Son muchos los que, con la llegada de internet, ya daban por muerta a la literatura. Pero quizás solo estaba dormida. Y para despertarla han surgido los booktubers, jóvenes que comparten su pasión por la lectura en YouTube, y la reinventan, con ingenio y chispa. Aman el papel pero se mueven en el transmedia. Difunden generalmente contenidos de literatura juvenil o de fantasía, pero no reniegan de los clásicos, el cebo que, en muchos casos, les hizo picar el anzuelo de las letras. No son críticos, ni lo pretenden; sin su rigor se mueven en el amateurismo, conquistando a millones de jóvenes y desmitificando el tópico de que estos, sin lecturas obligatorias, no abren un ejemplar.
«La juventud lee, pero está muy criminalizada cuando se dice que no lo hace. Además, el único sector que no ha caído en ventas sino que ha aumentado con la crisis es la literatura juvenil», explica May R. Ayamonte, una de las pioneras en hacer el trasvase de reseñas de su blog a YouTube. Para acercar a este mundillo a un sector del público que, como reconocen las editoriales, todavía se les resiste, los booktubers emplean su propia jerga: Book Hauls —enseñar libros que han llegado recientemente a sus estanterías-, Wrap ups —resumen de las lecturas del mes—, o Unboxing —abrir los paquetes en directo—.
«Buscamos interactuar con el lector y YouTube es un nuevo formato con el que llegar a la juventud. La gente que nos sigue no quiere tecnicismos; de hecho, yo, que estudio filología inglesa, podría definir a un personaje como heterodiegético, pero lo cierto es que mi audiencia no busca eso, sino una opinión de un libro con un vocabulario diario y accesible», cuenta a ABC Ayamonte, que con su amplio repertorio y su gusto por la poesía clásica llega a 63.000 personas. Ese argot sirve «para tematizar el contenido, hablar de tú a tú de literatura, sin palabras rimbombantes, como lo harían con un amigo o un familiar», coincide Sebas G. Mouret («El coleccionista de mundos»), otro de los booktubers más solicitados del panorama nacional, partidario, en este caso, «de emplear términos castellanos como "reseñas" o "novedades"».
Desde Alianza Editorial aseguran que, como toda actividad emergente, aún da pasos en falso «y ha de separarse el grano de la paja», pero tiene un público fiel que comparte y visualiza los contenidos difundidos en sus canales. «YouTube nos aporta cercanía, sinceridad y vínculo», asegura Mouret, que pretende «acabar con el individualismo de la lectura». Este booktuber es consciente de que hay géneros que tienen un éxito mucho mayor que otros, «pero eso no quita que le demos espacio en nuestros canales de YouTube a todo tipo de temáticas y estilos». Las pruebas: uno de sus últimos vídeos va dedicado «al gran Miguel de Cervantes» (y ya cuenta con 20.724 visualizaciones) y su libro de cabecera es «El guardián entre el centeno», deJ. D. Salinger, «por los desternillantes diálogos del protagonista más sociópata y a la vez cautivador de toda la literatura del siglo pasado».
Cámara, pilas de libros y... YouTube
Aunque admiten que su actividad todavía no es rentable, las editoriales ya se han fijado en ellos, y no dudan en aprovechar el filón que los booktubers les ofrecen. «Su principal ventaja es que hacen la información global, rompen las barreras geográficas y llegan a un perfil de lector que no se informa en los canales tradicionales. Se han convertido en un mediador importante en la estrategia de las editoriales a la hora de comunicar sus novedades y conformar el gusto del lector», conviene Raúl Muñoz, responsable de comunicación de Alianza Editorial, desde donde facilitan lanzamientos editoriales que entienden de especial interés para ellos. José Monfort, de Malpaso, admite que trabajan con booktubers desde hace tiempo, con algunos libros «muy específicos» y una estrategia vinculada al ejemplar, al tema y al público objetivo. Estos «intelectuales de YouTube» aportan, según Monfort, frescura y dinamismo, aunque duda que puedan llegar a equipararse profesionalmente a youtubers muy conocidos.
Pero no se amilanan, y no dudan en imitar alguna de sus costumbres más arraigadas. En ocasiones salen de su habitación, y hacen comunidad. Javier Ruescas, seleccionado en 2013 como integrante de la mayor red de jóvenes líderes menores de 30 años del mundo creada por el World Economic Forum y una de las más recientes promesas del panorama editorial entre el público juvenil, se reúne de vez en cuando con otros booktubers, con los que comparte pasión y ganas.
Junto a Mouret y la mexicana Fa (que desde «Las palabras de Fa» ha conseguido que 300.000 personas se interesen por la literatura) desgrana las claves para convertirse en un booktuber. Informales y cercanos, pero siempre precisos. Iluminación, soltura y contenidos. Estos jóvenes, ya expertos en su nicho, aconsejan a los usuarios de YouTube para expandir el universo booktuber y ayudar a los principiantes a integrarse en su sector.
Desconocen todavía si la difusión de opiniones sobre su material en YouTube está directamente relacionada con la compra de libros. Pero ante la duda, «conviene favorecer todas las posibilidades que proporciona la Red. Están hiperconectados entre sí, y muchos son agudos, incisivos y críticos», aclara Muñoz.
Pero ellos, los booktubers, reniegan de esa palabra. ¿Críticos? Las comparaciones entre adeptos crecen, como también lo hacen el resquemor y los reproches en el sector. Pero estos jóvenes, que ya se han adueñado de YouTube, con sus habitaciones, su cámara y su pila de libros, quitan hierro al asunto: «Es una oposición sin sentido, no tenemos nada que ver. No nos consideramos profesionales y nuestras opiniones son subjetivas», sostiene Ayamonte. Su colega, Mouret, coincide, y reconoce que ni tienen «pretensión crítica ni la formación adecuada», simplemente son «personas apasionadas por compartir sus vivencias literarias».
Fuente. Artículo de ABC