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jueves, 28 de noviembre de 2013

Comer o no comer, esa es la cuestión


Mi relación con la comida durante mi infancia fue complicada.
Sobre todo para mi madre.
A mí me gustaba casi todo, pero no comía de nada. Dos trocitos, y ya estaba llena. Sólo me entraban la carne y los lácteos, con lo demás me llenaba de gases y me dolía la tripa a la tercera cucharada. Y así hasta los doce años, en los que algo cambió y empecé a comer bien. No toneladas, pero ya cantidades más o menos normales. Y empecé a disfrutar la comida, a saborearla, a pensar en ella con ilusión y no con pavor.

Toda mi infancia, pasaba las mañanas angustiada, por qué había metido mi madre en mi maletín, y si sería mucho. Un horror.

Juré que nunca le haría eso a mi hija, que nunca la obligaría a comer.

Peeerooooo....
Karma is a bitch, como dicen los americanos (el karma, qué cabrón)

Pollito no me come. No ha comido nunca, la verdad. La teta, eso sí. Pero el resto... uff. Tuvo un comienzo de comida sólida y papillas muy bueno, pero antes del año ya empezó a comer cada vez menos y ahora cada comida es un esfuerzo.

Y te compras los libros, y lees a Carlos González, que te dice que no te agobies, que no obligues, y que mires la báscula, que si no pierde peso, no pasa nada.


Vale, Pollito no pierde peso. Pero tampoco lo gana... ha sido una niña "percentil 3" casi desde que nació. De vez en cuando, sorprende y salta al percentil 5 (de altura, que de peso no). Pero la última vez que la pesamos, no estaba ya en percentiles, sino "colgada" de la última raya. Percentil 0. Glups.

Así que empezamos con las tonterías, a dibujar caritas con el jamón de york, a disminuir las raciones "para que no se agobie", a plantear menús infantiles (para que coma algo, aunque no sea muy equilibrado). Pero ni aún así. Ni pizza, ni hamburguesa, ni patatas fritas, ni palitos de pescado.

En el cole come bastante, no todo, pero bastante. Eso sí, tarda más de una hora, ella y uno de sus amigos se quedan hasta un rato del segundo turno, para que puedan terminar.

Pero en casa, nada. Algo merienda, somos felices si se toma una mandarina  y una loncha de jamón york o queso. Nada de pan o galletas, un trocito y lo deja. Nada de bollos, nada de sándwich. Fruta, es lo único que la ves comer contenta, y queso. Y de eso, poco.

Cada vez estamos más angustiados, y ella cada vez más enfadada.

El otro día, dimos palmada en la mesa, y decidimos que "hasta aquí". Lleva una temporada comprobando límites, llevando la contraria a todo a ver qué pasa. Y esta semana tocaba probar sus límites con la comida, supongo. Así que, después de una tarde de ésas de aúpa, se puso a escupir y tirar la comida al suelo, con cara de "a ver qué pasa". No había probado ni una cucharada, miró el plato (patata con zanahoria y 2 trocitos de judía verde que le cayeron por casualidad casi, es lo más "verde" que comemos en casa) y dijo que no quería eso, que quería jamón.

Después de la tarde que había apretado a su padre (yo estaba trabajando), los dos cansados... Decidimos que o empezaba a comer, o uno de sus juguetes se iba "castigado" al garaje. Dos trozos después, y cinco juguetes menos, se fue a la cama sin cenar.


Y así llevamos una semana. En teoría, si come sin problemas y toda la ración (que puede ser de unos 50gr en total, un vaso de yogur no lleno...) recupera el juguete que quiera. Si come, pero dando la lata y dejando algo, ni pierde ni recupera. Y si monta un cirio, y no come, pierde juguetes.

En casa sólo queda la caja de lápices y Felipe, su muñeco de dormir. Son los objetos que más aprecia, y que no van a ir al garaje bajo ningún concepto, prometido. No le queda ni un cuento.

Hemos aprovechado para hacer limpieza general de su cuarto y del salón.

Por las noches, le leemos un capítulo de un cuento "de mayores", sin dibujos. Olga da Polga, hemos empezado, que a mí me encantaba de pequeña.


No sabemos qué más hacer.
La semana que viene nos dan los análisis de endocrino y de digestivo. En digestivo ya nos han dicho que si todo da negativo, le harán la biopsia. Tiene la genética de la celiaquía positiva, y síntomas varios, no de los típicos pero sí bastantes de los atípicos. Los anticuerpos nunca le han dado positivos, pero claro, a mí tampoco...
No sé si prefiero que den cosas positivas o todo negativo, la verdad.

Lo que sí que sé es que menos mal que su cumple se acerca, porque como sigamos así, va a estar sin juguetes hasta esa fecha. Y en la calle hace mucho frío, y las tardes son muy largas.


Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

lunes, 28 de octubre de 2013

Amigos imaginarios

- ¿Ya estás trabajando en tu redacción? ¡No hay que entregarla hasta el jueves!
- Sí, ya lo sé, mamá dice que las pastillas deben estar funcionando
- Bueno, ya, pero está nevando fuera, y pensé que, podíamos...
- Perdona ¿qué?, no te estaba escuchando, de verdad que debería acabar ésto...
Calvin y Hobbes

Pollito tiene un amigo imaginario. Bueno, uno no, tiene cinco. Ella todo lo hace a lo grande...

Desde este verano, juega con "sus niños" los ratos que se queda sola. Al principio, la verdad, es que nos daba como repelús. Es un poco inquietante oir a tu hija hablar sola, y no con sus muñecos, no, sino a una "audiencia". Lo peor fue cuando nos quejamos de que estaba durmiendo peor, y nos explicó que es que sus niños la molestaban y no la dejaban dormir. Ay madre...

Pero en realidad esta niña es muy razonable, y cuando le preguntamos si eran de verdad o inventados, nos miró con cara de "estos no se enteran" y nos dijo que claro, que eran imaginados. ¿Y por qué no te imaginas unos niños buenos que no molesten? Mano de santo. Tiró a los "niños malos" por la ventana (o eso dijo ella) y se quedó con unos niños buenos, que son cinco, que juegan con ella. Tienen cuatro años, y no molestan. Tienen unos nombres raros que Pollito se va inventando sobre la marcha, y que yo creo que van cambiando según su humor.

Y ella es feliz, así que no deberíamos preocuparnos ¿no?
Pues no, claro, te preocupas. Tener amigos imaginarios ¿es normal?

Ale, pues como yo me tiro al trapo, todo el fin de semana llevo leyendo sobre el tema, a ver si es normal, o si significa que le falta algo. Y os lo cuento.

Los amigos imaginarios, según los psicólogos, pueden ser de dos clases. Totalmente imaginarios (o invisibles), o muñecos personificados. En ambos casos, no se ha podido comprobar que supusieran un problema para el niño, o que fueran consecuencia de problemas de relación con otro niños.

Aproximadamente la mitad de los niños tienen un amigo imaginario. La mayoría de estos niños son hijos únicos o primogénitos, lo que hace pensar que son niños que juegan a ratos solos. Y se imaginan compañeros de juegos, para que les hagan compañía, o para practicar el juego con otros niños. Lo que está claro es que cuando aparece un niño real, se olvidan del imaginario rápidamente.

Es más, parece que los niños con amigos imaginarios tienen mayores tendencias sociales. Son niños que se llevan bien con otros niños, y que cuando tienen otros niños alrededor son bien aceptados por ellos. No son más tímidos o más inseguros (o más mandones) que los otros niños, al contrario, en algunos casos parece que la práctica de las relaciones sociales con los amigos imaginarios les ayuda a mantener mejores relaciones con otros niños.

