clásico en mi recetario personal; ¡hay que sacar cosas positivas de todo! Y cuando vuelva a prepararla dentro de muchos años, recordaré este día ya con una sonrisa nostálgica. "¿Recuerdas cuando se calcinaron las galletas de Pascua aquel año y nos quedamos sin tarta?".

Las galletas las horneé en Madrid para dejar algo dulce al elfo, y que probablemente nuestro gato Lito estaría encantado de compartir. Ahora no recuerdo de dónde me vino la inspiración exactamente, pero hay miles de versiones de carrot cake cookies por las redes. La versión original sí sé que incorporaba pasas y nueces, pero el elfo está en contra de cualquier tropezón que no sea chocolate. Yo os recomiendo añadir todos los frutos secos que os apetezcan. Y si estáis muy golosos, un glaseado de azúcar glasé y limón, o una crema de queso sencilla, le irían de muerte.

Receta de galletas de zanahoria y miel
Inspiración: recuerdos de Pascua y recetarios anglosajones
Ingredientes para unas 25-30 unidades

- 100-110 g de zanahoria rallada (aproximadamente)
- ralladura de naranja o limón (al gusto)
- 125 g de mantequilla sin sal atemperada
- 100 g de azúcar moreno
- 60 ml de miel
- 2 huevos a temperatura ambiente
- 125 g de harina de repostería
- 125 g de harina de espelta integral (o trigo)
- 1 cucharadita de levadura química (impulsor)
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 cucharadita de canela molida
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido (opcional)
- 1 pizca de nuez moscada recién rallada
- 1/2 cucharadita de sal
- pasas de corinto, sultanas o/y nueces picadas al gusto

Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado, láminas antiadherentes, o lo que uséis normalmente. Procurar que la mantequilla y los huevos estén atemperados.

Lavar, secar y pelar ligeramente las zanahorias. Rallar finas hasta tener unos 100-110 g y mezclar con la ralladura de naranja o limón. Reservar aparte, tapándolas.

Batir la mantequilla cortada en cubos con una batidora de varillas hasta dejarla un poco cremosa. Agregar el azúcar moreno y batir un par de minutos para que quede esponjoso. Incorporar la miel, batir más, y echar los huevos de uno en uno, batiendo un poco en cada adición.

Agregar todos los ingredientes secos y batir a velocidad baja hasta tenerlos bien incorporados. Rebañar las varillas y echar la zanahoria, mezclando una espátula o lengüeta. Añadir también las pasas o frutos secos que se deseen, en su caso.

Una vez tengamos una masa homogénea, tomar porciones del tamaño de una nuez con una cucharilla y repartir porciones redondeadas en las bandejas. Podemos darles forma de bolita con las manos humedecidas, y luego aplastarlas un poco con un tenedor.

Hornear una bandeja cada vez durante unos 12-15 minutos, vigilándolas porque dependerán del tamaño y del tipo del horno. Cuando empiecen a dorarse de más los bordes, estarán más que listas. Dejar enfriar completamente sobre una rejilla antes de servir, guardar o decorar al gusto.


¡Frohe Ostern! Que disfrutéis del lunes de Pascua los afortunados que tengáis festivo; y de Sant Jordi, en su caso. En Murcia ya sabéis que tenemos otra semana de fiestas por delante.
¿Saldrá el sol?
16 marzo, 2019

Biscotti de avellanas y naranja confitada o la galleta infalible


Mis padres están en Suiza -bueno, creo que justo ahora mismo estarán en Alemania en casa de unos amigos-, donde hace frío, llueve y, en algunas zonas, incluso ha nevado estos días. Me dan mucha envidia por varias razones, aunque la principal es la nostalgia. ¿Nostálgica, yo? ¡Inaudito! Escribir a rienda suelta es una gran terapia, así que hago una pausa en mi lista de mil tareas para rescatar estos biscotti de avellanas y naranja confitada. Y porque las galletas también curan. A su manera.

Suiza siempre me trae nostalgia porque me lleva a grandísimos recuerdos de la infancia, porque es un país precioso -al que tengo idealizado, lo sé-, y porque allí sigue parte de mi familia. Mi abuelastra es la única abuela que me queda y me da mucha pena pensar en que apenas me queda tiempo para verla; se encuentra bien pero la mujer está muy mayor, y la vida es la que es. Y si algo tengo cada vez más claro es que se pasa volando y tiene la manía de sorprender sin que te lo esperes, para bien o para mal.


Con lo tarde que cae la Semana Santa este año llevo ya tiempo sin pasar tampoco por Murcia, y eso se va notando. Aquí ya ha llegado la primavera adelantada y no estaba preparada para despedirme del invierno, sobre todo porque ha sido absurdamente corto y cálido. ¡No me ha dado tiempo a ponerme mis botas más calentitas! ¡Hay jerséis de los gordos que se han quedado en el armario! El nórdico gordo está muriéndose de risa y los pijamas calentitos-confortables solo me han dado muchísimo calor las pocas noches que me he atrevido a llevarlos.


