Mostrando entradas con la etiqueta Poemas 19-20. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Poemas 19-20. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de junio de 2020

Manera de decir adiós




C
omo el que observa
que apunta con pistola el calor a su sien,
y amenazado acude
a cerrar con presteza las ventanas,
la del blog, la de face,
y encuentra en la penumbra que sucede
la quietud y el refugio,
y agradece el frescor de los silencios
mientras la luz recorre
con sus carros de lumbre
los altos territorios 
de Leo, del estío, olvidada de él,
libre en otros quehaceres

así intento burlar con poco daño
los profundos agobios y los días
mesidores de julio,
lo extenso de un agosto 
que vendrá irremediable,
armado con sus hoces, sahariano...

que así escondido yo,
así secreto,
aguardará mi afán, sosegado en callada
conjura con las siestas y la sombra,
lo benigno y la dicha
del regreso que trae
                                          cada septiembre.



miércoles, 24 de junio de 2020

Un poema: El cine de Antonio

















Era un cine, sin más, al aire libre,
un viejo corralón enjalbegado
de cal y una pantalla que a las once
ardía sobre el tedio castellano.

Confieso que no sé 
los años –cuánto tiempo– que cerraron
sus divergentes luces y las sombras
que habitaran el serio y solitario
sentido del deber en Gary Cooper,
las sillas de madera, yo asombrado
del arte de expulsar en Lauren Bacall
el humo del tabaco,
y el olor de dondiegos en la noche
sobre el suelo de un tímido empedrado,
un escéptico Bogart que dispara,
que gruñe masticando,
los roncos altavoces, Brigadoom
y Duelo al Sol, los limpios puñetazos
de un Eddie Constantine insuperable,
un Gassman desgarbado,
Marabuntas feroces de recuerdos,
o de hormigas, de un tiempo que he guardado
cerca del corazón, como si fueran
a volver los amigos y el milagro
de una infancia feliz, al aire libre,
y a las once en el cine de un verano.


sábado, 20 de junio de 2020

Un poema: No me des tregua ni me perdones















En alguna ocasión
conversé con el hombre
que unos siglos después
se llamaría Ezra.

¿Cuál es tu oficio? –preguntó.

Ninguno –respondí–,
no tengo habilidades que conozca,
hablo con los ancianos,
alguna vez escribo.

¿Conoces –replicó–
que quien escribe miente y se describe?

(Versión K) 

Se sostenía
porque estaba agarrado
al vaso donde el bourbon, 
al borde de la barra 
y, parsimonia, 
alzó el rostro, me miró 
con voz muy  baja: Hola, ¿cuál es tu oficio? 

Carezco, contesté, 
no tengo habilidades que conozca, 
paseo y hablo 
con ancianos y pobres, 
alguna vez escribo. 

Me llamo Ezra, -prosiguió, 
ya vi que estaba solo, que buscaba- 
¿sabes 
que quien escribe miente y se describe?


(Del inédito: Necesita testigos

                                                                     Foto: Mercedes E. Victoria

miércoles, 17 de junio de 2020

Un poema: Después de Albania (variación)













Alguna vez la vida,
será como el vacío que esperamos:
un inmóvil lugar
sin verdades ni sendas.

No volverán
a reventar los días en granadas,
no habrá incendios que cubran estos fríos
de la vida y del norte:
hace algunos estadios
que celosos guardianes 
clausuraron las puertas de la aurora.

Los días desde entonces son secretos. 

Sospecho que la nada
que sucede al amor se hará evidente.

Muy pronto no vendrán
los pájaros que nombran, que convocas, 
muy pronto y sola
                                      sonará la lluvia.



Foto: Jorge Mato

viernes, 12 de junio de 2020

Poema: Lo que sé de ellas



Para el poeta José Luis Morante
que celebra sus 30 años en la poesía 
con una antología  
Ahora que es tarde
en La Garúa.

      Las palabras son techo
                    José L. Morante



Amigo José Luis,
no conozco palabra que no abrigue,
mas tampoco ninguna
que no desnude, nos desnude,
a fin de que podamos reconocer el frío.

Sé que nacen de algún temblor fugaz,
y hay días que sospecho
la razón porque acuden a nosotros
para guardarse hondas,
a fin de que podamos reconocer la vida.

Y que después aguardan
el tranco de una voz para volver al aire,
para volver al mundo,                                           
a fin de que podamos
aventar nuestras ansias, nuestros miedos


lunes, 25 de mayo de 2020

Un poema: El no poema, su instante













Es el exacto instante
en que la espalda busca
sosiego en el respaldo de la silla,
y aquel que escribe alza
los brazos en su ángulo hacia el techo,
y el poema parece 
conforme con el último
verso final que le asignaron,
y no discute, 
pero el que escribe
sabe que lastra, que sería
fraude y tristeza si quedase, claro 
que ahora necesita su lumbar deshacer 
la prolongada curva escribidora,
y entrecruza los dedos,
y estira músculos y cierra
sus dos ojos pardales, 
y expulsa con los labios
en O el aire porque entiende
que el soneto precisa
­–piensa un café y su ayuda–
de más autoridad, de más
verdad y sangre en el catorce,
y ensaya contra sí
una queja de fondo, y...
mas de súbito advierte [ahorro de energía] 
en la pantalla y ve
a su Pc que pasa
a nada y negro sin guardar
en el exacto instante.


domingo, 24 de mayo de 2020

Cinco pavesas españolas a final de mayo















En Piedrabuena,
donde espero una España
sana y fraterna.

