Se acerca la Navidad y las pastelerías, panaderías y hornos tradicionales en Murcia llenan sus escaparates de los dulces típicos de estas fechas: mantecados, turrones, rollos de anís, cordiales, yemas, mazapanes... y con un especial protagonismo, las tortas.
Por tercer año tenemos la suerte de contar con el
Calendario de Adviento de
Intercultura y Cocina, un fantástico evento que ya se ha convertido en toda una tradición y que nos hace más amena la espera hasta Nochebuena descubriendo experiencias, recuerdos, tradiciones, y muchas ricas recetas relacionadas con la Navidad. ¡Me hizo mucha ilusión que Noema me ofreciera la oportunidad de participar!
Me puse a pensar a qué podría dedicar mi ventanita...me di cuenta de que en cuestiones navideñas la nostalgia de lo lejano me lleva a Suiza, cuando en Murcia también tenemos unas estupendas tradiciones y siempre he pasado unas fiestas muy felices.
La ciudad de Murcia se viste de Navidad como muchas otras ciudades; luces que adornan las calles, árboles decorados, mercadillos de artesanía, espacios para los más pequeños, belenes con distinta personalidad, conciertos por toda la ciudad, desfiles y pasacalles, escaparates con sus mejores galas... Pero, también como cada ciudad, todo tiene un "algo" que lo hace a la vez tan particular. Me gusta mucho pasar la Navidad en mi Murcia....
Ir con mi padre a "adoptar" un árbol en el Vivero Municipal, aunque estén un poco pachuchos los pobres...
Vivero que está dentro del Parque Natural del Valle Perdido, donde, si hay mucha suerte, a veces una mañana amanece cubierto de una capa blanca que en pocas horas se desvanece...
También está en ese Parque la Cresta del Gallo, donde cada año el Club de Montañeros monta su particular belén...
... Asistir a la llegada de Papá Noel y visitar su cabaña, porque una tiene su lado infantil y le encanta el ambiente de cuento que tiene...
Hacer la ruta de los belenes por la ciudad, dedicando especial atención al de la Peña La Pava, con su característico toque murciano en la escenografía y las figuras...
Salir a tomar un chocolate o un té con las amigas y disfrutar de las luces que decorar las principales calles y los escaparates...
Recorrer el Paseo de Alfonso X, o "
tontódromo", para comprar en la feria de artesanía un regalo, algún producto típico, un buen dulce, o simplemente pasar el rato.
Hay muchas delicias navideñas en Murcia, algunas comunes a toda la región, otras más típicas en cada municipio o cada pueblo. Mis favoritas son las tortas, las de recao, y las de
Pascua. Ya os he hablado de ellas en otros años (
aquí): características por su forma plana y sus típicos ingredientes (almendra, anís, naranja, aceite), se pueden encontrar de tamaños variados y distinta textura, pero en mi casa siempre nos han gustado mucho más las duras.
Las tortas y otros dulces típicos, siguen recetas que beben de los productos locales y la herencia árabe, y que en cada casa era típico, y sigue siéndolo sobre todo en los pueblos, dedicar jornadas a elaborar entre muchos familiares grandes hornadas de dulces, que en muchos casos se cocían en el horno del pueblo.
Mi madre me ha contado muchas veces los recuerdos que tiene de mi abuela y sus tías elaborando infinitas tortas y otros manjares los días previos a la Navidad, pero por desgracia ella no continuó la tradición y mi abuela nos dejó antes de que yo mostrara interés en la cocina (ay abuelita, con lo maravillosamente bien que cocinabas). Pero este año me apetecía intentar hacer tortas caseras, así que mi madre me pidió la receta a su tía, y vía telefónica la apunté... Pero claro! Las recetas tradicionales de los pueblos, esas que se heredan generación tras generación, son muy poco precisas y parten de cantidades industriales de ingredientes. Cosas como "harina la que admita", "que repose un tiempo", no me daban mucha confianza en una prepación para la que parto a ciegas. Y encima había que usar "la creciente que te dan en el horno del pueblo", s¡in cantidades ni nada!
