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martes, 8 de febrero de 2011

Laura Gómez Recas duda

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Laura Gómez Recas es mi amiga y duda. No de la vida, ni de mí, ni de la amistad, sino del suficiente trallazo lírico de sus poemas. Laura y su duda: herramienta con la que escucha. Tiene los ojos decididamente entregados a la escritura, la voz dispuesta, su presencia ofrecida a donde haya huellas del hacer poético. La escuché por vez primera en la tertulia de mi amigo Manolo Cortijo. Desde entonces me aroma con su decir cercano a la melodía, por su intención, por su cercana sinceridad de salvia. Pero duda. Duda del papel, ante el papel. Aunque sé cómo espera el papel su primera entrega. Tiene amigos: con los que juega al placer de hacer versos, al soñar de los happening y de las perfor. Visita cementerios, encuentra a Larra, recorre Lavapiés, habita los azules, cuida a su hija, escribe amor, escribe luego. Sé que habla de mí, me lo dijo Tena. Sé que es tagram y endecasílabo, quiero decir imaginación y orden, fiesta e historia, temblor. Quiero que esté conmigo en las ramas y el fuego de este blog. Que aquí gravite. Este es el poema que le robé.    


Sólo un peso de ti

¿Cómo desasir del alga que me urde
el pétalo olvidado en mis pulmones,
sin abrir en canal el cuerpo mío
y mostrar sus entrañas
al viento de tu boca?

Inviable erradicar esto que soy,

que diseña el dolor en cordillera
y atraviesa la carne que transporto,
que muevo, que remolco inapetente…

Mi sangre balancea la espesura
en bosques que aprisionan
las flores que escotaron tu garganta.
Del color de ese amor nada me queda
sólo un peso de ti
que en mí gravita.
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jueves, 29 de abril de 2010

Fernando Fiestas: pintor, poeta

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Su mundo era el dibujo, la pintura. Su mundo es ahora el dibujo, la pintura, la poesía. Se llama Fernando Fiestas y está en la quinta década de su vida. Desde hace unos años lee, vive, busca, escribe, deshoja poesía. Ha mostrado su obra pictórica en París, Oporto, Varna, Salzburg… y en numerosas salas españolas, pero viene a estas páginas porque deseo que se conozca de qué nuevas aguas bebe. Sé que su principal preocupación es el ritmo, sopesar el valor de las palabras, encontrarles el lugar preciso para que sean. Su mundo es rico, él sabe lo que quiere, lo que desea escribir, lo que le interroga, lo que le recorre. Está ávido de sensaciones, deseoso de modelos a los que desguazar. Y escribe y pinta. Su mundo deambula entre imágenes oníricas e individuales angustias. Desde la soledades coloridas a la alegría del amor.

Participa con “Verbo Azul” en las actividades del grupo. Ha publicado en revistas y un cuadernillo “Jardín de esquemas”. Son tanteos, mientras su obra avanza. No tiene prisa, pero anda. Y sabe hacia donde. Hacia la luz. Suyos son el poema y la estampa.


LA SENCILLEZ DEL DESTINO


"Cada uno de nosotros lleva consigo a alguien”
Basilio SÁNCHEZ


Siempre he dicho que para renunciar a los dioses
hay que entender la mirada del fuego,
imitar a las mariposas
y hacer el amor en los submarinos.

Siempre he dicho que para dar la vuelta a la vida
hay que avanzar sin dejar huellas
y oler a circunstancias;
así el tiempo lo detendrá todo,
los solares se henchirán de astrolabios
y en los museos habitarán los peces.

Hay que arar la tierra para buscar a los hijos,
sembrarla de semillas,
desgajar la piel de los abedules
y transferir los cantos de los ruiseñores
al sótano de las penumbras.

Es la sencillez del destino,
de la herida trazada por los pasos,
del viento que se enreda en los perales,
de tus palabras, …

yo que nunca te dije
que mi deseo nace con tu ausencia.

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miércoles, 3 de marzo de 2010

Olga Pais: poeta, gallega, amiga

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No sé el orden, ni su prioridad, pero sé que es poeta, que es gallega y que es amiga. La conocí en la stoa griega de Valverde, en el foro romano, en la más pura poesía. Conocí sus escritos primero, después el agua del mar en su mirada, la belleza con que apacigua a los vientos. Escribe sin piedad, desamparada. Escribe sin papel mientras pasea, tan cerca de la Torre de Hércules. A veces en la nocturnidad de los turnos. Mientras oye música o atiende la cocina. Escribe en el bosque, en la agonía celta del verde, en la ruralidad de los castaños. Es poeta. Ha ido creciendo en el oficio de escribir. Con voluntad, con parsimonia. Aguzando el oído a la intención del verso. La posada del alma siempre está abierta. Todo le impresiona. A veces viene al sofoco de Madrid, a la centralidad del cemento, a la arboleda domesticada. No es su tierra. Aquí se disminuye. Tiene cerrado un poemario "Cuando a madera húmeda" y está en otro. Sólo sabe escribir desde la verdad y hacia la verdad. Una  mujer que escribe, una más para algunos lectores, pero para ella escribir es andar, gozar, conocer, sonreír, buscarse, someterse, contemplar, ser el mar, dejarse confundir por las gaviotas, remover las arenas con las sombras. Tal vez amar.