No tengo ningunas ganas de verano pero admito que la primavera sí es agradable. Al salir a correr hoy ya se notan los brotes verdes y las florecitas por los campos, parques y jardines, a pesar de que apenas ha llovido. Ese despertar de la naturaleza me anima a activar el "modo Pascua", y tengo ganas de pintar huevos y llenar la casa de conejitos, pollitos y preparar dulces para la época.

Ya veremos si me da tiempo; aún faltan muchos días para la Semana Santa y habrá que organizarse. Por el momento, os dejo mi última combinación ganadora en materia biscottil, cambiando mis queridas almendras por las también deliciosas avellanas, combinadas con trocitos de naranja confitada. Si sois muy chocolateros, un baño de chocolate negro les iría también de perlas.


Biscotti de avellanas y naranja confitada
Inspiración: mejunje de muchas recetas previas de estas galletas
Ingredientes para unas 30 unidades

- 2 huevos y 1 yema de gallinas felices
- 180 g de azúcar
- 5 ml de esencia de vainilla
- ralladura de 1/2 naranja
- 30 g de mantequilla atemperada sin sal
- 1 buena pizca de sal
- 280 g de harina de repostería
- 1 y 1/2 cucharaditas de levadura química
- 200 g de avellanas
-  80 g de naranja confitada picada

Precalentar el horno a 200º C y preparar una bandeja o fuente con papel sulfurizado.

Batir los huevos y la yema con el azúcar durante unos 3-5 minutos, hasta que esté muy espeso. Añadir la vainilla y la ralladura, y batir un poco más. Incorporar la mantequilla, batir un poco y echar todos los demás ingredientes, salvo los dos últimos.

Incorporar finalmente las avellanas, crudas y partidas un poco a cuchillo, y la naranja confitada. La proporción puede ser variable al gusto. Mezclar bien para repartirlos de forma homogénea.

Dividir en dos rectángulos o formar uno más largo en la bandeja, dejando un grosor de un dedo. Hornear durante 20-25 minutos, bajando la temperatura a 180ºC una vez pasados los primeros dos minutos. Esperar un poco fuera del horno y trasladar con cuidado a una rejilla.

Cuando no quemen, cortar los biscotti con un buen cuchillo de sierra sacando unidades de forma paralela, poniendo la hoja ligeramente en diagonal. Distribuir los biscotti boca arriba en la bandeja fría y volver a hornear unos 10-12 minutos.

Dar la vuelta con cuidado a cada unidad, bajar la temperatura a 160ºC y hornear unos pocos minutos más, hasta que estén dorados. Dejar enfriar por completo en una rejilla.


¿Hay ganas de Semana Santa? ¿Ya estáis inaugurando la temporada de torrijas y monas?
30 diciembre, 2018

Porque nunca hay suficientes recetas de Lebkuchen: nueva versión mini con chocolate para despedir el año

Los más viejos del lugar quizá recordéis mi aventura personal con los caminos insondables de Lebkuchen. Un término que se traduce por pan de especias pero que, realmente, es muy complicado de traducir. Básicamente porque existen millones de versiones distintas, no solo en los países germanos. Las galletas gingerbread men son una variante, también la casita típica de Navidad, o figuras para regalar, o el pain d'épice francés, o el ontbijtkoek holandés... en Suiza también hay variantes, además del propio Lebkuchen más genérico. Mi adorado Basler Läckerli, o el Luzerner Lebkuchen, o el Appenzeller Biberli relleno de mazapán... ¡Para volverse locos!



Locos de subidón de azúcar, claro, porque yo necesito probar todas las variantes que existen. Es mi debilidad. Ya he horneado muchas recetas distintas y sigo acumulando en el tintero unas cuantas pendientes de experimentar, y eso que aún no me he animado con la versión más mundialmente cononocida: el Nürnberger Lebkuchen, también llamado el Elisenlebkuchen. En realidad hay diferentes variaciones también de este -algo lógico, como ocurre con tantas recetas centenarias-; pero se distingue por la base de oblea, la forma redondeada planita, la cantidad de frutos secos y un opcional glaseado, que puede ser de azúcar o chocolate. Algunos llevan también mazapán, otros miel, otros solo azúcar.



En fin, que me pierdo otra vez en el universo del Lebkuchen y me temo que no viviré lo suficiente para probar todas las posibles recetas que existen. Sobre todo porque me empeño en modificarlas a mi gusto, claro. Este año quería usar POR FIN los paquetitos de obleas que me traje de Suiza la última vez, así que me lancé con esta receta algo más "rústica" para traer desde Madrid. He reducido el azúcar y aún así quedan dulzones, pero sin empalagar gracias a los demás ingredientes. Y he prescindido de glaseados, ni falta que le hace.

Me han gustado mucho, y a mi familia también les han encantado. Salen muchísimas unidades de tamaño mini -cuidado, "mini" considerando que el Lebkuchen original puede medir hasta 10 cm de diámetro-, y aguantan perfectamente hasta tres o cuatro semanas, bien guardados. El secreto está en la combinación de especias, frutos secos y frutas confitadas, que con el toque de chocolate negro nos regalan una masa crujiente por fuera, tierna por dentro, tremendamente aromática.