Sí que parece existir un perfil de personalidad de los niños con amigos imaginarios. Suelen ser  niños muy creativos y fantasiosos, con una gran sensibilidad con las emociones de los demás. Son niños que desarrollan antes la teoría de la mente, y que tienen una narrativa más desarrollada más precozmente. Es decir, su vocabulario es igual que el de los niños sin amigo imaginario, pero cuentan historias más hiladas y con más detalles. Tampoco son niños que no reconozcan la diferencia entre realidad o ficción. Saben perfectamente que sus amigos no son reales, sino inventados. Pero les da igual...

También se ha estudiado si estos niños tienen problemas de adaptación cuando crecen, y no lo parece. Y se ha estudiado el fenómeno en adultos, por si esto tiene efecto en relaciones sociales futuras, y tampoco lo parece. Sí que es verdad que los niños con amigos imaginarios de mayores siguen siendo personas emotivas, creativas y con empatía.

En resumen, que ni es bueno, ni es malo. Es el resultado de mucha imaginación, y grandes dosis de tiempo libre sin otros niños alrededor.

Y vuestros niños ¿tienen o tuvieron amigo imaginario?

Por si os apetece profundizar en el tema, os dejo la

Bibliografía:

Bouldin, P., & Pratt, C. (1999). Characteristics of Preschool and School-Age Children with Imaginary Companions. The Journal of Genetic Psychology, 160(4), 397-410. doi:10.1080/00221329909595553
Bouldin, P., & Pratt, C. (2002). A systematic assessment of the specific fears, anxiety level, and temperament of children with imaginary companions. Australian Journal of Psychology, 54(2), 79–85. doi:10.1080/00049530210001706533
Gleason, T. (2004). Imaginary companions and peer acceptance. International Journal of Behavioral Development, 28(3), 204-209. doi:10.1080/01650250344000415
Gleason, T. R., Jarudi, R. N., & Cheek, J. M. (2003). Imagination, Personality, and Imaginary Companions. Social Behavior and Personality: an international journal, 31(7), 721-737. doi:10.2224/sbp.2003.31.7.721
Gleason, T. R., Sebanc, A. M., & Hartup, W. W. (2000). Imaginary companions of preschool children. Developmental Psychology, 36(4), 419-428. doi:10.1037/0012-1649.36.4.419
Hoff, E. V. (2005). Imaginary Companions, Creativity, and Self-Image in Middle Childhood. Creativity Research Journal, 17(2-3), 167-180. doi:10.1080/10400419.2005.9651477
Pearson, D., Rouse, H., Doswell, S., Ainsworth, C., Dawson, O., Simms, K., … Faulconbridge, J. (2001). Prevalence of imaginary companions in a normal child population. Child: Care, Health and Development, 27(1), 13–22. doi:10.1046/j.1365-2214.2001.00167.x
Taylor, M., Carlson, S. M., Maring, B. L., Gerow, L., & Charley, C. M. (2004). The Characteristics and Correlates of Fantasy in School-Age Children: Imaginary Companions, Impersonation, and Social Understanding. Developmental Psychology, 40(6), 1173-1187. doi:10.1037/0012-1649.40.6.1173
Taylor, M., Cartwright, B. S., & Carlson, S. M. (1993). A developmental investigation of children’s imaginary companions. Developmental Psychology, 29(2), 276-285. doi:10.1037/0012-1649.29.2.276
Trionfi, G., & Reese, E. (2009). A Good Story: Children With Imaginary Companions Create Richer Narratives. Child Development, 80(4), 1301–1313. doi:10.1111/j.1467-8624.2009.01333.x


Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

lunes, 21 de octubre de 2013

Mi bebé me muerde


A Gatito le han empezado a salir los dientes. En los últimos quince días le han salido ya los dos de abajo, y la pobre lleva unos días muuuy inquieta. Entre eso, y el comienzo de la guarde, no es su mejor racha, que digamos.

Y mira que está mona, con sus dos dientecillos aserrados asomando, peeerooo... ¡yo estoy fatal!

Porque a Gatito le ha entrado complejo de cachorro de terrier, y está que lo muerde todo. Las zapatillas son su objeto preferido (sí, como un cachorro de terrier) y se quita las suyas a la menor ocasión, o gatea hasta encontrar una de las nuestras. Y muy sano eso no debe ser... puaj, mejor no lo pienso. Me paso el día quitándole zapatillas de la boca, cada vez que me despisto un minuto, ya ha encontrado otra (su hermana se quita las zapatillas en cuanto entra en casa, y las suele dejar tiradas donde le pilla).


Pero lo peor, lo que peor llevo, es la lactancia. Tenemos un bache serio. Y es que ha cogido la costumbre, con el chupete, de agarrar con los dientes, pinzar y tirar de golpe hacia atrás. Y con el chupete claro, es muy divertido, porque se dobla, y suena al soltar... pero mis pezones, ¡¡AAAYYY!!

Os lo podéis imaginar.
Muy doloroso.
Ahora entiendo a las mujeres que dejan la lactancia a los quince días de empezar, por las grietas. Porque ahora mismo tengo una super-mini-heridita en un pezón, fruto de un mordisco juguetón, y es una tortura.

Y aquí estoy yo, aplicando las mismas técnicas que aplicaría con el cachorro de terrier: chillar cuando muerde (esto no es una verdadera "técnica", es que no podría callarme aunque quisiera), decirle en tono firme "no se muerde", apartarla un momento, y al minuto volverla a poner.


Por ahora, no muy eficaz, lo admito (como con el cachorro, vamos). Ya sé que es cuestión de insistir y de repeticiones, pero lo que acabo haciendo es esperar a que esté medio dormida, y darle la toma entonces. O a que tenga mucha hambre. Y dar gracias a que le encanten las papillas, la comida nuestra, y cualquier cosa que pille, porque por lo menos sé que alimentada está. Que además, lo que no mama durante el día lo intenta compensar por la noche.

Voy a tener que cambiarle el apodo... estoy dudando entre "jack-russell" y "westie"...

jack russell
westie













Os dejo votar a cuál se parece más...

¿alguna sugerencia para dejar de ser un zapato más?

PD: el sábado nos fuimos de aperitivo con algunos blogueros singlu, al puesto que Oh!Celia tiene en el mercado de Antón Martín. Todo riquísimo, y la compañía inmejorable. ¡Me encantó poneros caras y conoceros a todos! Un abrazo fuerte!

Actualizo con el enlace que me ha dejado Suu, por si alguna estáis en mi situación: http://www.unamaternidaddiferente.com/2013/08/muerde-el-pezon.html

Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

viernes, 11 de octubre de 2013

Maldita semana

imagen
Maldita semana, digo. Bueno, malditos últimos diez días cargados de mocos, toses y malos humores. De los físicos y de los psicológicos.

Todo empezó hace ya, en realidad, 15 días. Me fui a una consulta de un perro con problemas durante el paseo. Me calé. Me empampé. Quién me manda salir a adiestrar con una cazadora vaquera el primer día de otoño. Cayó una tromba de agua que nos dejó a todos con pinta de perro mojado. Y nunca mejor dicho.

A partir de ahí, todo cuesta abajo. Yo empecé con picores de garganta, pero me temo que se lo pegué a Pollito, que se pasó una semana con una tos de esas de ganso que daba miedito. Y se le agrió el humor. Tanto, tanto, que diez días después de pasársele el catarro, seguimos de cabeza. Rabieta tras rabieta, lloros, carreras, y huelga de hambre. Y de sueño. No sabemos qué le pasa.

