Sigo aprovechando los ratitos libres para contaros mi vida. Intentaré responder vuestros comentarios lo más rápido posible, pero posiblemente, no sea muy rápido. Pero los responderé, lo prometo.
Al final no me puse de parto antes del jueves, la fecha límite que me marcó mi gine. Gatito ya pesaba 3kg según la ecografía, que resultó ser acertadísima, y la gine temía que al final fuera demasiado grande para salir por las buenas.
Así que nos mentalizamos, y el jueves después de dejar a Pollito en el cole nos fuimos al hospital. Lo bueno de la provocación es que la intendencia es infinitamente más sencilla, y puedes organizarlo todo sin tener que despertar a la familia o los vecinos a las tantas de la madrugada.
Después de tanto mirar hospitales, al final nos quedamos en el de Torrelodones con mi ginecóloga. Se trataba de tener un parto lo más natural posible, pero total, si ya no lo iba a ser de ninguna manera... pues mejor me quedaba con mi gine, con la que tengo total confianza, y la que lleva viéndome la cara (y como dice Guardabosques, lo que no es la cara) todas las semanas desde hace mes y medio.
Me ingresaron como a las 10 de la mañana, y antes de las 11 vino la matrona. Me pusieron la vía, y la matrona, que era simpatiquísima, me exploró y me explicó el protocolo. Lo habitual es que te pongan una esponja con prostaglandinas, para ablandar el cuello y comenzar la dilatación, pero yo ya llegué dilatada de más de 3cm, así que no hizo falta. Me puso los monitores externos, para ver si tenía contracciones o no (que era que no) y para ver como iba Gatito. Luego me rompió la bolsa, cosa que ni sentí (sólo se nota el líquido saliendo), porque eso estimula las contracciones y provoca el parto. Al poquísimo tiempo (en un par de minutos) empecé con contracciones cada cinco minutos, así que me puso un gotero con oxitocina, muy lentito. Todo me lo fue explicando antes de hacerlo.
Me dijo que cuando me doliera, que llamara y me llevarían a poner la epidural, que ya estaban avisados en anestesia y sería rápido. Aguanté creo que cuatro contracciones más, quizá hasta cinco. Las contracciones de bolsa rota y oxitocina son horribles. Un hurra para todas las mujeres que paren con dolor. Yo no.
Me llevaron a quirófano, y me pusieron la epidural. Primero te duermen la zona con anestesia local, y luego te pinchan en la columna. Se nota la presión, pero doler no duele. Lo peor es aguantar quieta con las contracciones horrorosas. Pero enseguida hace efecto, tres o cuatro contracciones más tarde ya casi no las notaba. Esta epidural fue más fuerte que la del anterior parto, la verdad es que no me enteré de casi nada, ni siquiera al final.
Me devolvieron al cuarto, y nos dejaron tranquilos. Cada hora, más o menos, pasaba la matrona para ver cómo me iba. A las dos horas ya estaba dilatada de 7cm, y como tenían una cesárea, me bajaron la oxitocina, para que fuera un poco más lento, y no llegara al expulsivo justo en medio.
Al cabo como de una hora, empezaron a bajarle las pulsaciones a Gatito. De 130 a 90, y se preocuparon. Me pusieron la mascarilla de oxígeno, y le volvieron a subir. Ya estaba de 8cm. A la media hora, le volvieron a bajar. La matrona volvió, muy nerviosa, llamó a la gine, y me dijo que me bajaban a quirófano sin más tardar, que estaba ya muy encajada y que por eso le bajaban las pulsaciones pero que había que darse prisa, que quería salir YA. Yo también me puse nerviosa, claro, se veía que estaban preocupados. Y nos llevaron a quirófano, no a la carrera por los pasillos, pero casi casi.
Dejaron a Guardabosques fuera. La política del hospital es dejar al padre fuera hasta que el niño corona, supongo que para que si el parto tiene que ser instrumentalizado, que no le de un patatús. A mí me pusieron en la camilla de parto (qué tirria le tengo a esos estribos) y me mandaron empujar con todas mis ganas. Yo sólo notaba presión en la parte alta del útero con las contracciones, de ahí para abajo, nada. Ni ganas de empujar, ni presión ni nada. Al cuarto pujo, la gine dijo que la niña estaba muy encajada, que no avanzaba. Lo intentaron con el típico "codito", pero nada. Encajada. A ver, a Pollito ya le costó salir, y pesaba medio kilo menos... Yo estaba cada vez más nerviosa, me tranquilizaron un poco, y la gine me dijo que iba a tener que usar la ventosa.
Y entonces sacó la ventosa. Y en ese momento, con todo el estrés, los pujos, todo... me entró la risa. Quince días bromeando con que a esta niña iba a haber que sacarla con desatascador... Eso me pasa por lo que me pasa.
Ventosa obstétrica |
Desatascador |
Pero vamos, puso la ventosa, y ¡flop! en menos de un minuto había pasado la cabeza, dejaron pasar a Guardabosques, y la niña salió enterita, llorando como una magdalena. La matrona me dijo que se llevarían a la peque un momentito para hacerle el apgar en la habitación contigua (por lo visto normalmente ya lo hacen encima de la madre, excepto en prematuros y partos instrumentalizados, o sea, los míos). Por lo menos me avisaron, y antes de llevársela ya me la habían dejado en el pecho, y yo ví que estaba bien. Y no tardaron ni tres minutos, y me la pusieron encima, y nos envolvieron a las dos en una toalla calentita.
Mientras tanto, mi gine me dio un puntito interno. Yo cuando la ví con la ventosa pensé que me iba a tener que hacer episiotomía, pero ni con esas. Esta gine es un encanto, y se preocupa de proteger bien la zona para evitar cortar en todo lo posible. Luego me hizo un masaje para sacar la placenta sin tirar, porque en el anterior parto se me quedó un resto, que luego me tuvieron que legrar, y no quería que pasara lo mismo.
Pero a mí ya me daba todo igual, con mi Gatito en brazos. Antes de salir del paritorio echó el meconio (así que sí que lo había pasado un poco mal, pobrecilla). Y a los cinco minutos de llegar a la habitación estaba enganchada a mi pecho, mamando. Como el protocolo es piel con piel durante dos horas, al pobre Guardabosques no le dejaron ni tocarla en ese tiempo. Al cabo de esas dos horas, trajeron un peso a la habitación, y allí mismo la pesaron, midieron y le pusieron la ropita, delante de nosotros.
Me alegro muchísimo de haber decidido provocar el parto. La pobre lo pasó mal, y si hubiéramos esperado unos días más, lo podría haber pasado mucho peor. Así que al final creo que hicimos bien en poner por delante el bien de la niña, por encima del querer tener un parto más natural, pero que lo más probable es que hubiera acabado siendo mucho más complicado.
¿Cómo se siente una cuando por fin tiene a su bebé en brazos? No sé describir la sensación. Es alucinante. Primero ver cómo baja la tripa cuando sale la niña, de gordota a fofa en un segundo, y entonces ver a tu bebé. Que te lo pongan en el pecho, sentir sus manitas, su movimientos, ver su carita. Quieres reír, llorar, achuchar y que no te separen nunca. Es enamorarse a primera vista, de flechazo absoluto.
Es la felicidad. O la oxitocina corriendo por las venas, no sé. Sólo sé que es alucinante.
Otro día os cuento más.
Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es