Jon: Garfield, me pregunto si he tenido vidas anteriores.
Garfield: Lo dudo. Ni siquiera estás viviendo ésta.
30.11.04
29.11.04
25.11.04
La Organización de la Naciones Unidas usa una valoración diferenciada para la vida de sus soldados, según su país de origen. Si el soldado muerto proviene de un país rico, la indemnización que percibirá su familia es de 85.300 dólares; si proviene de un país pobre, la indemnización es de 19.500 dólares (revista Veja, San Pablo, 11/1/95, p. 42; citado por Cristovam Buarque).
24.11.04
Que la renuncia del inefable Di Tella-Pilates haya sido recibida por el vocero presidencial parece darle la razón al exsecretario y semper dandy: la "cultura" no es prioritaria para nadie(s).
Por otro lado, que el airado reclamo para su renuncia haya salido de ciertos intelectuales (muchos de ellos oficialistas en épocas nefastas no sólo para la cultura), inevitablemente, me lo hace más simpático.
Y otra cosa: ahora dicen que José Nun es "independiente". ¿De qué? ¿De las encuestas? ¿Será hincha de Independiente?
Por otro lado, que el airado reclamo para su renuncia haya salido de ciertos intelectuales (muchos de ellos oficialistas en épocas nefastas no sólo para la cultura), inevitablemente, me lo hace más simpático.
Y otra cosa: ahora dicen que José Nun es "independiente". ¿De qué? ¿De las encuestas? ¿Será hincha de Independiente?
Se me ocurre que podría analizar los libros que nunca pude terminar de leer. Alguna razón debe de haber, independientemente de la calidad intrínseca de cada uno. Y quizás esa razón sea significativa y diga más sobre mí que sobre el libro en sí (por supuesto).
Por ejemplo:
La gloria de don Ramiro, de Enrique Larreta (incluso di un final en la Facultad sin haberlo leído, aunque era obligatorio; es casi una fobia).
Noches de la Antigüedad, de Norman Mailer (que sea un bodoque no es excusa, porque soy un experto lector de bodoques; del mismo autor, Los desnudos y los muertos).
Donde mejor canta un pájaro, de Alejandro Jodorowski (¿el surrealismo prolongado cansa?).
Por ejemplo:
La gloria de don Ramiro, de Enrique Larreta (incluso di un final en la Facultad sin haberlo leído, aunque era obligatorio; es casi una fobia).
Noches de la Antigüedad, de Norman Mailer (que sea un bodoque no es excusa, porque soy un experto lector de bodoques; del mismo autor, Los desnudos y los muertos).
Donde mejor canta un pájaro, de Alejandro Jodorowski (¿el surrealismo prolongado cansa?).
22.11.04
Escuadrones de la muerte. Que los hay, los hay. Parece.
"Duras penas para dos policías por matar a un adolescente. Los condenaron a 22 y 19 años de prisión por dispararle a un joven indefenso, en un hecho que intentaron hacer pasar como un enfrentamiento."
Nota completa en Clarín.
"Duras penas para dos policías por matar a un adolescente. Los condenaron a 22 y 19 años de prisión por dispararle a un joven indefenso, en un hecho que intentaron hacer pasar como un enfrentamiento."
Nota completa en Clarín.
21.11.04
¿Sola... qué?
La versión de Solaris firmada por Steven Soderbergh (que están dando en un canal de cable) parece lo más “raro” de que es capaz el cine norteamericano actual. Con “raro” quiero decir que cuesta, aunque sea un poquito, entenderla de entrada o a medida que va avanzando. En realidad, parece la Solaris original explicada a una mentalidad del nivel de George W. Bush.
17.11.04
16.11.04
"No hay en el mundo un artículo más extraño que el libro. Es impreso por gente que no lo entiende. Es vendido por gente que no lo entiende. Es encuadernado, criticado y leído por gente que no lo entiende. Y ahora hasta es escrito por gente que no lo entiende" (Georg Christoph Lichtenberg, 1742-1799).
