Título: Orgullo y prejuicio
Autor: Jane Austen
Lugar de publicación: Navarra
Editorial: RBA Coleccionables
Año: 2010
Páginas: 477
Saboreando el comienzo:
"Es una verdad reconocida universalmente que a todo hombre soltero que posee una gran fortuna le hace falta una esposa. Por poco que se conozcan los sentimientos o las opiniones de un hombre tal a su llegada a una comarca, esta verdad está tan bien fijada en las mentes de las familias de los alrededores, que al hombre se le considera propiedad legítima de alguna de sus hijas."
En la contraportada:
"Centrada en una familia sin grandes recursos económicos que vive en la Inglaterra rural de finales del siglo XVIII, esta novela narra las tribulaciones de una madre para casar a sus cinco hijas. Cuando los señores Bingley y Darcy, dos caballeros ricos y solteros, se establecen en el vecindario, las esperanzas de la señora Bennet aumentan, pero en sus planes se interpondrán el orgullo de Elizabeth, la segunda de las hijas, y la indiferencia del padre."
Mi opinión:
Cuantas veces por orgullo nos negamos a nosotros mismos la felicidad auténtica que da el amor verdadero, tenga este o no el acuerdo de ambas familias, o tengan ambos dinero o no, diferente clase social, o, en nuestros días, quizá diferente raza.
Cuantas veces anteponemos las críticas negativas de los que no nos conocen al buen concepto que tienen de nosotros aquellas personas que sí nos tienen estima y conocen nuestro carácter.
Cuan a menudo influye un sólo adjetivo negativo en un día soleado, aunque este haya estabo lleno de cosas buenas y positivas. No me explico el porqué de esto, pero es indudable que muchas veces así sucede: triunfa más el "he oído...", "me han dicho...", "me he enterado de que...", "hay el rumor de..." antes de asegurarnos nosotros mismos de conocer bien a la persona de quien se habla y tratarla como se merece, sin ningún tipo de prejuicio o juicio preconcebido. Cuando daño hace esto a las personas. Cuanta agua apagando una buena llama de fuego.
En esta historia veremos mucho de esto: orgullo por ambas partes, escuchar antes a los que hablan de los rumores o terceras personas, hacer caso a lo que otros opinan de una pareja que preguntarles a ellos mismos si se quieren o lo que sienten...y más en esa época, el siglo XVIII en el que los matrimonios siempre eran por conveniencia económica y no se tenía en cuenta para nada los sentimientos, y en los que a menudo todo el vecindario sabía de una boda acordada antes incluso que los propios novios lo supieran.
Cuando se habla del matrimonio, sin duda esta frase resume lo que acontecía:
"La felicidad en el matrimonio es enteramente una cuestión de azar (...) y es mejor conocer lo menos posible los defectos de la persona con quien has de pasar tu vida."
Pero el tema central no es tanto el del matrimonio concertado como el del orgullo que impide que dos personas se demuestren el amor que verdaderamente están sintiendo, en caso de Mr. Darcy y Lizzy Bennet:
"El orgullo es un defecto muy común, según creo - observó Mary, que se preciaba de la solidez de sus reflexiones-. En vista de todo lo que he leído, estoy convencida de que es muy común; de que la naturaleza humana es especialmente proclive a él y que somos muy pocos los que no albergamos un sentimiento de automplacencia por alguna cualidad verdadera o imaginada."
Desde el principio en la novela se nos dice la diferencia entre orgullo y vanidad:
"Una persona puede estar orgullosa sin ser vanidosa. El orgullo está más relacionado con el concepto que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que queremos que piensen de nosotros los demás."
En un principio, Darcy se presenta como un hombre altivo, orgulloso y adinerado, que no se fija en la belleza de las mujeres a menos que estan posean el mismo dinero que él, y sean de su misma clase social, cosa que cambiará a lo largo de la novela cuando se da cuenta que se está enamorando de Lizzy a pesar de que esta viene de una familia rural y sin dinero:
"...en cuanto hubo dejado claro ante sí mismo y sus amigos que la muchacha apenas tenía un buen rasgo en la cara, empezó a darse cuenta de que la hermosa expresión de sus ojos oscuros aportaba a su rostro una inteligencia fuera de lo común."
Y cuando Elizabeth le dice que piensa que él se está aburriendo al tener a su lado a gente tan poco adinerada y de tan poco nivel como la gente del campo, él le contradice:
"Tenía la mente ocupada en una cuestión más agradable. Estaba meditando sobre el enorme placer que puede proporcionar un par de ojos hermosos en la cara de una mujer preciosa."
Y hay una cosa también bastante desagradable que no permite a que la gente vea con buenos ojos la unión de Darcy con Lizzy, la familia de esta, que es realmente tonta en cuanto a la madre la señora Bennet y 2 de sus hijas menores, Lydia y Kitty. El mismo padre, el señor Bennet, le dice a su mujer en una ocasión:
"Había albergado la esperanza de que nuestras opiniones concordaran en todos los extremos, pero me veo obligado a disentir de ti en la medida en que creo que nuestras dos hijas menores son notablemente necias."
