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22 febrero, 2013

Empieza la temporada

Una estampa de Qatar
Este fin de semana empieza por fin la temporada ciclista con la Het Volk y la Kuurne-Bruselas-Kuurne, las dos carreras que abren el calendario belga y, en definitiva, el ciclismo entendido como un deporte de resistencia y de competición, tras unas serie de múltiples carreras con una característica común: no se han podido ver en directo.

Con la excepción del Down Under y el Tour de Qatar, el resto de competiciones ciclistas celebradas han tenido cobertura en diferido, y no es que las dos agraciadas con tele en directo hayan sido las más afortunadas. Eso sí, no han faltado las crónicas en directo de famosos propagandistas que seguían el twitter oficial de las carreras. Los mismos que celebraron el triunfo de Contador en la pasada Milán-Turín como gran victoria justo cuando les llegó la noticia de su victoria, y sin haber visto ni una imagen.

Parece que el ciclismo, a lomos de la crisis económica y la propia crisis de este deporte, ha vuelto a los años gloriosos -por decir algo- del teletipo y las crónicas de grandes firmas hablando de grandes gestas desde la línea de meta, cuando los ciclistas estaban subiendo el Galibier a 100 km. de distancia. A nadie le extraña, y todos lo dan por bueno.

En el Down Under, disputado mientras las autoridades australianas ultimaban un demoledor informe sobre la extensión del dopaje y la corrupción en su país, Greipel se llevó tres etapas y el criterium de antipasto -el que se dedicaba al cáncer cuando pagaban dinero público a Armstrong para que fuese-, su auténtica especialidad. La general fue para Slagter, el joven holandés de Blanco que ganó una etapa, y que ya demostró tener muy buen final en cuesta el año pasado en Tirreno-Adriático.

Sin embargo, la etapa más destacada para mí fue la segunda, que fue para el gran, gran Geraint Thomas, con un numerito considerable dejando clavados a todos los favoritos. Ahora está disputando el Mundial de pista y después bajará de nuevo con los mortales -no es una metáfora: se ha tirado en el Teide un mes- para ganar su primera clásica de piedras: al tiempo. Gerrans también ganó la etapa de Willunga.

Paralelamente se disputaba el Tour de San Luis en Argentina, con Contador ganando una etapita para solaz de los comentaristas. La general fue para un argentino que el año pasado había sido segundo, y Cavendish, Modolo y Gavazzi también ganaron una etapita cada uno, mientras disfrutaban de los atractivos de una de las zonas más pobres del país austral.

En Francia la general de la Estrella de Bessegues fue para Hivert, al que algunos han descubierto esta semana en Andalucía, y en el Tour del Mediterráneo el éxito final le correspondió a Lovkvist, antiguo joven prometedor que no ganaba desde 2009, y eso que ha estado siempre en grandes equipos; el último, el Sky; el actual, uno suizo llamado IAM cycling. Etapitas para Greipel, su esbirro Roelands y etapa del Mt. Faron para Peraud. Por su parte, la gran noticia de Haut Var fue el abandono de Andy Schleck, que va camino de completar un año entero sin acabar una mísera carrera. Ganó Vichot por el puestómetro.

En Qatar hubo tele en directo, pero para nada: una península desértica organiza la gymkana para ciclistas que es su Tour, donde Boonen ha obtenido el 20% de sus más de 100 victorias como profesional. Es triste ponerlo así, pero es la verdad. Con esos mimbres, normal que Cavendish ganase las cuatro etapas de la carrera y, en consecuencia, la general. Ahora, que venga alguien y me diga que eso es ciclismo. O que merece la pena perder el tiempo para ver eso.

En Omán, otro capricho de petrojeque pero con algo más de fundamento porque el país tiene atractivos turísticos que podemos conocer en diferido, Sagan ganó dos etapitas con numeritos de órdago -los de siempre, pero siempre impresionan-, Kittel y Bouhanni la primera y la última al sprint, Joaquím Rodríguez una subiendo una cuesta de aupa y Froome la decisiva, que le valió también la general. Contador estuvo atacando, quizás reivindicando un "¡Contador al juicio de la O.P! ¡Contador al juicio de la O.P!", porque ya se sabe que este chico se sobreexcita en estas fechas y con los calendarios que tiene. Deportivos y judiciales.

