Llegamos con hambre, intentando devorar el aire hasta que madre nos mete la teta en la boca. Vivimos con hambre, escarbando, como gallinas en busca del gusano que nos alimente. Morimos, boqueando, como peces fuera del agua, con hambre de vida. Y terminamos siendo cenizas que alimentan la tierra mezcladas con los restos del amor que nos tuvieron y, que depositan como flores, en nuestra memoria.
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Con tus palabras el aire se mueve y se llena de vida