 *

Con Blas de Otero
recorrí y amé a España,
cuánto le debo.

 *

Sabio el que sabe
que es de todos España,
nuestra y de nadie.

 *

Tan llana y curvos
tus caminos, España,
nerviosos, duros.

*

Calma la voz 
y trabajar a España, 
como Simón



martes, 5 de mayo de 2020

Hace tres años, con Nicolás del Hierro




SEIS DE MAYO EN LA FUENTEAGRIA

Para Ana Cano, la mujer que le amó y cuidó.




Nicolás,
está la tarde abierta, fértil de luz, de verdes
altos y olivos;
bajo este sol que escucha y nos abraza,
nos vamos congregando, aquí, en esta altura,
frente al campo feraz de Piedrabuena.

Nos has traído tú.

Sabes, ahora
el trabajo del campo es diferente,
ya no es el de tu infancia 
de niño pronto huérfano,
no hay sudor ni fatiga en las cosechas,
ya la sangre dorada
de tu abuelo y tu padre segadores
no se inclina en los campos que tú cantaste,
pero es tu mismo pueblo, la patria que quisiste,
tu paisaje y tu gente

Nos hemos reunido
para volver a ti
una vez que tu sangre,
desde enero de este año diecisiete,
ya es tierra con la tierra;
dicen que lo lejano
no puede ser instante, pero tú
has vuelto con nosotros, y nos dices:
Ya es primavera, hijo, y los sembrados…

Lo escribiste una vez para el poema,
querías que tu hijo no olvidara
tu raíz ni su origen,
querías que supiera que el trabajo
de los humildes y los dignos puede
llevarnos de la mano a la justicia,
dos anhelos que en alto pregonaste,
y que fueron orgullo.

Frente al campo y el sur de Piedrabuena
nos hemos reunido
para decir que fuiste, Nicolás,
poeta con la gente,
poeta al borde de la luz y en ocasiones
al borde casi de la duda, de la niebla,
que arañaste la piel de un tiempo roto
hasta encontrar el hielo
o tocar el temblor,
que labraste barbechos y escribiste palabras
donde yacen cansados 
los gritos de los hombres,
sus limpias esperanzas,
por eso tantos
nos hemos agrupado junto a ti,
aquí, la Fuentagria, mayo y seis,
porque juntos queremos
levantarte un acero de memorias,
aquí, frente a esta granazón
de cereal y paz que te cobija.

Si nos vieras contigo.

Está fértil la tarde y su aroma pronuncia
también tu nombre,
el caño mana en su canción tu verso,
la luz no quiere irse, no desea
guardarse todavía en el crepúsculo
tal vez
por no traer la noche hasta los trigos.

Sabemos que te has ido al largo viaje,
pero aquí,
tus palabras en alto, 
que hoy leemos con todos para todos,
dicen que continúas, dicen que sigue
con nosotros tu gesto,
tu voz,
tu primavera.





jueves, 12 de marzo de 2020

Un poema: Aniversario



Sucedió un año menos un día antes del atentado de Atocha. 
Diecisiete años del hecho que rememora.este poema en dos estancias 
Del golpe que derribó trata la primera. De la posterior visita salvadora, la segunda. Hablo de la llegada de esta pasión que -siempre entre tanteos y dudas- cultivo y me mantiene. Gracias doy.

12 de Marzo 02:13  PM


Caí como la lluvia en la serena
grisura donde beben los basaltos,
caí como la lluvia

un cansancio de sombras, era sólo
rendición sin ayeres y sin labios,
un cansancio de sombras

era viaje sin hebra que ofrecía
a la noche de furias las dos manos,
era viaje sin hebra

necesité las hojas, su acarreo,
para saber que estaba derribado,
necesité las hojas

hilo y nada mi voz, sólo silencio
mi corazón manaba, sólo barro,
hilo y nada mi voz.

II    

Me ataron a la cama,
cuatro días,
se jugaron con pétalos la muerte
y un corazón en deudas, casi inerte,
si debía callar o si debías
acudir tú a mi cuerpo por las vías
granates de mis venas

tuve suerte

mas por miedo a no ser ni a merecerte 
disimulé mi voz,
tus compañías

diecisiete hace ya,
fértil, contado,
tu reguero llegó para que dieras
caridad a lo oscuro de mi estado,
que me encontraste así:
herido y tarde,
agotado en la luz de mis cegueras
y me trajiste a la palabra que arde.


sábado, 15 de febrero de 2020

Un poema: Soledad y pájaro
















Como un falso dios
que te observa y admite

en las dudas la ejerces
como raíz, como cuchillo

también con ironía
frente a tanta amenaza

sé que entiendes
tu libertad como una
íntima forma de soberbia

que la sufres,
que la amas.


                                    (Para Carmen Bermejo)

Fotografía: AníbalBC