Mostrando las entradas con la etiqueta dante alighieri. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta dante alighieri. Mostrar todas las entradas

viernes, diciembre 14, 2012

dante alighieri. infierno. canto duodécimo



Infierno, Canto duodécimo

[Séptimo círculo. Custodio: el Minotauro. Primera estiba: los violentas contra el prójimo o sus cosas. Custodios: los centauros. Sangre hirviente. Alejandro, Dionisio de Siracusa, Azolino da Romano, Opizzo d'Este, Guido di Montfort, Atila, Pirro, Sexto (hijo de Pompeyo), Rinieri da Corneto, Rinieri dei Pazzi. Pasadas las tres del Sábado Santo]

Era el lugar donde a descender la riba
fuimos, alpestre, y para quien lo habita, incluso,
tal que toda mirada le sería esquiva.

Como en aquella ruina que en el lado
de acá del Trento el Adigio golpea,
o por terremoto o por sostén falto,

desde la cima del monte, del que baja
al llano, está la roca tan hundida
que paso alguno daría a quien subiera,

tal de ese barranco era el descenso;
y arriba, en la punta de la rota laca
el oprobio de Creta estaba echado: *

aquel concebido en la falsa vaca;
y cuando nos vio, se mordió a sí mismo,
como quien dentro de sí la ira mata.

Mi sabio al verlo le gritó: "¿Acaso
crees que éste es el conductor de Atenas,
que allá en el mundo la muerte te llevó?

"Apártate, bestia, que éste no llega
amaestrado por tu hermana,
sino para contemplar tu pena."

Como el toro que se suelta en aquella
que ha recibido ya el golpe mortal,
y huir no sabe, mas salta aquí y allá,

vi yo al Minotauro hacer como tal;
y aquél prudente gritó: "Ve hacia el paso:
mientras enfurece, mejor es que corras."

Así tomamos el camino del descargo
de aquellas piedras, que a veces se movían
bajo mis pies por el nuevo peso.

Yo iba pensando; y me dijo él: "Piensas
tal vez en esta ruina que es guardada
por la ira bestial que he vencido ahora.

"Quiero que sepas que la otra vuelta
que descendí allá, al bajo infierno,
esta roca no estaba aún partida;

"ciertamente antes, si bien discierno,
que viniese aquel que la gran presa
le quitó a Dite del más alto cerco, **

"por toda parte, la honda sima fétida
tembló tanto que pensé que el universo
sentía amor, por el que hay quien piensa

"que a veces el mundo se convierte en caos;
y en ese punto, esta vieja roca
fue tumbada aquí y en otros sitios.

"Pero fija los ojos en el valle, que llega
la ribera de sangre en la que se quema
el que por violencia al otro daña."

¡Oh ciega codicia y cólera insensata,
que tanto nos empujas en la vida corta,
y tan mal nos hundes en la eterna!

Vi,  torcida en arco, una amplia fosa,
de modo que todo el llano abraza,
según lo que había dicho ya mi escolta;

y entre el pie de la cuesta y ella, en fila,
corrían centauros armados de saetas,
como solían en el mundo al ir de caza.

Viéndonos bajar, cada uno se detuvo,
y de la hilera tres se separaron
con arcos y dardos antes elegidos;

y uno gritó de lejos: "¿A qué martirio
vienen ustedes que bajan la cuesta?
Díganlo desde allí, o si no disparo."

Mi maestro dijo: "La respuesta
daremos a Quirón, cuando esté próximo:
mal fue tu voluntad siempre dispuesta."

Después me tocó y dijo: "Ese es Neso,
que murió por la bella Deyanira
y de sí hizo venganza por sí mismo.

"Y ese del medio, quien el pecho se mira,
es el gran Quirón, tutor de Aquiles;
aquel otro es Folo, que fue pleno de ira.

"En torno al foso andan miles y miles,
flechando toda alma que de la sangre salga
más que lo que la culpa les permite."

Nos acercamos a esas veloces fieras.
Quirón tomó una flecha y con el cabo
hizo la barba atrás sobre las mandíbulas.

Cuando hubo descubierto la gran boca,
dijo a sus compañeros: "¿Están viendo
que el de atrás mueve lo que toca?

"Así no suele hacer el pie de un muerto."
Y mi buen duca, que estaba ya ante su pecho,
donde las dos naturalezas son consortes,

respondió: "Bien vivo está, y a él tan solo
mostrarle me encomendaron el valle oscuro:
necesidad lo induce, no deleite.

"Alguien que dejó de cantar aleluya
me encomendó este oficio nuevo:
no es ladrón, ni yo ánima mala.

