Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

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martes, 13 de febrero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL, EL HOMBRE Y SU COMPROMISO SOCIAL – 4

 


Antonio Machado en el Café de las Salesas (diciembre 1933)

En lo social, los autores de la Generación del 98 tienen puntos en común: distinguen entre la España real, miserable e inculta y la oficial, artificial y falsa. Muestran preocupación por la identidad nacional (tan de actualidad hoy día). Sienten interés por Castilla y sus pueblos marginados por los gobiernos (otra actualidad: la “España vaciada”). Sobre el grupo incide: la Revolución de 1868, la Restauración de 1874, el desastre de 1898, el republicanismo en auge y el enfrentamiento con la Iglesia.

Machado, republicano militante de la revolución no agresiva, ve en la República la confirmación a los valores en los que siempre ha creído y los defiende con su arma: la pluma. En consecuencia, no duda en colaborar con sus medios en la labor del Gobierno.

Tras las elecciones de 1931, llegan las de 1933 con un cambio sustancial: en tanto que republicanos e izquierdas se atomizan en grupos, las derechas se unen en coalición lo que tensa el ambiente. Desde 1932, Machado que había conseguido una cátedra de francés en Madrid vive en la capital con su familia; disminuye su creación poética, aumenta su obra en prosa y junto con su hermano Manuel estrena algunas comedias. En 1936 tras una nueva consulta, los republicanos toman de nuevo el poder, las derechas, como es sabido se revuelven hasta desembocar en la sublevación militar de julio. Madrid es ahora terreno abonado para la persecución de intelectuales afines a la República.

En la Guerra Civil la cultura juega un papel de gran importancia, Machado ve como los sublevados persiguen el arte y el pensamiento para destruir el razonamiento, la cultura y la libertad de pensar de otro modo. En este contexto el sueño de Machado se viene abajo especialmente tras el asesinato de Lorca.

«En 1916 cuando un profesor de la Universidad de Granada llevó a sus alumnos en viaje de estudios a Baeza, coincidieron los miembros de dos generaciones literarias diferentes: 98 y 27, Machado y un muchacho inquieto y hablador que lo llamó la atención. Machado leyó a este un poema de Rubén Darío, Lorca, que no era otro el muchacho, interpretó una obra al piano».

Desde entonces, la admiración entre ambos era mutua, cuando a Machado le llega la noticia de la muerte escribe: «[…] un pelotón de fieras lo acribillo a balazos, no sabemos en qué rincón de la vieja ciudad del Genil […]», de esta nota nació una reseña impactante y estremecedora sobre la muerte de Lorca, publicada en «El Liberal de Murcia»; el poema: El crimen fue en Granada.

Se le vio, caminando entre fusiles,

por una calle larga,

salir al campo frío,

aún con estrellas, de la madrugada.

Mataron a Federico

cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara.

Todos cerraron los ojos;

rezaron: ¡ni Dios te salva!

Muerto cayó Federico

-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.

...Que fue en Granada el crimen sabed - ¡pobre Granada-, en su Granada...

 Los versos dan testimonio de la amistad que unía a ambos poetas.

Machado, testigo de la persecución a los intelectuales, las letras y las ciencias, sabe que no es posible ganar la guerra, pero no quiere exiliarse y así lo manifiesta a un periodista, «no podría vivir separado de mi tierra». No obstante, tendrá que salir de España. Debió pensar: si han matado a Federico, nos matarán a todos.

Marcharemos con Machado camino del exilio.

 

martes, 6 de febrero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL, EL HOMBRE, LA REPÚBLICA - 3


La escultura de Machado preside la Plaza mayor de Segovia


Antonio Machado, que siempre estuvo atento a sus sueños, deja atrás el sueño de Soledades y canta a la realidad de Campos de Castilla: "Oh tierra triste y noble". La realidad de su paisaje: "la de los altos llanos y yermos y roquedas". Sus gentes: "y atónitos palurdos sin danzas ni canciones". Los álamos, los chopos, el son del agua: "conmigo vais, mi corazón os lleva".

Haciendo suya la afirmación de Unamuno: "hay que soñar con los ojos abiertos", su poesía pasa, se la contemplación, ala acción,  del simbolismo y la bohemia a la realidad, como rubrica en Retrato:

                        Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
                        A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
                        el traje que me cubre y la mansión que habito,
                        el pan que me alimenta y el techo donde yago.