Receta de mini Lebkuchen rústico con chocolate
Inspiración: receta adaptada de Bald ist Weihnachten
Ingredientes para MUCHAS unidades de unos 4 cm de diámetro

- 4 huevos de gallinas felices
- 300 g de azúcar moreno
- 250 g de avellana molida
- 250 g de almendra molida
- 50 g de chocolate muy negro picado fino
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 y 1/2 cucharadas de mezcla de especias para pan de especias
- ralladura de 1/2 limón
- 120 g de naranja confitada picada
- obleas redondas para hornear de tamaño mini

Precalentar el horno a 160ºC y preparar bandejas con papel sulfurizado o lámina antiadherente apropiada. Disponer las obleas para ir montando las galletas cuando tengamos la masa. Picar el chocolate y la naranja confitada en piezas pequeñitas.

Batir los huevos con el azúcar usando una batidora de varillas hasta tener una masa esponjosa, durante unos 3-5 minutos. Agregar los frutos secos molidos y el chocolate, mezclando un poco. Incorporar todos los demás ingredientes y mezclar con movimientos suaves, hasta tener una masa homogénea.

Repartir en porciones con una cucharilla sobre las obleas, sin llegar a los bordes. Lo más fácil es ir depositando la misma cantidad aproximada de masa con la cucharita, y luego darles forma con las manos humedecidas para aplanarlos. No tienen que quedar perfectos.

Hornear durante unos 20 minutos, aproximadamente. Deben coger algo de colorcito, pero sin tostarse mucho. Se endurecerán al enfriar. Dejar sobre una rejilla para que se enfríen completamente antes de guardar en un recipiente hermético.

Se les puede dar un glaseado de azúcar glasé ligero o un baño de chocolate negro o con leche, pero así ya están muy ricos y se conservan mucho mejor. Están más buenos con el paso de los días, y ya digo que aguantan en un recipiente hermético, en un lugar fresco, durante muchos, muchos, muchos días.



Bueno, mañana ya es Nochevieja y apenas he contado nada de mi Navidad, que siempre es tan especial para mí. Si enero no llega a lo loco intentaré dar la brasa un año más haciendo algo de balance personal, más que nada para poner en orden mis ideas.

Solo adelanto que volveré mañana a correr la San Silvestre -¡por supuesto!-, y que lo haré además acompañada con una amiga del instituto. Luego pasaremos, por primera vez, la noche en el campo, huyendo de la macrofiesta-discoteca que han montado en la plaza de toros. Ya veremos qué tal se nos da la celebración allí 😄.

¡Disfrutad mucho del fin de año!
24 octubre, 2018

Receta de oatcakes o galletas de avena y semillas (sin azúcar, sin trigo, sin huevo, con opción vegana)


Esta receta de galletas de avena y semillas podría parecer la versión "sin" definitiva, pero mi intención no era subirme esta vez al carro de la moda saludable -o de lo pretendidamente saludable-. Es que, sencillamente, las oatcakes son muy simples porque tienen un origen humilde. Y nos demuestra una vez más que de la necesidad han salido cosas fantásticas que hoy podemos recuperar, y reinterpretar un poco.

Porque está muy bien eso de defender LA receta tradicional, genuina y auténtica, "como debe ser", de cualquier elaboración. Pero se nos olvida muchas veces que no existe una única versión válida, inmutable o universal. Que platos antiguos que recordamos de nuestras abuelas a veces salieron del paquete de arroz de aquella época, o vienen de unos años en los que se cocina así porque no había otra cosa. La nostalgia es válida y creo firmemente en la necesidad de investigar e indagar en nuestro pasado gastronómico, siempre que no sea para ofendernos con las propuestas del presente.



Estoy soltando reflexiones sobre la marcha; disculpadme por divagar. Pero llevo rumiando cierto malestar con algunos temas desde hace ya tiempo, y las redes no me lo ponen fácil. Por desgracia todo el mundo se vuelve opinador profesional detrás de una pantalla, y se ve que ahora solo interesa ofenderse, atacar y enfrascarse en un cerramiento mental que impide ver más allá del ombligo de uno mismo. Con lo bonito que es el diálogo, conocer otras propuestas, puntos de vista y culturas, intercambiar experiencias y conocimientos, abrirse a nuevas ideas... En fin, seré yo la ingenua.

Vuelvo a las galletas. Se llaman oatcakes, sí, pero no tienen nada de tarta o pastel. Ya sabemos que el vocabulario gastronómico es confuso y el mundo anglosajón muy amplio y variado. Hay pancakes que parecen crêpes, no todos los muffins son dulces y esponjosos y una biscuit de Londres no tiene nada que ver con otra de Kentucky.

Estas galletas proceden de la tradición escocesa, de cuya cocina yo diría que todo el mundo conoce, básicamente, la avena. Lleva ya años de "moda" o totalmente normalizada en nuestro país, reconvertida a ingrediente supersónico y favorito entre deportistas, gente fit y dietas varias. Pero sobre todo, es un cereal muy humilde que ha salvado la vida a muchas personas en tiempos de carestía.



En Gran Bretaña hay todo un mundo de variedades de avena -yo lo he comprobado en supermercados destinados a turistas británicos en Murcia-, con copos de diferente grosor, el cereal entero, machacado, molido a la piedra, más grueso o más fino, de cocción rápida, instantánea, en harina... Lo maravilloso que tiene es su versatilidad, y que puede ser un alimento de larga conservación muy fácilmente transportable, pues se convierte en comestible con muy poca cosa. Y está muy rica.