Ya ven que los corredores importantes están muy entonados en febrero. Dicen las malas voces del pelotón que, con tanto trasiego a sitios exóticos -y donde el primer laboratorio aprobado por la AMA está a varios miles de kms.- la gente se anima más, además de que para el pasaporte biológico viene fenomenal eso de estar en febrero a tope, porque si no lo de julio canta mucho.

En Mallorca Valverde ganó uno de los trofeos, y recientemente en Andalucía ganó el prólogo de San Fernando (un ratito a pie, otro andando) y la última etapa en el Rincón de la Victoria -un lugar ideado para acoger llegadas ciclistas, siquiera sea por el nombre-, además de la general: en siete días de competición, cuatro victorias. Es que es tan bueno que no se puede parar: eso sí, cuando llegan las carreras importantes le cuesta ardores pasar del 2º puesto.

La última carrera por etapas destacable de este inicio de temporada ha sido Algarve, donde ha vuelto a ganar Tony Martin -como en 2011, cuando estuvo llena de periodistas españoles esperando el triunfo post-invierno de solomillo de Contador- y el brutal Henao se llevó la etapa de montaña sacando los ojos al resto de corredores, el más destacado Rui Costa, local y valverdiano.

Y queda el Laigueglia, el inicio de la temporada italiana tras la desaparición del Costa Etruschi y el fin del experimiento de recuperar Cerdeña. Ahí vimos que el Lampre no quiere volver a tener un 2012 y, perfectamente estructurado con Pietropolli lanzando, dejó en bandeja el triunfo a Pozzato, que volvía a ganar 10 años después en la carrera que conquistó dos veces consecutivas cuando era un recién llegado al pelotón. Será por eso que el Lampre ha apartado a Scarponi, primero sin meterlo en la foto de equipo y después, ante las preguntas, sin dar ninguna explicación y sólo confirmando el hecho. El ciclismo que cambia, otro año más.

No se pierdan este finde la Het Volk, a ver si Flecha consigue subir al podio de nuevo. En el segundo o tercer puesto del cajón.
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Elecciones en el CONI, uno de los pocos organismos -aún con sus errores- de los que se puede decir que lucha efectivamente contra el dopaje. En la nueva junta directiva no hay nadie del ciclismo, y ha salido elegido presidente un playboy romano -con romances incluídos con celebrities locales- que viene del mundo del remo, concretamente de un exclusivo club de canottieri de la Ciudad Eterna. Es una pésima noticia para la lucha contra el dopaje -ya ha dicho que sus primeras medidas se centrarán en prevención en las escuelas-, y una magnífica para el ciclismo italiano, que no gana una gran clásica desde hace tres años. Bueno, y la París-Tours de Marcato.
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Un nuevo soplagaitas anglosajón sale relativizando lo de Armstrong. Para que vean el nivelón de todos estos todólogos venidos a más con el tirón mediático de la confesión del texano, afirma sin ruborizarse que Armstrong "no había destacado como ciclista de élite antes de tener cáncer". Debe ser que ser campeón del mundo no es destacar. Tampoco se pierdan el detalle de que la entrevista está publicada en uno de los semanarios brasileños más importantes, el mismo país que organizará los JJ.OO de 2016 y que está inmerso en un plan ADO carnavalesco, importando técnicos y médicos deportivos de todo el mundo. ¡Ah! Su apellido, traducido, significa "Más dinero".
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Entrevista a Mikel Nieve, que este año irá al Tour con el objetivo de siempre: ganar la gran etapa de montaña y volverse a colar entre los diez primeros de la general, concretamente entre el puesto 9º y 10º. Ya lleva así tres años, desde su espléndida eclosión en la Vuelta 2010. Este año dice que es diferente, que irá a P-N, Volta y Romandía "a hacerlo bien e intentar ganar una etapa". Si, muy diferente.
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Boogerd, relegado como comentarista de la tele pública holandesa. Aquí va camino de las dos décadas que sufrimos a Pedro Delgado -conocido en Holanda como Pedro Drogado, por haber ganado como ganó aquel Tour al nacional Rooks-, el mismo que afirma que "Eufemiano Fuentes era un buen médico". Y tanto: era el suyo cuando ganó la Vuelta 1985....
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Alfredo Monchito Relaño, el director de As, y muy popular últimamente en este blog por haber tenido la poca vergüenza de escribir que "el ciclismo ha contaminado a otros deportes", tiene la cabeza comida por el fútbol, como todos los de su gremio. Como va de intelectual del balompié, tiene un libro que parece un chiste y, aunque publicado en 2010, he reparado ahora en el porque ya les digo que últimamente las librerías, incluso las de fiar, te meten el deporte en los exhibidores más nobles. ¡Con el dinero que les he dado y me tratan así!

