Se acabó el verano pero el calor sigue. Como consecuencia de ello y en ausencia de polos en mi congelador me he visto obligado a chupar los calamares a la romana hasta que sólo ha quedado lo blanco. Saben casi igual que el magnum almendrado de queso de cabra y son más baratos, pero por no tener palo (los grandes inventos españoles del siglo XX fueron el chupachups o sea, un caramelo con palo y la fregona, una bayeta con palo)no le auguro demasiado éxito a esta nueva modalidad de gastronomía de emergencia. He decidido llamar a este nuevo orden mundial culinario como "la nueva ola abusa-paladares" y el primer atenta... digo plato insignia he decidido sea el chocolate con churros donde se moja el chocolate en tableta en una pasta batida de churros, leche y horchata. Sólo con verla ya te vuelves diabético pero está sorprendentemente rica y si luego bebes coca-cola light te sale una espuma negra por la nariz, boca y orejas muy apropiada para exorcismos y manifestaciones anti... todo.
Se acabó el verano, mi vida ha dado un giro copernicano (sin saber exactamente aún de cuántos grados ni si hacia la derecha, izquierda, arriba o abajo). Sospecho que los futuros acontecimientos no podrán ser peores que los pasados, aunque me he prometido que si los superan haré un vídeo y lo colgaré en youtube con las mejores imágenes.
Este verano se ha saldado con cinco kilos de más. Parezco una albóndiga con patas, así que después de chupar media docena de calamares congelados he decidido hacer dieta estricta. Nada de dulces ni nada de hidratos de carbono superfluos. Para celebrar mi determinación y coraje me he hecho dos kilos de spaghetti con salsa de panceta batida con huevo, pimienta y vino blanco.
La ambulancia ha llegado relativamente rápida y los sanitarios aprovechando mi desmayo se han hecho fotos con el batido de churros que guardo en la nevera con la esperanza de que me den el premio Nobel de cocina o el príncipe de Asturias de la misericordia. Alguien me ha hecho entender que mis esperanzas son vanas a tal respecto pero yo persevero y sigo con mis experimentos con el mejunge diabóli... digo con la mezcla madre. De momento ya he conseguido:
- El material orgánico más pesado que se conoce (tiene más gravedad que algún planeta)
- Que brille en la oscuridad y tenga música como un gusiluz (aquí hice trampa, cuando apagaron la luz cambié el batido por un gusiluz de verdad)
- Un material que oxida cualquier cosa que se le acerque.
- Que haga desaparecer el oro (y aparezca como por arte de magia su equivalente en euros en mi cuenta corriente).
- El arma bacteriológica definitiva (con permiso de Sálvame de Luxe)
Pero sigo triste, una albóndiga que llora, me pregunto quién o qué será el tenedor que me pinche y se me lleve a la boca (creo que acabo de crear el símil más bizarro de la historia de todas las palabras escritas pero no pienso borrarlo, soy así de chulo, no temo a la muerte ni a que nadie deje comentarios en mis entradas).
Se me cierran los ojos... espero que no se te haya revuelto el estómago... pero así soy yo. Pura contradicción, el payaso que llora (y se le jode el maquillaje), politxinella de un pequeño teatro, alguien perdido entre la magia de los productos y artilugios modernos. Inventor al fin y al cabo. Loco, por supuesto... por tí, a veces.
6 comentarios:
Una albóndiga que llora jajaja.
Hola albóndiga!
Muy buena entrada... divertida, ágil y surrealista. Me gusta cuando sale el sentido del humor en medio del drama. Y cuidado con la idea del chocolate con churros, que te la roba Ferrán Adrià y se forra!
Un abrazo.
Esto entra de lleno en mi teoría universal de la física (y política internacional) de la albóndiga.
Es larga y un ligeramente difícil de creer pero de una lógica aplastante. Tiene hasta un superhéroe y todo: El niño albóndiga y su fiel mascota: perrito cacahuetes.
Si quieres un día te la cuento. Incluye el anexo: "Albóndigas aplastadas y bebidas azucaradas... cómo se fraguó el plan perfecto para acabar con el régimen soviético... mira que ponerle régimen a algo... eso ya es síntoma de que no va a durar mucho"
Tengo más ideas... la cocina aplastapaladares tiene además el sorbete de limón con chile, el magnum de polvorón y las salchichas de frankfurt gruyére como platos estrellas.
Mis vecinos alaban mis cualidades culinarias con ímpetu (y manifestaciones con antorchas) y me regalan cosas como muestra de agradecimiento por el sutil aroma a delicatessen que se respira en mi escalera.
Eso sí, recuérdame que debo advertirles que regalar cosas tirándolas por el balcón a la cabeza del homenajeado es arriesgado para la integridad de todos.
Ferran Adriá está sobrevalorado.
Y yo que pensaba que el dueño de una heladería del centro estaba mochales porque ha patentado (y lo escuchan en las radios y todo) el helado de boquerones en vinagre y el de fabada...
Charlie Rivell me daba yuyu. Me gustan más las albóndigas aunque lloren, (dónde va a parar).
Helado de boquerones en vinagre y otro de fabada???? Y se puede pedir uno de dos bolas de diferente sabor???
Yo una vez comí helado de Piononos, en Granada. Estaba bueno.
Ay, las albóndigas...
Publicar un comentario