El pálido sol del atardecer se colaba entre las copas cónicas de las píceas y los abetos, atravesaba el tamiz formado por las plumosas hojas de los enebros y por las pálidas ramas verdes de los álamos temblones y finalmente se posaba, como la niebla, sobre la cebadilla ratonera, el musgo y el liquen.
A lo lejos
Hernán Díaz
Este es uno de los casos en que el nombre científico de la planta, Hordeum murinum coincide con el popular, y es que murinum deriva del ratón latino, mus, y hordeum es el nombre que en latín recibía la cebada. De hecho en algunos lugares a la cebada se le llama hordio, sin embargo se popularizó más el término cebada ya que al no ser buena para la elaboración de pan se usaba para cebar al ganado.
Las espiguillas de la cebadilla ratonera se adhieren con facilidad a los tejidos y recuerdo de niño jugar a arrojárnoslas como si de flechas se tratara. Recuerdo también elaborar verdaderos dardos usando el botón de una margarita atravesado por una espina de cardo y la espiga a modo de cola.Fuera de esta utilidad lúdica se ha usado en épocas de carestía para alimentar al ganado, e incluso para elaborar pan.
Como curiosidad comentar que ese molesto forúnculo que puede aparecernos en el borde de los párpados, tiene el mismo origen etimológico. Los romanos lo llamaban por su forma granito de cebada: hordeolum y de ahí orzuelo.
Y del cielo cayeron tres manzanas
Nariné Abgarián