Nunca es tarde para aprender

Nunca es tarde para aprender, le dije. 
Pero de todos modos me puso retardo la maestra. 

¡Típico!

¡Típico! Ves a la Bella Durmiente, la besas, la despiertas y esperas que vivan felices para siempre. Pero ella se despierta enojada porque la despertaste antes de que sonara el despertador. 

Cuando despertó La Bella Durmiente

Cuando despertó, La Bella Durmiente estaba asombrada, y luego, enojada. 
¡Ella esperaba un príncipe! 
Además, sí. Todavía estaba allí, en su boca, el sabor del beso del dinosaurio.