Mi receta está ligeramente modificada de este blog, guardada hace mil años, esperando a que por fin me acordara de probarla. Me ha encantado y pienso repetirla con mucha frecuencia, pues es sencillísima, rápida y admite muchas modificaciones. Son galletas sin azúcar ni edulcorantes, más crujientes si las dejas más finitas, que se pueden aderezar con especias o enriquecer con semillas y frutos secos. Yo he añadido semillas de alcaravea, Kümmel en alemán, muy típicas en la panadería centroeuropea y que combinan de miedo con quesos, una forma deliciosa de disfrutar de estas pastas. Pero tiene un sabor fuerte que no gusta a todo el mundo, así que las podéis omitir. Obviamente, el bote de semillas que veis en la foto tenía que comprarlo cuando lo vi en Alemania el año pasado.



Oatcakes o galletas de avena y semillas
Receta adaptada de Traficantes de sabores
Ingredientes para unas 30-45 unidades (dependiendo del tamaño y grosor)

- 140 g de copos de avena finos
- 140 g de harina de avena (o copos molidos caseros, mejor si queda algo gruesa)
- una pizca de sal
- un golpe de pimienta negra recién molida
- semillas de alcaravea (NO es comino, pero el comino común también sirve, si nos gusta)
- semillas de chía
- semillas de lino/amapola/sésamo...
- 30 g de "mantequilla" vegetal atemperada (he usado I cant't believe it's not butter, pero se puede usar cualquier equivalente o mantequilla normal) o unos 60-65 g de aceite (el aceite no tiene agua)
- 280 g de agua hirviendo

Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado, lámina de silicona o, sencillamente, engrasarlas con aceite o mantequilla.

Combinar en un recipiente la avena con la sal, las especias y todas las semillas que nos apetezcan al gusto. Agregar la grasa elegida y mezclar groseramente.

Poner el agua a calentar y, cuando rompa a hervir, echar sobre la masa. Mezclar con un cucharón grande al principio y después amasar a mano. Debería quedar una masa húmeda pero maleable, nada pegajosa. Ajustar la cantidad de líquidos/secos si fuera necesario.

Estirar con ayuda de un rodillo, sobre papel sulfurizado de horno si se nos pega un poco. A mí me quedó perfecta, pero os puede ayudar usar otra hoja de papel encima para evitar que se adhiera al rodillo.

Dejar el grosor que se prefiera, entre 2 y 6 mm; cuanto más finas, más crujientes (y más unidades). Recortar galletas redondas o cuadradas y repartir en las bandejas. No crecen, se pueden arrejuntar (sin tocarse).

Terminar la masa y hornear hasta que estén doraditas. Yo he probado varios tiempos y grosores; tostaditas quedan muy ricas pero es fácil pasarse y que se churrusquen. Cuando empiezan a coger color, si no son muy gruesas, ya quedarán crujientes.

Dejar enfriar completamente sobre una rejilla antes de guardarlas en un recipiente hermético.

Tengo que decir que estas galletas de avena están buenísimas con queso y fruta fresca, mermelada o paté, aunque la mayoría las estoy devorando por sí solas con un té a media tarde, o después de cenar viendo alguna serie en el sofá. Con una chimenea y lluvia por la ventana seguro que saben aún mejor.
05 enero, 2018

Galletas de estrella rellenas de chocolate (por si faltan ideas para la Navidad que viene)

Hoy es la víspera de Reyes, esa noche mágica para los niños y algo estresante para los padres que tienen que ultimar las compras o pelearse un poco por conseguir sitio en la cabalgata. Es también noche de roscones, de preparar galletas con leche y paja para los camellos y de muchos nervios antes de irse a la cama. Pero yo estoy ahora mismo con niveles mínimos de ilusión o alegría por nada.

Chocolate filled star cookies

Tampoco quiero ponerme trágica; en realidad un paseo matutino con mi padre por la ciudad me ha hecho volver a creer en los Reyes Magos. Por fin he podido ver el Belén de Playmobil y la ciudad estaba llena de niños ya ansiosos, correteando y sin poder parar de hablar de los regalos que iban a recibir. Ay, la inocencia infantil.

Cuando mi hermano y yo todavía conservábamos esa ilusión ingenua sí recibíamos algún regalo la noche de Reyes. ¡Cómo íbamos a quedarnos sin nada! Solían ser cosillas pequeñas que compraba mi madre, y algún regalo que llegaba de Suiza, normalmente con forma de Playmobil -nos encantaban y siempre siempre pedíamos algo "grande" de su catálogo a Papá Noel, pero nos llegaban cosas extra por parte de la familia-. Pero nunca quisimos ir a ver la cabalgata, y una vez dejamos de creer, en Reyes lo único especial era el Roscón.