10.11.04
Ciudades
¿Los traductores de hoy en día no saben que las ciudades suelen tener distintos nombres según el idioma y que no pueden dejar esos nombres en el idioma de partida? (O se traducen al idioma de llegada, o se dejan en el idioma original del nombre de la ciudad. Este caso es más bien difícil cuando son alfabetos no latinos.)
En una traducción del italiano, encontré ―a vuelo de pájaro― Lipsia (por Leipzig), Stoccarda (por Stuttgart), Leida (por Leiden), Mónaco (por Múnich; ésta es genial: ¿puede imaginarse a austeros eruditos alemanes publicando en el Principado, donde, que yo sepa, no hay editoriales sino casinos?, ¿lo harían para evadir impuestos?).
En una traducción del italiano, encontré ―a vuelo de pájaro― Lipsia (por Leipzig), Stoccarda (por Stuttgart), Leida (por Leiden), Mónaco (por Múnich; ésta es genial: ¿puede imaginarse a austeros eruditos alemanes publicando en el Principado, donde, que yo sepa, no hay editoriales sino casinos?, ¿lo harían para evadir impuestos?).
8.11.04
Mutantes (II)
(Continúa.)
Casi al mismo tiempo, leí una entrevista a Lisandro Alonso, joven cineasta argentino, director de La libertad y Los muertos. Justamente respecto de esta película, estrenada hace poco en Buenos Aires, Alonso comentaba algo así como que “todos estábamos muertos”. Con “todos”, yo interpreté inmediatamente los argentinos, los latinoamericanos, los del tercer mundo, etc. Lamentablemente, no guardé el recorte, pero encontré en Internet ese mismo reportaje o uno parecido. Transcribo algunos fragmentos:
“¿Qué te interesaba reflejar?
Está en la película, no hay mucho que pueda agregar. Hay un montón de gente que vive en estas condiciones de precariedad: todos juntos en ranchos de barro, tolditos plásticos. Toman agua del río, no tienen gas ni electricidad. Todos están muertos, de alguna manera. Cuando van al pueblo, los tratan como si fueran mierda. Y están resignados a esa clase de vida, a sobrevivir así.
Podías haberla llamado ‘Los olvidados’…
Sí, pero ya lo usó Buñuel... En el río es peor, pero el concepto de resignarse a una vida de mierda, es algo que está en todo el continente. Es poco lo que nos permiten hacer y nos acostumbramos a que es normal. Estamos muertos porque dejamos de vivir.”
Alguno podría objetar (entre tantas cosas) que los yanquis acaban de reelegir como presidente a un retardado mental que quiere acabar con medio planeta. (En realidad, el retardado o lo que él quiera importa poco: el objetivo a largo plazo de los que verdaderamente mandan es China; ver la columna de Kissinger en Clarín de ayer. Los árabes son una estación de paso que podían liquidarse, teóricamente, mandando negros y latinos, pero cometen de vez en cuando la insolencia de matar a algún blanco. Éste es otro tema, pero lo tenía que decir.)
En realidad, me decidí a escribir esta torpe nota precisamente por el resultado de esas elecciones.
Yo nunca dije que sean superiores. Sólo que son distintos. Y por eso ni siquiera podemos entenderlos (ni ellos a nosotros, por supuesto).
Por otra parte, como bien dice Buarque, las distintas especies están repartidas entre los países, y dentro de los países. Quizás si yo frecuentara más algún barrio de ricos me encontraría también con esa especie nueva, en formación, a la que, definitivamente, no pertenezco.
Y no es exactamente que quiera pertenecer a ella. Es que quiero “sentir distinto el cuerpo”.
Casi al mismo tiempo, leí una entrevista a Lisandro Alonso, joven cineasta argentino, director de La libertad y Los muertos. Justamente respecto de esta película, estrenada hace poco en Buenos Aires, Alonso comentaba algo así como que “todos estábamos muertos”. Con “todos”, yo interpreté inmediatamente los argentinos, los latinoamericanos, los del tercer mundo, etc. Lamentablemente, no guardé el recorte, pero encontré en Internet ese mismo reportaje o uno parecido. Transcribo algunos fragmentos:
“¿Qué te interesaba reflejar?
