Notas sobre Nicaragua, Ernesto Cardenal, la Teología de la Liberación y una
“revolución perdida”
Afán
singular éste de un país pequeño, pobre y marginal, que asolado por montoneras,
guerras civiles, ocupaciones militares y dictaduras, se vio lejos de conseguir
la modernidad como sociedad, como la conseguiría en la literatura.
Sergio Ramírez
... en Nicaragua los poetas –quizá
porque el único héroe nacional era un poeta: Rubén Darío– son figuras
veneradas, célebres.
Gioconda
Belli
Porque buscándote en vano
entre tus cortinajes de ensueño,
he terminado por llamarte
—Maestro, maestro—,
José Coronel Urtecho, “Oda a Rubén Darío”
entre tus cortinajes de ensueño,
he terminado por llamarte
—Maestro, maestro—,
José Coronel Urtecho, “Oda a Rubén Darío”
“Pablo
Antonio —me escribía—
hay
órdenes contra mí
por
el epigrama. Avísale a Adelita”
Pablo Antonio Cuadra
1
“Comunismo o reino de Dios en la tierra que es lo
mismo”, dice Ernesto Cardenal en su Canto
nacional. Es necesario tratar de entender el contexto, la “situación de
discurso” (como dicen los lingüistas) que da a ese extraño enunciado sus
condiciones de posibilidad.
A partir de aquí, se plantean una serie de interrogantes
que tiene que ver con la obra del poeta-sacerdote nicaragüense.
¿Cuál es la función de la poesía en un contexto pre- y
posrevolucionario? ¿Y de qué tipo de poesía? Canto nacional (más El
estrecho dudoso, quizás) podrían considerarse el Canto general de Cardenal. El poeta como historiador épico, entre recogedor y dador de sentidos.
“Siervo” (incluso, en sentido religioso, claro) de una causa que no sería sólo
la poesía, pero que abarcaría la poesía.
Finalmente: ¿se pueden conciliar revolución y religión? La poesía de Cardenal, en su
contexto más pertinente (la Revolución Cubana, los sesenta, la teología de la
liberación, la Revolución Sandinista), intenta realizar esa síntesis utópica.
2
Nicaragua, “una
gran familia”
Apellidos que se repiten: Chamorro, Cuadra, Bolaños,
Coronel.
Ernesto Cardenal es pariente de Pablo Antonio Cuadra y
José Coronel Urtecho, los poetas más importantes del grupo vanguardista que
sucede a Darío (luego de un vago interregno “posmodernista” con poetas como
Alfonso Cortés, el loco, y Salomón de la Selva). Pero esos vanguardistas eran católicos
(serían hasta ultramontanos luego, especialmente Cuadra) y se llamaban a sí
mismos Los Reaccionarios. Coronel llegó a ser funcionario de Somoza, en el
Ministerio de Educación (Selser lo cita despectivamente en su Sandino) pero, luego de varias crisis
psiquiátricas se recluye en su finca lindera a Costa Rica y desde allí apoya a
los sandinistas. Cuadra (que alguna vez tuvo que ayudar a Cardenal a escaparse
de la Guardia
Nacional) no abandonó nunca su postura.
Gregorio Selser da
una simpática lista de integrantes de la familia Chamorro en el gobierno
de Nicaragua de la década de 1910:
Diego M. Chamorro, presidente de Nicaragua;
Rosendo Chamorro, ministro del Interior; Salvador Chamorro, presidente del
Congreso; Gustavo A. Arguello (cuñado del presidente), ministro de Hacienda;
Agustín Chamorro, consejero financiero; Miguel Vigil (yerno del presidente),
secretario de la presidencia; Filadelfo Chamorro, comandante de la fortaleza
principal de la capital; Leandro Chamorro, comandante del puerto de Corinto, el
más importante del país; Carlos Chamorro, comandante militar de la zona del
norte; Dionisio Chamorro, administrador de Aduanas; Octavio Chamorro, diputado;
Clarence Berghein (yerno del presidente), cirujano militar; Agustín Bolaños
Chamorro, cónsul de Nicaragua en Nueva Orleáns; Fernando Chamorro, cónsul en
san Francisco; Pedro Joaquín Chamorro, cónsul en Londres; Carlos Chamorro de
Bernard, cónsul en El Salvador; Emiliano Chamorro (el expresidente), ministro
de Nicaragua en Washington; Octaviano César (cuñado del presidente), ministro
de Nicaragua en Washington; y Diego M. Chamorro (h.), agregado a la Legación de Washington.