Me envía esta foto y este poema en satisfacción de una solicitud hecha por mí..

La humedad
sigilosa del musgo,
los caminos del verde,
cuán antiguos dormitan.

Es de lluvia cerrada el aire suyo.

Y son lluvia las tardes, las fuentes del ayer
en los difusos rostros de los dioses.

Del ayer este eco de amapolas
que viene con el agua, la memoria,
el musical linaje de las hojas.

A dónde mira el cedro
si al pájaro no acoge, si desprecia.

Cuándo se anunciará la primavera
si el ciprés toca el cielo
y aún es dulce
la piedra que nos muerde.

Qué lejos los caminos,
la fatiga animal del horizonte.

Cuán antiguos dormitan.

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viernes, 2 de octubre de 2009

Ana Garrido escribe


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Ana Garrido es una amiga mía y de la poesía. Preside la asociación literaria “Verbo azul”, de la que en alguna ocasión hemos hablado en este blog. Pero ahora quiero hablar de ella. Vive en Alcorcón, muy cerca de la esquina donde confluyen las calles del Ritmo y del Buen Gusto. Escribe poesía no sé desde cuando, aunque sí sé como. Con una delicadeza, con un mimo, que atrapan al lector en sus maneras garcilasianas, en la rotundidad de su ternura. Ana escribe deshaciéndose, dejándose en las huellas. Y sin embargo, Ana duda, tantea, busca. Sabe que todo, o casi, en poesía está contado y que la novedad se esconde. Lo sabe porque lee. Se deja entonces llevar por el rumor de las calles que rodean su casa cuando algún misterio la impulsa a la escritura. Y escribe. Escribe, yo os lo digo, como suenan en el alba los arroyos.

Escribe de vez en vez, sin urgencias, con algo de pereza consentida. Luego espera. Y en los últimos meses su espera ha sido recompesada, ya sabe que hay gente que escucha, que atiende a cuanto dice. Ya la había, ya éramos muchos quienes aguardábamos sus versos con delectación, ahora hablo de oídos externos, de gustos dispuestos a la comparación, a señalar lo selecto. Como sucedió en Dueñas este verano, cuando sus palabras, tendidas a los soles, recibieron el oro, el fresco oro, del más genuino recipiente.

Ana es poeta. Y en algunas tardes del Gijón, sublime.


*****


SINCERAMENTE hablando,
alguna vez debiera preguntarme
por qué se me amontonan los suicidios.
Se ha parado el reloj,
las siete en punto,
empiezan a estorbarme las canciones
que saben a destierro.

Porque la carne crece
y desordena
esta estación de paso que recoge
mi piel y mis maletas.

Voy a tomar un tren a cualquier sitio,
voy a beber de un trago los paisajes
de un diluvio de tierra
antes de que la lluvia desentone
y se acueste a dormir pespunteada
como un lento rodar de mariposas.

Pero no me digáis de dónde viene
ese temblor dulcísimo del aire.

Y estaré como siempre,
como antes,
muriendo a cada hora en cada grito,
porque sólo me quedan cicatrices
y algún rastro de sol
entre los ojos.

domingo, 21 de junio de 2009

Antolín Amador sin coartada


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Antolín Amador es un poeta que ya miró (o ha sido visto, no recuerdo) por o en esta ventana. Vuelve. Porque quiere él y porque yo lo quiero. Porque ha ganado un premio muy bonito "La Bufanda" de Coslada, que yo también obtuve. Hasta que gane lo que ha ganado este año Siles, y sin ayuda, mata el tiempo en Riaño, en la cervecería Riaño, a donde de momento se le puede ver en horas pertinentes. Está alegre casi siempre y feliz a ratos, escribe porque le place y haría otras cosas que también le place si pudiera. Pero necesita companía para lo segundo, cosa que no siempre sucede.

Sus amigos le cantan, le imprimen. Leer lee él solo. Lo sé porque he asistido a dos lecturas casi simultáneas en el circuito joven de la Comunidad de Madrid, que le procura un público incontable. La plaquette que ganó el premio se titula "Los peces verticales". Se la han paginado y compuesto sus amigos de "Habitaciones Desdobladas". Una pareja que suelen irse con los últimos. No preguntéis por qué porque eso no lo sé.