"Mas por esa virtud por la que muevo
mis pasos por tan salvaje estrada,
dame uno tuyo, que nos lleve pronto

"y que nos muestre por dónde se vadea
y que lleve a éste sobre el lomo,
que no es alma que por los aires vaya."

Quirón se volvió a la mano diestra
y dijo a Neso: "Vuélvete y guía,
y que pasen, si topan otra hilera."

Nos movimos con la fiel escolta
junto a la orilla de bullir bermejo,
donde los hervidos hacían gritería.

Vi gente hundida hasta el entrecejo;
y el gran Centauro dijo: "Son tiranos
que se dieron en sangre y en tener del robo.

"Aquí lloran los despiadados daños;
aquí está Alejandro, y Dionisio fiero, ***
que a Sicilia le dio dolorosos años.

"Y aquella frente de tan negro pelo
es Azolino; y aquel otro, rubio,
es Opizzo del Este, al que por cierto

"aniquiló su hijastro allá en el mundo."
Entonces me volví al poeta, y dijo:
"Este sea ahora primero, yo segundo."

Poco más allá, puso ojo el Centauro
sobre una gente que hasta la garganta
parecía asomarse en el hervidero.

Nos mostró una sombra a un lado sola,
diciendo: "Ese hendió en el seno de Dios
el corazón que sobre el Támesis gotea." ****

Después vi gente que fuera del río
tenia la cabeza y aun todo el pecho;
y bastantes de aquellos reconocí yo.

Así, de más en más iba bajando
aquella sangre, que cocía aún los pies,
y ese fue del foso nuestro paso.

"Tal como en esta parte ves
el hervidero que desciende",
dijo el Centauro, "quiero que creas

"que de esta otra en más aprieta
su fondo, hasta que el sitio obtiene
donde la tiranía conviene que gima.

"La divina justicia allí pune
a Atila, flagelo de la tierra,
y a Pirro y Sexto; in eterno exprime

"las lagrimas, que el hervor libera,
a Rinier da Corneto, a Rinier Pazzo, ****
que hicieron en los caminos tanta guerra."
Luego se volvió, y atravesó aquel vado.

Dante Alighieri (Florencia, 1265-Rávena, 1321), La divina commedia
Versión de Jorge Aulicino
más en Otra Iglesia es imposible
imagen de Gustave Doré, 1890,

Notas

*El Minotauro fue engendrado por un toro con el que gozó Pasifae, mujer del rey de Creta, que llegó oculta en una vaca de madera. Ariadna, hija también de Pasifae, es la hermana a quien alude el canto: ayudó a Teseo, líder de Atenas, a matar al Minotauro

** Las almas de los justos que Cristo le arrancó a Dite (Satanás) del Limbo, el círculo más alto del Infierno; antes de su llegada, tembló el Infierno

*** No Alejandro de Macedonia, sino Alejandro de Feres, tirano de Tesalia entre 371 y 357 aC., según algunos comentaristas. Sin embargo, son muchos los que observan, siguiendo a Boccaccio, que, debido a la mención de sólo el nombre, Alejandro tiene que ser el de Macedonia. La cuestión de que Dante pudiese colocar a Alejandro el Magno entre los violentos contra el prójimo está fuera de la discusión, pues lo fue contra su amigo Clito en un rapto de ira (no cuentan los muertos en combate, en el infierno); pero no se explica que lo haya incluido entre los tiranos, hambrientos de sangre y de rapiña.

*** Guido de Monfort, quien asesinó en 1271 a Enrique de Cornualles en la iglesia de Viterbo. El corazón de Enrique fue llevado a Londres en una copa y colocado en una alta columna sobre el Támesis

**** Se trata de famosos salteadores de caminos toscanos, colocados, igual que Alejandro, "ove la tirannia convien che gema".

miércoles, marzo 14, 2012

dante alighieri. infierno. canto xix


Canto Decimonono

[Octavo círculo. Custodio: Gerión. Tercera bolsa: simoníacos condenados a permanecer en agujeros de piedra, cabeza abajo, con las plantas de los pies lamidas por las llamas. El papa Nicolás III. Mencionados: los papas Bonifacio VIII  y Clemente V. Las 6 del Sábado Santo]


¡Oh Simón mago, oh míseros secuaces
que las cosas de Dios, que de bondad
deben ser esposas, ustedes, rapaces

por oro adulteraron y por plata,
fuerza es que por ustedes suene la trompa,
porque están en la tercera bolsa!

Ya estábamos en la siguiente tumba
subidos al escollo en aquella parte
que cruza sobre el medio de la fosa.