2
Los Salmos de Cardenal
Por supuesto, compararlos en principio con los salmos
bíblicos, atribuidos a David. Ver la traducción de la Biblia Latinoamericana
(cf. infra), cotejada con las tradicionales. Un sistema deliberado de sucesivas
transformaciones y reinterpretaciones; Cardenal lo explica claramente en las Memorias.
Pero ¿y si son también una respuesta (inconsciente) al
libro de Thomas Merton, guía espiritual de Cardenal en el monasterio de Getsemaní,
en Kentucky, sobre los Salmos, Pan en el
desierto, predominantemente espiritualista?
Volver sobre Thomas Merton; su influencia sobre los beatniks y sobre los hippies es conocida; menos, la que tuvo
sobre América latina, sobre todo a través de EC (precisamente). Ver también Vida en el amor, de EC, prologado por
Merton, libro muy espiritualista, muy
influido aún por su maestro (y por los místicos españoles), en el que apenas se
vislumbra al Cardenal clásico, aunque hace algunas referencias políticas, someras.
3
La Iglesia católica en la década del
sesenta
Y antes. Porque necesita limpiar su imagen después de su
deslucida (para decirlo suavemente) actuación en la Segunda Guerra
Mundial. Hay diversas corrientes “renovadoras” que culminan en el papa Juan XXIII
(curiosamente llamado por los mismos católicos “el Papa bueno”; no hay que ser
Umberto Eco para captar el implícito).
Juan XXIII convoca al Concilio Vaticano II, que lleva
adelante su sucesor, Pablo VI. 1963-1965. Sus documentos (Gustavo Gutiérrez releva
las discusiones que llevaron al tibio resultado final, como solución de
compromiso). La Populorum progressio y la vía libre para tratar abiertamente
la “cuestión social”, el “socialismo”, la “revolución”, etc. Las reuniones de
obispos latinoamericanos en Medellín y Puebla. La teología de la liberación y
la “opción por los pobres”. Comienza el “diálogo” entre cristianos y marxistas.
Los obispos “de izquierda”: Romero, Cámara, Angelelli. El Movimiento de
Sacerdotes del Tercer Mundo. Camilo Torres, el “cura guerrillero”. En
Argentina: la muerte de Mugica y de los padres palotinos.
4
La teología de la
liberación (TL)
Surge entre otras vertientes, como la “teología
política”, la “teología de la revolución” (así dice EC que debió llamarse), incluso
la “teología de la violencia”, etc. Del “desarrollo” se pasa a la “liberación”
(vía la teoría de la dependencia, brasileña, y la “filosofía de la liberación”
del argentino exiliado en México Enrique Dussel).
Su principal codificador es el peruano Gustavo Gutiérrez
(ver Teología de la liberación.
Perspectivas, Salamanca, Sígueme, 1974). Sus principales divulgadores
fueron los hermanos Boff, Leonardo y Clodovis (ver Después de 50 años, Buenos Aires, Lumen), en Brasil, el país más
activo al respecto, sobre todo por el desarrollo de las Comunidades de Base,
que más tarde confluirían en el PT de Lula (Frei Betto, por ejemplo). La TL aboga directamente por el
socialismo latinoamericano y por una renovación de la Iglesia (ambos objetivos,
notoriamente fracasados).
Ver tesis de Michael Lowy (un ateo culposo): el
“cristianismo revolucionario” no fue una trampa cazabobos, una maquiavélica
manipulación orquestada desde el Vaticano, pero...
5
La TL plantea un cambio epistemológico en la teología “ortodoxa”, aunque
también propone que hay que volver a las fuentes bíblicas, mejor dicho
evangélicas —época de “retornos a”: a Freud (Lacan), a Marx (Althusser)—, en
tanto pretende ser una nueva hermenéutica, un nuevo sistema de interpretación. Desde
un ángulo muy general, funcionaría como una matriz
de transformación del discurso religioso en un discurso socio-político, revolucionario.
Una matriz, en este sentido, es como una formación
discursiva, una especie de programa de computadora que se alimenta con datos (input) y da unos resultados discursivos (output) más o menos predeterminados y
previsibles en función de ciertas reglas de producción. En todo caso, es muy
productiva discursivamente.
