Dijo el jefe: El primero que me avisó fue Alvaro Valverde, en Face, siguiendo al
hilo de la entrevista a Ben Lerner (de
Eduardo Lagos para El País. (Aquí.).
Su ensayo, el de Ben, se titula Hatred of poetry (El odio a la poesía), por lo que rápido
pensé en otro descreído del oficio. Intentaba yo comentar algo cuando una
entrada, inmediata y anterior me contuvo. Vicente
Luis Mora (en adelante VLM) nos advirtió que en breves días daría su
opinión sobre Lerner y el asunto. Callamos todos. Parece que el tal Lerner -Kansas,
1979- también es poeta a pesar de novelista. Claro que sus novelas la primera Saliendo
de la estación de Atocha – ay, Ashbery- y la segunda 10:04
están protagonizadas por poetas. Algo le tira al chico la cuestión. Tanto que
el pasado año salió, como de tapadillo, una antología de sus poemas editada por
Kriller71 de Barcelona con el título de Elegías Doppler y traducida por Ezequiel Zaidenwerg.
. Decía Ben en la entrevista de El País -continuó- que “la poesía es el
espacio en el que el lenguaje está sometido a la más alta presión que cabe
concebir, más que en ningún otro medio de expresión verbal. En un poema todo
está cargado de significado”. O debería estarlo, aclaró el Jefe. Y es en esta
afirmación tan cierta donde radica una de las razones del odio. Dice que el
público se decepciona ante el poema, porque el poema es un objeto que suelen
venderle como la más alta expresión del espíritu. Aclara Ben que pocos lectores
encuentran en el poema el mundo que los poetas, críticos y profesores, la
clerecía en general, les venden como hecho sublime. La decepción habitual produce
rechazo, devalora su autoestima como lector-consumidor, abre la puerta del
desprecio y puedo alcanzar la meta del odio. De ahí el título de su ensayo.
Recuerden que Ben es ashberiano. Y de Kansas. Algunos, bastantes, lectores de a
pie –añadía el Jefe de su cosecha– entienden que es una estafa. Y ven a los poetas
como vendedores callejeros de herramientas, maravillosas mientras se discursea,
pero inútiles cuando nos encontramos en casa y a solas con ellas. De aquí el famoso ¿Poesía? No, gracias, es que no la entiendo,
con que se encuentran nuestras modestas editoras en sus casetas cuando las voluntariosas
ferias del extrarradio..
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Y es que, anterior como es a la escritura, la poesía –el
vientre estéril de lo eterno, según RS–, entendida o no, publicada o no, se
niega a desaparecer de nuestro campo de juego. Es el único medio de decir, a
través de los huecos, ya saben, lo que no puede decirse de otra manera. Algunos lo
consiguen. Incluso consiguen que los demás abracen su hacer, su decir. Vayan procesando. Y terminó.
_______
Aún no ha aparecido la poesía.
La imagen no es un sustituto. La
imagen es como una anécdota
en boca de un bebé que nació
muerto. Y ni la reflexión,
con su infinito espurio, ni
tampoco la religión, con su octava parte
de hongos,
pueden causar orgasmo tras orgasmo
como la poesía.
(Ben Lerner, The Lichtemberg Figures)
2 comentarios:
GRanD3 aNáLisis
A veces te lo dan hecho. te fuiste rápido. nos veremos.
Un abrazo.
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