En casa no ha cambiado nada, y la profe dice que ella no ha notado nada. Si le preguntas a Pollito, tampoco sabe qué le pasa. El otro día Guardabosques consiguió sonsacarle que A (una niña de su clase, de educación especial, que tiene la mano muyyy larga) le había pegado. Pero es que A pega a todo el mundo, profes incluidos, y no creo que haya nada que podamos hacer en ese sentido, aparte de quejarnos a su profe. Que ya hemos hecho, claro.

En medio de todo este asunto, bajamos a nuestra revisión semestral en Digestivo, y nos han dicho que Pollito se ha caído de los percentiles. Debe estar en el percentil 0-1 tanto en talla como en peso. Y eso después de todo un verano en casa, comiendo helados y sin un constipado. La van ha hacer las pruebas de hormona de crecimiento y le repetirán toda la batería de la celiaquía. Y si algo da positivo, pues se le tratará para eso. Y si vuelve a dar negativo (como hasta ahora) pues le tocará biopsia intestinal. Ains, no sé que prefiero. No me alegraría nada que la niña fuera celiaca, pero si lo es, cuanto antes lo sepamos, mejor para todos. Es el no saber qué hacer, ni cómo ayudar lo que nos tiene locos.

Y Gatito, pobre, ella también lo está pasando mal. Esta es su segunda semana de guardería, y no lo lleva nada bien. Y eso que la tienen en brazos casi toda la mañana. Y sí, mientras la tienen en brazos, está bien. Pero en cuanto la bajan al suelo... se va a la puerta llorando. Menos mal que en su guarde tienen a dos profes por clase, y se la turnan. Entre eso, sus dos primeros dientes, y sus primeros tres catarros...  Eso sí, la teta es maravillosa, porque ha pasado por tres catarros, casi sin fiebre y ventilándoselos en 48 horas, mientras que yo sigo arrastrando el que me cogí ese día bajo la lluvia. Y Guardabosques también.

Del cansancio, del no dormir (Pollito tiene pesadillas, Gatito se me agarra cual koala toda la noche, hipando dormida), tenemos los dos una cara que da pena vernos. Me he comprado una crema hidratante de esas que tienen maquillaje y todo (para los que no los sepáis, no me he pintado en la vida). A ver si dejo de dar tanto susto, que mis amigos me preguntan preocupados si estoy enferma.

Pues eso,
Maldita semana...

PD: hoy no pongo fotos, que con esa primera os hacéis una idea de nuestra pinta. Como sigamos así, no nos va a hacer falta disfraz para Halloween.


Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

domingo, 29 de septiembre de 2013

Desarrollo psicomotor acelerado

Ella también quiere salir a montar en bici
Vamos, mis niñas, que no paran quietas.

Porque si Pollito ya no paraba un minuto, lo de su hermana es aún más fuerte. Digamos que Pollito se pasaba todo el día en un nivel de actividad 8-7. No le gustaba nada dormir ("Esa pérdida de tiempo").Al final del día, caía a un nivel de actividad de 4, lo imprescindible para dar cabezadas agotadas, pero despertarse con lo mínimo: rayito de sol, mínimo ruido, sensación de "alguien ha entrado en mi cuarto y ha movido el aire"...

Gatito, en cambio, va como por ondas. Se despierta, está como media hora tranquila, luego tiene un pico de hiperactividad de unas dos horas, luego se pone tontona y se duerme. Tres horas despierta, 40 minutos o 1,30 h durmiendo, normalmente con una transición tranquila de despertar a dormir o de dormir a despertar. Como más organizado todo.

Eso sí, en el pico de dos horitas de actividad... ¡Madre mía del amor hermoso!

Ya casi casi de pie
Está en esa etapa de los descubrimientos, en la que todo es novedad. Con sus siete meses recién cumplidos, ya gatea a velocidad de vértigo por toda la casa (tiene callos en las rodillas y heridas en los empeines, del esfuerzo), y se pone de pie si se agarra a algún objeto. En una casa llena de estanterías os podéis imaginar...
¡Conseguido!
Se pasa el día recorriendo la casa de un lado para otro para cogerlo todo y llevárselo a la boca. Y con una hermana con espíritu artístico (pinturas y ceras por los suelos, trocitos de papel recortado por todas partes, taruguillos de plastilina everywhere...).

Qué paciencia... Lo naranja es plastilina ¿me entendéis?

Pues eso, complicado el asunto. No sé cuantos papelillos le he sacado ya de la boca, da igual lo atenta que estés, lo que recoja su hermana (que estamos consiguiendo que recoja ¡¡Aleluya!!)... no sé de dónde los saca, pero los encuentra. Y a la boca. Y eso sin contar con los pelos del gato, arrancados directamente de la fuente. Pobre Mi, es una santa.


También ha descubierto el pasatiempo favorito de su hermana a su edad: sacar los libros de los estantes y desparramarlos. Divertidísimo, oiga.

Mal no se lo pasa, no...
Pero su hermana no se queda atrás. Vamos a tener que cambiarle el apodo a Ardillita. Se pasa el día trepada o saltando. En casa, en el jardín, en el parque... no hay superficie que se le resista, horizontal o vertical. Se tiene que subir a todas, colgarse y ponerse boca abajo. He perdido la cuenta de las veces que la he regañado ya por colgarse de las puertas de los armarios y de los pomos de las puertas. En una de estas se queda con el pomo de la puerta en la mano, y nosotros fuera sin poder entrar en casa. Con lo caros que son los cerrajeros.

En fin, para que luego digan que no descendemos del mono. Claramente, no han visto a mi niña jugar en los columpios. No hay cuerda, barra horizontal, vertical o tirolina que se le resista. Tirolina, sí. Este verano pusieron una en un parque cerca de casa, y se volvió adicta.

Porque mi niña va por rachas, supongo que como todos.


Este verano primero el darse sola en los columpios. Lo consiguió.
Luego fue tirarse al agua (con manguitos). Hasta que le perdió el miedo a meter medio segundo la cabeza en el agua no paró.
Luego fue nadar. Sin manguitos. En diez días, prueba superada. No que nade como un pez, pero mal no se le da.
Luego fue la barra vertical del parque, la de los bomberos. Dos tardes, sin parar. Prueba superada.

Ahora estamos con la bici. Hemos encontrado una con pedales pero sin ruedines, lo suficientemente pequeña para ella. Una semana, y ya se apaña pero la mar de bien. Ya no hay ni que agarrarla al principio hasta que coge velocidad. Ya sale solita y todo. Más feliz...


Y así son mis niñas, que se les mete algo entre ceja y ceja, y no paran de repetir hasta que les sale. Y les sale bastante deprisa, oye...

Gatito empieza la guarde este lunes. Espero que ellas consigan tenerla más entretenida con menos peligro. El lunes empezamos con una horita, a ver que tal se nos da, ya os iré contando.

Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

lunes, 9 de septiembre de 2013

Intentando volver a la "normalidad"



Por fin, parecía que no íbamos a llegar... pero ya ha llegado la vuelta al cole. Ha sido un verano muy largo, con mucho ajetreo. Mucha piscina, y una intensidad infantil que hacía peligrar mi sano juicio.

Es lo que pasa cuando tienes dos niñas que se acuestan a las 11, se levantan a las 8, se resisten a echar siesta o no se la echan directamente (la mayor) o que se despiertan en horarios desesperadamente variables (o te duermen seis horas o se despiertan cada veinte minutos, o cada 40, o cada hora y media, o cada tres, cada día una combinación aleatoria...). Los días se hacen muuuuuyyy largos.