6
Algunos ejemplos obvios: el Imperio Romano y sus
colaboradores judíos se transforman en los Estados Unidos y sus vasallos
locales (Somoza, etc.). El Hombre Nuevo de san Pablo será el hombre nuevo del
Che Guevara (y de Fanon: “Por Europa, por nosotros mismos
y por la humanidad, compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un
pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo”). El “pueblo
elegido” (antes, los judíos, o los ingleses de Cromwell, o sus herederos, los
norteamericanos) serán los pobres en general y los países del Tercer Mundo en particular:
la “opción por los pobres”.
Dussel recuerda que Marx (que se preparó en Teología
para suceder a Bruno Bauer en Jena, hasta que lo echaron) muchas veces
utilizaba la palabra evangélica pauper
para referirse al proletari(ad)o.
7
Un ejemplo, más específico, sacado de Néstor Míguez (“Una
mirada política”, Revista Alternativa):
Justamente éste es el debate
que produce la hermenéutica latinoamericana, con su mirada política. Menos
sutil que Mateos Camacho, ‘un sacerdote español que está de visita’ en
Solentiname se enreda en la discusión con E. Cardenal (El Evangelio en Solentiname).
‘Le está diciendo (Jesús a Pilato) que su reino no es político. Le dice:
tranquilo, que yo no voy contra Roma. Mi predicación va por otro lado’. El
contrapunto de Cardenal no se hace esperar: ‘Le está diciendo que su reino es
político, pero no es con ejército. Hay que saber lo que quiere decir en San
Juan la palabra ‘mundo’: quiere decir el pecado, el mundo de la injusticia, el
orden establecido que ahora llamamos ‘sistema’. Poco antes de la cena, Jesús ha
dicho a sus apóstoles que ellos ‘están en el mundo pero no son del mundo’: que
era como decir que estaban en el sistema pero no eran del sistema. La prueba
que Jesús da a Pilato, de que su reino no es de ‘este mundo’, es que sus
seguidores no han peleado para que él no cayera preso; pero eso no es una
prueba para mostrar que su reino no es de esta vida o no es político. Su reino
era político pero de otro orden de política...’”
8
En este contexto se explican aparentes anacronismos como:
“los campos de concentración de Egipto” (Salmos,
p. 57). En realidad, se trata de una actualización léxica, resultado inmediato
de la reinterpretación hermenéutica.
También Gutiérrez codifica el sistema: refiriéndose a
ese momento clave del Antiguo Testamento, el Éxodo (un tópico esencial para
esta corriente hermenéutica), habla de “opresores y oprimidos”, “alienación”,
etc.
Hay (cierto, como en toda hermenéutica) una elección del
régimen de lectura de lo recto y lo figurado (el camello y la aguja, los que se
salvan, el pecado social, el infierno y el paraíso, la mujer “impura”, Dios y
César, etc.). (Recordar Derrida: no hay lenguaje recto y lenguaje figurado, en sí; son regímenes de lectura.)
9
Pero debería haber, según Míguez, “una nueva
identificación del sujeto
hermenéutico”, no sólo del objeto. No se trata sólo de reinterpretar ciertos
pasajes bíblicos de determinada manera, sino de quién los va a interpretar y en
función de qué (política). De ahí la importancia de los grupos de estudios
bíblicos, pero ligados a las comunidades de base (sobre las cuales se va a
desatar, obviamente, la represión; cf. Solentiname).
Justamente, en El
Evangelio en Solentiname, es muy importante la “situación de enunciación de
cada lectura. Casi siempre, el capítulo está precedido por una breve
introducción del tipo: “Estamos en un rancho de reunión, frente a un lago muy
tranquilo y muy azul. Hemos tenido un almuerzo de arroz y frijoles y pescado.
Los pescados fueron traídos por Tomás peña y doña Tomasa los coció al vapor
envueltos en hojas”, “En el rancho. Hemos comido arroz, frijoles, pescado y
aguacate. Cocinaron Teresita y Doña Justa. Juan, que tiene cuatro años, juega
pateando una gran bola en medio de nosotros, mientras conversamos”.
En las Memorias
(vol. 2), EC explica que se trata de una teología hecha directamente por el
pueblo, no por teólogos. Esto sería lo verdaderamente novedoso, más allá de los
contenidos interpretativos a los que se llegue (aunque éstos deberían ser,
forzosamente, revolucionarios...).