Está en la película, no hay mucho que pueda agregar. Hay un montón de gente que vive en estas condiciones de precariedad: todos juntos en ranchos de barro, tolditos plásticos. Toman agua del río, no tienen gas ni electricidad. Todos están muertos, de alguna manera. Cuando van al pueblo, los tratan como si fueran mierda. Y están resignados a esa clase de vida, a sobrevivir así.
Podías haberla llamado ‘Los olvidados’…
Sí, pero ya lo usó Buñuel... En el río es peor, pero el concepto de resignarse a una vida de mierda, es algo que está en todo el continente. Es poco lo que nos permiten hacer y nos acostumbramos a que es normal. Estamos muertos porque dejamos de vivir.”
Alguno podría objetar (entre tantas cosas) que los yanquis acaban de reelegir como presidente a un retardado mental que quiere acabar con medio planeta. (En realidad, el retardado o lo que él quiera importa poco: el objetivo a largo plazo de los que verdaderamente mandan es China; ver la columna de Kissinger en Clarín de ayer. Los árabes son una estación de paso que podían liquidarse, teóricamente, mandando negros y latinos, pero cometen de vez en cuando la insolencia de matar a algún blanco. Éste es otro tema, pero lo tenía que decir.)
En realidad, me decidí a escribir esta torpe nota precisamente por el resultado de esas elecciones.
Yo nunca dije que sean superiores. Sólo que son distintos. Y por eso ni siquiera podemos entenderlos (ni ellos a nosotros, por supuesto).
Por otra parte, como bien dice Buarque, las distintas especies están repartidas entre los países, y dentro de los países. Quizás si yo frecuentara más algún barrio de ricos me encontraría también con esa especie nueva, en formación, a la que, definitivamente, no pertenezco.
Y no es exactamente que quiera pertenecer a ella. Es que quiero “sentir distinto el cuerpo”.
5.11.04
Mutantes (I)
Lo que sigue no es caer en “qué inteligentes son, piensan como yo”. Ni al revés. Son sólo coincidencias, en las que uno se apoya para justificar ciertos pensamientos delirantes y obsesivos. “Argumentos de autoridad”, claro, si bien muy lábiles, muy poco firmes. A ver.
Desde que, por razones de trabajo, viajé a Europa y a EE. UU. por primera vez, ya adulto (yo, un “argentino de Villa Maipú” que jamás había salido del país, ni, prácticamente, de la provincia de Buenos Aires), di en pensar que la gente del “primer mundo” pertenece a una especie diferente de la nuestra.
No lo pensaba en esos términos exactos, si a eso se lo puede llamar “pensar”; lo que pasa es que aquí encaja la primera coincidencia: con el sociólogo brasileño Cristovam Buarque, que habla de una “diferenciación biológica” creciente, entre ricos y pobres, que puede llevar, en un futuro no muy lejano, a producir dos especies distintas dentro de la humanidad (que ya no sería la Humanidad).
Yo pensaba, en realidad, en términos de “mutantes”. Transcribo una entrada en mi diario del 2002.
“17/11. Mutantes
Una idea que me obsesiona módicamente.
Escribí un par de poemas sobre eso (detrás de un libro que ahora no recuerdo; debería transcribirlos aquí mismo).
Somos mutantes, otra raza, otra especie.
Me vuelvo a acordar del tema (h)ojeando catálogos de editoriales universitarias anglosajonas.
O bien los mutantes son ellos.
Todos somos mutantes, en todo caso, pero en distintas direcciones.
Y no tiene arreglo.”
(Todavía no encontré esos poemas, por suerte.)