Hoy echo mucho de menos a Pollito, que esta mañana ya se ha ido al cole "de cuatro" muy contenta, dejando la casa muy tranquila y silenciosa. Y eso que este mes Gatito todavía estará conmigo todo el día, pero para el mes que viene empezará la guarde, por lo menos por las mañanitas de 9 a 13h, para que yo pueda organizarme un poco. Luego, según vaya creciendo, y dependiendo de cómo vaya ella, y mi nuevo trabajo (ya os contaré más cosas más adelante, que no lo quiero gafar) empezará a ir a jornada completa (hasta las 4). Veremos...


Por lo pronto, yo necesito unas vacaciones de las vacaciones, para organizar papeles, cuentas, proyectos de obra, clientes antiguos y nuevos, protocolos... ¡y el blog! que lo he tenido totalmente abandonado, y tengo un montón de historias, pensamientos y recetas para publicar.

Un breve resumen de este verano, para abrir boca, que este verano hemos crecido todos mucho.

Pollito ya nada, no como un pez, pero lo suficiente como hacerse un "corto" de la piscina sin ahogarse. Es increíble lo que pueden cundir ocho días de clase a una niña de tres años.


Gatito empezó el verano a teta total, y sin levantar un palmo del suelo. Ahora ya se voltea, se sienta y gatea (eso lo tenía que hacer bien, claro) por todas partes. Hemos pasado a la fase lo-cojo-todo-y-me-lo-como, así que aprovechamos para introducir la alimentación complementaria, poquito a poco. Tipo pasta o mini trocitos, por ahora le gusta todo lo que le hemos puesto por delante. Por recomendación del médico de digestivo de Pollito hemos empezado también con el gluten, y no hay nada que la entretenga más que mordisquear un trozo de pan. El día que le salgan los dientes, no va a haber quien la pare.

Y poquito a poco, seguiremos informando.

Nos vemos!


Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

miércoles, 10 de abril de 2013

Los bebés abducen


Hoy, entrada, por fin. Llevo mucho tiempo sin escribir, y ya tenía mono. Pero tiempo... tiempo es lo que no tengo.

Y es que con lo pequeños que son, cuánto tiempo necesita un bebé. Y lo que no necesita, se lo das tú. Porque no puedes soportar dejarlo, no puedes soportar dejar de mirarlo. Y encima Gatito, esta semana, ha empezado a fijar la mirada y a sonreír. Y entonces ya no lo puedes resistir, y te desmoronas en un montón de babas....

Pues eso, que aquí seguimos, con la falta de rutina de un bebé de mes y medio, que a veces duerme y a veces no, que a veces mama cada tres horas, y a veces cada hora, que a veces está tranquila y contenta para llorar y retorcerse medio segundo después... lo típico, vamos.

Todo hay que decirlo, después de tener un bebé de tan alta demanda como fue Pollito, que no había forma de depositarla en una superficie plana y que aguantara ahí medio minuto, Gatito está siendo más fácil. Se duerme de vez en cuando en la hamaca (la pones cuando está cansada, cierra los ojos, agarra el chupete  y se duerme ¡estamos flipando!). Por la noche, duerme en su cuna, y se queja, le pones el chupete y le apoyas la mano ¡y se vuelve a dormir!

No sé si es que tenemos mucha suerte, o que Pollito nos dejó el listón muy bajo ;) en cuanto al sueño de los bebés se refiere.

Con las tripas estamos algo regular. Le sigue costando mucho echar gases, y se retuerce la pobrecilla cada vez. Pero también es verdad que entonces la pones en el pañuelo, y mano de santo, se cuaja en un momento y ya no se despierta hasta que tiene hambre. El problema es cuando no la puedes llevar en el fular, porque tengas que cocinar, o cenar, o lo que sea. El detector de "comida en la mesa" lo tiene afinadísimo.

La pobre Gatito tuvo un brote de dermatitis seborreica, y se nos llenó de granitos. Sobre todo en cara y cuello, se puso fatal. La pediatra nos recomendó una crema, y ponerle toda la ropa de algodón 100%, lavada con jabón neutro y sin suavizante. Ha funcionado, y en unos días se le ha quitado todo, menos la costra láctea, pero esa no me importa mientras no se le ponga excesivamente fea. Pero menos mal, porque el siguiente paso era que yo hiciera una dieta de eliminación, por si a Gatito le daba alergia algo de mi dieta. Y sin soja y sin huevos puedo vivir, pero sin leche... y sin los tres ingredientes, y sin gluten ¿qué me iba a quedar? Menos mal que al final no ha hecho falta.

Pintarse la cara, entretenimiento para los días de lluvia

Y Pollito parece que no lo está llevando demasiado mal. Yo pensaba que iba a ser más difícil, porque tiene bastante genio. Pero no le ha dado por las rabietas, casi. Sí que está más mimosa, y quiere estar todo el rato con nosotros, sobre todo con Guardabosques. No quiere quedarse sola ni un momento, y todo el tiempo quiere jugar acompañada. Si tenemos en cuenta que no ha parado de llover desde que nació su hermana y no hemos podido salir de casa... la cosa se vuelve algo agobiante.

Pero a su hermana la quiere con locura. Si nos ve con Gatito en brazos, en seguida se acerca a besar a su hermana, y para mimarla y decirle cosas. Y si está en su hamaca, o llora, le canta, le cuenta cosas... yo me derrito. La hemos nombrado "reponedora de chupete" oficial, y le gusta. El mayor problema, como siempre, a la hora de dormir. Quiere que estemos los dos en su cuarto,  pero como su hora de acostarse suele coincidir con la "hora mala" de su hermana, no es muy viable. Casi siempre acabamos enfadados, porque entre los llantos de la una, los de la otra, y lo cansados que estamos, se hace muy cuesta arriba. Además ha vuelto a adelantar la hora de despertarse pero... sigue durmiendo del tirón, así que no me voy a quejar nada.

Y Gatito con su hermana... es increíble. Está enamorada. La sigue con la mirada, le sonríe, la mira super atenta. Para lo pequeña que es, y se nota que le encanta. Espero que le dure muchos años... ;)


Yo sigo medio zombi, pero algo menos que con Pollito. Gatito puede dormir 4-5 horas seguidas cada noche, cosa que con Pollito no conseguimos hasta los dos años... no me puedo quejar. Los ratos libres, cocino. Tengo un hambre de dulce desaforada, y ganas de pan. En cuanto tenga tiempo, tengo varias recetas guardadas de las que mejor han salido. El pan... avanzo despacio, pero avanzo. Por ahora tengo el sabor muy conseguido, y la textura más o menos. Me falta un levado más homogéneo.

El trabajo lo tengo casi paralizado, como la tesis. Cosas que pasan, no doy para mucho más. Eso sí, la nueva empresa parece que avanza, y que al final conseguiremos sacarla adelante. No cuento más que no lo quiero gafar. Pero si sale bien... :))

Me voy a hacer la comida, que, como no, vuelvo a tener hambre. La lactancia materna me pide agua y calorías a lo bruto. Se me está quedando un tipín monísimo.

Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

viernes, 8 de febrero de 2013

Más que amigos


Me parece increíble que hace seis meses estuviéramos preocupados por las dificultades que tenía Pollito con los otros niños. Se pasó varios meses que no quería ir a la guarde, porque los niños la "pegaban"... bueno, la pegó un niño una vez, pero se le quedó muy marcado, y lo arrastró mucho tiempo.

