sábado, 29 de marzo de 2008

SEGUNDA PERSONA, SINGULAR

Si elimino

el miedo
el ego
los deseos
la soledad
los prejuicios
lo que ven los ojos
la necesidad
el pasado
la cobardía
las expectativas
las palabras
los razonamientos

al final

quedo yo
y me quedas tú.

jueves, 20 de marzo de 2008

UTILIDADES

Dedicado a la vitamina B-50.


Reniego de mi evidente condición mercantilista.
Hay cosas que sólo pueden explicarse desde la utilidad. Nos hacen la vida más fácil. Nos mueven a levantarnos de la cama, a superar el umbral de la pereza y del miedo a la hora de comenzar cualquier empresa. (La rutina es una de las más importantes).
Entiendo que casi todo funciona así. Estos dos mil años de evolución me dan una confianza que puede que esté equivocada. Puede que todo obedezca al instinto de supervivencia. Puede que la ilusión sea el alimento principal de nuestros sustratos más internos, esos que resultan inaccesibles para los taxidermistas.
Puede que sean un invento de los últimos años, algo reciente y aún no perfeccionado. Tal vez sea esa la cuestión: que aún no hemos alcanzado la suficiente excelencia. Que sean un motor incompleto, rudimentario, que aún tengamos que hacer girar la manivela antes de subirnos a la avioneta.
Constructos de una psicología llena de recovecos.
Inventos de los políticos para mantenernos ocupados en fruslerías y dejarles expedito el camino del poder (y del dinero).
Triquiñuelas de un Dios aburrido y espectante.
Mentiras diarias para afrontar una vida carente de razones.
¿Por qué soñamos? ¿Para qué hacer acopio de locos, absurdos, deseos?
¿Acaso se puede vivir sin ellos? ¿Es posible la vida en el vacío?
¿No será tan solo que hoy me he levantado calderoniana? ¿No son un continuo, uno detrás de otro, pegados con cinta aislante de la realidad? ¿No les hace perder sentido este hecho, que no sean sino un tramposo entramado? ¿Serán tan ciertos como que dudamos?
¿Por qué han de servir para algo, digo yo?
¿Por qué?

martes, 11 de marzo de 2008

ADIVINANZA


Se lo había dicho con una mirada: Nadie podrá quitarme este poder, porque su fuerza radica en su desmesura. Ni siquiera tú y tu indiferencia.

Salió a la calle y miró al cielo. Los árboles urbanos se tapaban la boca al toser. Sus copas, tan cercanas, sólo se rozaban los días de viento. Pero luego venían la primavera, los pájaros, los locos deseos de los insectos, y el milagro perpetuaba su raza intoxicada. Para qué: para que el invierno llegara inexorable y volviera a premiar su desnudez con trofeos de hielo. Detuvo su paso y los miró. Esas ramas le resultaban familiares. Quiso estirarse tanto como para tocarlas, para sentir su tacto. Deseó poder saltar lo justo para robar una hoja. Y entonces se acordó. Su fuerza radica en su desmesura.

Recordó ese aliento, el peso de esa mirada que lo despertaba cada noche. Recordó un beso en su mejilla. Recordó las ascuas de unos ojos, el resplandor lechoso de la luz de la mesilla aún encendida, el libro dormido abierto sobre el pecho. Recordó apagar la luz después, y respirar profundo. Y oír esa voz vestida de risa que venía a lamer el sueño, a sentarse a su lado justo hasta el momento en que se quedara dormido. Y aún después.

Pensó en lo que nadie puede medir, ni siquiera la indiferencia. Poder incontrolable. Pureza eléctrica, fuera del alcance del ridículo. Intangible. Extendió la mano hacia las hojas. Le dio igual que la brisa se detuviera a contemplarlo. Se estiró todo lo que daba de sí la sombra de su brazo. Eran verdes, suaves y todavía conservaban el frescor del amanecer.

viernes, 7 de marzo de 2008

IMPERFECCIÓN 1.0

Hay días en que una quisiera hacerse inseparable de sí misma, dominar las palabras más sencillas, renunciar a la metáfora, dejar de mirar hacia lo alto.
Puede que hoy ocurra. Puede que no sea por pereza. Puede que, de todos los pecados, el mío sea más bien la confianza.
Qué alivio comprobar que, más tarde o más temprano, todas las estatuas reúnen sus fragmentos a ras de suelo. Que los pedestales terminan por ser innecesarios.