El anticlericalismo heredado y los siete años de duelo en Baeza tras la muerte de Leonor en Soria ("ya era además muy otra mi ideología", añade en un prólogo de Campos de Castilla) reactivan en Machado su compromiso político, aunado con su capacidad de sentir y transmitir. El poeta, que ahora se gana la vida con su trabajo evoluciona hacia un mayor compromiso social al contemplar una España atrasada socialmente, deficiente en cultura para el pueblo y corrupta en su sistema de gobierno. En Segovia, siguiente destino de Antonio Machado, su "muy otra ideología" fructifica con la fundación de la Universidad Popular Segoviana, cuyo fin es difundir la cultura mediante conferencias, excursiones, clases nocturnas gratuitas para trabajadores, etc.

Tal vez, el poeta más joven de la Generación del 98 llegó a la docencia un tanto "a remolque", o por las circunstancias, talvez, pero lo indiscutible es que, ni como profesor ni como poeta, cambió su concepto de sociedad. Machado entiende y defiende que: el saber debe ser compartido; las personas, todas, tienen el mismo derecho a la educación; el ser humano merece su nivel de dignidad, y para ello han de proveerse los medios necesarios para que los ciudadanos a través de la educación puedan transformar la sociedad. En la España de entonces, las instancias económicas, religiosas y políticas, mantenían a la población alejada de la cultura.

A finales de 1929, tras la dictadura de Primo de Rivera, el hartazgo social corre por el país y se habla ya de República. El 14 de abril de 1931 se proclama en España la Segunda República y en Segovia, el poeta es llamado para ser uno de los encargados de izar la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento. Seis años más tarde, su alter ego Juan de Mairena, recordará la significación del acto:

¡Aquellas horas, Dios mío..., cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor..., la primavera traía a nuestra República de la mano!

Seguiremos abundando en Don Antonio y su compromiso social



lunes, 29 de enero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL Y EL HOMBRE – 2

 


Fachada del Instituto Antonio Machado en Soria

La Institución Libre de Enseñanza separada de la universidad desde su fundación por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral hacía caso omiso a los preceptos estatales de la enseñanza secundaria. Antonio tras su paso por la ILE, sin exámenes ni libros de texto, no encuentra motivación en  el bachillerato y así lo manifiesta: «Pasé por el Instituto y la Universidad, pero de estos centros no conservo más huella que una gran aversión a todo lo académico».

Demófilo, el padre de Antonio, muere en 1893 a los 47 años sin el reconocimiento de la sociedad a su intenso trabajo y dedicación en pro del folclore. Durante el verano de este año la inquietud de Manuel y Antonio Machado los empuja hacia una aventura periodística en el semanario satírico La Caricatura. El biógrafo Miguel Pérez Ferrero afirma que los dos hermanos colaboraron en «secciones muy varias» bajo «diversos seudónimos». Manuel y Antonio, interesados por el teatro frecuentan el mundo de la farándula, se codean con actores e incluso sueñan con serlo ellos mismos.

Machado Núñez, el abuelo, muere en 1896, los Machado no pierden solo al cabeza de familia, también su sueldo de profesor indispensable para el mantenimiento del grupo familiar; ahora, sólo la abuela Cipriana Álvarez Durán los mantiene. Manuel tiene 22 años y estudia en Sevilla, Antonio 21, no ha terminado el bachillerato, le apasionan las tertulias, el teatro y la bohemia (llegó a entrar como meritorio en la compañía de María Guerrero). Es un tiempo en el que el mundo cultural español sueña con París, la ciudad del amor, la cultura, el simbolismo en poesía y el impresionismo en pintura. Manuel a principios de 1899 se traslada a París donde trabaja como traductor, meses después le sigue Antonio. En la capital gala viven la noche, contactan con las élites europeas y con los simbolistas franceses. Manuel, más noctámbulo tiene ya cierto prestigio en Madrid; Antonio, más reflexivo, todavía no ha publicado nada; posiblemente París y la poesía de Paul Verlaine detonaron su vocación lírica.

Antonio volvió a Madrid con 24 años dispuesto a terminar el bachillerato, solo le faltaban las asignaturas de 1º y 2º curso de francés que, ahora, tras la experiencia parisina pasa con sobresaliente. En 1900 se matricula en la universidad, pero no aprueba ningún examen hasta 1915. Aún hará Antonio otra visita a París para acceder a un empleo modesto en el consulado de Guatemala. Según algunas fuentes lo despidieron por su “torpe aliño”, sin que sea posible confirmar esta u otra causa.