Tuvimos una temporada difícil, con ataques de vergüenza y "papitis" con los adultos, y desconfianza total con los otros niños. No quería jugar con nadie que no fuéramos nosotros. Sólo jugaba con su amiga C., y eso sólo de vez en cuando. Con su amigo H., con el que lleva jugando desde que nació (y antes, que yo iba a gimnasia para embarazadas con su madre), también jugaba, pero a su lado, no con él.

Con esa inseguridad de padres primerizos (y tímidos), nos preocupamos, le dimos vueltas a cómo hacer que se sintiera mejor... pero al final no hicimos "nada". Decidimos apoyarla, no insistir en el tema, y jugar con ella cuando no quería estar con otros niños, achucharla cuando nos pedía mimos delante de otras personas, e intentar no forzar las situaciones ni darle más importancia al asunto.

Tres meses después comenzó el colegio. Pensamos que lo iba a pasar fatal. Los "niños grandes" todavía le daban miedo, y eso que en la guarde las clases las agrupan de seis meses en seis meses de edad. En la guarde era la más peque de su clase, pero los mayores tenían seis meses más que ella, como mucho. En el cole, la diferencia sería de un año entero. Por lo menos, cuatro de sus compañeros iban con ella a la guarde, y por lo menos no le eran del todo desconocidos.

En el cole les hicieron un periodo de adaptación estupendo. Poquito a poco, les fueron presentando a sus nuevos compañeros, de cinco en cinco cada vez. Al tercer día, nos pidió quedarse a comer en el comedor del colegio, con sus nuevos amigos. Y empezamos a flipar. Y la dejamos, claro, si ella quería...

Con lo que tampoco contábamos fue con la ayuda de su amiga C. A C. la conocimos cuando Pollito tenía menos de un año. Es vecina, hija de los amigos de unos amigos, y tiene justo un año más que mi niña. Es una niña muy dulce y cariñosa, y se llevaron bien desde el principio. C. va al mismo cole que Pollito, sólo que a otra clase, claro, porque tiene un año más. No comparten clase, pero comparten patio.

Desde casi el primer día de cole, C. empezó a buscarla en el patio para jugar con ella. Pollito se unió a su grupo de amigos de 4 años, y bajo esa "protección" de los mayores, ha ido perdiendo el miedo a los niños grandes, y ha hecho un montón de amigos.

Como los niños de 4 años ya quieren celebrar su cumple, comenzaron a invitar a Pollito a sus fiestas. Y ella encantada con el jolgorio, claro. En Octubre empezó a planear su cumple, a decidir a qué amigos invitar. La lista cada vez se hacía más grande...

Pero con las amistades y los amores ¡ay!, llegan los desamores. Después de varios meses de "idilio", su amiga C. ha tenido una etapa complicada, y ha vuelto de las vacaciones un poco rara. No quería salir al patio, ni jugar con otros niños. Y Pollito ha estado desolada durante días. Pasaba las tardes muy triste, e incluso algún día ha vuelto del cole llorando. A mí se me partía el alma, que te rompan el corazón a esta edad...

Intentamos explicarle que podía jugar con otros niños en el patio, no sólo con su amiga C., y que su otra amiga CC. seguro que quería jugar con ella. Le preguntábamos los nombres de sus otros amigos, y le explicábamos que si C. no quería jugar, pues tenía a todos los demás para elegir.

Ahora C. está mejor, ya quiere jugar más,  y a Pollito se le está pasando la tristeza. Y eso que ha llovido varios días, y como no están saliendo a jugar al patio, casi no se han visto. Parecía que Pollito había conseguido ampliar el círculo de amistades otra vez.

Hasta ayer. Os transcribo la conversación a la salida del cole.
- ¿Qué tal ha ido hoy?¿Habéis salido al patio? (A ver si hoy está contenta porque ha visto a C. o no...)
- No... (mi niña no suelta prenda por sí sola, hay que  hacerle el tercer grado)
- ¿Con quién has jugado hoy?
- Con CC no, ya no es mi amiga... (¡Ostrás! ¿dos roturas de corazón en dos semanas?)
- ¿Y eso, os habéis enfadado?
- No, es que ahora soy la novia de E (Ataque de risa de su madre, alivio total, intriga absoluta)
- Bueno Pollito, pero por ser la novia de E no tienes que dejar de ser amiga de CC, puedes hacer las dos cosas a la vez
- Pero es que ahora soy la novia de E, CC ya no es mi novia... (me parece que tenemos un lío con los términos...)
- Pollito, un novio es el niño que más te gusta de todos.
- Entonces mi novio es I.
- ¿Pero tu novio no era E.?
- Bueno, pues los dos (tendrá morro, la tía)
- Pollito, novio es mejor tener sólo uno, que los demás se enfadan...

Qué tía, en seis meses hemos pasado de ser una ermitaña a una rompecorazones... cómo cambian los niños en nada de tiempo.

¿Y yo?
Pues aquí sigo, esperando. Pero hasta el día 20 no salgo de cuentas, así que todavía hay tiempo. Parece que una vez he pasado la racha de las contracciones, la niña está mucho más cómoda y ha decidido quedarse otro poquito. Si no fuera por la acidez y el dolor de espalda... por mí se podía quedar hasta la semana 42. Claro, que ya me han dicho que si la peque llega a pesar más de 3,5 kg me provocan el parto, que tienen miedo de que si no no pueda salir. Pero vamos, estamos ahora en 2,900 kg, así que tenemos tiempo.
¡Seguiremos informando!

Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

domingo, 9 de diciembre de 2012

Síndrome de nido: ya estoy en el tercer trimestre de embarazo, y se nota


Pues sí que se nota que ya estoy en el tercer trimestre, sí. No sólo la forma física me delata (estoy tremenda...), es que ya empiezo a notar los cambios físicos y emocionales de la recta final. Aparte de la indigestión y la acidez, y las carreras al baño post-patadita, estoy notando a lo bestia los cambios psicológicos.

Lo primero es el humor. Estoy ciclotímica perdida. Paso de la exaltación a la depresión en segundos, y de ahí a la cólera sólo tengo medio paso. Guardabosques intenta seguir el ritmo pero le cuesta, le cuesta... Y a mí también, aunque al rato me doy cuenta de que ha sido algo hormonal "involuntario", y a veces me siento fatal... También estoy mucho más mimosa (a ratos) o mucho más arisca (los otros ratos). Vamos, la montaña rusa.

Ropita de bebé. ¿Existe algo más mono?
Pero lo que más he notado en estas últimas semanas ha sido el síndrome de nido. Pasé por unas semanas en las que sólo podía pensar en comprar ropita de bebé. Al final tuve que irme de compras...

La siguientes dos semanas, me las he pasado mirando planos de la casa. No sé por qué, con los embarazos me da con pensar en reformas. Con el anterior, acabábamos de terminar nuestra "obra del Escorial" particular, y no lo noté tanto, pero ahora... Sólo puedo pensar en reorganizar el cuarto de las niñas, cómo voy a poner las camitas, que tengo que comprar una cómoda nueva, que si el cuarto que ahora es de invitados va a ser cuarto de juegos... Tampoco ayuda a que a la hora de comer lo único que me apetece ver sea "Tu casa a juicio", y me pase los días viendo remodelar casas.

No soy yo, pero tengo una foto igual
También estoy dándole vueltas a la cabeza a si pintarles esa habitación, con un castillo, y hadas, y dragones, y caballeros... Teniendo en cuenta que en el embarazo anterior a estas alturas me pasé un mes en mono de pintor, subida a una escalera, pintando un mural... pues no me extraña nada.