Qué tranquilidad la cadencia segura, indeleble, mía, sí, ansiosa, tuya un poco. Si echamos a correr, aumenta el ritmo. Llevará la vida a todos los rincones. Inmune a la gravedad, a las mentiras.
Me gusta pensar que el miocardio también necesita sangre.

domingo, 24 de febrero de 2008

DEMASIADA COMPETENCIA (Escritura automática II)


decidir si luna, estrella o farola. cada cual con sus peligros. a prueba de eclipses, de pedradas, de agujeros negros.
tal vez resulte excesiva la vocación de brillo, de iluminación urbana. quizá debería sucumbir por fin a ese nosequé rural que de cuando en cuando da la cara. me da en la cara.
y renunciar a la melancolía. a esa tristeza que me hace ser quien soy (un ser en esencia alegre). ni más ni menos.
ponerme de puntillas para cambiar la perspectiva de mí misma. quizá la luna me quede demasiado alta. quizá las sombras no sean sino el alivio que necesito.
tal vez los puentes sólo puedan ser tendidos por quien ve la distancia.
y la distancia sea solo una cuestión de coordenadas.
y la vocación contemplativa que cada día pisa con más fuerza sea el puente, el camino, la lucha, la sombra, el sol, la luna, la farola, las estrellas. la suprema justificación de esta sed de letras.

lunes, 18 de febrero de 2008

VAMPIROS



están por todas partes. han domesticado a los espejos para que muestren justo lo que ellos quieren mostrar. la imagen perfecta. quizás a quien han domesticado es a los ojos, a los ojos que los miran, al cerebro que los juzga. con esas palabras que a todos nos gusta oír. con el afán, el incansable afán de hallar tesoros, de cambiar voluntades, de evangelizar a los desangelados, de ganar con pico y pala esa estima que alguien les robó en el patio del colegio.

dicen que si no los invitas no pueden entrar en tu casa. dicen que hay que clavarles estacas en el corazón, o cortarles el cuello. que los ajos son su repelente natural. y de quién no, me pregunto. buenísimo para la circulación. yo creo, van helsing de pacotilla, que lo mejor es ser sincero y plantarle cara al miedo. entonces ellos se evaporan, aunque nunca ardan, son autoignífugos, sólo se convierten en vapor de agua. vasta atmófera, inabarcable. por fortuna, a veces.

muchos, la mayoría, lucen sus marcas en el cuello. un ejército de infectados. pero no. me repito como un mantra que es la señal de la vacuna, la vacuna, la vacuna. para no pasar más noches en vela. porque no quiero engalanarme de fatuidad y sobrevolar mis días y mis noches buscando víctimas. la vacuna contra el vacío. la vacuna contra la muerte. que es el desamor, la soledad infinita que es la del cinismo, la negativa tácita, o explicada, consentida, renuente a comportarse como un ser humano.


yo también tengo marcas de colmillos. y cuando huelo la sangre me perturbo. el sol me daña. siento deseos de volar. dejar de sentir miedo. ascender. dar tres toques en tu ventana. cruzar los dedos debajo de la capa. este vampiro no tiene vocación de ángel, sin sexo conocido. pero lo tengo claro. llamaré hasta tener permiso. no tengo ningún miedo: estoy vacunada. he domesticado a los espejos, conseguí engañar a la máquina de la verdad para poder ser sincera. no duermo en ataudes desde lo de la hernia de disco. suelo volar y a veces, aullarle hasta a la luna. y sueño con mi capa de tres al cuarto, a punto de dar las campanadas, las de después de los cuartos. podría coger el ascensor, pero iré volando, sólo porque puedo hacerlo. mahoma, la montaña, el cántaro y la fuente. sortearé tu máquina de aire acondicionado y tocaré en el climalit con los nudillos. tres, cuatro, cinco seis, siete toques. hasta que me abras.

lunes, 11 de febrero de 2008

ALGO MUY PARECIDO A ESTO

hoy he tenido tiempo
para escribir, para trabajar
para cerrar los ojos y sentir el calor del sol en los párpados
para mirar al cielo
para alegrarme

hoy me he reído de mí misma un buen rato
y luego me he inventado un par de sueños nuevos
y he saltado sin red hacia el futuro el minuto siguiente

hoy he podido hilvanar unos cuantos recuerdos
y me he sentido afortunada
por haber amado
por haber sido amada
por seguir amando
por notar en el pecho el peso incandescente
de este corazón de buey que me da vida

hoy he sumado a mi fortuna
los besos que he podido dar a esos que amo
y los que he enviado en sobres de aire a los que están lejos
a los que ya no están
a los que están llegando

hoy he podido coger un autobús
dar un paseo
pensar, sentir, sentir, sentir, emocionarme
hoy he tomado un café
y he dejado que un libro me transforme

hoy, ahora, me voy a la cama
satisfecha por sentir el cansancio
con ilusión porque llegue mañana
y empezar de nuevo

sé que cuando ponga la cabeza en la almohada pensaré
que si esto no es la felicidad
se le parece mucho.