Les juro que lo estoy describiendo y no caricaturizando: esta ideado y presentado como uno de esos libros gordos para niños de título "365 cuentos para leer", incluyendo las tapas brillantes, en este caso de plata. Se titula 366 historias de fútbol mundial que deberías saber,  y se compone de otros tantos artículos (cuentos) de historias del fútbol, muchas de hechas fábulas, habida cuenta que el autor ni las vivió, ni las vio, ni hay medio de haberlas conocido a no ser que sea través de crónicas de otros: lo que viene siendo una fábula, que se diferencia del cuento en que los protagonistas son animales.

Destinado -y por eso está concebido así- a un público no lector, se presenta en formas de pequeñas grageas de ingestión diaria, lo que deja una imagen ciertamente inquietante: ese futbolero que, tras entornar la página del cuento del día, se duerme con la cara de Monchito flotando en una nube y sonriendo mientras apoya su mandíbula barbuda en la mano y dice contaminame.
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(Relacionado con lo anterior) Monchito escribía esto en 1987. Sobre dopaje. En El País. Cuéntame un cuento, y verás que contento/me voy a la cama...
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Tiger Woods nunca ha tenido que pasar un control fuera de competición. El mejor golfista de la historia.

15 julio, 2012

Millar, Arribas y cinismo: el nuevo ciclismo

¿Estoy guapo? Sácame bien
Aprovechando que el domingo la gente compra más el periódico, convertido en el caso de El País en un resumen de la semana, hoy el diario independiente de la mañana nos ofrece una extensa entrevista con David Millar, realizada por el simpático Carlos Arribas poco antes de comenzar el Tour. Una feliz coincidencia ha hecho que la publicación de la entrevista coincida con la reciente victoria de etapa de Millar en el Tour, por lo que al menos nos ahorramos las últimas tonterías sobre esto, aunque hay de todo lo demás: de este desgraciado personaje del ciclismo, y también de este periodista, que se interroga a sí mismo.

Utilizando ese lenguaje y código religioso que le gusta tanto, Arribas se siente cómodo con el autoproclamado héroe del antidopaje -saca sus buenos dinero de esto-, por lo menos mucho más cómodo que en una supuesta entrevista a algún dopado no confeso, como sus amigos Valverde o Contador. Con ellos nunca hablaría de dopaje, como mucho de ¿qué tiempo hace? o el clásico ¿tienes hambre de victorias?.

El titular es muy arribiano: "Los deportistas que se dopan son seres humanos". Tienes durante media hora a un tío que te puede hablar del dopaje contemporáneo en equipos como el Garmin y sacas un titular que dice una obviedad, al menos mientras no se compruebe que en la tierra habitan alienigenas. Ah, que lo que quiere decir es que los dopados son buenas personas merecedoras de respeto. Acabáramos.

¿Como Millar, que sigue repitiendo sus mentiras y medias verdades, sin que el periodista afecto lo incomode con preguntas? Será por eso que Arribas empieza su perorata con esta asunción: "En español la palabra periodismo rima con cinismo" (y yo hago de esto mi leiv motiv), que es como si Torrebruno hubiese salido algún día a la pista central del circo -es la edición del domingo de El País, doblan difusión- con un "En español circo rima con Cristo, oremos", en vez de cómo el tradicional "¿Cómo están ustedes?".

Toda la entrevista tiene ese aire de circo, de enano italiano, de cara pintada de payaso y de tradicional familiaridad infantil que desvela la última frase entrecomillada. Pregunta Arribas, el hombre que conociendo la Operación Puerto y muchas otras cosas más, se dedica a llamar arqueólogos a los que no comulgamos -lenguaje religioso: esto es un guiño- con su política de perdonar y olvidar, cuando no de hacer su trabajo, y responde David Millar, una especie de Armstrong -por lo que tiene de sacar dinero- del antidopaje.