En 1904 muere la abuela Cipriana Álvarez Durán con lo que la penuria de los Machado recrudece. Giner de los Ríos que tiene gran influencia sobre el poeta, sugiere que, aprovechando sus conocimientos de francés oposite a una cátedra de lengua francesa para institutos de segunda enseñanza. La asignatura ubicada entonces (como gimnasia y otras) en el escalafón menor, solo exigía el título de bachiller para acceder al puesto de docente.

Después de trámites, gestiones y esperas, el 4 de abril de 1907 se publica la lista de aspirantes a las siete cátedras disponibles, a Machado, quinto de la lista le quedan: Soria, Baeza y Mahón. Antonio elige Soria.

En Soria descubre a Leonor, el primer amor de su vida y en Soria lo pierde tres años más tarde. La cruda realidad soriana devuelve a un hombre de letras profesor de instituto de torpe aliño, que nos ha legado una de las obras poéticas más leídas y cantadas de todos los tiempos.

<--Matrimonio Machado-Izquierdo

Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.

lunes, 22 de enero de 2024

ANTONIO MACHADO RUIZ. EL INTELECTUAL Y EL HOMBRE – 1

 


Palacio de Las Dueñas (Sevilla) patio del limonero

En una conversación de mayores sobre la vejez oí decir a un crio: «el abuelo, desde el primer principio, siempre, siempre, ha sido abuelo… y ya está».

Esta divagación fuera de contexto nace de, Retrato: Antonio Machado, segunda estrofa, segundo verso.

Ya conocéis mi torpe aliño indumentario.

A veces, algunas veces, no siempre y no todos, la imagen que escogemos de Antonio Machado Ruiz –como el abuelo de la digresión anterior– es la de un hombre de letras, mayor, de «torpe aliño» del que ignoramos –o no pretendemos conocer– etapas anteriores.

El palacio de Las Dueñas de Sevilla pertenece a los Alba desde 1612. En el siglo XIX, el XV duque de Alba, que estaba en el extranjero, dividió el palacio en apartamentos y alquiló algunas dependencias a doce familias “fiables”. Antonio Machado Álvarez (padre de Antonio) conocido por el seudónimo de Demófilo[1], Dr. en letras, abogado, considerado la primera autoridad de su tiempo en los estudios sobre el folclore; administrador e inquilino de las Dueñas, un tanto despistado, lleno de proyectos, cavilaciones y economía escasa de recursos, tuvo, con su esposa Ana Ruiz Hernández ocho hijos, tres de ellos muertos prematuramente. Demófilo, entregado al estudio del flamenco, abandonado por las instancias oficiales y cercado por la dura realidad económica fue perdiendo su fe en la ciencia folclórica.

Antonio Machado nace en el pequeño paraíso de Las Dueñas, rincón único con el que nunca dejó de soñar. Espacio mágico con fuentes, flores y limoneros, pero, el niño tiene que marcharse. De su infancia, salvo su confesión en Retrato: MI infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…, poco se sabe. Sí, que, junto con su hermano Manuel fue párvulo en el colegio de un tal «señor Sánchez».

En 1883 Antonio Machado y Núñez (abuelo de Antonio) se traslada a Madrid, donde ejerció como catedrático de Zoología en la Universidad Central. La familia al completo: Demófilo, Ana, sus cinco hijos, el tío Pepe (José Álvarez, pintor discapacitado), el abuelo (republicano irredento), la abuela Cipriana Álvarez Durán y una criada (once personas) comparten piso en la calle Almirante cercana a la Institución Libre de Enseñanza.

Machado Núñez y los suyos, comprometidos con la sociedad y su época asumieron la obligación moral de regenerar y mejorar su país portando la formación por bandera. Cabe pensar por ello que la marcha del abuelo a Madrid tuvo como origen el acercamiento a la ILE, defensora de la libertad de cátedra y opuesta a que la enseñanza tuviera que ajustarse a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral; para que los nietos iniciaran sus estudios cultivando la responsabilidad individual al margen de la mano de la Iglesia.

Con vuestro permiso, seguiremos hablando de Machado.



[1] "El que tiene cariño hacia el pueblo". Sus componentes léxicos son: demos (pueblo) y philein (amar).