De cómo presupuestar el tiempo o el valor que le damos a lo más importante


Leí una vez un texto de Elizabeth George que hablaba sobre sus comienzos como escritora. Antes de ser una autora súper ventas, George era profesora de inglés en un instituto americano, y dice que escribió su primera novela en verano porque no se puede ser profesora y escritora al mismo tiempo y hacer las dos cosas bien. Yo pensé en aquel momento que estaba exagerando; yo también soy profesora de inglés, me dije, aunque de primaria, pero tampoco es para tanto. Además, ¿qué horarios tiene una profesora en el instituto?, ¡si viven de cine! Esto era, claro, cuando daba a críos pequeños, en un centro en el que todo el material estaba preparado y tenía una compañera con la que podía contar para cualquier cosa.

Luego desperté y llegó la realidad.

Tener el colegio a una hora de casa, dar clase a todos los cursos y estar más sola que la una a la hora de enfrentarte a tu trabajo no son los ingredientes más adecuados para que una vuelva con energía a casa, precisamente. Ahora sí creo que Elizabeth George tenía (algo de) razón. Es difícil hacer dos cosas tan complejas como dar clase y escribir al mismo tiempo, menos aún hacerlo bien. De repente parece que el día tiene menos horas, que no hago más que trabajar, que no veo la luz del sol más que por la ventana del coche camino a casa (no parece, es así), para llegar a Vitoria de noche y agotada. ¿Cómo ponerte a escribir cuando tienes que preparar los materiales para el día siguiente, investigar en Internet, buscar los audios y los vídeos que necesitas pero el colegio no compra porque "no hay dinero" (pero para regalos chorras para el concurso de tarjetas de Navidad sí llega, qué curioso)? Y siempre hay otras prioridades, como ese curso que te va a dar puntos para marcharte del centro donde estás lo antes posible y poder acercarte a casa, o terminar la dichosa carrera, o, no por favor, comprar la cena de Nochebuena. ¿Cuándo escribes? ¿Qué escribes? ¿Qué es escribir? ¡Si ni siquiera puedo actualizar el blog!

El viernes nos dieron las vacaciones y llevo todo el fin de semana pegada al ordenador o a un libro, ya sea novela o de texto. El placer de disponer de todo el tiempo del mundo para dedicarlo a tu pasión no es comparable a nada, al menos no a nada que yo conozca. La gente quiere que le toque la lotería para no volver a madrugar en su vida y pasarse la vida vegetando en una playa paradisíaca; yo quiero que me toque la lotería para concentrar mi energía en todo aquello que me gusta. Escribir y leer, leer y escribir. Sin más cargas que las que una quiera echarse a las espaldas. Madrugar por placer para hacer solo lo que te gusta.

Y ver el sol. Por fin, ver el sol.

3 comentarios:

Pau dijo...

¡La leche!
Como te descuides vas a pasar las navidades contando minutos.
Te iba a felicitar por las navidades y de poco que me estresas.

Un abrazo

Ruth dijo...

Pero felices fiestas de todas formas ;-)

Maritornes dijo...

Me pasa lo mismo que a ti. De hecho, este año, de verdad quería que me tocara la lotería. Lo he suplicado en bajito. Pero nada. Me consuela saber que no soy la única que se estresa. Besos!