Pero lo que me hace más gracia es que cuando empieza la fase no me doy cuenta. Tardo como una semana, entre que me da el "pronto" obsesivo-compulsivo, y de repente pienso, "Anda, ya estoy otra vez hormonal perdida". La verdad es que tranquiliza, porque el pronto es fuerte, una piensa que se está volviendo loca...

Y hoy me he puesto a limpiar el horno. Estoy fatal...

Y preveo que pronto me dará por cocinar.

¿Tiene esto sentido? Pues resulta que sí. He estado mirando artículos por internet, y se describen tres fases emocionales en los embarazos. Uno por trimestre, favorecidos por los cambios hormonales. Se supone que ayudan a los nuevos padres a adaptarse a los cambios.

El primer trimestre se caracteriza por un sentimiento de "separación del mundo", de necesidad de concentrarse en una misma. Se cree que fomenta la aceptación del embarazo y de los cambios que están por venir. Las náuseas, y el sueño también ayudan a esta reclusión en una misma. También es una época de ansiedad y pesadillas. Por lo visto las pesadillas ayudan a aceptar ese miedo a lo desconocido, y la ambivalencia entre ¡Qué bien, estoy embarazada! y el ¡Dios mío, pero ¿qué hemos hecho?!.

El segundo trimestre es más descansado. Se supone que es un tiempo de espera, de intermedio, que se centra en pequeños cambios físicos y la aceptación real del embarazo. La tripa empieza a notarse, y se sienten las primeras patadas. La mujer empieza a querer de verdad su cuerpo embarazado, y a cogerle cariño al bebé.

El tercer trimestre tiene otra vez cambios emocionales fuertes. Miedo al parto prematuro, al parto en sí, al bebé que viene... Otra vez aparecen las pesadillas. Los síntomas negativos del último trimestre se supone que nos preparan para aceptar el parto, a separación emocional del bebé. Sirven para pasar del "qué bonito es estar embarazada, me quedaría así siempre", al "por favor, quiero que este bebé salga YA".


¿Y el síndrome de nido? Pues también sirve para todo esto. Preparando la ropa, creas vínculos con ese bebé que todavía no tienes en brazos. Remodelando y redecorando, le haces un hueco en tu casa, en tu vida. Limpiando y fregando, te haces más consciente de los cambios que están por venir, aparte de dejar la casa limpia y la comida preparada para ese postparto en el que te sientes incapaz de hacer nada que no sea mirar al bebé dormir y mamar...

Teniendo en cuenta todo esto, una se siente un poco menos loca, un poquito más normal. Un poquito más animal, también. Y un poquito más madre.

Y ale, que me voy a terminar de limpiar el horno, que se ha quedado a medias. Y no os preocupéis, que si al final pinto el mural, os pondré fotos.

Bibliografía:


Pregnancy and Psychological Preparation for Parenthood, Fred Tudiver, Judy Tudiver
Can Fam Physician. 1982 September; 28: 1564–1568.
PMCID: PMC2306598



Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

martes, 4 de diciembre de 2012

Gatos y bebés ¿es posible? (II)


Bueno, pues como quedamos el la entrada anterior, sobre la toxoplasmosis, aunque una se haya quedado embarazada, el gato no tiene que irse a ninguna parte. Nos lo quedamos. Vale. ¿Y ahora qué?

Todos los cambios son duros para los gatos. Decimos que son maniáticos, caprichosos... pero ellos no son así. Los gatos son igual de adaptables que el resto de los animales. Lo que pasa es que la mayoría de los gatos pasan toooda su vida encerrados entre cuatro paredes, sin salir, y sin mucho cambio. ¿Qué pasa? Que se vuelven cuadriculados. Les cambias un mueble de sitio, y les da un ataque de nervios.

¿Entonces, cuando venga el bebé?

Sobre todo no agobiarse. Desde que nos enteramos del embarazo, hasta que viene el bebé a casa, pasa mucho tiempo. Este tiempo podemos aprovecharlo para ir acostumbrando al gato a los cambios que vendrán.

¿Dónde va a comer?
La comida del gato, mejor en en alto
Probablemente, le tengas que cambiar la comida de sitio. No es buena idea tener comida de gato en el suelo, al alcance de un bebé curioso que gatea. Sube su cuenco a una mesa o estantería, desde ya. Al gato le gustará más el nuevo sitio, te lo aseguro. Y no tendrás a tu niño metiéndose "caramelitos" en la boca en un descuido.

¿Dónde va a dormir?

Pues en el cuarto del bebé, no. Si el bebé va a dormir con vosotros en vuestro cuarto, pues ahí tampoco. A los gatos les encantan los sitios suaves, calentitos y mulliditos. Pensad en una cuna. El lugar perfecto desde el punto de vista del gato. Les pirran esas mantas suavecitas, la cavidad, todo. Pues, o cierras el cuarto para que no entre el gato a no ser que sea bajo estricta supervisión, o le pones a la cuna un dosel o una mosquitera. Así no tendremos sustos. No es que nos preocupe que el gato sea agresivo, sino que se tumbe encima y no le deje respirar.

Cubre cuna, este es chulísimo, pero vale una mosquitera normal
A partir de los dos años del niño, ya puedes dejar que duerman juntos, si quieres. Porque tu niño fijo que querrá. Y de las alergias no te preocupes. Está demostrado que los niños que conviven con animales desde el nacimiento, tienen mucho menor riesgo de alergia que los niños que no. Estarás ayudando a su sistema inmune a ser normal.

A partir de los dos años, ya no hay peligro de que duerman juntos

¿Y la caja de arena?

Mejor si acostumbras a tu gato a usar una con tapa, cerrada. Si no, puedes poner una puerta gatera, o una reja antiniños en la puerta de la habitación donde esté la caja. Así el gato podrá entrar y salir cuando quiera, pero el niño no tendrá acceso a la caja.

Caja de arena cerrada

¿Qué rutinas van a cambiar?

Para un gato, pocas. Es cierto que le vas a poder hacer menos caso, pero a los gatos, con que "estés ahí", les vale. Y cuando tienes un bebé, estás más. Y tener a un niño en brazos no es excusa para no acariciar al gato. Así que el gato, feliz. Vas a subir la calefacción, el gato feliz. Y vas a lavar a un niño en una bañerita, y el niño chapotea. El gato feliz.

Sí que van a cambiar cosas de la casa, claro. Prepararás la habitación del bebé, con su pintura nueva, los muebles... deja que el gato lo investigue todo. Si se frota contra las nuevas cosas, es que está a gusto, déjale. No le dejes que se suba a los muebles nuevos, aunque todavía no haya bebé. Ni a su cuna, ni al cuco, ni al carrito, ni al cambiador... Así te evitarás sustos más adelante. También puedes dejar la puerta del cuarto cerrada, y sólo dejar pasar al gato a ratos, siempre vigilado.

¿Cómo presentamos el bebé al gato? 

Con paciencia y espacio. Cuando lleguemos a casa, se lo enseñamos. De lejos. Y si el gato se quiere acercar, que se acerque. Y si no, pues no. No forzar al gato a acercarse, forzar a un gato nunca es buena idea. Poco a poco le picará la curiosidad, y se irá acercando a investigar. Premiar estos acercamientos con palabras bonitas y caricias (si al gato le gustan). La clave es permanecer tranquilo, calmado.

Despacio, con calma y sin forzar el contacto
El gato puede tumbarse a tu lado, oler al niño, chuparle o tocarle con una pata. Nada más. Con un recién nacido, tampoco querrá tener más interacción... sobre todo, evitar que se le tumbe encima, cogiéndolo y apartándolo, si hace falta.