¡Oh suma sapiencia, cuánto es el arte
que muestras en cielo, en tierra y en el mal mundo
y cuánta justeza tu virtud comparte!

Yo vi por los lados,  por el fondo
plena la piedra lívida de agujeros,
del mismo tamaño y cada uno redondo.

No me parecieron menos amplios
que los que están en mi bello San Giovanni, *
hechos para piedras de bautizadores;

uno de los cuales, no hace muchos años,
rompí porque uno dentro se ahogaba;
¡y esto sea sello que a ninguno engaña!

Fuera de la boca, por cada uno asomaban
los pies de un pecador y las piernas
hasta el muslo, y lo otro se ocultaba.

Las plantas a todos les ardían ambas;
por lo que tan fuerte sacudían las rodillas
que hubieran roto ligadura y sogas.

Como suele el llamear de las cosas grasas
moverse sólo por la corteza externa,
tal era allí, de los talones a las puntas.

"¿Quién es aquel, maestro, que enfurece
agitándose más que sus consortes",
dije yo, "y a quien la llama más roja lame?"

Y él a mí: "Si tú quieres que te lleve
abajo por la ladera que más yace,
te dirá sobre él y qué lo ofende."

Y yo: “Lo que te place para mí es bueno:
tú eres señor, y sabes que no me aparto
de tu voluntad, y sabes lo que callo."

Entonces llegamos sobre el borde cuarto:
doblamos y descendimos a la izquierda
hacia el fondo estrecho y agujereado.

El buen maestro de su anca
no me apartó, y así me llevó a la hoya
en el que se llora con la zanca.

"Oh quién seas, que abajo tiene lo de arriba,
alma triste como un palo enterrada,
comencé yo a decir, "si puedes, habla."

Estaba yo como el frate que confiesa
al pérfido asesino que, clavado, **
que detenga la muerte le reclama.

Y él gritó: "¿Ya estás aquí parado,
ya estás aquí parado, Bonifacio? ***
El escrito mintió unos cuantos años.

"¿Estás ya de aquel haber saciado, ****
por el que no temiste hacer engaño
a la bella dama, y luego hacerle estrago?"

Esto me dejó como aquellos que quedan,
por no entender lo que les dicen,
casi confusos, y no saben contestar.

Entonces Virgilio dijo: "Pronto dile:
'No soy ése, no soy ése que tú crees'",
y como se me ordenaba contesté.

Por lo que el espíritu retorció sus pies;
luego, suspirando y con voz de llanto,
me dijo: "Entonces ¿qué quieres?

"Si de saber quién soy te cabe tanto
que por eso descendiste por la costa,
sabe que alguna vez vestí el gran manto;

"y verdaderamente fui el hijo de la osa,
tan ávido por favorecer a los oseznos,
que arriba embolsé, y aquí estoy en la bolsa.

"Debajo de mi cabeza están los otros,
que me precedieron simonizando,
en las fisuras de las piedras aplanados.

"Allá abajo caeré también, cuando
venga aquél que yo creía que tú eras,
en el punto que hice el súbito reclamo.

"Pero es más el tiempo que mis pies cuecen
y que estoy aquí,  para abajo lo de arriba,
que el que estará clavado con sus rojos pies;

"que luego de él vendrá con más sucia obra
desde el poniente un pastor sin ley, *****
tal que conviene que a él y a mí nos cubra.

"Nuevo Jasón será, del que se lee
en Macabeos; y como ante él fue blando
su rey, así lo será el que a Francia rige."

No sé si fui demasiado loco
que le repuse en este metro:
"Ah, dime: ¿cuánto tesoro quiso

"Nuestro Señor antes que a San Pedro
le pusiese las llaves en dominio?
Por cierto, no dijo más que: ‘Sígueme’.

"Ni Pedro ni los otros de Matías tomaron
oro o plata, cuando en suerte les tocó
el lugar que perdió el alma del traidor.

"Quédate ahí, que estás bien castigado;
y guarda bien la moneda mal ganada
que contra Carlos te hizo descarado.

"Y si no fuera porque aún me lo veda
la reverencia por las sumas llaves
que tuviste en la alegre vida,

"yo usaría palabras aún más graves;
porque tu avaricia a todo el mundo apena,
pisando a los buenos y alzando a los malvados,

"De ustedes, pastores, se acordó el Evangelista,
cuando a aquella que se sienta sobre el agua
se la vio putañear entre monarcas;

aquella que con siete testas fue nacida
y de sus diez cuernos tuvo el argumento,
en tanto la virtud al marido complacía.