Para peor, un amigo mío, excompañero de la Facultad, que enseña en la Universidad de Georgetown, me comentó que desde que trabaja allá (en EE. UU.) “siente distinto su cuerpo”. Claro, sin el estrés de trabajar X horas por día, incluyendo los fines de semana, etc., para “llegar a fin de mes” apenas, con el cuerpo dolorido y el cerebro quemado. “Burn-out”, le dicen. Yo miro la bolsa con los 100 parciales de distintas materias que tengo que corregir el fin se semana y lo llamaría de otra manera, no sé cuál, pero no en inglés, seguro.
¿Cómo es “sentir distinto el cuerpo”? No me pregunten a mí.
(Continuará.)
Desde que, por razones de trabajo, viajé a Europa y a EE. UU. por primera vez, ya adulto (yo, un “argentino de Villa Maipú” que jamás había salido del país, ni, prácticamente, de la provincia de Buenos Aires), di en pensar que la gente del “primer mundo” pertenece a una especie diferente de la nuestra.
No lo pensaba en esos términos exactos, si a eso se lo puede llamar “pensar”; lo que pasa es que aquí encaja la primera coincidencia: con el sociólogo brasileño Cristovam Buarque, que habla de una “diferenciación biológica” creciente, entre ricos y pobres, que puede llevar, en un futuro no muy lejano, a producir dos especies distintas dentro de la humanidad (que ya no sería la Humanidad).
Yo pensaba, en realidad, en términos de “mutantes”. Transcribo una entrada en mi diario del 2002.
“17/11. Mutantes
Una idea que me obsesiona módicamente.
Escribí un par de poemas sobre eso (detrás de un libro que ahora no recuerdo; debería transcribirlos aquí mismo).
Somos mutantes, otra raza, otra especie.
Me vuelvo a acordar del tema (h)ojeando catálogos de editoriales universitarias anglosajonas.
O bien los mutantes son ellos.
Todos somos mutantes, en todo caso, pero en distintas direcciones.
Y no tiene arreglo.”
(Todavía no encontré esos poemas, por suerte.)
Para peor, un amigo mío, excompañero de la Facultad, que enseña en la Universidad de Georgetown, me comentó que desde que trabaja allá (en EE. UU.) “siente distinto su cuerpo”. Claro, sin el estrés de trabajar X horas por día, incluyendo los fines de semana, etc., para “llegar a fin de mes” apenas, con el cuerpo dolorido y el cerebro quemado. “Burn-out”, le dicen. Yo miro la bolsa con los 100 parciales de distintas materias que tengo que corregir el fin se semana y lo llamaría de otra manera, no sé cuál, pero no en inglés, seguro.
¿Cómo es “sentir distinto el cuerpo”? No me pregunten a mí.
(Continuará.)
4.11.04
Médico telefónico
"El primer gran avance de la medicina exclusiva no se dio por medio de un instrumento médico, sino por uno de comunicación: el teléfono. Hasta su invención, las técnicas médicas se difundían a la misma velocidad para todos, en lo referido a los equipos de que disponía el médico y a la velocidad en la atención del paciente. Con el teléfono, esas técnicas continuaron al servicio de todos, aunque llegasen más temprano para algunos. En la actualidad, ya no sólo es el instrumento con el cual se llama al médico, sino que es posible realizar electrocardiogramas instantáneos a través del teléfono. Los excluidos deben esperar meses y a veces ni consiguen realizarse los exámenes que necesitan. Tal vez nada grafique más acentuadamente la degradación de la medicina de los pobres, que el sistema de comunicación usado por los enfermos tirados en el suelo de los pasillos de los hospitales, para comunicarse con los médicos: los toman de las piernas cuando pasan cerca de ellos" (Cristovam Buarque, Admirable mundo actual..., Lumen, en prensa).
Aprendan, chicas
(Extraído de un libro sobre economía del hogar, editado en 1958 por la Falange Española y las JONS.)
"Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo; especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero. Prepárate, retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello; hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a ella; después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa. Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador.
Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y sus necesidades reales.
Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.
Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo por la mañana.
Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante positivo.
Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.
Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche.
En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer.
Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte. Es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes.
Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello.
Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte..."
"Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo; especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero. Prepárate, retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello; hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a ella; después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa. Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador.
Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y sus necesidades reales.
Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.
Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo por la mañana.
Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante positivo.
Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.
Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche.
En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer.
Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte. Es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes.
Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello.
Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte..."
Estamos salvados
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, opinó que, con Bush, "EE. UU. conservará su papel de motor de la libertad y la democracia en el mundo".
Epitafio de un editor
"El epitafio más antiguo que se conoce fue escrito sobre un sarcófago egipcio y contiene simplemente una declaración del nombre, de la familia y de la condición del difunto, más una oración a alguna deidad. Esa apelación a una figura divina, aunque con una particular vuelta de tuerca, fue utilizada muchos siglos después por un famoso personaje de la ciencia y la política estadounidense: 'El cuerpo de Benjamin Franklin, editor, parecido a la cubierta de un viejo libro sin contenido y privado de su título dorado, yace aquí. Alimento para los gusanos. Pero, como él creyó, renacerá en una nueva y más elegante edición revisada y corregida por el autor', puede leerse en el cementerio Christ Church, en Filadelfia, Pensilvania" (Luis Ini, en La Nación, nota completa aquí).
3.11.04
Izquierda
(Del blog de Podeti en Clarín.)
Lunes 1 de Noviembre de 2004
¡ACÁ TIRÁS UNA PIEDRA Y SEGURO QUE LE PEGÁS A UN ATEO MARXISTA!
Una reciente encuesta de Clarín revela que la mayoría de la gente se considera "de centro izquierda", y una buena cantidad "de izquierda" (aunque el segundo puesto se lo lleva "no me siento identificado por ninguno de los dos")
Estos resultados, teniendo en cuenta los gobiernos que hemos tenido en los últimos veinte años, no dejan de ser como mínimo un poco desconcertantes. Supongo que en este caso, la culpa de esta inexactitud la tienen los propios encuestados.
En primer lugar, los escasos guarismos obtenidos por los auto-considerados "de derecha" se deben más bien a una especie de coquetería ideológica. No tiene buena prensa ser de derecha a secas. No queda bien. No vamos a conocer chicas diciendo "Soy de derecha". Ni siquiera los más recalcitrantes impulsadores de la quema pública de delincuentes, desocupados -y, de pasada, transeúntes que los miran feo- que pueblan nuestros medios de comunicación pronuncian estas palabras. Casi todos dicen ser "de centro derecha" o bien "de centro". Y, no nos engañemos, también hay unos cuantos que se auto-caratulan como "de centro izquierda"
Y también están las endebles razones que tenemos la mayoría de nosotros para considerarnos "de centro izquierda". Echemos un vistazo:
-Odiar a George Bush.
-Tener un par de discos de Silvio Rodríguez.
-Tener un póster con el poema ése que recita siempre Cipe Linkowsky.
-Saber lo que significa "plusvalía".
-No haber votado a Menem.
-Haber votado a Menem, pero sólo una vez.
-Haber votado a Menem dos veces, pero estar arrepentido (de las dos, o de una).
-Haber intentado leer "El Capital". O en su defecto, "No logo".
-Tener una remera del Che.
-Burlarse de los que tienen remeras del Che y decir que son "revolucionarios fashion".
-Haber ido a alguna marcha alguna vez por alguna causa (salvo a las de Juan Carlos Blumberg).
-Haber usado, alguna vez, un morral.
-Haber llevado en ese morral una quena. O en el peor de los casos una flauta dulce.
-Tener un tatuaje. A menos, claro, que sea una calavera. O una svástica.
-Haber ido al cine Cosmos 70.
-Estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras.
-Haber ido al recital de Amnesty International.
-Comprar el Página 12 (o haberlo comprado en algún momento)
-Ésta es mortal: no dejar propina, para que el mozo luche por un salario más digno.
-Colaborar con Greenpeace.
-Haber votado, alguna vez, por un partido de izquierda.
-Haber impugnado el voto poniendo en el sobre una boleta de Clemente.