10
Inculturación
Ver el debate sobre la noción de “inculturación”: implantación
del cristianismo en las diferentes culturas y hasta qué punto debe respetarlas
y adaptarse a ellas (ejemplo: el tema de la hostia, cómo debería ser en
realidad, cómo es en Solentiname).
Un punto particularmente álgido, que no trata tanto
Gutiérrez sino Boff. Para éste, en América latina, es necesaria una “nueva
evangelización” (el concepto es de Juan Pablo II pero Boff, con la excusa de
profundizarlo, se lo echa en cara al propio papa) que revierta las funestas
consecuencias de la primera “evangelización”, que en realidad fue un genocidio.
(Fanon: “La Iglesia en las
colonias es una Iglesia de blancos, una Iglesia de extranjeros. No llama al
hombre colonizado al camino de Dios sino al camino del Blanco, del amo, del
opresor. Y, como se sabe, en esta historia son muchos los llamados y pocos los
elegidos”).
11
Juan Pablo II
Ya que fue mencionado. “El papa de la CIA.” Recordar que lo eligieron polaco como
representante del cristianismo oprimido por los comunistas (Lech Walesa, los
obreros de Danzig, el sindicato Solidaridad en Polonia) y que empezó con un
discurso supuestamente “progresista” para derivar más convincentemente hacia la
peor reacción. Podría decirse que su “misión” y su mayor logro fue derrotar al
comunismo. Huelga decir que éste no fue remplazado por un sistema más cristiano
o más compasivo. (Ver las cifras de la
ONU sobre la ex-URSS, que da Petras en Movimientos sociales y poder estatal, por ejemplo.)
Reitero: Leonardo Boff,
en 1990, todavía, desafiantemente, emplea la expresión
“nueva evangelización” de Juan Pablo II, como para “tomarle la palabra” y
llevar esa propuesta a sus consecuencias lógicas. Ya sabemos lo que pasó: Juan
Pablo II siguió siendo papa, cada vez más reaccionario si esto es posible, dominado
por el verdadero poder vaticano, que era sobre todo el cardenal Ratzinger
(actual papa); y, por su parte, Leonardo Boff, luego de sucesivos
silenciamientos y castigos, dejó la Iglesia.
Apoyó a Lula, por supuesto, aunque ahora se ha vuelto más
crítico. Y ha escrito libros de autoayuda espiritual a la manera de Paulo
Coelho, con notable éxito.
12
En la actualidad, la TL está casi desaparecida, por lo menos en el
ambiente católico. Sobrevive, sin notoriedad, en el ámbito protestante (por
ejemplo, el ISEDET, en Buenos Aires, donde trabajaba José Severino Croatto, uno
de los principales exegetas bíblicos de esa tendencia). En realidad, la TL se ha diversificado en
diversas corrientes contestatarias; entre ellas, la más notoria, es la teología
feminista.
Sin embargo, no olvidar su supervivencia en el activismo
social, sobre todo en Brasil, donde recientemente el sacerdote español Pedro
Casaldáliga ha sido condenado a muerte por los terratenientes, dado su
persistente apoyo a los Sin-Tierra (que también tienen relaciones conflictivas
con Lula y el PT).
13
El comunismo como forma de vida entre los cristianos
primitivos.
Esto coincidiría con ciertos aspectos (controvertidos)
de la historia de América precolombina. Ya José CarlosMariátegui había afirmado
el socialismo primitivo de los incas como una base cultural y económica para el
futuro socialismo peruano. Cardenal lo extiende (de manera un tanto idealista)
a todos los indígenas americanos.
Pero: “La historia del cristianismo primitivo tiene
notables puntos de semejanza con el movimiento moderno de la clase obrera”
(Federico Engels, “Sobre la historia del cristianismo primitivo”, en Marx y
Engels, Sobre la religión, Buenos
Aires, 1959, p. 272; cit. por Roberto Fernández Retamar en “Caliban quinientos
años más tarde”).
En relación con esto, investigar el tema de la ecología
entre los indígenas de América. Muy presente en Homenaje a los indios americanos, de EC (que incluye a los
indígenas norteamericanos, gracias a
la influencia de Merton); ver el libro de Leonardo Boff, Ecología, grito de la
Tierra, grito de los pobres. Hay acá también un cierto
elogio del primitivismo, del “contacto con la naturaleza”, que puede arriesgarse
a padecer de ciertas mistificaciones.
