Cuando uno intenta disimular las canas por ese
prurito u obligación social que nos conduce a la “anti edad” –expresión por
cierto altamente ridícula- leer un cuento así, en frío, parece fuera de espacio
y tiempo. Las posibles suspicacias se atenúan si decimos que leemos a María Teresa León Goyri, activista política, embajadora de las letras
españolas y fértil escritora.
El cuento que pone
título a la lectura de este mes invita a identificar un término real con uno
imaginario; da pie a la interpretación
voluntaria entre dos conceptos. En definitiva, para no ponernos eruditos: es
metáfora. La vida está llena de ellas; María Teresa León bajo la cobertura del
cuento envuelve fantasía y realidad para que el lector elija o se quede con ambos conceptos:
- Recadera azulina ¿Podría ser metáfora de la Vía Láctea?
- Vaca con doce manchas rojas y cuernos chiquititos. Imaginemos un gracioso reloj, seguro que cerrando los ojos podemos verlo y vendrá a nuestra mente la idea del tiempo.
- En la casa de la Luna sólo le cabe la cara. De niños –y no tanto- ¿No es cierto que vimos y en momentos de nostalgia vemos la luna como una cara?
- El aullido de los lobos llevó el resplandor de la Luna a la Tierra para asustar a los niños pero no lo consiguió; sólo el espantapájaros se queda inmóvil de miedo y ahora hace reír a los niños, los pájaros y la Luna. Releyendo el párrafo, la palabra hecha imagen transmite el concepto de superación.
- Nieve-confeti en el pasillo. Para un niño un pasillo con confeti, puede ser una pista de esquí, un mar, un río.
- Humo, Vaho, Ladridos, Suspiros, Miradas.. Contaminación, temor, angustia, contrincantes del día a día, vienen a morir en mi, quien no gane morirá –miedo.
Mientras el
carrusel de atracciones Ortega gira, la carroza, los caballos, el cerdito, el
pato, la chocolatera, el león, se llevan del recuerdo de nuestra lectura muchas
metáforas más. Por la escalera un niño desciende en brazos de la abuela, hada
madrina de la custodia compartida. Metáfora de una realidad.
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