Pero bueno, cruzando los dedos y adaptando la "receta", me lancé a ello... y salieron bien! Bueno, bastante bien para ser la primera vez :-). Tortas de las duritas (duras pero no como una piedra, no os asustéis), con forma mejorable pero con su sabor y aroma inconfundibles. Hacía mucho tiempo que una receta exitosa no me hacía tan feliz ^_^.
Pongo los ingredientes que que siempre ha usado mi tía, y a continuación la adaptación que he empleado, básicamente dividiendo las cantidades dos veces por la mitad.
- 3 kg harina -> 750 gr (550 gr de harina de fuerza, 200 gr de harina común)
- 1 litro de aceite de oliva -> 250 ml
- la corteza de un limón pequeño
- 1'5 kg azúcar -> 375 gr
- 1/2 litro zumo de naranja -> 125 ml (recién exprimido)
- 1/2 l anís -> 125 ml
- anís en grano (al gusto, como 1 cucharada, tiene un aroma fuerte)
- canela molida al gusto (1/2 cucharadita nada más, apenas debe ser perceptible)
- 1 kg almendra cruda molida - 250 gr
- creciente de panadería -> 40 gr de levadura fresca de panadería
Además:
- harina extra, para amasar
- almendras troceadas
- azúcar
Desmigar
la levadura en un cuenco. Cubrir con medio vaso de agua tibia,
añadir una pizca de azúcar, un par de cucharadas de la harina (de la que hemos
pesado) y mezclar bien. Espolvorear con un poco más de harina, cubrir
con un paño y dejar fermentar como mínimo 15 minutos, mejor media hora.
Calentar el aceite con la corteza de limón y dejar templar un poco.
En
un recipiente bien grande, mezclar la harina con el azúcar y la
almendra molida. Hacer un hueco y añadir la mezcla de levadura, el
aceite aún templado, el zumo de naranja y el anís. Empezar a trabajar
todo; incorporar un poquito de canela molida y anís en grano. Amasar
bien con fuerza hasta conseguir una masa homogénea, húmeda pero no
excesivamente pegajosa, maleable. Formar una bola, colocar en un
recipiente limpio y tapar con film y/o unos paños de cocina húmedos.
Dejar reposar en un sitio cálido sin corrientes de aire, como mínimo dos
horas. Tiene que fermentar, pero no esperéis que crezca como si fuera un pan. Salen mucho más ricas si se dejan más horas, incluso en un lugar fresco, para que la masa fermente lentamente y desarrolle mejor el sabor y la textura. ¡La paciencia tiene recompensa! Se pueden dejar toda la noche o preparar la masa por la mañana y hornear por la tarde-noche.
Precalentar el horno a 160ºC y preparar unas bandejas.
Disponer una superficie limpia donde poder trabajar las tortas. Espolvorear con harina. Tomar una porción de masa* y trabajarla con energía, amasando como si fuéramos a preparar bollitos, para dar elasticidad; si está muy pegajoso añadir más harina a la mesa. Formar una bola creando tensión superficial y aplastar con las manos hasta formar un disco finito. Decorar los bordes, "pellizcándolos". Continuar con el resto de masa hasta llenar una bandeja.
Dejar reposar 10 minutos. Decorar con un poco de almendra cruda troceada y azúcar. Hornear a media altura durante unos 20-30 minutos, dependiendo del tamaño, hasta que se hayan dorado bien. Esperar unos minutos fuera del horno y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla.
Ese licorcito de las fotos es mistela, muy típico para acompañar este tipo de dulces, opcional, pero recomendable ;-).
* El tamaño de las tortas es otra de las cosas que varía de unas recetas a otras; las favoritas de mi padre son extremadamente grandes, de modo que compra dos o tres y las parte en muchos trocitos para guardarlas. Puesto que se aplastan, las "bolitas" de cada porción no deben ser muy grandes; las mías eran algo más grandes que una pelota de golf.