14
La Biblia Latinoamericana
Publicada a principios de la década del setenta, en el
nuevo clima intelectual y político, los sectores más conservadores de la Iglesia no tardaron en denominarla
“la Biblia comunista”.
En todo caso, es la primera Biblia que, por ejemplo,
utiliza el sistema verbal y pronominal de América latina (“ustedes”);
transformación lingüística que, en este contexto, ya es una opción ideológica. La
traducción en sí, pero sobre todo los textos introductorios y los comentarios
de cada libro bíblico pretenden reflejar las nuevas interpretaciones, aunque
desde la actualidad parecen sumamente moderados. (Incluso es notorio el conservador
sistema de géneros.)
15
La editorial
Carlos Lohlé
Ver la autobiografía del editor holando-argentino Carlos
Lohlé, Presencias y experiencias.
Hábilmente, apoya las corrientes de renovación dentro de la Iglesia católica, sobre
todo las que vienen de Europa y se van “radicalizando” aquí: desde el francés Jacques
Maritain al uruguayo Juan Luis Segundo.
(Dos de los hijos de Carlos Lohlé, Francisco y Juan
Pablo, son dirigentes peronistas que se formaron en los sectores del
cristianismo revolucionario de los setenta, cercano al montonerismo. Ahora
están con Kirchner, previsiblemente. Francisco es yerno de Antonio Cafiero y fungió
como agregado cultural en Chile cuando éste fue embajador durante el gobierno
de Menem; Juan Pablo es embajador actual en Brasil.)
Carlos Lohlé fue el primer y principal editor en español
de EC, pero éste no lo trata muy bien en sus Memorias.
16
Los partidos
demócrata-cristianos
Se forman en la Europa de posguerra a partir de que los católicos
son “autorizados” e incluso “alentados” a participar en política, como
resultado de una aparente renovación eclesial (en realidad, es para oponerse a
los partidos comunistas y clasistas en general).
Tienen un triste final, especialmente en Europa: el
italiano (eterno contrapeso del poderoso PC “eurocomunista”, fue principal
afectado por el escándalo de mani pulite
y tangentopoli); el alemán (su hiperbólico
canciller, Helmut Kohl, fue acusado de recibir financiamiento espurio, no
declarado; su discípula, Angela Merkel, canciller actual, es más decididamente
liberal que su maestro, si cabe tal cosa).
En América latina: Chile (una parte apoyó a Allende;
otra, los “momiocristianos”, no); Argentina (oscilantes frente al peronismo: en
su origen vivieron angustiosamente la disputa de Perón con la Iglesia; después, fueron
aliados, especialmente por su franja izquierda: Conte, Auyero, que derivó al
Frente Grande).
17
El exteriorismo
EC define así su
“estética oficial”: “Es una palabra creada en Nicaragua para designar el tipo
de poesía que nosotros preferimos. El exteriorismo no es un ismo ni una escuela
literaria. Es tan antiguo como Homero y la poesía bíblica (en realidad es lo
que ha constituido la gran poesía de todos los tiempos).
El exteriorismo es la
poesía creada con las imágenes del mundo exterior, el mundo que vemos y
palpamos, y que es, por lo general, el mundo específico de la poesía. El
exteriorismo es la poesía objetiva: narrativa y anecdótica, hecha con los
elementos de la vida real y con cosas concretas, con nombres propios y detalles
precisos y datos exactos y cifras y hechos y dichos. En fin, es la poesía impura. Poesía que para algunos está más
cerca de la prosa que de la poesía, y equivocadamente la han llamado ‘prosaísta’,
debido a que su temática es tan amplia como la de la prosa (y debido también a
que por decadencia de la poesía en los últimos siglos la épica se escribía en
prosa y no en verso).
Exteriorismo es cuando
el poeta nos habla de un tractor Caterpillar D4; o de la caoba llevada por el
lago y el río con un remolcador llamado Fálcon; o de un viejo motor de
aeroplano encontrado por los campesinos en las montañas de las Segovias y que
una vez el guerrillero había derribado…” (Presentación a su antología Poesía nueva de Nicaragua, Buenos Aires,
Carlos Lohlé, 1974, pp. 9-11).
