Cada año nos repiten la misma cantinela cuando llega el verano: que si cuidado con las horas de máximo calor, que si hay que protegerse del sol, que si hay que ponerse cremas protectoras para la piel... Son cosas que a mí me parecen de sentido común (y muy de "madres/abuelas", sumando lo del famoso corte de digestión), pero es cierto que tal y como están las cosas, mejor que nos lo recuerden, que hay mucho inconsciente suelto.
Y algo básico es que hay que hidratarse bien. Pero bien bien de verdad; es algo que he aprendido en los últimos años. Cuando hace mucho calor, y más si hay mucha humedad, tenemos que procurar ingerir líquidos a lo largo de todo el día de forma constante, intentando no llegar a tener sed de verdad. La diferencia del rendimiento físico y mental ahora que bebo mucha más agua es tremenda, no me dí cuenta hasta que empecé a "obligarme" a beber más.
A mí me encanta el agua fresquita cuando tengo sed, pero es cierto que puede aburrir un poco, o al menos puede apetecer otra cosa a determinadas horas del día. No soy muy amiga de los refrescos (tengo una pelea constante con el elfo y su tremenda pasión por cierta marca de cola) y menos de las variantes alcohólicas, así que tengo dos alternativas favoritas: zumos/batidos naturales e infusiones y tés fríos.
Yo tomo muchas infusiones variadas a lo largo del año, pero cuando suben las temperaturas no tengo más remedio que dejar un poco de lado las tazas humeantes y optar por versiones más refrescantes. Por eso me llamó muchísimo la atención la campaña veraniega de los nuevos productos de Pompadour: #RefrescoSinAgua. ¿Sin agua? Hace unas semanas me ofrecieron probar esta nueva gama y por fin desvelé el misterio...
No es que sean bebidas sin agua, claro ;P, pero la idea sí es buena: disponer de "refrescos" a mano sin que estos vengan en botellas o botes con líquido. Y es que para estas infusiones, especialmente pensadas para servirse, frías, no hace falta calentar agua. Se infusionan en agua fresca, para que podamos tener una bebida fresquita y sana en apenas unos minutos.
Hay tres variedades: manzana con hibisco, té negro con limón y té verde con hierbabuena. He probado las tres y me han gustado mucho, aunque quizá me quedo con la primera, pues ha sido toda una sorpresa de sabor y aroma de lo más refrescante. Y tiene un color muy bonito! :).
Doy fe de que se infusionan de maravilla en el agua fría, y personalmente no creo que haga falta añadirle nada de azúcar. Lo que sí me gusta sumar a los vasos son unos cubitos de hielo para servir la bebida bien fría, y con mi pequeño truco.
Bueno, de truco tiene poco, y no descubro América a nadie con ello, pero es que me encanta la idea: añadir fruta a la cubitera para dar más sabor a las bebidas. Los arándanos quedan especialmente bien, y cuando se derrite el hielo van cogiendo el sabor de la infusión... dejando para el final unos bocados frutales tremendamente aromáticos y jugosos, bien fríos. El toque final perfecto :).
¿Y vosotros, abusáis de los refrescos en verano? ¿Os gustan las infusiones frías? ¿Cuál es vuestro sabor favorito?
Os leo desde Murcia! ;)