Chocolate filled star cookies

Pero este año, por comodidad, voy a hacer el roscón mañana para tomarlo en familia el domingo, cuando estaremos todos juntos, justo antes de volverme a Madrid. Así que hoy solo estoy un poco amargada en casa, después de trabajar un poco con un portátil que me está dando sustos, un catarrazo que acaba de arrancar -regalito de fin de fiestas- y una maldita discoteca en la plaza de toros. Porque sí, es súper navideño y muy de Reyes Magos poner una discoteca desde las 16 de la tarde hasta la medianoche, con un sonido infame y música terrible, en pleno centro de una ciudad. Se supone que es "extra" de la Nochevieja, que ya nos echó a los cuatro a dormir al campo, después de las uvas.

Chocolate filled star cookies

¡En fin! Quiero ser positiva -es mi propósito de Año Nuevo, casi el único- y disfrutar de los últimos raticos de Navidad que me quedan en casa. Así que para no ponerme más gruñona he querido venir con las últimas galletas navideñas de esta temporada, mi regalito virtual a sus Majestades de Oriente, y una idea ya para las navidades que vienen. Porque sí, quedan menos de 12 meses para empezar de nuevo con el Adviento, no os quiero agobiar ;).

Es una masa sencilla y simple pero que queda genial para cualquier ocasión. La base es similar a las Spitzbuben, otro clásico suizo, o las más conocidas Linzer, típicas de Austria. En este caso rellenas de ganaché de chocolate casera y solo con forma de estrella, que me parece la forma navideña más universal, simple y bonita, también válida para fuera de temporada. ¿O acaso no hay estrellas todo el año?

Chocolate filled star cookies

Receta de galletas de estrella rellenas de chocolate
Inspiración: un libro alemán de Navidad cuyo nombre no recuerdo
Ingredientes para unas 30 unidades

- 200 g de harina de repostería
- 85 g de almendra molida
- 70 g de azúcar tipo caster o fino (o usar normal)
- 1/4 cucharadita de canela molida
- 1 pizca de cardamomo molido
- 1 pizca de sal
- 80 g de mantequilla fría sin sal
- 1 huevo L
- ganaché de chocolate para rellenar (yo suelo usar 200 g de chocolate muy negro y 200 g de nata para montar sin lactosa, preparada con suficiente antelación para que esté fría)
- azúcar glasé

Mezclar en un recipiente la harina con la almendra molida, el azúcar, la canela, el cardamomo y la sal, usando varillas para quitar los grumos más gordos.

Picar la mantequilla en cubitos pequeños y añadir a los ingredientes secos junto con el huevo. Trabajar con un procesador de alimentos, con una batidora o con las manos a lo bruto, hasta tener una consistencia de migas. 

Continuar ahora amasando para obtener una masa lisa, homogénea y suave. Dividir en dos discos, envolver en plástico film y llevar a la nevera, como mínimo, una hora. Mejor más tiempo.

Precalentar el horno a 180ºC y preparar unas bandejas. Estirar cada porción de masa dejando un grosor de unos 6 mm. Recortar galletas con forma de estrella, procurando emparejar una base completa con una cubierta "agujereada".

Distribuir en las bandejas sin necesidad de dejar demasiada separación y hornear durante unos 8-10 minutos, hasta que se empiecen a dorar. Dejar enfriar en una rejilla completamente, rellenar con la ganaché -sin pasarnos o se desbordará- y decorar con azúcar glasé tamizado al gusto.

Chocolate filled star cookies

¡Que os aproveche el roscón y que los Reyes se porten muy bien, que sé que habéis sido muy buenos!

21 diciembre, 2017

Árboles de avellana y miel con espelta integral - Receta de galletas navideñas más sanotas

¡Saludos desde Murcia!
Ay ay, que tenía previsto publicar estas galletas árbol de avellana y miel la semana pasada, pero el tiempo me está comiendo y no me doy ni cuenta. Cada año igual, se me olvida lo rapidísimo que vuelan los días entre el inicio de diciembre y la víspera navideña, sobre todo con los eventos que se acumulan en medio. Que el elfo cumpla años y que encima se empeñen en estrenar películas-evento como The Last Jedi estos días tampoco ayuda. Me despisto.

Hazelnut christmas cookies

El caso es que por fin he vuelto a la tierra que me vio nacer aunque apenas he tenido tiempo de disfrutar de la familia o de reencontrarme con la ciudad. Pero solo con estar aquí ya es otra cosa, a pesar del agobio de pensar que no tengo apenas regalos preparados o que el menú de Nochebuena sigue en el aire. Volver a casa después de tantos meses hace que te tomes las cosas de otra manera, y yo solo quiero aprovechar cada instante y pasarlo bien. Quién saber cómo o dónde estaremos todos el año que viene.

Hazelnut christmas cookies

La maleta pesaba varias toneladas porque he venido cargadísima de galletas, ¡y las que quedan por hornear! Nosotros prácticamente no compramos ningún dulce navideño, solo algún buen turrón del duro (el único que nos gusta) y un panettone especial, porque aún no me veo preparada para lograr uno mínimamente decente casero. Bastantes complicaciones tengo ya en las fiestas para liarme con otro proyecto imposible :P. Esta tarde me pondré por fin con mi madre a hacer las imprescindibles tortas de Pascua murcianas, y quizá deje lista también las Zimtsterne para hornearlas mañana.

