Bueno, pues como quedamos el la entrada anterior, sobre la toxoplasmosis, aunque una se haya quedado embarazada, el gato no tiene que irse a ninguna parte. Nos lo quedamos. Vale. ¿Y ahora qué?
Todos los cambios son duros para los gatos. Decimos que son maniáticos, caprichosos... pero ellos no son así. Los gatos son igual de adaptables que el resto de los animales. Lo que pasa es que la mayoría de los gatos pasan toooda su vida encerrados entre cuatro paredes, sin salir, y sin mucho cambio. ¿Qué pasa? Que se vuelven cuadriculados. Les cambias un mueble de sitio, y les da un ataque de nervios.
¿Entonces, cuando venga el bebé?
Sobre todo no agobiarse. Desde que nos enteramos del embarazo, hasta que viene el bebé a casa, pasa mucho tiempo. Este tiempo podemos aprovecharlo para ir acostumbrando al gato a los cambios que vendrán.
¿Dónde va a comer?
La comida del gato, mejor en en alto |
¿Dónde va a dormir?
Pues en el cuarto del bebé, no. Si el bebé va a dormir con vosotros en vuestro cuarto, pues ahí tampoco. A los gatos les encantan los sitios suaves, calentitos y mulliditos. Pensad en una cuna. El lugar perfecto desde el punto de vista del gato. Les pirran esas mantas suavecitas, la cavidad, todo. Pues, o cierras el cuarto para que no entre el gato a no ser que sea bajo estricta supervisión, o le pones a la cuna un dosel o una mosquitera. Así no tendremos sustos. No es que nos preocupe que el gato sea agresivo, sino que se tumbe encima y no le deje respirar.
Cubre cuna, este es chulísimo, pero vale una mosquitera normal |
A partir de los dos años, ya no hay peligro de que duerman juntos |
¿Y la caja de arena?
Mejor si acostumbras a tu gato a usar una con tapa, cerrada. Si no, puedes poner una puerta gatera, o una reja antiniños en la puerta de la habitación donde esté la caja. Así el gato podrá entrar y salir cuando quiera, pero el niño no tendrá acceso a la caja.
Caja de arena cerrada |
¿Qué rutinas van a cambiar?
Para un gato, pocas. Es cierto que le vas a poder hacer menos caso, pero a los gatos, con que "estés ahí", les vale. Y cuando tienes un bebé, estás más. Y tener a un niño en brazos no es excusa para no acariciar al gato. Así que el gato, feliz. Vas a subir la calefacción, el gato feliz. Y vas a lavar a un niño en una bañerita, y el niño chapotea. El gato feliz.
Sí que van a cambiar cosas de la casa, claro. Prepararás la habitación del bebé, con su pintura nueva, los muebles... deja que el gato lo investigue todo. Si se frota contra las nuevas cosas, es que está a gusto, déjale. No le dejes que se suba a los muebles nuevos, aunque todavía no haya bebé. Ni a su cuna, ni al cuco, ni al carrito, ni al cambiador... Así te evitarás sustos más adelante. También puedes dejar la puerta del cuarto cerrada, y sólo dejar pasar al gato a ratos, siempre vigilado.
¿Cómo presentamos el bebé al gato?
Con paciencia y espacio. Cuando lleguemos a casa, se lo enseñamos. De lejos. Y si el gato se quiere acercar, que se acerque. Y si no, pues no. No forzar al gato a acercarse, forzar a un gato nunca es buena idea. Poco a poco le picará la curiosidad, y se irá acercando a investigar. Premiar estos acercamientos con palabras bonitas y caricias (si al gato le gustan). La clave es permanecer tranquilo, calmado.
Despacio, con calma y sin forzar el contacto |
Si tú o el niño estáis nerviosos, el niño está llorando, etc., no es momento de presentaciones. Aléjate a otra habitación, y espera a que el niño se tranquilice. Cuando todos (incluido el gato) estéis más calmados, volvéis a empezar. Sabrás que tu gato está nervioso si: dilata las pupilas (el negro del ojo se infla), echa las orejas para atrás, se eriza o bufa.
Este gato se está cabreando: está tenso, agacha las orejas y fija la mirada |
Darle al gato el tiempo que necesite, es la clave de la cuestión. Si necesita 15 días para acercarse, pues 15 días. Si 15 segundos, pues 15 segundos. Lo que el gato necesite. Repito, no forzar.
Jugando con el gato
Si es que los bebés pueden tener mucho peligro |
A los niños les atraen muchísimo los animales. Les encanta agarrarles del pelo, de las orejas, del rabo... y tirar. Hay que enseñarles a acariciar al gato, a que no se le puede dar tirones. Lo mejor es coger la manita al niño, abrirla, y acariciar al gato, mientras dices "así, suave, suave" o algo repetitivo por el estilo. Mi niña con cuatro meses aprendió en una tarde a acariciar a los bichos, y a no tirarme del pelo, de una tacada. Luego habrá que "recordárselo" alguna vez más...
Sitios altos para escapar (no hace falta llegar a esto) |
Si tienes miedo de que tu gato llegue a arañar al niño, tienes varias opciones de control. Lo primero, cortarle las uñas al gato, mantenérselas romas. También hay fundas de silicona, que se pegan con pegamento a las uñas. Duran como un mes, hasta que el gato cambia la funda de la uña, o se le despegan. No desungules al gato*.
Jugar siempre con juguetes, no con las manos |
Poco a poco irán creando su relación propia. Dependiendo de la personalidad de cada uno, podrán ser verdaderos amigos, o compañeros de piso que se medio ignoran. Pero con los gatos... ellos deciden qué clase de relación quieren tener. Nosotros sólo podemos darles espacio, tiempo y controlar salidas de tono, por ambas partes.
Y probablemente te pase como a mí. Mi y Pollito no son grandes amigas, pero luego repasas las fotos y... Mi siempre sale por ahí... siempre cerca. No aporta mucho, ¡pero no se pierde una!
PD: Hay gatos que llevan pero muy mal cualquier cambio. Se ponen ansiosos, o agresivos. Si crees que tu gato es uno de esos, y que va a llevar fatal lo del nuevo bebé, acude a un profesional antes de que tu bebé nazca. Hay feromonas (sprays y difusores) que le ayudarán a tolerar mejor los cambios, tratamientos de hierbas o incluso medicación para la ansiedad. Consúltame si quieres, que para eso estoy.
* La desungulación es una cirugía que a veces se practica en los gatos muy agresivos. Es una mutilación, super dolorosa y agresiva para el gato. Para desungular a un gato, hay que cortarle el primer hueso entero de cada dedo. Sí, el primer hueso de cada dedo, enterito. Para mí, no es una opción.
Bibliografía:
Clinical Behavioral Medicine for Small Animals, Karen Overall, Ed. Mosby 1997.
Holscher B., Frye C., Wichmann H.E. & Heinrich J. (2002). Exposure to pets and allergies in children, Pediatric Allergy and Immunology, 13 (5) 334-341. DOI: 10.1034/j.1399-3038.2002.02063.x
Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es