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lunes, diciembre 19, 2016

edgar bayley. entre un hombre y una mujer















Entre un hombre y una mujer

entre un hombre y una mujer
la vida crece
y crecen las lunas
los techos
la intemperie
mientras se entrecruzan palabras halcones arañas
zigzagueos de la sombra y la espera

entre un hombre y una mujer
la pasión crece 
el fulgor de una lucidez relampagueante
que traza en lo oscuro sus presagios
y cada uno teme al otro
y cada uno confía entrega una almendra al otro
y cada uno espera y dice: dios mío amor mío
y cada uno quisiera un reino azul para el otro
en cualquier parte del cielo o de la tierra
una magnolia
la arcilla
unos balcones que dan a un bosque espeso
mientras oscurece
pero el otro no sabe nada y calla

esto suele pasar entre un hombre y una mujer
que se aman
y que apenas se conocen
hasta que las caricias estallan
y se dicen todo sin decírselo
con las manos en sus cuerpos
con la respiración entrecortada
la misma de la tierra toda

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de 'Algunos poemas más (1984-1990)' en Edgar Bayley, Antología poética, Tierra Firme, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, FCE, Buenos Aires, 2015

imagen de Jack Vettriano

viernes, julio 01, 2016

edgar bayley. selección



**
Me he pasado

Me he pasado gran parte de mi vida tratando de enmendar mis faltas hasta que me di cuenta que cada enmienda implicaba una nueva falta. Entonces decidí vivir con mis faltas solamente, sin enmiendas, gratuitamente y, a veces, graciosamente.


**
Nadie

¿Cómo esa NADIE será
con la que tienes que verte?

¿Alguna desesperada
desprolija
mal vestida
que come y duerme muy poco
se acuesta de madrugada
y apenas pide
insinuando
que la escuchen
nada más?

¿Será NADIE esa mujer
que viste de terciopelo
y lentejuelas a veces
que te sonríe y te guiña
y al mismo tiempo te dice
al oído y por lo bajo
un jamás y un para siempre
y un sí y un no decididos
en tanto que se resiste
y se entrega y se desdice
y después desaparece
a pleno sol
muy valiente
entre la furia
entre velos
la locura 
desazón 
entre la tierra y el fuego
entre la piedra y el mar?

¿O esa
la cierta
segura
igual en todo a sí misma
la que te busca y olvida
y de tu albur nada sabe
que poco a poco te inventa
en tanto que por fragmentos
ella misma va naciendo
del caracol
la marmita?

¿O aquella de más allá
que entre tus sueños te aguarda
para vagar confundidos
toda la sombre y el alba
toda la vida y la muerte?

Con nadie tienes que verte
con nadie nadie nadie

¿Cómo esa NADIE será
con la que tienes que verte?


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de 'Poemas no editados por el autor' en Edgar Bayley, Antología poética, Tierra Firme, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, FCE, Buenos Aires, 2015
imagen de Miram Elia en a guide to art for dummies

domingo, marzo 13, 2016

edgar bayley. cambio de estación




Cambio de estación

los ruidos de la calle
tan diversos
la agitación del follaje
de los árboles cercanos
el ir y venir de las hormigas
el fin del verano
ponen un orden nuevo
en el peldaño
el estribo
en la cabellera de la noche

un balcón entreabierto
la luz crece como un río
rodando por escaleras
es el primer paso del sueño
en la fogata lejana

un hombre camina solo
se detiene a ratos
observa
escucha una risa
la fiesta está por comenzar
y baila finalmente
con la mujer que lo llamaba en sueños
en la luz y el aire
y en la noche despierta


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de Edgar Bayley, Obra poética, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen Getty Images


jueves, enero 07, 2016

edgar bayley. los desiertos reales


Los desiertos reales

los desiertos reales
los mares imaginarios:
no hay palabras para elogiar a esta magnolia
tampoco hay forma de destruir las palabras
ni el oficio de florista
(guarden compostura:
en la soga de colgar se agita la flor blanca)
una tez de flores de cerezo
la última gota de sangre
los desiertos reales
los mares imaginarios
no pueden compararse a esta magnolia

