Cargando nuestros sueños bucólicos, atravesamos el cisco de carbonería que separaba la ciudad de los chopales y areneros preñados de uñas de gato y azotacristos
Mario Palomino
Al parecer la primera mención de este sedum se debe a E. Forster junior, que la recogió en una zona del condado Galés de Cardigan en una zona conocida como el puente del diablo, y logró hacerla desarrollarse en su jardín. En su honor lleva el apellido Forsterianum.