Si tú o el niño estáis nerviosos, el niño está llorando, etc., no es momento de presentaciones. Aléjate a otra habitación, y espera a que el niño se tranquilice. Cuando todos (incluido el gato) estéis más calmados, volvéis a empezar. Sabrás que tu gato está nervioso si: dilata las pupilas (el negro del ojo se infla), echa las orejas para atrás, se eriza o bufa.

Este gato se está cabreando: está tenso, agacha las orejas y fija la mirada
Si el gato reacciona mal delante del niño, (con alguna de las conductas anteriormente descritas) chistarlo (chsssst) y alejarlo. Si el gato es arisco, y ha sido agresivo alguna vez con algún otro miembro de la familia, puede ser buena idea tener a mano un spray de agua, y lanzarle un chorrito. La idea es alejarlo, pero no aterrorizarlo, porque si no tendrá asociaciones negativas con el bebé, y eso es lo que no queremos. Probablemente es que hemos ido con las presentaciones demasiado deprisa. Reacciona cuando el gato esté empezando a ponerse nervioso. No esperes a que arañe o salte sobre vosotros. Interrumpe su comportamiento con el chistido en cuanto veas que empieza a reaccionar mal, y aléjalo cuanto antes.

Darle al gato el tiempo que necesite, es la clave de la cuestión. Si necesita 15 días para acercarse, pues 15 días. Si 15 segundos, pues 15 segundos. Lo que el gato necesite. Repito, no forzar.

Jugando con el gato

Si es que los bebés pueden tener mucho peligro
Cuando el niño es algo mayor, habrá que intervenir más. Los niños mueven las manos rápido, y a algunos gatos les entran ganas de "cazar" esas manos. Pues se chista, se aparta al gato, y tranquilamente.

A los niños les atraen muchísimo los animales. Les encanta agarrarles del pelo, de las orejas, del rabo... y tirar. Hay que enseñarles a acariciar al gato, a que no se le puede dar tirones. Lo mejor es coger la manita al niño, abrirla, y acariciar al gato, mientras dices "así, suave, suave" o algo repetitivo por el estilo. Mi niña con cuatro meses aprendió en una tarde a acariciar a los bichos, y a no tirarme del pelo, de una tacada. Luego habrá que "recordárselo" alguna vez más...

Sitios altos para escapar (no hace falta llegar a esto)
También tenemos que ser realistas. Nuestro niño tendrá algún arañazo, seguro. Les encanta molestar al gato, son así. Y los gatos no suelen tener mucha paciencia. Así que pondremos sitios altos para que el gato descanse, repisas, estanterías... con un cojín o una mantita. Que no alcance el niño, y el gato pueda "escapar". Tenemos que ayudarles a que lleguen a un "pacto de no-agresión" mutua.

Si tienes miedo de que tu gato llegue a arañar al niño, tienes varias opciones de control. Lo primero, cortarle las uñas al gato, mantenérselas romas. También hay fundas de silicona, que se pegan con pegamento a las uñas. Duran como un mes, hasta que el gato cambia la funda de la uña, o se le despegan. No desungules al gato*.
Jugar siempre con juguetes, no con las manos
Fomentaremos el juego entre los dos, siempre con objetos y no con las manos o partes del cuerpo. Tenemos que enseñar al niño a que a los gatos no les gusta mucho lo del achuchón, pero les encanta perseguir cosas que se mueven. Dale a tu niño de un año una linterna en un pasillo oscuro, y tendrás a los dos entretenidos durante bastante rato. O un plumero, o una cuerda con una bolita de papel de plata al final. Antes se cansa el gato que el niño, te lo aseguro.

Poco a poco irán creando su relación propia. Dependiendo de la personalidad de cada uno, podrán ser verdaderos amigos, o compañeros de piso que se medio ignoran. Pero con los gatos... ellos deciden qué clase de relación quieren tener. Nosotros sólo podemos darles espacio, tiempo y controlar salidas de tono, por ambas partes.

Y probablemente te pase como a mí. Mi y Pollito no son grandes amigas, pero luego repasas las fotos y... Mi siempre sale por ahí... siempre cerca. No aporta mucho, ¡pero no se pierde una!

PD: Hay gatos que llevan pero muy mal cualquier cambio. Se ponen ansiosos, o agresivos. Si crees que tu gato es uno de esos, y que va a llevar fatal lo del nuevo bebé, acude a un profesional antes de que tu bebé nazca. Hay feromonas (sprays y difusores) que le ayudarán a tolerar mejor los cambios, tratamientos de hierbas o incluso medicación para la ansiedad. Consúltame si quieres, que para eso estoy.

* La desungulación es una cirugía que a veces se practica en los gatos muy agresivos. Es una mutilación, super dolorosa y agresiva para el gato. Para desungular a un gato, hay que cortarle el primer hueso entero de cada dedo. Sí, el primer hueso de cada dedo, enterito. Para mí, no es una opción.

Bibliografía: 

Clinical Behavioral Medicine for Small Animals, Karen Overall, Ed. Mosby 1997.

Holscher B., Frye C., Wichmann H.E. & Heinrich J. (2002). Exposure to pets and allergies in children, Pediatric Allergy and Immunology, 13 (5) 334-341. DOI: 

Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

jueves, 29 de noviembre de 2012

"Durmiendo" con los abus

En ElisabethBlumen
Pollito se está haciendo mayor, y se va notando en detalles de los que uno no se da cuenta, hasta que te sorprenden.

Pollito es algo tímida. Bueno, la verdad es que no es timidez, es que le cuesta "calentarse" en las relaciones sociales. Me explico. Hasta hace nada, ya podía haber visto a alguien treinta veces, que los diez primeros minutos los pasaba abrazada a nosotros. Y no hacía distingos, ya podían ser sus abuelos (con los que ha pasado varios días de vacaciones), sus tíos, los padres de sus amigos, o completos desconocidos. Diez minutos de mimos y mutismo antes de soltarse. Luego se suelta, y es la niña más feliz, más dicharachera del mundo.

Con los niños no le pasa esto, a no ser que no los conozca de nada, claro.

Pero desde hace como un mes, ha cambiado totalmente. Con los desconocidos sigue así, pero ¿familia y amigos? Entra saltando en sus casas, contando las novedades y hasta dando besos. Me han cambiado a la niña, oye. Y nosotros no hemos hecho nada, excepto estar ahí, y si quería mimos dárselos cuando le entraba el sustillo.

Disfrazada de hada de las flores
El cambio que ha dado con los abuelos y con su tía, espectacular. Les pide que jueguen con ella, se ponen a pintar, a hacer collages... dejamos de existir. El otro día, con unos trozos de papel pinocho y unas pinturas, su tía le hizo un disfraz de "hada de las flores", con alas y todo. La niña flipaba (y yo también, hay que ver lo que es capaz de hacer mi hermana con tres trozos de papel...).

La semana pasada Guardabosques y yo tuvimos cena de amigos, con mis compis de facultad. Dejamos a la niña a dormir con sus abus. Era sólo la segunda vez que lo hacíamos, porque con lo mal que duerme, como que nos sentimos culpables de dejar a alguien (vamos, a mi madre) castigado sin dormir... Por lo visto tuvo un ratito de llorera-quiero-a-mi-papá, pero al final se durmió. A mitad de la noche se despertó y mi madre tuvo que dormir con ella. Lo típico. Pero cuando volvimos, estaba super contenta con sus abus, y no quería irse por nada del mundo.