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
En Nuevos poemas 1977-1981, Antología personal, Buenos Aires, CEAL, 1983
Imagen de Sharon Foster Art

domingo, septiembre 13, 2015

edgar bayley. por esta noche





Por esta noche

hasta cuándo continuaremos lo decía con tono más
bien cómico no había 
podido decir nada
esa tarde no era la apropiada era
la menor de todas
oh si hubiese ocurrido antes
entre peces entre flores esas
informaciones las recibirá Ud. a su debido tiempo
lo decía con tono de ir a buscar
volver con ella volver a 
allí una visita breve unos días
nada más veré
al encargado lo decía con tono más
y cuando entramos a su casa a su departamento
es muy pequeño lo decía con 
y cuando entramos una visita
muy corta me gusta
estar aquí mira
qué cosa todos Uds.
me gustaron siempre mucho
todas todos
no digo que 
te quiera para siempre
pero en este instante
por esta noche


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de El día, 1960-1963
en Edgar Bayley, Antología poética, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, FCE, Buenos Aires, 2015

imagen de Linda Apple, Yearning

viernes, mayo 22, 2015

edgar bayley. la puerta



La Puerta

Qué claro día
el de tu mano
y cómo llega
y se vuelve
entre tus venas
el río de ayer
la voz de tu mañana.

Quiero tu voz
más densa y solitaria
y hablar
sabiendo
y sin sentido.

He perdido la sombra
que tú amabas
el llanto
y el polvo deshojado.

He perdido mi amor
y el tuyo
mi sueño
y el borde del instante.

Con los vientos
y el golpe de las olas
todo mudará.

No queda ningún nombre
sino el deseo
y la revuelta luz
de otro lenguaje.
La puerta.
El mar.

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de La vigilia y el viaje, 1949-1955
en Edgar Bayley, Antología poética, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, FCE, Buenos Aires, 2015
imagen de Corey Kope en Corey Kope

sábado, mayo 16, 2015

edgar bayley. la evidencia triunfa



La evidencia triunfa

a las cuatro de la mañana has extraviado tu corbata
a esta hora debieras estar en la calle
rumbo a tu sangre y al trabajo y a los amores
que has congelado dentro de vos
cómo ahuyentar los días y poner un rostro alegre
te preguntas en medio de las sombras
de las semanas de las inútiles palabras tiernas
cómo hablar del progreso y de los lobos
de cabellos huérfanos y sillas plegadizas
cuando una mujer agita el aire con su pluma real
y los diarios traen noticias de la violencia reina
a las cuatro de la mañana se ha perdido tu rama de salzburgo
pero vives como un trapecio como una enorme espada doméstica
a la derecha a la izquierda caen el café los libros
el espejo los barrios unos guantes y las felices representaciones
se me ha entendido mal me digo mientras me visto
con una maleta bastaba
tienes que recomponer los mecanismos de la alegría
una mano lamentablemente muy pequeña
pero ahora el espanto vuelve a ocupar su lugar de privilegio
la amistad y una bicicleta me harían falta para desafiarlo
nunca será tarde para que el sueño repare los destrozos de la lucha
sueño panoplia estrella en erupción
que nos devuelve el mundo y los hermanos
y nos enseñara a sonreír más allá del fuego
sueño brecha en la violencia y el desprecio
a las cuatro de la mañana mientras busco el rumbo
las pruebas de tanto yo hundido
transparencia árboles canto al fin tímida mano

Edgar Bayley, Buenos Aires , 1919-1990
de Celebraciones (1968-1976)
en Edgar Bayley Antología poética, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, FCE, Buenos Aires, 2015
imagen s/d

martes, mayo 12, 2015

edgar bayley. los desiertos reales



Los desiertos reales
los desiertos reales
los mares imaginarios:
no hay palabras para elogiar a esta magnolia
tampoco hay forma de destruir las palabras
ni el oficio de florista
(guarden compostura:
en la soga de colgar se agita la flor blanca)
una tez de flores de cerezo
la última gota de sangre
los desiertos reales
los mares imaginarios
no pueden compararse a esta magnolia