Todas estas cosas las puede hacer cualquier ganso (salvo lo del tatuaje, que en lo personal me da un poco de miedo). Pero si alguno reúne más de cinco de estas características, se considera prácticamente un sucesor del Subcomandante Marcos, aunque no tan PEQUEÑO BURGUÉS.
Lunes 1 de Noviembre de 2004
¡ACÁ TIRÁS UNA PIEDRA Y SEGURO QUE LE PEGÁS A UN ATEO MARXISTA!
Una reciente encuesta de Clarín revela que la mayoría de la gente se considera "de centro izquierda", y una buena cantidad "de izquierda" (aunque el segundo puesto se lo lleva "no me siento identificado por ninguno de los dos")
Estos resultados, teniendo en cuenta los gobiernos que hemos tenido en los últimos veinte años, no dejan de ser como mínimo un poco desconcertantes. Supongo que en este caso, la culpa de esta inexactitud la tienen los propios encuestados.
En primer lugar, los escasos guarismos obtenidos por los auto-considerados "de derecha" se deben más bien a una especie de coquetería ideológica. No tiene buena prensa ser de derecha a secas. No queda bien. No vamos a conocer chicas diciendo "Soy de derecha". Ni siquiera los más recalcitrantes impulsadores de la quema pública de delincuentes, desocupados -y, de pasada, transeúntes que los miran feo- que pueblan nuestros medios de comunicación pronuncian estas palabras. Casi todos dicen ser "de centro derecha" o bien "de centro". Y, no nos engañemos, también hay unos cuantos que se auto-caratulan como "de centro izquierda"
Y también están las endebles razones que tenemos la mayoría de nosotros para considerarnos "de centro izquierda". Echemos un vistazo:
-Odiar a George Bush.
-Tener un par de discos de Silvio Rodríguez.
-Tener un póster con el poema ése que recita siempre Cipe Linkowsky.
-Saber lo que significa "plusvalía".
-No haber votado a Menem.
-Haber votado a Menem, pero sólo una vez.
-Haber votado a Menem dos veces, pero estar arrepentido (de las dos, o de una).
-Haber intentado leer "El Capital". O en su defecto, "No logo".
-Tener una remera del Che.
-Burlarse de los que tienen remeras del Che y decir que son "revolucionarios fashion".
-Haber ido a alguna marcha alguna vez por alguna causa (salvo a las de Juan Carlos Blumberg).
-Haber usado, alguna vez, un morral.
-Haber llevado en ese morral una quena. O en el peor de los casos una flauta dulce.
-Tener un tatuaje. A menos, claro, que sea una calavera. O una svástica.
-Haber ido al cine Cosmos 70.
-Estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras.
-Haber ido al recital de Amnesty International.
-Comprar el Página 12 (o haberlo comprado en algún momento)
-Ésta es mortal: no dejar propina, para que el mozo luche por un salario más digno.
-Colaborar con Greenpeace.
-Haber votado, alguna vez, por un partido de izquierda.
-Haber impugnado el voto poniendo en el sobre una boleta de Clemente.
Todas estas cosas las puede hacer cualquier ganso (salvo lo del tatuaje, que en lo personal me da un poco de miedo). Pero si alguno reúne más de cinco de estas características, se considera prácticamente un sucesor del Subcomandante Marcos, aunque no tan PEQUEÑO BURGUÉS.
2.11.04
Industria
Millón de veces oí que “lo que el cine argentino necesita es ser una industria…”. Una frase que lograba irritarme con facilidad, pero sin saber exactamente por qué. Es verdad de perogrullo, aunque también es cierto que, cuando el cine nacional fue una industria (la llamada “época de oro”), daba vergüenza ajena, salvo excepciones contadísimas. Claro, también estaban la censura, la manipulación política, etc.
