Con El casamiento engañoso y El
coloquio de los perros se cierran Las
novelas ejemplares. Entendido que no son dos novelas, sino una, pienso en
dos consideraciones, una: en cualquiera de los casos es necesario leer la
primera para entender la segunda; dos: tal vez deban considerarse las Novelas ejemplares como un todo, como
los tentáculos de un pulpo, todos pertenecientes a un mismo organismo y cada
uno con su función, tal es mi impresión. Tras la relectura y contrariamente a lo
que en principio pensaba el paso por todas las novelas proporcionó mejor acercamiento y mayor profundidad a las particularidades de cada una.
-Lo sé. Siempre me voy por las ramas y
en consecuencia intentaré ceñirme a lo que aparece en el título.
El
casamiento engañoso
desarrolla el tema del burlador burlado con cuestión final y sirve de
introducción a una parodia picaresca El
coloquio de los perros, novela dentro de otra novela en la que al igual que
El lazarillo, Berganza sirve a muchos
amos nos descubre sus vidas y…
-Vuelvo -¿inconscientemente?- a las
ramas del árbol, bajemos y hablemos del Casamiento
que es lo que toca.
Como si de un pez se
tratara, a Campuzano le pierde la boca, el abuso del lenguaje. Lo que oye a
Estefanía, es lo que quiere oír y Cervantes nos lo presenta con claridad
meridiana: “sin dejar ver el rostro más de aquello que concedía la raridad del
manto”. Es decir, no le deja ver toda la verdad. La ceguera del entendimiento
nubla de tal modo al Alférez que no ve el peligro anunciado: “Pecadora he sido
y aún ahora lo soy", consecuencia de lo cual hubo de pagar con veinte días de
sudores una hora de satisfacción. Y así lo encuentra el licenciado Peralta,
maltrecho y apenas curado de la sífilis adquirida con doña Estefanía.
Ciego estaba y ciego lo
mantiene Cervantes proporcionando nuevas señas al lector. Campuzano no es
capaz de verse a sí mismo en don Lope cuando Estefanía le engaña con la verdad
“Quería hacer [doña Clementa] burla de aquel don Lope”. Ceguera, orgullo o egoísmo, todo, junto o separado en el burlador burlado viene a ser el tema de la novela.
Decíamos que El casamiento contiene una cuestión. ¿Cómo dar la necesaria verosimilitud para introducir el Coloquio? Toda esta trama sirve a Cervantes para que Campuzano tomando como base las
argucias, artimañas e historias de su esposa e iluminado por alucinaciones
mientras cura las bubas imagine y desarrolle la particularísima historia
“que excede en todo a la razón” de dos perros, Cipión y Berganza dotados del don del habla “como si fueran capaces de razón”. El licenciado Peralta acepta “por ser escrito y notado del buen ingenio del señor Alférez, ya le juzgo por bueno” de buen grado
el manuscrito onírico que le ofrece Campuzano. Disfrutará el
licenciado de la narración no por real, sino por la forma de contarla.
Mediante
este artificio Cipión y Berganza, los perros de Mahudes dan comienzo a su
coloquio.