Por su parte, Sergio
Ramírez da la siguiente definición: “La poesía de imágenes descriptivas, de
tono conversacional, que toma en cuenta lo que el mundo exterior es capaz de
ofrecer en sensaciones y percepciones singulares, y que Cardenal hará propia
hasta devenir en su marca personal, todo eso que se ha llamado el exteriorismo,
viene mucho de la poesía norteamericana, pero ya estaba en la Epístola de Darío
dedicada a Juana Lugones, esposa de Leopoldo Lugones, todo un largo reportaje
escrito en alejandrinos pareados, con notas de pie también en alejandrinos.
Cardenal iría aún más allá, hasta incorporar la poesía que encuentra en los
áridos documentos de los archivos de Indias acerca de la conquista y
colonización de Nicaragua en El estrecho dudoso” (“Corona de lauros”).
No deja de haber una
serie de curiosidades. Sobre todo, que se trate de una estética tan opuesta a
la del poeta oficial del país, aunque
Ramírez se empeñe en encontrarle un antecedente en la poesía del gran bardo...
(en ¿Te dio miedo la sangre?, la
novela de Sergio Ramírez, un personaje se llama “Bardo Rubén Darío”). También,
la influencia norteamericana es paradójica.
Pero hay una clave
importante en la pulsión épica de este tipo de poesía, que se podría relacionar
con la operación homóloga de Brecht en el teatro. Una poesía narrativa,
objetivista, permitiría una actitud “realista” frente al mundo y frente a la
historia, alejada del velo ideológico que la lírica “pura” (romántica,
simbolista o surrealista) arriesga a tender en su proceso.
También entronca con una gran tradición de la poesía
latinoamericana de lo popular, lo cotidiano, lo prosaico: Guillén, lo
“elemental” en Neruda, los antipoemas de Parra.
18
Marcas
La función de las marcas comerciales en EC.
Dice Fredric Jameson sobre el mismo tema en Raymond
Chandler:
Los libros de Chandler pertenecen (...) a una era de productos estables, en la cual el sentimiento de energía creativa ya no se encarna en el producto: éstos simplemente están allí, en el fondo industrial permanente que ha llegado a parecerse a la naturaleza misma. Aquí, la tarea del autor consiste en hacer el inventario de estos objetos, en demostrar, gracias a la exhaustividad del catálogo, la eficacia de su manejo del mundo de las máquinas y los productos industriales; y es en ese sentido que funcionan las descripciones de muebles o de vestimentas femeninas en Chandler: como una nominación, una marca de experiencia y saber práctico. Y en los límites de esta clase de lenguaje, el nombre de las marcas mismas. (...) La percepción de los productos con los que está equipado el mundo que nos rodea precede y da forma a la percepción de las cosas-en-sí-mismas. En un principio, utilizamos los objetos, y sólo con el tiempo aprendemos a apartarnos de ellos para contemplarlos con desinterés, y es de esta manera que la naturaleza comercial de nuestro entorno influye y da forma a la producción de las imágenes literarias, marcándolas con un determinado carácter de época” (“Sobre Raymond Chandler”, en Daniel Link, comp., El juego de los cautos).
Los libros de Chandler pertenecen (...) a una era de productos estables, en la cual el sentimiento de energía creativa ya no se encarna en el producto: éstos simplemente están allí, en el fondo industrial permanente que ha llegado a parecerse a la naturaleza misma. Aquí, la tarea del autor consiste en hacer el inventario de estos objetos, en demostrar, gracias a la exhaustividad del catálogo, la eficacia de su manejo del mundo de las máquinas y los productos industriales; y es en ese sentido que funcionan las descripciones de muebles o de vestimentas femeninas en Chandler: como una nominación, una marca de experiencia y saber práctico. Y en los límites de esta clase de lenguaje, el nombre de las marcas mismas. (...) La percepción de los productos con los que está equipado el mundo que nos rodea precede y da forma a la percepción de las cosas-en-sí-mismas. En un principio, utilizamos los objetos, y sólo con el tiempo aprendemos a apartarnos de ellos para contemplarlos con desinterés, y es de esta manera que la naturaleza comercial de nuestro entorno influye y da forma a la producción de las imágenes literarias, marcándolas con un determinado carácter de época” (“Sobre Raymond Chandler”, en Daniel Link, comp., El juego de los cautos).
En EC, sin embargo, el
inventario de las marcas no funciona sólo como mostración de un fondo de
experiencia común y de la eficacia de su manejo compartido (aunque también es
eso). Las marcas marcan (o deberían
marcar, y en realidad desdibujan) el límite entre poesía y prosa.