Después, me consolé dándole una vuelta a la frase y juntándola con otra obsesión: si tenemos escritores de primer nivel, ¿por qué no tenemos cineastas de primer nivel? (No doy nombres de unos o de otros para no avivar una polémica lateral, aunque más adelante será inevitable.) Precisamente, al no existir la famosa “industria”, los que llegan a dirigir películas son los tipos más capaces... de conseguir una financiación, ya sea privada o estatal. (No quiero llamarlos “chantas”; ahora se los considera “seductores”.) Tener un guión sólido es opcional. Una estética, una visión del mundo, etc., ni hablar. Los escritores son (somos) más bien reacios a “salir a la realidad”. ¿Alguien se imagina a Borges (ojo con el chiste fácil), a Bioy Casares o a Cortázar dirigiendo una película con Federico Luppi, Rodolfo Ranni o Héctor Alterio? La existencia de una industria mainstream, en efecto, permitiría que sobraran unos mangos para cineastas sin talento... para recolectar fondos.
Las terribles propagandas sobre la industria cinematográfica en la provincia de San Luis, hoy, parecen una ratificación bizarra de estas antipáticas divagaciones mías.
Después, me consolé dándole una vuelta a la frase y juntándola con otra obsesión: si tenemos escritores de primer nivel, ¿por qué no tenemos cineastas de primer nivel? (No doy nombres de unos o de otros para no avivar una polémica lateral, aunque más adelante será inevitable.) Precisamente, al no existir la famosa “industria”, los que llegan a dirigir películas son los tipos más capaces... de conseguir una financiación, ya sea privada o estatal. (No quiero llamarlos “chantas”; ahora se los considera “seductores”.) Tener un guión sólido es opcional. Una estética, una visión del mundo, etc., ni hablar. Los escritores son (somos) más bien reacios a “salir a la realidad”. ¿Alguien se imagina a Borges (ojo con el chiste fácil), a Bioy Casares o a Cortázar dirigiendo una película con Federico Luppi, Rodolfo Ranni o Héctor Alterio? La existencia de una industria mainstream, en efecto, permitiría que sobraran unos mangos para cineastas sin talento... para recolectar fondos.
Las terribles propagandas sobre la industria cinematográfica en la provincia de San Luis, hoy, parecen una ratificación bizarra de estas antipáticas divagaciones mías.
1.11.04
Artigazo
Aunque sea, un brindis por anticipado. (Ya habrá tiempo para decepciones.)
Agua
por Eduardo Galeano
Un par de días antes de que al norte de América se eligiera al presidente del planeta, al sur de América hubo elecciones y hubo plebiscito en un país ignorado, un país casi secreto, llamado Uruguay. En esas elecciones ganó la izquierda, por primera vez en la historia nacional; y en ese plebiscito, por primera vez en la historia mundial, el voto popular se opuso a la privatización del agua y confirmó que el agua es un derecho de todos.
El movimiento que encabeza Tabaré Vázquez acabó con el monopolio compartido de los dos partidos tradicionales, que venían gobernando el Uruguay desde el origen del universo.
–Yo creía que habíamos ganado los blancos, pero ganamos los colorados –se escuchaba decir, así o a la inversa, en cada elección. Por oportunismo, sí, pero también porque después de tanto cogobernar, blancos y colorados se habían convertido en un partido único disfrazado de dos.
(Página/12, 1 de noviembre de 2004)
Agua
por Eduardo Galeano
Un par de días antes de que al norte de América se eligiera al presidente del planeta, al sur de América hubo elecciones y hubo plebiscito en un país ignorado, un país casi secreto, llamado Uruguay. En esas elecciones ganó la izquierda, por primera vez en la historia nacional; y en ese plebiscito, por primera vez en la historia mundial, el voto popular se opuso a la privatización del agua y confirmó que el agua es un derecho de todos.
El movimiento que encabeza Tabaré Vázquez acabó con el monopolio compartido de los dos partidos tradicionales, que venían gobernando el Uruguay desde el origen del universo.
–Yo creía que habíamos ganado los blancos, pero ganamos los colorados –se escuchaba decir, así o a la inversa, en cada elección. Por oportunismo, sí, pero también porque después de tanto cogobernar, blancos y colorados se habían convertido en un partido único disfrazado de dos.
(Página/12, 1 de noviembre de 2004)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)