porque era un animal de vidrio. Su collar era una arteria que goteaba,
era todo lo frágil, señor, sus manos eran la levedad de la hoja. Sus zapatos eran
cortezas de abedules. Llevaba algo muerto entre sus
brazos cuando me dijo:
Soy un mausoleo de mí misma.
(Almudena Vega: Animales de vidrio.
Fundación Málaga, 2014)