Lo más destacable es la prosa, escribe bien. Lo más
detestable es la cantidad de información irrelevante que suministra, en más de 250
páginas de libro pasan muy pocas cosas. Ejemplo de irrelevancia: "Elaine
trabajó hasta cuando ya no pudo más. Su vientre creció más de lo esperado en
los primeros meses, pero, aparte del cansancio violento que la obligaba a hacer
siestas largas antes del mediodía, el embarazo no modificó sus rutinas". ¿Qué
le importa al lector "el cansancio violento que la obligaba a hacer siestas
largas antes del mediodía"? Por un lado, esos detalles intrascendentes ayudan
a que el texto avance; por otro lado, esas partículas vacías de contenido
también tratan de construir una ficción verosímil. Así que podríamos decir que
tanto la forma de mover la narración como las ganas de consolidar su realismo transforman
el texto en algo aburrido y más insustancial de lo que debería. Sobran datos innecesarios. Aparte de eso, creo que
se centra demasiado en lo humano, se preocupa mucho por desarrollar los
personajes, sus relaciones y sus historias, y faltan colores, acción,
emoción, no es entretenido. Diría que se ha centrado en construir el
edificio sin tener en cuenta a los usuarios que lo habitan. Para terminar,
añadir que hay algunas pinceladas pseudofilosóficas tipo "La experiencia, eso
que llamamos experiencia, no es el inventario de nuestros dolores, sino la
simpatía aprendida hacia los dolores ajenos" (filosofía vaga con pretensiones
de profundidad), y que algunas situaciones de la trama son previsibles. Ahora
que lo pienso, acabé de leer el libro hace poco y ya no me acuerdo de nada.
Eso no es buena señal.
Irene Reyes-Noguerol: Alcaravea
Hace 11 horas