Torreón de Doña Lambra y Puerta de la Judería (tapiada)
Con la inveterada costumbre de pasear día sí, día no, por el casco antiguo, el desocupado lector hace un alto frente a la Puerta de la Judería aneja al torreón de Doña Lambra en el Paseo de los Cubos. En el recuerdo, Sefarad de Antonio Muñoz Molina. En el presente, hoy, (aniversario de El Alfoz) la relectura de Juda de José Antonio Abella, médico, escritor y escultor de quien me considero amigo.
<< Puerta de la Judería
Y es que…
En la Edad media, gran parte de ciudades y localidades importantes tenían su judería. En el siglo XIII, durante los reinados de Alfonso X y Sancho IV, se documentan en Burgos dos aljamas[1], segundas en importancia del reino de Castilla después de la de Toledo. Lamentablemente, los restos arqueológicos encontrados, son sólo algunos objetos cerámicos domésticos descubiertos en los años 90 en varios silos dedicados al almacenamiento de grano en la explanada de la desaparecida iglesia de Nuestra Señora de la Blanca anexa al Castillo.
La Villavieja, Judería Superior o de “Arriba”, discurría desde la explanada citada y la actual calle de Fernán González[2] (entonces calle Tenebregosa) hasta el antiguo seminario edificado sobre los restos de un cementerio, ocupado hoy por un hotel y la Universidad Isabel I.
La Villanueva,
Judería Inferior, segunda judería, partía del final de la calle Tenebregosa
y arco de San Martín hasta el paseo de los cubos, de ella queda el testimonio
de la Puerta de la Judería y un tramo de la calle de embajadores hoy restaurado
conocido como el callejón de las brujas.
<<Callejón de las Brujas
En cada uno de estos “barrios” existieron agrupaciones moriscas y judaicas. Concretamente, la Judería Inferior lindaba con la morería inferior por lo que hoy es Teatro Clunia. El libro de actas 1512. LA-49 del Archivo municipal indica: «la Alhóndiga (hoy Teatro Clunia), levantada a principios del s. XVI sobre casas del barrio de la judería». La Alhóndiga antes que teatro fue cárcel del partido judicial. Calle Embajadores (restaurada) >>
En el siglo XIII la población judía en Burgos alcanzaba aproximadamente el 9% de la población, unos 700 habitantes. En el Cantar de Mío Cid se constata la importancia de la comunidad judía en Burgos con el encuentro entre Martín Antolínez y los judíos Rachel y Vidas.
La
convivencia de “las tres culturas” tenía un tanto de segregación local
particularmente en la sociedad judía siempre celosa de mantener su identidad.
Las
juderías, que eran el municipio administrativo de los judíos, estaban sometidas
a impuestos especiales y tenían personalidad jurídica propia, los pleitos entre
los judíos se resolvían según sus propias leyes y tribunales. Los judíos, en
toda Europa asumieron oficios relacionados con las finanzas y el préstamo a
interés, (las leyes judías permitían la usura con los no judíos) lo que
contribuyó a su desprestigio entre los cristianos, la usura estaba mal vista en
general y prohibida por la Iglesia que consideraba a los judíos verdugos de
Cristo.
Teófilo
López Mata en su libro Morería y judería burgalesas en la Edad Media apunta:
«La
sospecha y temor de peligrosos contagios de índole religiosa, juntamente con
los sexuales, influyó decididamente en el propósito del Concejo burgalés para
lograr el más completo aislamiento de las aljamas judía y mora».
En
1391 se producen las primeras revueltas contra los judíos en Sevilla y Córdoba
continuando más tarde por Aragón y Castilla.
El
Concejo de Burgos obligó a los judíos a colocar círculos rojos en los hombros
de su ropa para distinguirlos de los cristianos En el libro de actas
municipales de 1481 “Libro de concejo de la muy noble e muy leal cibdat de
burgos cabeza de castilla e cámara del rey e reyna nuestros señores” (Archivo
Municipal de Burgos), consta:
«que los judíos vesynos e moradores desta dicha ciudad e de sus arrabales e los que bybyesen e estovieren en ella trayan señales coloradas redondas de grandor de una dobla, publicas e descubyertas, puestas en los onbros, so la dicha pena que a los moros de suso está puesta».
<< Judíos vestidos con el traje distintivo
En
1485, antes por tanto del Edicto de expulsión de los judíos promulgado por los
Reyes Católicos, se cursaron bandos obligando el aislamiento de la judería con
cierre de puertas a horas fijas y limitando la libertad de movimientos de sus
moradores.
Como
en tantas y tantas ocasiones la falta de señas arqueológicas y culturales
difuminan la historia de un pueblo, en este caso, el nuestro.