Las galletas que os traigo hoy las hice especialmente para mí, porque fue ver la receta y saber al instante que me iban a encantar. Son rústicas, muy aromáticas, de las que mejoran con los días cuando desarrollan el aroma de la miel y las especias. Duritas pero tiernas al morder, más crujientes si se dejan tostar un poco en el horno, y de las que aguantan bien muchos días. He descubierto que hacen una pareja excepcional con mandarinas y queso, no son excesivamente dulzonas y eso es lo que buscaba, ideales para combinar contrastes dulces y salados.

Hazelnut christmas cookies

Receta de galletas árboles de avellana y miel con espelta integral
Inspiración: adaptada de Migusto
Ingredientes para unas 30-35 unidades

- 170 g de harina de espelta integral
- 80 g de avellana molida
- 1 pizca de sal
- 1 cucharada de mezcla de especias de Lebkuchen
- 50 g de panela o azúcar moreno
- 50 g de mantequilla atemperada
- 1 huevo L
- 30 g de miel

Mezclar en un recipiente mediano la harina de espelta integral con la avellana molida, la sal, las especias y la panela o azúcar moreno. Aparte batir la mantequilla con unas varillas o con batidora, agregar el huevo y la miel y batir un poco más.

Combinar las dos mezclar y trabajar bien hasta tener una masa homogénea. Quedará bastante seca y algo granulada, lo mejor es terminar de compactarla con las manos. Forman un disco y envolver en plástico film. Llevar a la nevera durante unas media hora.

Precalentar el horno a 170ºC con ventilador y preparar dos bandejas. Estirar la masa sobre una superficie limpia algo enharinada, o sobre papel sulfurizado, con un rodillo. Dejar el grosor al gusto, unos 4 mm. Recortar galletas y repartir en las bandejas.

Hornear durante unos 10-12 minutos, vigilando bien que no se quemen porque al ser oscuras puede engañar a la vista. Esperar un minuto fuera del horno antes de llevar a una rejilla y guardar en un recipiente hermético.

Hazelnut christmas cookies

No sé si me gusta que la Nochebuena caiga en domingo... ¡eso implica que estrenaremos año un lunes! Demasiada perfección calenderística para mi gusto :P.

Uy, y mañana el sorteo de la Lotería. Tengo más galletas por compartir y algún que otro dulce navideño, pero si de repente desaparezco de verdad puede sea por haber tenido suerte con las bolitas. Para qué voy a mentir, si nos cae algo digno de mención correré a compartirlo por todas partes, así que os enteraríais rápidamente ;).
09 diciembre, 2017

Galletas Nussstängeli. Receta suiza de barritas crujientes de avellana

Volvemos a la carga con una receta para engordar el catálogo de galletas navideñas. Ya sabréis que en Suiza y muchos otros países es tradición preparar muchas, muchas, -MUCHAS- galletas en época de Adviento y Navidad, y el recetario es inmenso. Me encanta probar galletas nuevas cada año pero soy también fiel a mis imprescindibles, así que no me queda otra que empezar a hornear semanas o meses antes de diciembre. Es el caso de estas galletas Nusstängeli, unas deliciosas barritas de avellana que me traen grandes recuerdos.

Nussstängeli-Guetzli

Cuando era pequeña solíamos ir a Suiza siempre en verano, así que no tenía tanto empacho de los dulces navideños. Peeeero hay ciertas galletas a las que los suizos no pueden renunciar ni en agosto, así que mi padre siempre compraba varios paquetes en cuanto llegábamos a su tierra. Las más famosas las tengo ya en el blog: Zimtsterne, Mailänderli, Läckerli, Brunsli, Chräbeli... pero me faltaba una de mis favoritas.

Yo solo tenía el recuerdo de su textura, aroma y sabor guardado en mi memoria. Las había dejado un poco apartadas pero hace unos meses, en uno de esos momentos nostálgicos en los que parece que todo tiempo pasado fue mejor -una ilusa mentira-, me vino un flash de estas galletas a la cabeza. No tenía ni idea de cómo se llamaban y mi padre no sirve de mucho para recordar nombres exactos de las cosas, así que me puse a buscar por las redes. Y finalmente las encontré: mis adoradas Nusstängeli-Guetzli.

Nussstängeli-Guetzli

La palabreja se las trae pero tiene toda su lógica. Bueno, a un alemán-alemán le hará fruncir el ceño porque es típicamente suizo -la palabra más típica en alemán para galletas es Kekse-. A los suizos les encantan las i por todas partes. Nuss: nuez, frutos secos, abreviatura de Haselnuss, avellana; Stangel: tallo, barrita, bastón; Guetzli: galletas. Galletas de avellana con forma de barrita. Sencillo.

Aproveché para hornearlas cuando estuvieron mis padres por aquí ya que sabía que ellos comparten mi pasión por galletas de este tipo, y mi padre las reconoció al instante. Son sencillas, algo rústicas, a base de mantequilla y avellana, un sabor que destaca por sí solo y no necesita más especias ni añadidos. Crujientes y muy aromáticas, son adictivas con el café o cualquier otra cosa, y encima tienen la forma ideal para mojar. ¡Muy recomendables si os gustan los frutos secos!

