Leyendo el otro día Cuaderno de masacres de Shintaro Kago me volvió a venir a la mente otra vez una pregunta: ¿por qué no editan las nueva sobras de Junji Ito y reeditan las ya editadas?
La imagen que encabeza la entrada es una de las viñetas de Uzumaki, una de las obras publicadas de este hombre en España por Planeta y que representa el recurso "fácil" dentro de un manga de terror. Dar asco, repelús, entra por los ojos. Una mujer desnuda, con sangre por encima, con la tripa cosida e hinchada... con una expresión que podría ser de desmayo tras un gran dolor y mucha sangre. Pero la gracia de este Junji Ito es que no sólo nos da repelús de forma gráfica, si no que ese mal rollito llega también de forma psicológica, porque para rizar el rizo, el tío sabe hacer que conectes con los protagonistas y que temas por su vida en todo momento.
Una verdadera lástima que sólo nos haya llegado la gran Uzumaki y Tomie, de la cual... bueno, son dos tomos de La Cúpula con capítulos autoconclusivos que... deja mucho que desear si la comparamos con Uzumaki, y es probable que se acerque más al "terror" del resto de autores. Gracias al mercado en inglés pude hacerme con Gyo, obra que está a la misma altura que la de las espirales, y cuyo capítulo extra (el de los huecos en la pared) es bastante... mal rollero, muy en la línea de este hombre.
Creo que Ito es "terror" de calidad. No es simple masacre y gore (Kago o Maruo) o sangre y huídas (Hakaiju), que también. Es asco gráfico y mental, es algo que no se puede expresar, miedo, ganas de ayudar a los protagonistas, es... que te pone en la situación y no sabes si seguir leyendo o dejarlo por el mal cuerpo que te puede dejar. O por lo menos a mí me me ha dado esa sensación cuando he leído sus obras. Es algo que hay que probar. Editoriales, ¿por qué habéis dejado tan de lado la obra de este señor?
Editoriales, licenciad algo de él, ¡YA! Mientras tanto, creo que tocará relectura de todas sus obras este mismo verano... aunque de Uzumaki (uno de mis primeros mangas comprados) creo que empezaré a conocerme los diálogos de memoria... y encima es una obra que obsesiona.