"Hicieron Dios de la plata y del oro:
¿qué distingue de los idólatras a ustedes,
sino que ellos adoran uno, y ustedes ciento?

"¡Ah Constantino, de cuánto mal fue madre,
no tu conversión, sino aquella dote
que de ti recibió el primer rico padre!"

Y mientras yo cantaba notas tales,
lo mordiera la ira o la conciencia,
agitaba fuerte sus dos pies.

Yo creo que al duca le gustaba,
con tan dichoso rostro tan atento,
el sonido de las verdades expresadas.

Pero me tomó con ambos brazos:
y luego que me apretó contra su pecho,
por la senda antes bajada remontó.

No se cansó de tenerme a sí apretado,
hasta que me llevó al colmo del arco
que del cuarto al quinto borde hace trayecto.

Allí suavemente depuso el peso,
suave sobre el escollo sucio y yerto
que sería para las cabras duro paso.
Y quedó otro valle descubierto.

Dante Alighieri, Florencia, 1265-Rávena, 1321
en Dante Alighieri,  El Infierno,  traducción de Jorge Aulicino, ilustraciones de Carlos Alonso, Ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2011
imagen de Carlos Alonso, sin título, 1968

* El baptisterio de San Juan, en Florencia, en el que aún se bautizaba sumergiendo el cuerpo, como los hacía el Bautista, es "sello" (signo) de un episodio que confirma el propio Dante: en ocasión de un bautismo, un chico resbaló de las manos del sacerdote y, ante el peligro de que se ahogara, el poeta rompió la pila con un hacha. Que se sepa, no mereció de parte de la Iglesia ninguna represalia, excepto una amonestación por "irreverencia".

** Los asesinos eran enterrados vivos cabeza abajo, y el sacerdote, en espera de la confesión, se asomaba al foso.
Algunos reos demoraban la ejecución con insistentes súplicas.

*** Quien habla es Giovanni Gaetano Orsini, es decir, Nicolás III, Papa entre 1277 y 1280. Confunde a Dante con Bonifacio VIII, quien, según lo que las almas leen en el Infierno, debía morir a continuación. Hay una diferencia de años respecto de la profecía: Benedetto Gaetani (Bonifacio VIII) murió en 1303; si Dante estaba en "el medio del camino de nuestra vida", y dado que el propio Dante se refirió a ese "medio" como los 35 años de edad, en su Convivio, el tiempo de la acción de la Comedia debe situarse alrededor de 1300. Por lo que Orsini dice: "El escrito me mintió unos cuantos años". Es probable, por no decir seguro, que Nicolás III fuera culpable de simonía. En tanto miembro de la poderosa famila de los Orsini, la favoreció: a esto alude más abajo cuando dice que, como hijo de "la osa" (los descendientes de un Ursus) ayudó a los "oseznos". Los Orsini eran güelfos, y Nicolás III fortaleció la posición de la Iglesia frente al imperio, aun en medio de la corrupción

**** La "bella dama" es la Iglesia. Nicolás III acusa a Bonifacio VIII de haberla saqueado como él mismo hizo, sólo que al otro le reprocha haberla dejado exhausta


***** El que será "sin ley" es Clemente V, nacido Bertand de Got, en Gasconia. Fue Papa entre 1305 y 1314 y fue apoyado por el rey de Francia, Felipe el Hermoso. Más abajo, Orsini lo compara con Jasón, el Macabeo, quien compró el sumo sacerdocio de los hebreos al rey de Siria (Libro II de Macabeos, 4:7 y siguientes). La larga amonestación de Dante a Nicolás III, que sobreviene, es un manifiesto político de plena actualidad para su tiempo, incrustado en el Infierno no sin naturalidad y cierta gracia, casi neorrealista, si se piensa en el Papa oyéndolo patas para arriba. La diatriba de Dante hace referencia a la política y a La Biblia; por ejemplo, al episodio en el que los Apóstoles echan a la suerte quién debía sustituir al traidor Judas entre los Doce (Apóstoles, 1:21); a Carlos I ante quien Orsini se envalentonó y pidió la mano de una de sus hijas para un sobrino suyo; a San Juan (mencionado como "el Evangelista") cuando refiere a Roma como la Babilonia sentada sobre las aguas y las siete colinas,  y como la que putañea con los reyes (Apocalipsis, 17:1; 2; 3); finalmente, al primer emperador cristiano, Constantino, que al otorgar al papa Silvestre I los estados pontificios, lo convirtió en el primer "padre rico" (el comprobado fraude sobre la escritura de Constantino hace dudosa la voluntad del emperador, pero no el poder que la Iglesia tuvo sobre Roma).