Nussstängeli-Guetzli

Receta de Nussstängeli-Guetzli o galletas de avellana
Inspiración: Swissmilk y mi nostalgia
Ingredientes para unas 60-70 unidades

- 125 g de mantequilla atemperada
- 120 g de azúcar
- 1 pizca de sal
- 2 huevos L a temperatura ambiente
- 125 g de avellana molida
- algunas avellanas picadas groseramente (opcional)
- 175 g de harina (quizá un poco más)
- 1 yema de huevo
- 15 ml de leche

Batir la mantequilla en pomada en un recipiente con batidora de varillas, hasta que quede cremosa. Agregar el azúcar, batir hasta que se integre bien, y añadir la sal y los huevos. Batir un poco más a velocidad baja.

Añadir la avellana molida, las avellanas picadas si se usan y la harina. Mezclar todo bien hasta tener una masa húmeda y pegajosa, pero sin grumos secos. Envolver en plástico film formando un disco y dejar en la nevera como mínimo una hora, mejor varias.

Precalentar el horno a 200ºC  sin ventilador y preparar unas bandejas. Extender la masa dejando un grosor de 6 mm, sobre una superficie ligeramente enharinada o sobre papel antiadherente. Cortar bastones de unos 5-6 cm de largo por 1,5 cm de ancho y colocarlos en las bandejas.

Batir la yema con la leche y pintar las barritas. Llevar a la nevera unos 15 minutos, volver a pintar ligeramente y hornear durante unos 8-10 minutos, hasta que se hayan dorado. Esperar un poco antes de llevarlas a una rejilla para que se enfríen por completo.

Nussstängeli-Guetzli

Qué raro se me hace pensar que sea sábado, las semanas con tanto día festivo y encima salteado me descolocan por completo. Ser autónomo es muy malo para la salud mental, ya os lo digo ;).
¡Feliz fin de semana! Que horneéis mucho. 😏

30 noviembre, 2017

Pastas de almendra y canela con aceite para despedir un noviembre veloz

Por diversos motivos que no vienen al caso, noviembre ha volado especialmente deprisa. Eso de que comience siempre con días de fiesta -más en el caso de Madrid- ya me descoloca, y en nada que te descuides tus series favoritas ya han dedicado su capítulo correspondiendo a Acción de Gracias. Pero antes de despedir el mes, vamos con una receta que ya prepara el horno para los dulces navideños, estas pastas de almendra y canela rústicas que me han sorprendido gratamente.

Olive oil almond cookies

Una cosa buena que ha tenido noviembre es que por fin he vivido el otoño de verdad. Las zonas de parque por las que salgo a veces a correr se llenaron de pronto de colores otoñales, el suelo se inundó de hojas amarillas y rojas y por fin apetecía comer castañas. Por desgracia mi estación favorita cada vez dura menos, pero también es verdad que en Murcia prácticamente jamás he podido vivirla de verdad. Así que agradezco estos momentos, aunque breves, y estoy disfrutando mucho del tan ansiado frío. Me encanta acurrucarme en el sofá con una manta.

Olive oil almond cookies

Aunque la vida hogareña otoño-invernal-navideña está siendo un nuevo reto con el gato que tenemos desde la mudanza. Lito ha crecido un montón, es ahora un señor gato adolescente precioso, con una manta de pelo abundante que va dejando por toda la casa y una fuerza y energía que no parece agotarse nunca. Nos da muchos sustos y algún disgusto con sus juegos a lo loco, su capacidad de salto a grandes alturas y su obsesión por subirse a cualquier sitio, pero también nos tiene enamorados. ¡Pero poner los adornos navideños está siendo un reto! He colocado alguna cosica fuera de su alcance, pero este fin de semana nos pondremos realmente a prueba. Vamos a tener que usar adornos a prueba de caídas y zarpazos :P.

Olive oil almond cookies

Volviendo a las galletas, son una ligera adaptación de la receta de pastas al estilo reglero que vi en el blog de Lola hace ya tiempo. Creo que han dado varias vueltas por la red y tienen bastante éxito, y no me extraña. Yo no he probado las famosas Reglero, pero la textura de estas galletas me ha encantado. Son como arenosas, rústicas, crujen al masticarlas pero son suaves y aromáticas. Me han recordado un poco a los mantecados de aceite y por eso me parecen perfectas para irnos preparando para Navidad.

Pastas de almendra y canela con aceite
Receta ligeramente adaptada de Lola en la cocina
Ingredientes para unas 30-40 unidades

- 250 g de harina de repostería
- 130 g de azúcar (mejor tipo caster, más fino)
- 1 sobre de azúcar vainillado
- 1/2 cucharadita colmada de sal
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 cucharadita colmada de canela molida
- 175 g de almendra molida
- 155 gr de aceite de girasol
- 1 huevo
- 1 chorrito de leche

Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado.

Tamizar en un recipiente amplio la harina con el azúcar, el azúcar vainillado, la sal, la levadura y la canela. Añadir la almendra molida y mezclar con unas varillas. Incorporar el aceite y trabajar la masa hasta que quede todo bien integrado.

Formar dos bolas lisas y estirarlas sobre papel sulfurizado o una superficie ligeramente engrasada con aceite. Estirar con un rodillo dejando un grosor de unos 4-5 mm. Cortar galletas del mismo tamaño y distribuir en las bandejas.