Y también hay una connotación
demonizadora de la “sociedad de consumo”, ese “carácter de época” que menciona
Jameson. Los productos comerciales invaden todo, también la poesía. ¿Qué hará
la revolución con ellos?
18
Un ejemplo: el avión.
Muy importante como tema y como “lugar” de enunciación.
Como tema: señal (marca) del progreso, de una modernidad
contradictoria en un país subdesarrollado, en el que la tecnología puede
coexistir con la naturaleza en estado casi salvaje y con el subdesarrollo
económico. (Acá el avión se ve “desde abajo”, con extrañamiento y rechazo, como
en Homenaje a los indios americanos).
Otras veces el “yo poético” de Cardenal está situado en
un avión (“Meditación en un DC10”) y ve desde arriba. Claro, Nicaragua
(Centroamérica, el Caribe) es una región que se puede observar mejor desde el
aire, como abarcándola en una mirada más totalizadora, idealistamente
unificadora.
(Y también esto podemos relacionarlo con los bombardeos
norteamericanos en la época de la guerrilla de Sandino. Virilio, en Logistique du la perception, señala cómo
la aviación remplazó a la caballería en su función de “reconocimiento del terreno”.
Pues bien: en la selva, territorio propio de la guerrilla, es muy difícil
acceder por tierra a los puntos claves, y entonces aparecieron los bombardeos
indiscriminados.)
19
La historia
Pero
el Estrecho era de tierra,
no
era de agua.
En ese extraordinario
poema titulado El estrecho dudoso, compendio y reinvención de las
crónicas del descubrimiento —o por “descubrir lo no sabido”..., Ernesto
Cardenal ofrece una visión particularmente lúcida e intensa del cronista Bernal
Díaz. Pero, sobre todo, de su escritura y su poética. Como señala José
Coronel Urtecho, la poética de Cardenal propone unos “versos estrictamente
funcionales, visuales, ‘proyectivos’... Versos ajustados, en suma, a ‘las
facilidades de la máquina de escribir’, pero igualmente a esas ‘cartas,
cédulas, actas y narraciones’ redactadas por los cronistas, manuscritas, que no
formarían parte de un corpus literario, pero que reconstruyen la
historia de ‘lo no sabido’, y son el relato de lo utópico —el ‘Estrecho
Dudoso’–, si bien cortada, distribuida o si se quiere dosificada la
comunicación con un ritmo correspondiente a las intensidades combinadas de la
atención, la excitación emocional y la respiración, y con la rápida técnica
alucinante de una película documental, que es, a mi juicio, la técnica
apropiada para una nueva épica... Hablamos, así, de poéticas. Pero de unas
poéticas que surgen no de teorizaciones académicas, sino de la práctica de la
escritura y de la reflexión de los poetas. La poética de Cardenal y, en el
trasfondo, la poética de Bernal Díaz: cortada, distribuida, dosificada, ritmada
—cuya atención y emoción descansan, efectivamente, en una respiración y
una técnica de ‘montaje’ documental comparable a la del cine (Enrique Flores,
“El silencio de la conquista. Poéticas de Bernal Díaz”, en Revista de Critica Literaria Latinoamericana, Año XXIX, Nº 57.
Lima-Hanóver, pp. 143-150 (http://www.dartmouth.edu/~rcll/rcll57/57pdf/57flores.pdf).
Nicaragua, como toda América latina, aparece como una
fantasía, una utopía forjada por la ambición de los conquistadores, una fábrica
de leyendas. De ahí la paradoja (aparente) de que la crónica sea mentira y que
se escriba para falsear la verdad. En el largo poema de EC, Bernal Díaz escribe
para restituir imposiblemente la verdad, y EC lo “sobreescribe” con la misma
intención (“desmentir a la AP
y la UP”, dice en Canto nacional).
De quinientos cincuenta
que pasaron con Cortés
no quedan vivos más que
cinco en toda la Nueva
España.
(...)
Ahora sólo cinco están
vivos, muy viejos y enfermos,
y lo peor de todo, muy
pobres, cargados de hijos,
y con hijas por casar, y
nietos, y poca renta,
sin dinero para ir a
Castilla a reclamar.
Y ninguno de sus nombres
los escribió Gomara,
ni el doctor Illescas,
ni los otros cronistas.
Sólo del Marqués Cortés
hablan los libros.
