Cerraré una etapa de mi vida para empezar otra más próspera. Perseguía esto sin atreverme a pasar al otro lado. Planificaba esta abundancia, pero hasta ahora no había dado el paso.
Estos últimos días he estado haciendo un repaso a lo que han sido estos últimos años preguntándome si había tenido sentido esta pelea continua y apostarlo todo a un solo número. Me acostumbré a luchar contra lo que me decían que no hiciera y al final me he salido con la mía.
Todos a mi alrededor dicen que parece un milagro.
Pero sé que no lo es.
Sólo ha sido terquedad y ganas de tener la razón. A veces me asusta no saber parar cuando quiero algo, porque pueden pasar muchos años y, aunque antes tenía la percepción de que me quedaba mucho por vivir, ahora soy consciente de que no es así.
Mi padre se fue diciéndome que se moría sin verme triunfar.
Y eso es algo que me ha condicionado este último año.
Ahora empieza algo diferente. Dejo atrás lo malo conocido.
Mis pies dejan de tocar tierra.
Releo el poema de Kipling y le doy las gracias por haber estado ahí en los momentos difíciles.
También sé que lo que hoy empieza también un día acabará para dar espacio a otra etapa.
Todo lo que he estado desarrollando lo he hecho para dejar un mundo mejor. Afrontamos un cambio de era que ahora mismo es inimaginable y por alguna razón que desconozco, me preparé para ello.
De la misma forma que, también por otra razón que tampoco comprendo, llevo unos años haciendo otras cosas que tienen poco sentido, aunque sé que tarde o temprano, será una parte importante de mi vida.
Creo que todo esto empezó cuando era un niño.
Todo empieza cuando éramos niños y la vida era algo sobre lo que no se pensaba, sólo se utilizaba.
Es la hora de devolver a la vida lo que la vida nos ha permitido ser y hacer.
Si en verdad somos una miríada de átomos que, juntos, hemos viajado por el espacio y por el tiempo creando una conciencia capaz de crear y persistir, en darle un sentido al trocito de universo que nos envuelve, entonces cada vez estamos más cerca de encontrarle sentido a todo esto.
Han pasado más de doce años desde que abrí el blog. Me parece una eternidad detrás de otra.
No sé si es una distracción o algo inmensamente necesario.
Pero ya sabes, era la única forma que tenía de conocerte.
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