Sufriendo mucho en el Saunier
Falta un explícito "¿Cómo está usted, David Millar?", sustituido para empezar por un por qué escribió su libro, ya reseñado aquí. Atentos a la respuesta: "pensé: “Si escribo el libro ahora, tengo que estar a la altura de lo que escriba, porque sigo en el pelotón”". Claro, esa es la clave: como sigo en el pelotón, no cuento nada del Garmin, muy poquito del Saunier y me quito mis años mozos -eh, que yo no he ganado siempre dopado, tengo una Edad Dorada de joven donde ganaba a megadopados con el hematocrito al 40%- y algunas otras cositas por aquí, por allá.

"Tengo que estar a la altura". ¿Qué se puede creer de este personaje? Yo jamás me creí su retorno limpio, el propio Arribas publicó por aquel 2006, a raíz de su victoria en una crono de la Vuelta a España, que lo llevaba Cecchini...Ya, estás a la misma altura a la que te fuiste: ya no quieres ganar el Tour (It´s Millar time) pero tampoco te quieres arrastar a cola del pelotón, como Sella, Valverde, Di Luca u otros corredores con tu misma parábola deportiva.

Es tan abanderado del antidopaje que, sobre el tema Armstrong -recuerden que el cowboy copatrocinó junto a Trek un libro de ensalzamiento propio que se regaló con revistas de ciclismo hace muchos años, donde Millar tenía la condición de heredero del yanki- dice que no se pronuncia. "No llego a entenderle del todo". Claro, David, claro.

"No se deben imponer inhabilitaciones de por vida si es la primera infracción" Claro, David, claro. Ambos llegan al mito actual consistente en lo que Arribas plasma en una frase propia de periodismo/cinismo, del que es un consumado maestro: "puede significar dos cosas: o que sigue haciendo lo de antes y miente o que el ciclismo ha cambiado y estando limpio se puede estar al primer nivel".

De cuando cruzaba la muga
¡Evidentemente! Y con los mismos rendimientos: se quita el gluten, se pone un condón a los cascos, se queman los monos de contrarreloj, y eso iguala lo que se consigue con la EPO, subir puertos a 26 km/h, o convertir a rodadores en escaladores, de Padrnos a Knees. Y todo por llevar buenos hábitos al alcance de todos: de ciclista del montón a dominador de todas las especialidades. Y no estoy pensando en Froome, uno de los abanderados del "nuevo ciclismo". Anglosajón.

"Como nos metimos en este deporte más tarde, hay una actitud moderna y unas técnicas modernas. Y estos atributos resultan muy útiles en el ciclismo moderno, que es limpio", dice Millar, siguiendo la línea argumental. Sí, han contado bien, dice hasta tres veces la palabra "moderno". Y combina muy bien con "actitud" (¿?), "técnica" y "ciclismo". También con su personaje.

Arribas le pregunta por su confesión religiosa, y como recibe un cortante "protestante escocés" -en Edimburgo hay un sitio llamado ChurchHill donde en cada esquina hay una iglesia de una confesión diferente, un buen ejemplo de la pluralidad religiosa en Escocia, algo difícil de entender para el católico castellano viejo Arribas- le suelta igualmente su hipótesis, leída en algún lugar que no es este, que se podría resumir en un "Ética protestante, espíritu menos dopador".

El único pellizco que suelta Arribas a Millar es que no cite en su libro a su médico dopador español -lo digo yo: Jesús Losa-, pero ¡él tampoco lo dice!, a pesar de que hubo juicio en Francia y su nombre aparece en los documentos, además de que fue el propio Millar quien lo delató. Estas son las condiciones: vamos a hacer como que hablamos de dopaje porque presentas tu libro, pero vamos a hablar de lo mismo de siempre. Sin nombres, sin decir nada, vamos a vender una historia de ascenso-caída-redención, que mi redactor-jefe dice que quedan muy bien en el periódico de los domingos, cuando se lee en pareja.