El mismo Mr. Darcy, le dice en una escena muy conocida por todos, a Elizabeth, que una de las cosas contra las que ha tenido que luchar es el cómo son los miembros de la familia de Elizabeth:
"He luchado en vano. No puede ser. Mis sentimientos no se dejan reprimir. Debe permitierme u sted que le diga con cuanto ardor la admiro y la amo."
"Expresó su sentir acerca de la inferioridad de ella, de que aquello era degradarse, de los obstáculos familiares que se habían opuesto siempre a su inclinación, con un calor que parecía adecuado para una materia tan dolorosa para él, pero que no decía mucho a favor de su pretensión."
Las críticas negativas hacia las personas que no se conocían estaban pues a la orden del día. Una chica que quería con Darcy, y veía con malos ojos a su rival, Lizzy, habla así de ella en una ocasión:
"-Caminar tres millas, o cuatro, o cinco, o las que sean, hasta los tobillos de barro, sola del todo! ¿Qué pretendería con ello? A mi me parece que da muestras de una especie abominable de independencia engreída, una indiferencia ante el decoro muy provinciana"
¡Toma crítica! Y más cuando sabemos que la razón por la que Elizabeth había tenido que andar tanto sin carruaje era porque el coche de su padre estaba ocupado y ella debía ir a ver a su hermana enferma, por eso fue andando tanto trozo. Hasta eso se veía degradante, qué pasada ¿no?
Aquí otra opinión acerca de Lizzy que hace esta chica sin conocerla de nada y porque la ve en un momento determinado leer una novela:
"La señorita Eliza Bennet aborrece las cartas -aseguró la señorita Bingley-. Es una gran lectora, y ninguna otra cosa le place."
Y aquí va la contestación que le da Lizzy:
"No merezco ni tal alabanza ni tal censura - exclamó Elizabeth-; no soy una gran lectora, y me placen muchas cosas."
A propósito de lo que se pensaba que debía tener una buena mujer, aquí va la lista, ahí es nada:
"Una mujer debe conocer a fondo la música, el canto, el dibujo, la danza y las lenguas modernas para merecer ese título; y además de todo esto debe poseer un algo en su porte y en su manera de andar, en su tono de voz, en su manera de hablar y sus expresiones, pues de lo contrario sólo merecería a medias el calificativo.
- Debe poseer todo esto - añadió Darcy-, y a todo esto debe añadir todavía algo más sustancial, la cultura adquirida a base de muchas lecturas."
La respuesta de Lizzy no se hace esperar:
"Ya no me sorprende que usted conozca sólo a seis mujeres instruidas. Ahora me extraña más bien que conozca a alguna."
Aquí el señor Darcy comenta lo que le parece a él que es el orgullo, expresando que no va mal tener un poco:
"Sí; la vanidad es una debilidad, desde luego. Pero el orgullo...cuando hay una verdadera superioridad de espíritu, el orgullo estará siempre sujeto a un buen régimen.
Elizabeth se volvió para disimular una sonrisa.
-"Me ha convencido perfectamente de que el señor Darcy no tiene ningún defecto. Él mismo lo confiesa sin rebozo."
También creo que hay muy buenos personajes secundarios, como por ejemplo el militar Wickham, del grupo de soldados que llegan y de los que se prendan las hermanas menores de Lizzy.Este "caballero" veremos que no es tal, en cambio tiene muy buenas recomendaciones y todo el mundo lo quiere y piensa que es un buen hombre. Nada más lejos de la realidad cuando se le conoce tan bien como lo hacía el señor Darcy, que tuvo que desmentir que fuera bueno y hablar de su vida licenciosa y que era un jugador que debía dinero a un montón de comerciantes. Este sería un buen ejemplo de "falsas apariencias" de las que habla constantemente la novela.
"Los oficiales del regimiento del condado eran, en general, unos caballeros muy encomiables, y los mejores de ellos se encontraban entre los presentes; pero el señor Wickham los superaba tanto a todos en figura, semblante, porte y prestancia, como ellos superaban al tío Philips, cariredondo y envarado, y con olor a vino de Oporto en el aliento."
"Cuanto más veo el mundo, más insatisfecha estoy de él; y cada día que pasa confirma mi opinión sobre la incongruencia de todos los caracteres humanos y sobre la poca confianza que se puede depositar en las apariencias de mérito o buen sentido."
El prejuicio que la misma Lizzy tenía de Mr. Darcy antes de conocerlo bien, dan muestras de lo que decía antes, el hecho de prejuzgar antes de haber hablado con la persona en concreto:
"¡No lo quiera el cielo! ¡Esa sería la mayor desventura de todas!¡Encontrar agradable a un hombre al que una está decidida a odiar! No me desees ese mal."
Y bueno, respecto a como acabará la historia, tendréis que leer el libro para averiguarlo. ¿Triunfa el amor o triunfa el orgullo?. Un libro que os recomiendo no sólo por ser uno de los clásicos, sino por la profundidad con la que se expresan los sentimientos de los personajes, sean los que sean estos.
Escena de la película: http://www.youtube.com/watch?v=FmVrr_-G3WU&feature=related
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