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990

de 'Nuevos poemas' 1977-1981
en Antología personal, Buenos Aires, CEAL, 1983
imagen de Sefice, en Devianart

jueves, marzo 12, 2015

edgar bayley. me doy cuenta



Me doy cuenta


ahora que viví entre dos labios
ahora me doy cuenta que no es nada
que no es nada cantar cuando se han ido
que no es nada tanto ambiguo color tanta pereza
pisar mi ambigüedad mi gallo insomne
equivocar mi bandera y mi osamenta
ahora que viví oculto abajo
ahora me doy cuenta que no es nada
mirar hacia el fondo si ha quedado
la muerte al fin trajeada de ambrosía
ahora que viajé de noche solo
y subí de un salto a la colina
ahora me doy cuenta que no es nada
pensar que mañana o que pasado
me doy cuenta claramente que no es nada
que no es nada el desamparo y la volanta
que no es nada no haber visto
haber quedado en tanto imaginar y no haber sido
ahora me doy cuenta que no es nada
ahora que miré a mi hermano cara a cara
y le vi el perdón y la pobreza
me doy cuenta claramente que su avío
que su modal su lucha se despegue
anuncian por estanques y por cuartos y burbujas
la prenda venidera el duro filamento de ser hombre.


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
imagen de Mark Bischel en Mark Bischel. com

viernes, noviembre 07, 2014

edgar bayley. no puedo decirlo de otro modo



No puedo decirlo de otro modo

vendrá un día un día vendrá un día
habrá un día
una mañana
y tendremos lo que fuimos somos
hubo un día
una marsopa
un escabel un pámpano en el aire
no puedo decirlo de otro modo
cuando me pongo a conversar sobre estas cosas
mi intención es ser muy claro y muy resuelto
no puedo decirlo de otro modo
vendrá un día un día vendrá un día
una mañana
y todo será muy claro y muy despierto.

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
imagen de Lucie Beardwood, en Abstract Artist Gallery

domingo, mayo 11, 2014

edgar bayley. el brazo



El brazo

Entrega tu sueño
al pájaro del alba.
Tú ya no puedes penetrar el aire.
Vuelve
con los brazos abiertos,
en silencio.
No despiertes al mar.
Entrega tus tambores.
No te expliques nada,
deja al cielo la noche.
Ya es hora.
Cada recuerdo queda
con su guerrero propio.
No te expliques nada,
no pidas el rescate
ni la palabra justa.
El nido abre su piel
para alojar tu voz.
La rosa del viento
aclara tu alfabeto.
Los coros descienden
a la luz de otra luna.

Yo entrego mi temor
y la esperanza.
Toda noche vuelve
al borde del espejo.

Vuélvete,
deja tu nombre
y tu defensa.
En el claro del viento
otra palabra te sorprende.
Los árboles giran
quince años atrás.
La espesura del alba
ha cambiado los tiempos.

Abandona más todavía;
espanto,
trinos,
el agua de siete colores,
tu mano sumergida,
aquella rosa,
estos labios
y el sombrero
de los cuatro puntos cardinales.

Deja fluir tu brazo
sobre el mundo.
Nada más que tu brazo.

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
De  Poesía Buenos Aires, ‘Poetas argentinos contemporáneos’, Buenos Aires, 1954
En Obra poética, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen de Manus Starlin, Hasta llegar al final, en Uno de los nuestros