"Periodismo rima con cinismo". En español arribiano. No vamos a citar a Jesús Losa, pero vamos a decir que el ciclismo ha cambiado cuando los médicos de entonces son los de ahora: ninguno ha cambiado de profesión, ninguno, porque no han tenido ninguna necesidad. Ni siquiera tienen que salir a buscar sus clientes: como ha dicho Pozzato sobre Ferrari, son tan famosos que llegas a ellos a ciegas. Y a tientas, después de probar todo.

Con Botero, "un tipo magnífico"
"Es una pena que Italia y España hayan adquirido una reputación tan mala porque en realidad eran solo unos pocos médicos los que lo estaban haciendo. Pero se podría decir que eran los mejores", dice Millar. Y lo dice cuando su actual equipo está, casualmente, radicado en Girona, escenario desde los tiempos de Armstrong de algunas de las transformaciones más milagrosas en el ciclismo. Girona es España, aunque Andorra no lo sea.

Dentro de su relato autoconstruido, "yo decidí dejar de doparme en 2003, después del Mundial, y luego me di cuenta de que había tomado la decisión correcta cuando me enteré de la muerte de Pantani y de Jiménez". Cuando registraron su casa a raíz del llamado caso Cofidis -ya habían caído los polacos de su equipo y Gaumont, pero él seguía callado- iba a ir a tope a por el Tour 2004, a pesar de que ahora diga que dejó el dopaje tras ganar el Mundial CRI de 2003, título del que fue desposeído.

Ahí aprendió Millar: no voy a decir que voy dopado desde que empecé a correr, que me quitan victorias, una táctica seguida por todos los de su calaña. Recuerden que Roberto Heras tiene tres Vueltas, para que crean en ellas sus seguidores bejaranos."Porque hayan cometido un error, no se les puede encasillar en dicho error de por vida".

Existe otra vida fuera del ciclismo, pero si algo demuestra la lucha antidopaje es que la mejor medida es la sanción de por vida ante el primer positivo. Así nos ahorraríamos tener que aguantarte a tí y al periodista que te utiliza para contar su propia historia de su profesión entendida como un ejercicio de cinismo. Y como existe otra vida fuera del ciclismo, que se la busquen, pero que no vuelvan al ciclismo.

"Creo que hubo una época en la que los periodistas no querían saber la verdad, no indagaban lo suficiente, y eso también formaba parte del problema: que había cierta negación en todos los niveles del deporte, desde la UCI hasta los propietarios de los equipos, los patrocinadores, los periodistas…" ¡Y es David Millar el que dice esto a Carlos Arribas! No puede haber mejor epitafio: este deporte no tiene remedio.
***
La etapa del 14 de julio en el Tour fue absolutamente preciosa. La carrera llegaba a la zona de Sette -la más turística por masiva del Mediterráneo francés- por carreteras junto al mar, lagunas marinas, bungalows y una espléndida realización televisiva. El infatigable Morkov se escapó una vez más y fue neutralizado en la subida al Mont St. Claire, un peñón no muy pronunciado que parece un gigante en un paisaje dominado por la cota cero del mar.

Poco antes se había descolgado Valverde, desentendido por completo de la batalla por delante. Y eso que la etapa le favorecía. La subida separó al grupo y hubo una espléndida persecución por parte de un increíble Lotto -pasaron a cinco corredores por delante- a la peligrosa pareja de Albasini y Vinokourov.  Poco antes del repecho final, atacó Luis León Sánchez, con fuerza y categoría suficiente para llegar, pero el propio Wiggins encabezó la persecución.

El británico superó al murciano mientras este realizaba aspavientos desaprobando su actitud, que el nefasto Duo Cómico de TVE no supo o no quiso interpretar correctamente: "le estaba indicando que le superase por la derecha". No, lo que el joven Liberty decía era que estaba hasta las narices del dominio acaparador del Sky, y lo corroboró en meta: "Lo quieren ganar todo". Lo mismo dijo Roberto Heras de Pantani en el Giro 1999.