Batir el huevo con un poco de leche y pintar ligeramente las pastas. Hornear cada bandeja durante unos 18-22 minutos, hasta que se hayan dorado al gusto. Esperar a que se enfríen un poco antes de trasladarlas a una rejilla.

Hay que manipularlas con cuidado sobre todo recién hechas, porque son frágiles debido a su textura. Lola glaseó algunas con chocolate, lo que no es en absoluto mala idea :D.

Son unas pastas que aguantan muy bien durante muchos días en una caja hermética, y si os gustan bien especiadas no os cortéis jugando con otros aromas. Un poco de limón y algo de semillas de anís o sésamo, al estilo polvorones, seguro que les iría genial.


Olive oil almond cookies

¡Se abre la veda navideña!

29 octubre, 2017

Fave dei morti - Receta de galletas italianas para Todos los Santos

Dormir una hora más, ja. Yo siempre duermo menos cuando hay cambio de hora, porque claro, mi reloj interno está fijo y ya no admite modificaciones. Además tengo un gato que pasa totalmente de cualquier imposición de horario -como todos los gatos, vaya-, por lo que llevo un domingo ya movidito. Y va a ser largo, que hoy toca planes con la familia política. Pero si saco tiempo esta tarde, para "celebrar" que estará oscuro bien pronto, igual vuelvo a preparar una hornada de fave dei morti, unas galletas italianas muy sencillas y riquísimas ideales para Halloween o Todos los Santos.

Fave dei morti

Tenía estas galletas fichadas desde hace mucho tiempo. No he investigado mucho, pero parece que las fave dei morti son unas galletas típicas de muchas regiones italianas, especialmente en Roma y alrededores. Se llaman así porque recuerdan a un haba, que tiene una simbología muy antigua con todo el mundo de los difuntos y la otra vida. Hay varias versiones según la región o la localidad, aunque todas tienen en común la sencillez y el uso de la almendra. Realmente, bajo el nombre dolci dei morti, hay muchas especialidades italianas distintas que espero ir probando poco a poco.

Fave dei morti

Fave dei morti

Es curioso cómo en eso se parecen tanto a nuestros huesos de santo y panellets, también típicos y tradicionales en la festividad de Todos los Santos. Es una forma de conmemorar y honrar a los muertos, recordando a los seres queridos que ya no están.  La almendra molida es un ingrediente fabuloso para preparar dulces sencillos y rústicos como estos, con mucha tradición en todos los pueblos mediterráneos, y también ligada a la repostería árabe.

Fave dei morti

Yo las preparé aprovechando que venían mis padres hace unas semanas, porque sé que a ellos les iban a gustar muchísimo. Yo diría que son geniales también para Navidad, con la almendra, el potente aroma a canela... les iría estupendamente un chorrito de algún licor dulce o un rebozado en más frutos secos, incluso un glaseado de limón. Nosotros las tomamos con una copita de Oporto, ligando culturas gastronómicas en una pareja deliciosa.

Fave dei morti

Receta de Fave dei morti
Inspiración: adaptada de Café Fernando
Ingredientes para unas 30-35 unidades

- 125 g de almendra molida
- 100 g de azúcar caster o normal
- 100 g de harina de repostería
- 2 cucharaditas de canela molida
- 1 buena pizca de sal
- 30 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 1 huevo L a temperatura ambiente

Precalentar el horno a 175ºC y preparar una bandeja con papel sulfurizado o engrasándola con mantequilla o aceite.

Mezclar con unas varillas en un recipiente la almendra molida, el azúcar, la harina, la canela y la sal. Añadir la mantequilla y el huevo ligeramente batido, y mezclar todo bien. Se debe obtener una masa homogénea, maleable, ligeramente húmeda.

Si estuviera muy pegajosa, añadir un poco más de harina, o mejor, llevar a la nevera media hora. Es preferible no echar demasiada harina de más.

Dividir en dos partes. Formar un cilindro con una de ellas, de aproximadamente 2 centímetros de grosor. Cortar porciones de unos 2,5 centímetros y llevar a la bandeja con el corte hacia arriba. Repetir con la otra porción.

Presionar con un dedo en el centro de cada galleta para marcar la forma de haba y dejar una forma redondeada. Hornear durante unos 23-15 minutos, hasta que se hayan dorado muy ligeramente. Dejar enfriar sobre una rejilla.


Fave dei morti

He escrito esta entrada en dos partes porque a mitad de la redacción me ha llamado mi suegra para ir al mercadillo. Esta vez un poco más tarde de lo habitual y ya estaba llenísimo de gente, se nota que casi todo el mundo sí ha podido dormir más. Después una visita a un gran centro comercial de las afueras para unas cosillas que nos hacían falta... y ay, ya está la Navidad por todas partes. Dulces, decoración, ropa, juguetes, perfumes... ¡pero al lado de las calabazas, esqueletos y panellets! No me gusta que se solapen las festividades, al menos podrían esperar al día 2 de noviembre. Cada cosa a su tiempo, jo, que le quitan la ilusión y la magia a todo.

Sea como sea, ¡que paséis un buen Halloween y mejor Día de Todos los Santos! Yo soñaré con el arrope y calabazate murciano que seguro que mis familia disfrutará en el campo.
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