miércoles, abril 02, 2014

edgar bayley. el poeta recuerda un viejo amor al terminar el año



El poeta recuerda un viejo amor al terminar el año

es costumbre al terminar el año
volverse
mirar a los costados
(en otro tiempo en la casa habitaban tantas gentes
sombras
una aventura de amor fracasada)
otros encuentran que es necesario aclarar estos brindis de año nuevo
porque hay esperanzas que enunciar
mirarse brindar
por la libertad y las pequeñas gotas de lluvia
y el amor (tus ojos) y el amor (todos pero principalmente tú)
hemos viajado diciendo esperando en las cavidades del mediodía
un nuevo cántico para  todos y además en forma ligeramente
diferente nos hemos dicho cuando éramos amantes las mismas cosas
que se dicen los otros
pero ahora no se trata de un brindis
y no brindaremos por los recuerdos sino por los árboles del porvenir
para que el corazón y la estrella concurran al esfuerzo común
para que la voluntad sin demasiada violencia
como cosa ínfima
se extienda y apruebe las cosas de este mundo
para que yo (de regreso) después de haber hablado mucho
(una noche cualquiera) compruebe la fatalidad de la distancia
pero levanta de cualquier manera tu copa porque siempre
hay una palabra que todos pueden pronunciar y el río sigue
moviendo su miedo su tarde y el puñado de tersos
inviolables pájaros
este año y todos los años has amontonado errores sobre tu cabeza
y pensando crear tu vida sólo has repetido
(en otro tiempo
abríamos la puerta de mañana
y entraba el sol los sombreros arrojados al viento por los
trasnochadores de la víspera
los ecos de tus conversaciones
y tu risa
aunque hacía tanto que ya no te veíamos)
como en otro tiempo
sin cuadrantes ni altura he llegado muchas noches este año
ahora ya puedo recordarla suelto
como una fragilidad silenciosa
en este día en esta hora
a otras tierras entregará sus manos
sus ojo han conocido otros combates más cerca de la piedad o del todo
pero ahora se trata de un brindis
del año que comienza indiferente a su memoria o tus deseos

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
en Los mejores poemas de la poesía argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1977
imagen de Gina Higgins, Love is blindness, en Uno de los nuestros

miércoles, marzo 05, 2014

edgar bayley. me doy cuenta


Me doy cuenta
ahora que viví entre dos labios
ahora me doy cuenta que no es nada
que no es nada cantar cuando se han ido
que no es nada tanto ambiguo color tanta pereza
pisar mi ambigüedad mi gallo insomne
equivocar mi bandera y mi osamenta
ahora que viví oculto abajo
ahora me doy cuenta que no es nada
mirar hacia el fondo si ha quedado
la muerte al fin trajeada de ambrosía
ahora que viajé de noche solo
y subí de un salto a la colina
ahora me doy cuenta que no es nada
pensar que mañana o que pasado
me doy cuenta claramente que no es nada
que no es nada el desamparo y la volanta
que no es nada no haber visto
haber quedado en tanto imaginar y no haber sido
ahora me doy cuenta que no es nada
ahora que miré a mi hermano cara a cara
y le vi el perdón y la pobreza
me doy cuenta claramente que su avío
que su modal su lucha se despegue
anuncian por estanques y por cuartos y burbujas
la prenda venidera el duro filamento de ser hombre


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de Edgar Bayley, Obra poética, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen s/d en The dimensions of mind






sábado, febrero 22, 2014

edgar bayley. cuando el aire


Cuando el aire

cuando el aire se puebla estoy presente
canta la puerta el fuego la esperanza
conoces tu nombre y la sangre de su sueño
la tierra donde amanece el día
cuando la luz llega canta mi silencio

es suficiente el lejano retumbar del trueno
la verde falda de la montaña
y este momento ayer mañana
es suficiente
confiar esperar
estar despierto


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de Edgar Bayley, Obra poética,  Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen Arte Masai rupestre

domingo, enero 12, 2014

edgar bayley. ni razón ni palabra



Ni razón ni palabra

cada noche los sueños inmolan tu pena y tu culpa
de frente al olvido
a la pregunta y la canción inexcusable

es necesario empaparse herirse hundirse
buscar el estallido hasta decir: perdón no soy el mismo
pero el fuego desgrana tus razones de tierra
debes perder la luz plena
los motivos de la victoria
agrio pesado cruel
la ciudad te vuelca te vacía
corazón vacío
miseria burbujeante

no es preciso razón ni palabra
para este airado hogar
que nadie después sume su nieve o su festejo
despierto queda allí en su momento
en cambio y permanencia
en nube recia
en la libre mano
y el cabalgar del sueño



Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
en: Edgar Bayley, Obra poética, Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen de Kyle Thompson en Uno de los nuestros

martes, enero 07, 2014

edgar bayley. un sentido iluminado y cierto




Un sentido iluminado y cierto

digo amiga y digo lentamente
las formas del viento y la madera
digo un momento un fuego
una bondad un río una fe
un nacimiento un aire
un sentido iluminado y cierto

digo amiga con palabras con horas
con ojos con adioses
con claridad y sombras
y una estrella


y tan especial
tan solo
y verdadero
es este amor
y tan cumplido en sí mismo
tan abierto
y rico y generoso
que dejémoslo ya
sin tocarlo
mirándolo a distancia
o démosle la mano
y marchemos con él
adonde quiera
sin ver
y sin dudar
y sin cuidado

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
en Edgar Bayley, Obra poética, Corregidor, Buenos Aires, 1976

imagen de Otto Mueller, Pair of lovers, 1919, en Cave to Canvas

lunes, julio 15, 2013

edgar bayley. por esta noche


Por esta noche

hasta cuándo continuaremos lo decía con tono más
bien cómico no había
podido decidir nada
esa tarde no era la apropiada era
La menor de todas
oh si hubiese ocurrido antes
entre peces entre flores esas
informaciones las recibirá Ud. a su debido tiempo
lo decía con tono ir a buscar
volver con ella volver a
allí una visita  breve unos días
nada más veré
al encargado lo decía con un tono más
y cuando entramos a su casa a su departamento
es muy pequeño lo decía con
y cuando entramos una visita
muy corta me gusta
estar aquí mira
qué cosa todos Uds.
me gustaron siempre mucho
todas todos
no digo que 
te quiera para siempre
pero en este instante
por esta noche


***

Acumulaciones

y tanto decir mal equivocarse
y tanto oficio norma enemistarse
y tanto discutir "yo creo me parece"
y tanto tanto tuyo y mío
me voy he regresado
y tanto sostener "yo creo que hace falta
para escribir o amar o distanciarse"
y tanto andar a tientas ser hermano
y tanto tanto no mirar dormir vestirse a ratos
y tanto recordar y espejo y biografía
y tanto no sé qué y mírame a los ojos
y tanto comprender dudar arrepentirse
y tanto hacer el fuerte el suave el iracundo
en libros calles vasos mujeres hermandades
y tanto regresar partir tener cuidado
y tanto tanto equilibrio intemperancia
y tanto vegetar supervivir tan sólo
y tanto parecer bueno perverso
y tanto tanto tanto
como la aurora y el viento
como la piedra y los días

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de El día, 1960-1963

en Edgar Bayley, Obra poética, Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen: Rob Gonsalves, Sweet City,  en Huckleberry Fine Art Gallery 

lunes, junio 17, 2013

edgar bayley. abrir la puerta


Abrir la puerta
me pregunto
y es una pregunta inmoral
si servirá de algo abrir esa puerta
que da al patio
a la tierra
al viento del mundo
a los pasos de la gente
me pregunto
si servirá de algo escribir
a estas horas de la noche
en el silencio de mi habitación
con la puerta cerrada

sería tan sencillo
me digo
abrir por fin la puerta
y asomarme y mirar
dejando que me lleven
los pasos y la sombras del camino
me pregunto si servirá de algo explicar
por qué no explico
cuando tanta palabra y confidencia
intentaron traducirme
y ponerme al descubierto

si servirá de algo abrir la puerta
me pregunto
y andar por el patio
por el mundo entre la gente
abrir de par en par la puerta
para que todo pueda cumplirse
como la hoja de un cuchillo al extremo de un puente
como la red y el roble que salvan la alegría al final del espectáculo
como el canto de las aguas y el susurro de la siesta
como la playa en sombras y el lecho infinito de los amantes reencontrados

para que todo pueda cumplirse
la luz la noche la inocencia
el nombre que pasa entre las ramas
la puerta se abrirá enteramente
se abrirá por fin la puerta
por si alguno
quiere volver a entrar o salir
o curiosear entre mis cosas
o esperarme mientras vuelvo
y si tardo y no regreso
salir al viento
y olvidarme. 