Esta semana, Guardabosques trabajaba, y no teníamos ningún plan. Bajamos a comer con los abus y la TiaIsa (y la Bis). Vamos, lo que hacemos todos los sábados, comida familiar. Me llevé el pijamita, porque si se hace tarde aprovecho, le doy la cena, la baño, la pongo el pijama y luego cojo el coche. La esperanza es que se duerma por el camino... je,je.

Pues el caso es que Pollito dijo que se quería quedar a dormir. ¿Ein? ¿Hoy? ¿De verdad? De verdad de la buena. Mis padres se arreglaron con mi hermana, que también quiso quedarse para estar con su sobri. Ni un problema, ni un lloro. Se durmió bien, durmió casi toda la noche del tirón, con su TiaIsa al lado, y no se levantó hasta las 8. (¿¿¿¿Por qué???)

"Ayudando" a hacer ramos de flores
Por la mañana acompañamos a la TiaIsa a su taller, que no lo habíamos visto todavía. Es un espacio estupendo, con mucha luz, y decorado precioso. Está lleno de latitas, cacharritos, papelitos de colores, muñequitos... todo lo que hace falta para decorar una boda atípica de esas que hace mi hermana. Pollito se lo pasó genial jugando con todas las cositas, pululando por allí, y ayudando a mi hermana a montar ramos de flores.

Nuestro regalito de despedida
Me la tuve que llevar llorando a casa, ¡quería quedarse con mi madre otra noche!

Qué cosas, qué mayor es ya.
Pero lo mejor de todo es ¡¡podemos volver a cenar!! ¡¡y al cine!!
(eso sí, sesión de tarde, que yo a las 22:30, en un cine a oscuras, no aguanto despierta ni bajo el agua).

PD: visita tú también el taller de mi hermana, en www.elisabethblumen.com : flores y cosas, decoraciones para eventos y bodas con un toque especial.

Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

domingo, 28 de octubre de 2012

Lo que cunde una hora de más

En qué estaría pensando, qué peligro 
 "Así tenemos una hora de más para dormir", era lo que pensábamos antes, cada vez que tocaba cambio de hora.

Ja. Dormir, que ilusos, pero ¿qué es eso?

Para que os hagáis a la idea, os cuento todo lo que hemos hecho hoy. Porque cuando madrugas en domingo la cosa cunde, pero lo de hoy...

6:00: el reloj interno de Pollito dice que son las 7, y que toca levantarse. La oímos ir al baño con su linterna y trastear. Guardabosques se levanta, le dice que es de noche y que puede elegir entre volver a dormir en su cama o en la nuestra. Pollito dice que en la suya. Menos mal que esta noche ha dormido sin despertarse que si no...

6:10: Pollito enciende la luz de su habitación. Grita que quiere ir a la cama con papá y mamá. Para dentro.

6:40: Hartos de que nos trepen y nos cuenten cositas al oído (que sí, que muy mona...) la mandamos a jugar al salón. Y que se lleve a Tosca con ella. Y que se ponga los cereales, si quiere.

7:10: "Quiero un colacao"... (en mi casa se sigue llamando colacao al nesquik, aunque hace ya más de veinte años que hice el cambio, y ahora claro, colacao no entra en casa). Guardabosques, que es un sol, se levanta,  le prepara un vaso de leche y se vuelve para la cama a remolonear conmigo un rato. Aprovecha y le pone a Dora en la tele.


7:40: "¡Esto ya no me gusta!". Dora se ha acabado. Pues habrá que levantarse... Desayunamos, compartimos tostadas y nos hacemos unos mimos. Nos duchamos, nos vestimos y Guardabosques se afeita (¡Aleluya!) porque vamos a comer con la Abuela (su madre).

8:30: Mensaje de móvil. La Abuela se encuentra mal, hoy no sale a ningún sitio y  prefiere no tener visitas. Ale, a cambiar de plan. Jugamos un rato y yo busco una receta de pan para hacer. Decido probar uno de los "panes bauleros", a ver qué tal me sale. Ya que estoy, me apunto la receta de los gofres, a ver si tengo un rato.

10:00: Ya estamos cansados, y ¡sólo son las 10! Guardabosques decide llevarse a Pollito al parque, aprovechando el buen día que hace. Yo tengo una pila de ropa de la niña, recién heredada, para ver qué le sirve, ponerle el nombre, coserle cintitas... esas cosas de ama de casa que odio a muerte. Ordeno la ropa, separo invierno y verano. Preparo la masa para el pan, y la dejo en la amasadora. Pongo una lavadora. Marco toda la ropa a la que no hay que poner cintita, y al armario. Me saco de la manga una receta "impostora" de merluza en salsa verde, con unas patatas, una lata de alcachofas, una de cebolla frita, un chorro de jerez, una lata de berberechos y la merluza que (menos mal) ayer no nos cenamos.

12:30: Vuelven del parque, cansados y hambrientos. Le doy una palicilla a la masa, y dejo el pan levando. Comemos. Le pongo un Pepa a Pollito, para "ver si hace sueño" antes de la siesta. Ja. Se empeña en dormirse la siesta en el salón (no se lo cree ni ella).

14:00: Guardabosques se harta, y se la lleva a nuestro cuarto a ver si se duerme. Yo me siento en el sofá, con la idea de coser unas cintitas y dormir un poco. Aprovecho para ponerme un capítulo de Anatomía de Grey, en inglés y con subtítulos, que me acabo de bajar (con un par). Horneo el pan.


15:30: Pollito se levanta. Yo me he visto dos capítulos, pero todavía me quedan algunos jerséis. Es que coser mientras lees subtítulos es algo complicado. Madre multitarea, es lo que soy. Termino de coser las cintitas y recojo todos los restos de hilos que la niña se ha encargado de repartir por el salón. Tiro el pan, tipo piedra. Ya no me cabe en el congelador más pan rallado.

16:00: Guardabosques se levanta. Merendamos. Tendemos la lavadora. ¿Qué hacemos el resto de la tarde? Pollito necesita calcetines... Ala, al centro comercial.

17:00: 20km más lejos, compramos calcetines, leotardos y un pijama. Escuchamos un rato a una cuentacuentos (malísima, por cierto) y le compramos a Pollito un par de libros nuevos, porque a dos diarios, tenemos los de casa descuadernados, y ya no nos hace falta leerlos, que nos los sabemos de memoria. Preciosos, por cierto, los libros nuevos. Y a merendar al McDonald's. Parecerá mentira, pero de todo el centro comercial, es el que más confianza nos da en el tema sin gluten/sin leche. Hamburguesa con pan sin gluten para mí, McNuggets para Guardabosques, HappyMeal para Pollito.

20:00: Llegamos a casa. Nesquik, baño y a la cama. Preparo la ropa para mañana. Leemos los cuentos nuevos, doy los besos, canto las nanas y...

21:00: Parece que Pollito se ha dormido. Mañana nos toca madrugar, que a las 8:30 tenemos que estar en La Paz  para sacarle sangre a la niña, para el Endocrino. Pereza...


21:10: Escribo la entrada del blog. Hoy os quedáis sin fotos, que de eso sí que no me ha dado tiempo, y eso que tengo unas de este verano, de la playita, pendientes de colgar. Para la próxima "hora libre" tendrá que ser... Bueno, vale, os las pongo, que son muy bonitas, y como que apetece a estas alturas acordarse de las vacaciones.

21:30: He pasado las fotos por el GIMP, retocado y todo. Están hechas con el iPhone de mi padre, por eso la calidad tan rara. Me voy a tumbadazar al sofá. ¡Buenas noches!

Y a vosotros, ¿os ha cundido el día?


Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es