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martes, 4 de octubre de 2011

Julio Santiago cerró septiembre

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Julio Santiago no recuerda, vive. Y vive para comunicar, para contar a todos casi todo. Es poeta que transpira. En cierta ocasión me dijo que desconoce la poesía que no desnuda lo vivido. ¿De qué sirve? me decía ¿y a quién? Julio escribe el poema soñando con la provocación que supone para la mente de quien oye o lee. Busca la antítesis, las paradojas, lo inverosímil dispuesto para ser creído, la sorpresa ante el doble sentido. Hace poemas verticales, cada palabra un verso, cada mirada un mundo, pareciera que le horroriza lo horizontal. No hay tal, tras él galopa una leyenda de amores y de amantes que alimenta con pregones. No se oculta ante la doble sexualidad, épater les bourgeois. Le anima cantar el goce, la espera del goce, su plenitud, la belleza del recuerdo del goce, de la hierba y su esplendor, la virtud de leer con las manos ocupadas, cóncavo, convexo, da lo mismo qué cuerpo y qué lugares. Propios, ajenos. Julio Santiago no calla. Tiene mucho que contar. Que pintar. Este es su segundo libro en 2011. Se titula ULO AGO y lo ha editado Cuadernos del Laberinto. Hay otros dos preparados, todos poemas delgados, penetrantes, penetrados. A veces azules.

Julio Santiago cerró septiembre en el Ateneo de Madrid, al lado de sus hermanas Belén e Inesmari, madre en platea, viviendo de nuevo en la calle Blanca de su Miajadas natal. Entre dibujos, lagartijas, dulces y vecinas. Primos y primas, monjitas educadoras. Presentó a Ulo Ago, apócope infantil de su nombre, la miajadeña Beatriz Correyero, que leyó textos muy pulidos. Silvia  Gallego habló del Ulo joven, sus hermanas del Ago infantil. Ambos prometían. Hubo sonrisas. Julio Santiago leyó poemas, leyó su verdad de olivo. Saludé a Oscar MC, inesperado. Vi a JV, a JL, paisaje inevitable.

sábado, 11 de junio de 2011

¿Dónde la chicha?

Julio Santiago

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Una conversación con Julio Santiago, enemigo del aburrimiento poético, y una pasada por el blog de Julio Mas, me han devuelto a la anciana polémica de los Claros y los Herméticos. De la emoción frente al frío. De las entrañas contra las dudas en la expresión poética. Del discurso de la calle ante el discurso de la mente. J. Santiago me hablaba de la confesionalidad limpia como arma, como necesaria provocación. J. Mas defiende la no superioridad moral de ninguna poética -comunicación o pensamiento- sobre otra . Hace un tiempo, Neorrabioso organizó un partido de fútbol entre representantes de ambas tendencias, creyendo que la cuestión tendría así arreglo.

Julio Mas
Parece que ahora los Claros acusan de nuevo y con rabia a los Otros en un prólogo-manifiesto (Poesía ante la incertidumbre. Visor 2011). Dicen que los otros, los Oscuros, monopolizan el poder de la crítica actual, y que ellos ahora, los herederos de Ángel González y “El Granadino”, ocupan una posición marginal, conmiserativa, a pesar de ser los únicos que venden -por entendidos-, los únicos que buscan apresar, organizar, difundir auténticas emociones a la gente corriente, lejos de trabalenguas cerrados y esqueléticos, decadentes y corruptos. La chicha del sentido y la claridad ante todo, enarbolan. Y avisan: los Herméticos, esos que mandan, tienen la culpa del poco espacio que tiene la poesía en los estantes de los libreros. Nos llevan a la ruina. Y más cosas. Mi amigo José Luis Morales también me lo dice. Yo no sé donde estoy.

Advierte Julio Mas que la polémica es tan vieja como son viejas las puñaladas poéticas. Que viene de los órficos y luego Cicerón, que se sepa. Por si sirve, que sé que no, en el libro Paisaje (en tercera persona) se esconde, en nocturnidad, este poema que doy aquí a la luz. (Quiero decir a la nada.)


LA PRADERA DE ARGOS



El hombre escribe:
lo oscuro es el poema.
Comprende que
si llegase
al refugio sería
la luz como el error,
como una daga

a sus ojos

que se alzaría
la luz sobre su cuerpo,
devorándolo, muertas
de cuajo las vocales, sin batalla

que bajo las alzadas 
horcas los verbos que le ocultan,
sin soldados las últimas
razones de la noche,
derrotada

la trompeta y la aurora
derribarían densos
nombres y muros,

y quedaría sola
y alrededor la luz, blanco
silencio solo

nada.

sábado, 17 de abril de 2010

Pasos de Abril: Julio / Paco / Min

13 / Julio Santiago es un poeta que domina la escenografía a pesar de ser de Miajadas. Un aparatoso paraguas lumínico desorientó a los no demasiados espectadores y bañó el lugar de luz desconocida. Leyó su texto parisino de presentación un colorista Miguel Losada. Aseguraba que la cabeza de Julio es un caliente y azulado tornasol. Tal vez. Pero sobre todo poderoso. Leyó el extremeño, punzante y vertical, sus poemas y maldades, sus aforismos y certezas, las sabias observaciones de copa y cama. Una sonrisa pícara y cómplice lograba el contagio. Después la ternura de unos años infantiles demasiado pronto recordados. La alegría de la ropa blanca tendida al sol, el encanto del horno y la alacena. Al final prefirió la sorpresa del obsequio a la rutina del debate. Parece inteligente este poeta con verso de palabra sola. Al salir chispeaba.
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14 / Con el tricolor deseo en la solapa, leyó, porque quiso, Paco Moral en Covarrubias 3. Estuvieron Pablo Méndez, introductor, Alejandro Céspedes, Alberto Infante, Antonio Daganzo, Raúl Nieto de la Torre, José Luis Nieto, Capi, que espera su novela, Ana Ares, claro, y muchos más hasta llenar la sala de Sorel, renovado refugio vitruviano. A Paco le transpira poesía la piel. Suda lo que desea. Escribe y lee. Sus versos, como su rostro, viven en la cordialidad del hombre, viven para entender al hombre, viven para saber de lo humano. Fumó. Leyó y cantó. Vivió. Nos hizo vivir. Después hubo tiempo para beber. No mucho es verdad. Casi llovía al regreso.
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16/ Venciendo a las cenizas islandesas, llegó a media tarde desde Korea, Yong-Tae Min. A las 10 ya estaba en el Ateneo madrileño, sin rastro del disturbio de las horas. Vital, sonriente, humorístico, insinuante aún en lo erótico, expansivo y explosivo. Miguel ya estaba en la palabra cuando llegamos, en el intento de presentar al volcán coreano. Min leyó inéditos, leyó de su antología lalluviatiene11años. Su poesía camina por la franqueza de los sentimientos, por la naturaleza como espacio y modelo, por el amor como la única justificación. La charla, ya con un poquito de gente menos, siguió en la Cervecería Alemana: Rafael Soler y Lucía, Luis Sotuela, Miguel y Esperanza, Maxi Rey, Elgarresta y una bulliciosa familia coreano-madrileña hecha raíces. Al salir, la lluvia. Paquistaníes paraguas a tres euros.