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de Edgar Bayley, Obra poética, 'El día', Editorial Corregidor, Buenos Aires,1976
Imagen de Rob Gonsalves en  Discovery Galleries

lunes, agosto 20, 2012

edgar bayley. después de mucho


Después de mucho

a la hora en que descifrabas los primeros años
los primeros torbellinos al extremo de la mañana
los caminos abrían tu adolescencia
y quemaban tus días a menudo equivocados

tu ves ahora
después de mucho
después de los torrentes de palabras
y de nuestras esperanzas comunes
de las gentes que nos acompañan
y de nuestros amores reiniciados
después de esta permanencia y de aquella otra
de años de preguntas indiferentes y de ataques
del nuevo rostro y de la gracia perseguida con silbidos intermitentes
después del sobresalto y del largo abrazo en las esclusas de la aventura
después de asistir al nacimiento de una nueva visión
al encuentro de nuevos pintores
que han amado su oficio el color de la luminosa extensión al aire abierto
después de alentar con otros amigos la poesía
fundando sus nuevas escalas en distintos horizontes
tu ves la frente azul del gran árbol nocturno
tu infancia apenas  distinguible del cobro de los llanos
o el grito y la sed de los viajes interminables
ves tus manos tendidas
estás en el trópico
es aracy que cuida la cadencia de tu fiebre
y escuchas el mismo aliento verde
la misma actitud de las más viejas miserias

es un pueblo musical de revueltas empañadas
tu descubres la tierra, la américa cuyo nombre nunca quisiste pronunciar
es el cuello de la madrugada
y marchas despacio mirando la cara y la cruz de tu vida
hay otras palabras que te seducen
quieres salvar el estupor de tu horizonte aéreo
donde se sostiene tu dispersa frescura
el claro fondo de la estación hostil
el lienzo herido del rechazo
el tiempo
bóveda y franca
empuje y árbol
retina de tu vuelo

pero vuelves a tu lluvia
cuidadoso de los antiguos martillos
y pierdes tus noche y tus horas
palpitando en todos los gestos
nada quisieras recordar
sino las voces de los más jóvenes
conoces el día y el retorno
el día en que los párpados llevan
el puente submarino
la frente ambigua del olvido
el viento en que se yergue el azar de tus playas
y te sientes conducido a la nueva razón
al cálido recomienzo de las aguas combadas
al lenguaje renovado de otros deseos
la poesía quiere que hoy estemos juntos
diciendo para un disco todos los vidrios del alba
las riberas ingenuas de los ademanes
y nuestro cambiante amor
nuestro universo sorprendido por el torso del bosque

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
en Francisco Urondo, Veinte años de poesía argentina, 1940-1960, Editorial Galerna, Buenos Aires, 1968
imagen de Vladimir Fedotko©, en Uno de los nuestros

martes, mayo 08, 2012

edgar bayley. un lugar entre los hombres


Un lugar entre los hombres

Para poder hablar
solamente para eso
para que tu palabra
mereciera tu propia confianza
te has abierto a todo
has extendido tus propiedades

Para que ninguna línea
escrita por tu mano
ninguna palabra dicha
en bajo o alta voz a los vecinos
mereciera la sospecha
de un amaño
o de trabajada impostación
para poder nombrar
de torpe modo
la torpe vida
o la brillante y altanera
has mezclado tu acento
en el tumulto
y has perdido o ganado
tu silencio
un lugar entre los hombres


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
fuente: Edgar Bayley, Obra poética, Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen de Michal Macku© , Gellages, en Uno de los nuestros