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Philip Larkin, Fabián Casas y El Bocadillo de Delfor

Encontramos esta fantástica reseña de Jill (Lumen) de Philip Larkin (autor de quien publicamos su libro de poemas El barco del norte) en el libro de ensayos Breves Apuntes de Autoayuda (Santiago Arcos Editor, PARABELLUM), de Fabián Casas, adictivo autor argentino de quien los camaradas de Alpha Decay han publicado ya en nuestro país Los Lemmings y otros y Ocio.

El Bocadillo de Delfor.
por Fabián Casas.

¿Qué pensarían de un tío viejo y solterón que se la pasa diciendo que los libros son pura mierda y que Picasso, Joyce y Miles Davis representan la enfermedad de nuestra civilización? Y qué haríamos si descubrimos que en el cajón de la cómoda nuestro tío impresentable guardaba poemas hermosos que había escrito después de cenar y lavar los platos. Bueno, ese tío existió y se llamó Philip Larkin, tal vez el mayor poeta inglés posterior a Auden, si es que estos podios le sirven a alguien. Larkin fue un filisteo conservador. Por lo cual tenía pocos amigos y pasó casi toda su vida trabajando como bibliotecario en la universidad de Hull. Solitario, describió su british way of life de esta manera: "Mi vida es tan simple como puedo. Trabajar todo el día. Cocinar, comer, lavar los platos, hablar por teléfono, beber, televisión por las noches. Casi nunca salgo. Supongo que todo el mundo procura ignorar el paso del tiempo: algunos hacen muchas cosas, están un año en California y en Japón el año siguiente, y después está lo que hago yo: hacer lo mismo exactamente todos los días y todos los años. Probablemente ninguna de las dos maneras sirva". Como un gusano de seda de clase media, segregó unos pocos libros de poemas que hablan sobre la vida ordinaria sin ningún tipo de epifanía: una mujer que hojea su libro de fotos y mira su época de juventud, gente reunida en una iglesia o esperando la muerte en los pasillos de un hospital. Si uno no es un superhéroe, un movilero de CQC o una estrella del rock, puede comprender de qué habla la poesía de Philip Larkin: de la vida que llevamos entre el nacimiento y el ocaso. Por eso sorprendió que con la publicación de sus poemas completos estos se volvieran un hit con casi treinta y cinco mil ejemplares vendidos a los dos meses de publicarse. Su poesía, casi toda traducida en España y que se consigue a veces en nuestro país, fue lo que le dio renombre en el mundo. Pero también escribió sobre jazz y recopiló en un libro sus artículos de diatribas constantes contra el free jazz "esa estupidez" y contra la experimentación musical que llegó con Miles Davis, Charlie Parker y John Coltrane, entre otros. Larkin detestaba la vanguardia porque abría una grieta insalvable entre el artista y el público y que llevó, según sus palabras, a que se "hayan pintado retratos con ambos ojos en el mismo lado de la nariz o escrito novelas caóticas donde los personajes se sientan en cubos de basura".

36 poetas en lengua inglesa

La editorial chilena Uqbar Editores acaba de publicar Covers, 36 poetas en lengua inglesa, que en opinión de lanzallamas.org es "la más completa y la mejor antología que se ha publicado en español sobre poesía contemporánea anglosajona", con traducciones del poeta Armando Roa Vial. Entre los autores escogidos se encuentran Kenneth Patchen, James Elroy Flecker, Charles Simic, Gary Snyder, Michael McClure, Kenneth Rexroth y Philip Larkin.

Mientras investigamos si se va a distribuir en España, os animamos a leer alguno de los poemas del libro que incluyen en la página web de Lanzallamas y dos que reproducimos aquí, que no pertenecen al libro pero son obra de dos de los autores seleccionados en Covers, Rexroth y Larkin. Estos dos poemas los publicamos en Acuarela Libros, el primero en la colección Equipaje de mano (traducción y selección de Martín López-Vega) y el segundo en El barco del Norte, debut de Larkin en 1945.

Una playa en el Pacífico
Este es el océano llamado Pacífico,
y esta noche está tranquilo y duerme
bajo la luna de octubre.
La última noche, ni un coche se movía
en toda la costa iluminada.
No había más sonido que el de las campanas
y el recurrente susurro del viento.
Sófocles lo oyó hace mucho tiempo, en el Egeo. Yo conduzco
a ochenta millas por hora a través
del aire impregnado de luna. El viento
trae hasta mí el pensamiento
de la fragilidad humana,
las voces ruinosas que han dicho
amor, dejémonos ser sinceros el uno con el otro.
La luna que acompaña a los viajeros
adormece la ciudad callada.
Allá lejos, en el horizonte,
las luces de la mañana se parecen
a una ciudad dorada
en algún otro país.
Kenneth Rexroth (traducción de Martín López-Vega)

Atizas el fuego, dejas que las llamas, por fin libres,
hagan que las sombras retrocedan;
prolongas la charla con cualquier excusa,
hasta que la velada toca a su fin
y dan las dos en alguna campana a lo lejos.
Pero cuando el huésped se enfrenta
al viento de la calle y después se esfuma,
¿quién puede entonces enfrentarse a la instantánea desdicha de la soledad,
o asistir al triste avance en tu cabeza
de su planta más prolífica,
la silenciosa apatía?
Philip Larkin (traducción de Jesús Llorente)

Philip Larkin: El barco del norte


Bibliotecario, cascarrabias, conservador, aficionado al jazz, Philip Larkin (1922-1985) puede ser considerado uno de los más importantes poetas ingleses de este siglo a pesar de lo mínimo de su obra: Un engaño menor (1955), Las bodas de Pentecostés (1964), Ventanas Altas (1974) y este El Barco del Norte, su debut allá por 1945, único volumen que permanecía inédito en castellano hasta la fecha.

Autor también de dos novelas, cientos de artículos sobre jazz y una antología de poesía inglesa del siglo XX, el suyo es un estilo que ha sido definido como "una bayeta de depresión". Sabiendo que la vanguardia de hoy es la tradición del mañana, defendía una línea clara, irónica, hiriente, prosaica, sobria, y sus versos nos hablan, con humor y desazón al mismo tiempo, de la imposibilidad de amar, de vivir, cíe ser feliz y de otras impotencias emocionales.

Es El Barco del Norte un poemario con rodos los defectos y las virtudes de un primer libro: fresco, influido por sus lecturas (sobre todo Yeats), desbordante de imágenes, ecléctico, y en el que Larkin pone parte de su futuro genio sobre la mesa en forma ora de ases ora de cartas marcadas.