Este poema se titula "No tenían coartada los poetas" , se lo dedica a Bea y dice así:

Ha vuelto a amanecer despacio, débil
como una transparencia.

Estábamos tendidos boca arriba
con las manos calladas
y las piernas a gritos contra el tacto,
no éramos dos en una misma piel
ni los amantes propios de un poema.
Apenas existíamos.

Volvía a amanecer, despacio, débil
como una adolescencia.

Estábamos despiertos del revés.
Como si se pudiera esconder la madrugada
debajo del colchón,
como si el cielo hubiera fundido las bombillas
y no cupiese nadie en sus moteles.

No tenían coartada los poetas.
Había amanecido tan escaso
que nos daban igual todos los versos
que se iban a escribir sobre nosotros.
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Es bonito pinchar aquí y dejarse llevar http://www.habitaciondesdoblada.com/aforanto/las-letras-pequenas/index.html
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martes, 24 de marzo de 2009

David Coll y "Las noches del corazón"




David Coll es un poeta y rapsoda tentado por el malditismo. Hijo literario del vigor de Espronceda, del acuciante ritmo de Rubén y del mundo socavado de Baudelaire, había publicado ya un libro harto interesante “La sed inmortal”, y otro de grafismo fallido "Amándote en la ausencia", pero ha sido durante este recién terminado invierno cuando ha aparecido lo que él considera la obra de su vida, en la que ha invertido, me cuenta, 17 años de rabia y dolor, de eyaculada existencia. Se trata de “Las noches del corazón” y ha sido editada por Sial/Fugger.


David viste de negro impertérrito, fuma, espera en el Gijón, declama y tiene una memoria aún no llena de versos propios. Yo soy testigo de cuanto manifiesto. Le he oído declamar con voz segura y envolvente en diversas circunstancias. Es amigo, a muerte y veneno, de la métrica clásica, bebe noche y sonetos, comulga alejandrinos. Sus rimas son rotundas, definitivas, esplendentes. Admira a Pepe Alcalá-Zamora, con quien cafetea. Yo soy alumno de algunas de sus tertulias. Y compro sus libros sin intermediarios. Él siempre se ofrece a la viceversa, o a la contraviesa, nunca sé.


"Las noches del corazón" es Coll, puro, alcohol. Un poeta que transita la ciudad desde la desolación hacia el imposible cierre, desde el Dios esquéletico y caprichoso hasta la imbebible bodega del Diablo. La triste luna sangra sobre el horrible mundo, es un verso escogido al azar, pero ahí está Coll, entero. (Entero no, falta la costumbre de escucharle)


Fui testigo de como una aspirante a la judicatura, sentada en la mesa de al lado del Gijón -tras escuchar su lectura de un soneto, contarnos que terminaba de aprobar el segundo ejercicio y que estaba enamorada- compró un ejemplar. (Se lo dejó en 20, como a mí)

¿Cuántos poetas hay así en Madrid 2009?
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EL ÁRBOL DE LA SANGRE



Bajo la inmensidad nocturna del espacio
sobre un gran lodazal extrañamente hambriento,
hay un árbol de sangre, mordido por el viento
que se hunde en el fango, despacio, muy despacio;

mientras el lodo cubre los últimos ramajes
y el árbol, impotente, se derrumba
en rumor de sangrientos oleajes
se abisma en el fangal, voraz, como una tumba.

Corazón, si tú crees que esta visión
de resignada y mansa destrucción
nada tiene que ver con tu latido

te engañas y te ciegas y confundes,
¡Corazón, tú también, como el árbol, te hundes
en las fangosas fauces del olvido!

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miércoles, 11 de marzo de 2009

Carmen Feito, la voz



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Carmen Feito interpreta la poesía. Carmen Feito es la voz que un poema precisa para estar completo, para andar el territorio necesario entre el poeta y tú, para convertir el aire en oro.

Carmen acompasa, en voz alta, su sentimiento al exacto sentimiento del autor. Su voz sabe, conoce, modula los tiempos, acaricia los tonos, subraya las intenciones que los versos de tinta apenas insinuan.

Carmen lee y vuelca. Carmen derrama su verbo suave. Carmen es una amiga entrañable que se ofrece siempre a la lectura, a ser - más que a estar- junto a ti.

He tenido la fortuna de sentir su voz directa desgranando algún poema mío. He tenido esa delicia junto a mí.

Su voz está en la red. Busquen su nombre. Abran su sensibilidad. Escuchen.

Aqui les recomiendo un lugar donde encontrarla.

http://www.desdelalma.net/
Y en esta dirección con textos de Juan José Alcolea, mi amigo, su amigo.