martes, 19 de febrero de 2019

Salto cuántico



Se me olvidó todo, del todo. Ya casi no queda nada. Si el cuerpo se regenera por entero cada cinco años, ya he sido otra persona dos veces desde que dejamos de vernos. 

Y tú también. Eso son cuatro vidas de distancia.

Así que es normal que no seamos nada el uno para el otro. Dejamos de ser la ausencia siempre presente, nos corroyó la intemperie de las vidas vividas. Existir era esto: dejar poco a poco de ser, desgastarse, perder la esperanza sin encontrar otra que la reemplace. 

De perder nunca se aprende. 

Pero hoy me acordé de algo, de algo de lo que nunca quise formar parte y me quedé un tiempo pensativo, luego triste y más tarde, sin saber el porqué, mientras volvía de Barcelona, sentí una inmesa desesperación, como si hubiera perdido algo muy importante. 

Escribí mucho en este blog todo eso de irme, de aceptarlo todo, de asumirlo, de cortar cuerdas y de poder dormir de nuevo. Siempre mentí. Uno cree que si escribe saca de dentro para siempre aquello que fue. Pero no es cierto. Sólo las células al morir y nacer otras hasta volverte otro ser completamente nuevo olvidan, y lo hacen porque dejan de ser las células que vivieron aquello. 

El que no siente no recuerda.

Puede que haya tenido que ser dos veces otra persona con la misma conciencia y saber que tú tambíen has sido otras dos para poder seguir siendo ese otro yo que hoy nace y quizá dentro de cinco años muera del todo. 

Puede que este post sólo sea otra forma más de engañarme.

Hoy he estado en el barrio en el que vivías y no sé si aún vives. He pasado por la puerta de la casa de tu madre que no sé si aún vive allí, no tan siquiera si vive.

Supongo que no lo sabré nunca.

No teníamos nada en común, ni siquiera amigos.

Ahora puede que no sobreviva ningún electrón que te perteneciera en mi cuerpo. Ni que conserves ninguno que haya formado parte del mío.

Bueno, sólo eso.

Saber que dejaste de leerme hace mucho tiempo. 

Que pasarán otras dos vidas (o diez años) por nosotros y de vez en cuando vendrás como una ráfaga de viento.




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