Desde hace unas semanas el municipio soriano está sorprendido po
r el gran número de ánades que viene apareciendo en los alrededores de la población, lo que llevó a la concejalía de Medio Ambiente a iniciar una investigación infructuosa (ni el cambio climático, ni variaciones en el campo magnético terrestre, ni antenas de telefonía móvil, ni alguna veleta de la localidad cuya forma excitara los instintos de los patos, ni cambios en la química de las hormonas sexuales de las cigüeñas locales que hicieran que se sintieran atraídos por ellas, ...)
La extrañeza cundió entre la población y el mayor grado de preocupación llegó al emitir una televisión local la pelí
cula de Alfred Hitchcock “Los pájaros”, en la que unos cuantos miles de bípedos con plumas (o sea, pájaros) atacaban despiadadamente a unos cuantos bípedos ímplumes (o sea, los humanos) La tensión creció hasta extremos insostenibles y hubo un vecino (el de la foto de la derecha) que llevaba tres días saltándose la medicación que adquirió una escopeta y unos cuantos cartuchos de posta lobera y se lanzó Monte de las Ánimas arriba gritando “¡Temporada de patos, temporada de patos!”, pero las únicas piezas que cobró fueron una docena de champiñones, tres caracoles que cogió en una curva y un avestruz amaestrado que estaban engordando en una granja cercana para la cena de Nochebuena.
La extrañeza cundió entre la población y el mayor grado de preocupación llegó al emitir una televisión local la pelí
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Sin embargo, la respuesta al enigma la encontró el concejal de Cultura, al comentarle su preocupación por que las jornadas dedicadas a la literatura de ciencia-ficción tuvieran que suspenderse por no poder garantizar a los asistentes su integridad física a uno de los ponentes. Este, conocedor de los hábitos de los patos en este tipo de eventos, le quitó hierro al asunto y le aseguró que nadie resultaría herido.
Según Patrocinio Gutiérrez de la Fuente, agente forestal y aficionado a la ornitología, que investigó con detalle el asunto, la explicación es muy sencilla: “Yo también me preguntaba qué puñetas podía interesarle a los patos la ciencia-ficción y francamente también me pregunto lo mismo de mis dos hijos, pero los expertos consultados (el dueño del restaurante chino de la localidad y un primo lejano de Miguel Delibes) afirman que desde hace varios lustros las bandadas se acercan hacia donde se celebran convenciones de ese género. Aparentemente hay un grupo de aficionados que les dan de comer y alguno hasta les hace unos patucos de lana para que no pasen frío en las migraciones”
Este grupo de aficionados que tienen en común su pasión por el ciclo de novelas de ciencia-ficción de los cincuenta-sesenta “La saga de los Aznar” celebra un encuentro anual adjunto a la convención anual de fantaciencia conocida como “Hispacon” y acostumbra a echarles a los patos del lugar los cuscurros de pan que juntan a lo largo del año. Por las noches se reúnen y se acercan al estanque más cercano con un saco lleno de pan que han “distraído” del hostal en que se alojan (se dice que una vez metieron en el saco un pastel de cabracho y una lubina a la sal que se reservaban para una boda, pero no fue del gusto de los ánades) y van echándoselo a las aves, que se dan un verdadero festín de patos, lo cual ha inspirado al conocido novelista George R R Marttins su próxima novela, que se editará Alejo Corbacho sabe cuándo.
El plato fuerte llega los sábados, después de la cena de entrega de premios anuales, cuando estos aficionados van llenando fiambreras con las sobras que deja la gente (ha habido años que el restaurante elegido para la cena ha puesto unos platos tan poco del gusto de los asistentes que se llenaban carretillas enteras) y se van a echarles pan y comida a los patos, estén despiertos o no, mientras cantan:
“¡Qué bien nos lo pasamos
echando migas a los patos!
¡Qué bien nos lo pasamos
echando migas a los patos!
¡Y cuántas más migas echamos,
mejor nos lo pasamos!
echando migas a los patos!
¡Qué bien nos lo pasamos
echando migas a los patos!
¡Y cuántas más migas echamos,
mejor nos lo pasamos!
Esta simpática travesura les ha granjeado el cariño de las aves que, agradecidas, han decidido erigir un monumento a Eufemio Povedilla, uno de los aficionados que más se destacan en este sentido, juntando sus plumas y grasa corporal (véase el boceto de la escultura)
Tristemente, en estas jornadas de Valdeavellano, al no haberse incluido ninguna ponencia sobre las novelas aznaristas, no acudirá Eufemio ni ninguno de los habituales, por lo que no habrá nadie para alimentar a esta
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