Él fue el único que
descubrió y conquistó todo
y todos los demás
capitanes no cuentan para nada.
(...)
El viejo ha vuelto a
leer otra vez esas crónicas
y ve que no cuentan nada
de lo que pasó en Nueva España.
Están llenas de
mentiras. Ensalzan a unos capitanes
y rebajan a otros. Dicen
que estuvieron en las conquistas
los que no estuvieron en
ellas. Entonces coge la pluma
y empieza otra vez a
escribir, sin elegancia,
sin policía, sin razones
hermoseadas ni retórica,
(...)
Porque el agraciado
componer es decir la verdad.
Aunque tal vez no haga
sino gastar papel y tinta...
(...)
Pero escribe también
para sus hijos y sus nietos,
para que sepan que él
vino a conquistar estas tierras.
Su historia si se
imprime verán que es verdadera.
¡Y ahora que lo escribe
se le representa todo
delante de los ojos como
si fuera ayer que pasó!
Irá escribiendo con su
pluma, despacio, despacio,
corrigiendo los errores
con cuidado, como el piloto
que va descubriendo las
costas, echando la sonda...
El Estrecho es símbolo de un lugar fantástico que no
existe, pero a la vez puede ser construido. Y marca el destino de Nicaragua, su
“posición estratégica”, o geopolítica. Que estalla a partir de 1848, cuando se
descubre oro en California, y termina recién en la década del 1940, con
Roosevelt.
Aquí hay otra matriz de transformación (como dije de la teología
de la liberación): esta vez, desde
las crónicas. Con sus anacronismos (“mover influencias”, “primer dictador”,
etc.).
Cardenal nos invita,
como lectores, a entrar en un diálogo con la historia reinterpretada. Los
poemas cardenalianos se convierten en palimpsestos en los que debemos buscar en
la escritura otras escrituras que permitan recuperar y re-construir la historia
nueva que nos es tan necesaria. Cardenal busca que volvamos la mirada al ‘otro’
que ha sido relegado en el discurso poderoso, ‘[e]l pueblo de los pobres
(mestizos, zambos, indios, negros) [que] mira todo el proceso desde afuera’ (Dussel 215) y que desde esta
mirada nos enfrentemos con el mundo que nos rodea (Juan Carlos Martínez Hofmann,
“Ernesto Cardenal y el uso de la historia en su poesía”, en http://www.lajiribilla.cu/2003/n133_11/133_05.html).
20
Fronteras,
exilios
Cierto: todas las fronteras son convenciones, ficciones,
pero en América Central parece que fueran particularmente porosas.
En la década del treinta, Sandino se esconde en la selva
lindera con Honduras, al norte; según las necesidades de la lucha, traspasa la
frontera más o menos libre e inadvertidamente. Esto motiva que el gobierno
títere de Nicaragua obligue a Honduras a hacer reclamos formales. Cincuenta
años después, desde la misma Honduras iba a operar la Contra, apoyada por la CIA, para desestabilizar al
régimen sandinista a través de esa frontera casi virtual.
La finca de Coronel Urtecho estaba prácticamente en
territorio de Costa Rica, al sur. Por ahí iban a salir y a entrar,
clandestinamente claro, los combatientes sandinistas (muchas veces, guiados por
Cardenal). Incluso, una vez entra Cortázar; peligrosamente, porque su altura y
su fama no dejan de llamar la atención (ver Memorias,
tomo II).
Fronteras: exilios. Los sandinistas, en Costa Rica
(Sergio Ramírez). Pero, en general, muchos intelectuales y combatientes de
América Central y el Caribe fueron pasando, desde siempre, de un país a otro
según los vaivenes políticos de sus respectivos países, desde dictaduras a
dictablandas, o a democracias liberales, cuando las había. En su mayoría,
terminaban en México, incluso en la época de Porfirio (ver el itinerario de
Pedro Henríquez Ureña con sus padres y hermanos, desde la República Dominicana
natal; cf. Memorias - Diario).
En las novelas de Sergio Ramírez (sobre todo, ¿Te dio miedo la sangre?), aparte de los
saltos temporales, hay permanentes “saltos espaciales”; nunca se sabe bien
dónde están los protagonistas, si en Nicaragua, en El Salvador, en Honduras.
Imaginariamente, se trata de un solo territorio: el de la nostalgia y la
conspiración; el de la rebelión o la resignación; allí donde se preparan el
triunfo o la derrota final.
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