-¡No te lo vas a creer!
Rebuscando en unas carpetas antiguas, ¿sabes lo que he encontrado? Es igual, ni
lo intentes. ¡No vas a acertar! Anda, di, di, ¿ves cómo no? ¿te rindes?...
-[¿…?]
-¡Lo sabía!: un libro
viejísimo de fábulas de Iriarte, lo he abierto al buen tun tun y a que no
aciertas cual ha salido la primera, ¡bah! Ni lo intentes: la de los dos conejos
¿recuerdas?, sí mujer sí: la de galgos o podencos. De pequeña me la sabía de
memoria.
Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré…
-Vale, vale. ¡No irás a
recitarla entera!
-Porque no la recuerdo
toda, que si no…, estaban muy bien, didácticas, con su pequeña moraleja y todo.
-Eran otros tiempos en los
que tal vez había que decir cómo pensar
o cómo escribir.
-También eran otros tiempos
los de Cervantes: lee El coloquio de los
perros y verás.
-Lo he leído y no es lo
mismo
-¿No?
-No. A primera vista parece
un cuento de animales, pero Berganza es por decirlo de alguna forma un remedo del
mismo Cervantes, no podemos olvidar su azarosa vida. Y Cipión a quien Berganza
llama hermano es como la voz de su conciencia que establece la razón sobre el
arte de escribir. Estoy de acuerdo contigo en que Esopo y Apuleyo están antes que
Cervantes, pero él se sirve de los perros para contar su vida, o mejor dicho,
de su visión y postura ante la vida que le tocó en suerte. Bajo el concepto de “ejemplar”
pudo en sus novelas censurar y desahogarse de la injusticia, la mala suerte y
de la falsedad de los hombres. No es una historia de animales, se trata de
apuntar que en ocasiones los perros son más humanos que los hombres y estos más
perros que los perros.
-¡Bueno! ¡Vaya parrafada!
-Perdona, pero es que me
lanzo. Leyendo de esta forma apreciamos algo importante y es que no hay acritud
en Cervantes al escribir El coloquio.
Sitúa el punto de vista por encima de injusticias y falsedades con tono de
tristeza.
-Pues a mí, la escena de la
moza hermosa que le quita la espuerta con la carne, me recuerda a la fábula El cuervo y el zorro de Samaniego.
-Será por lo que a zorro/a
se refiere, porque lo que realmente censura es que Berganza resulta castigado
por lo que otros hicieron.
-Y ya que te has puesto
didáctica. ¿Qué me dices del episodio de los pastores?
-Berganza abandona los rebaños
con tristeza y desencanto; los tres pastores en los que el dueño confiaba
incumplen su deber culpando a quien sí cumplía. La situación se asimila a la de
los robos de los comisarios reales que hacían recaer la falta sobre sus
inferiores indefensos por falta de audiencia. Muy interesante y actual es la
referencia a los estudiantes de medicina. Los perros entienden mejor que los hombres
la lógica de que la sociedad prepare profesionales en función de sus
necesidades, no por moda o pública vanagloria.
-Vale, pero y de la alusión
a los gitanos que me dices, hoy sería motivo de escándalo.
-Tú lo has dicho. Hoy. Eran
tiempos y sociedades distintos, Cervantes trata de disipar el halo romántico y
los condena por lo que hasta no hace mucho tiempo era socialmente admitido. En
los pueblos cuando pasaba una caravana de gitanos sus habitantes se avisaban
unos a otros y encerraban las gallinas. Pero no es aquí, aunque lo parezca
donde reside el núcleo del mensaje, sino en la falta de fe. Condena a la etnia
sin reprimirse:”¡Oh cuantas y cuáles cosas te pudiera decir, Cipión amigo desta
morisca canalla si no temiera no poderlas
dar fin en dos semanas!”. Para añadir a
renglón seguido: “Por maravilla se hallará entre tantos uno que crea derechamente
en la sagrada ley cristiana”. Cervantes manifiesta abiertamente su pasión por
el Cristianismo.
-Iba a decirte, en tono de
broma por supuesto, que admito pulpo como animal de compañía, pero me has
convencido. Los protagonistas son animales, no es fábula, pero... ¿no es algo inverosímil?
-Quiero imaginarme a
Cervantes tras escribir la primera parte de El
Quijote con la idea, aparentemente
disparatada, del diálogo de los perros de Mahudes ¿cómo hacerla verosímil? Para don Miguel no hay problema la dota admirablemente
de verosimilitud con el Alférez Campuzano y el Licenciado Peralta en la novela previa El
casamiento engañoso con la que concluye El
coloquio.
* * *
"Los discretos perros
callejeros Cipión y Berganza, que fueron bendecidos por el don del habla
durante una noche, cosa sobrenatural y jamás vista, no pudieron gozar de los
adelantos que disfrutan sus actuales congéneres de cuatro patas del siglo XXI".
Ramón Fontseré adapta El coloquio de los perros, de Cervantes
para Els Joglars bajo el marchamo de:
“el absurdo del mundo bípedo”.
3 comentarios:
Aportas entusiasmo cervantino en tu comentario, desde luego. Y acierto: este relato está trufado de juegos intertextuales y de mezcla de antiguas fábulas y experiencias biográficas del pobre soldadón que era don Miguel. Toda una lección.
Para hablar de sí mismo pone a hablar a los perros, genial este Cervantes que hace un genial corte de mangas a los graves moralistas tan didácticos ellos que aburren a las ovejas.
Un abrazo, Paco.
jajaja me rio del buen comentario de Ma Angeles y de los moralistas que aburren a las ovejas!! jajaja
Publicar un comentario