El UkPostal mejora a su modelo del UsPostal: Armstrong nunca lanzó un sprint en sus años victoriosos, pero Wiggins quería hacerle un favor a Boasson-Hagen. Inútil: el noruego sólo fue tercero, superado por Sagan y por Greipel. El eslovaco, más veloz, perdió la etapa por no dar ese último golpe de riñones propio de los sprinters, cosa que si hizo Greipel para obtener su tercera victoria de etapa. La actitud del Sky empieza a cargar a todos, incluso a alguien tan pusilánime como SMS Sánchez.



29 mayo, 2012

Un Giro para Girona

Hesjedal y Vande Velde, muy contentos
Perder un Giro de Italia por 16" debe ser duro cuando has ganado dos etapas, has llegado líder a la crono final y has sido 10 días líder. También cuando has sido cuarto el año pasado. Y debe ser aún más duro cuando pierdes contra un corredor que, con esta victoria, obtiene su tercer triunfo profesional.

Ryder Hesjedal ha ganado el Giro 2012 por sólo 16" -la cuarta diferencia más corta en la historia de la carrera italiana-, suficientes. Salió en la crono final con una desventaja de 31", tras haber perdido únicamente 1" en las etapas de los Dolomitas.

Se sabe las armas con las que Hesjedal ha ganado la carrera de tres semanas -nominales-: tesón, un equipo que voló como acostumbra en la CRE (visto el resultado del Giro y la igualdad que reina en el pelotón, esta disciplina es cada vez más decisiva) y aguantar en montaña. Así visto, parece que este Giro no ha tenido momentos decisivos, y sí que los ha tenido, pero visto a posteriori.

Tanto tiempo con la monserga de "el Giro comienza mañana" o "con esa montaña que queda habrá hundimientos" crea su propia mística basada más en el deseo que en la realidad, y que favorecía las aspiraciones de J. Rodríguez, el gran derrotado y que no volverá a tener una oportunidad así en su vida deportiva. Al final si que hubo momentos decisivos.

Al igual que el Tour 2010, ganado año y medio después por A. Schleck, el análisis de cúando perdió la carrera por medio minuto se remontó al prólogo de Rotterdam, en el que nadie había reparado y donde el luxemburgués de había dejado 42" con el carnívoro de Pinto. Aquí pasa algo parecido: J.Rodríguez y Ryder Hesjedal perdieron y ganaron la carrera en una de esas etapas en las que no pasó nada, y si pasó.

Habrá que empezar a considerar Cervinia, que sólo ha sido tres veces final de etapa en el Giro, como un puerto decisivo. En 1997 Ivan Gotti arrebató el Giro al superfavorito y en forma Tonkov con un ataque a 4 km de coronar ese coloso infinito, y en 2012 Hesjedal atacó a dos km. de la cima, sacando 28" a un J. Rodríguez que prefirió quedarse a rueda de Basso. Fue la única vez que el canadiense entró por delante del catalán en una etapa de montaña, pero fue suficiente junto con la crono.

En todo caso, que no se llore mucho sobre el Giro perdido. Chirriaba un poco que J. Rodríguez fuese a ganar ahí donde corredores españoles inmensamente mejores como Fuente, Olano o el mismísimo Marino Lejarreta habían fracasado, aunque en su descargo hay que decir que es mucho mejor que Quique Gutiérrez, Arroyo o el propio Galdós, con los que pasa a formar parte del amplio elenco de españoles segundos en Milán.

No merece la pena llorar, porque tanto Hesjedal como J. Rodríguez viven y entrenan por las mismas partes. Del catalán, su piso en la montaña pirenaica, sus salidas con el grupetón de Girona y sus entrenamientos con Piepoli se sabe bastante; de la trayectoria del canadiense -aquí escrita hasta 2010, después dio el salto en el Tour del mismo año y su segundo puesto en una Amstel- y su residencia en Girona, donde le sirve de amigo y confidente nada menos que Vande Velde -UsPostal, Liberty, CSC-, pues tampoco se ha dado especial relevancia: parece muy normal que alguien que jamás ha hecho un top-five en una grande gane una.

El tercero en el podio ha sido finalmente De Gendt, autor de la hazaña más notable de este Giro y por lo que será recordada esta carrera: su ataque en tramo cementado de la nueva vertiente del Mortirolo, y su fenomenal escalada del Stelvio auguran un campeón de largo recorrido. El podio en Milán -el primero de un belga en la carrera desde que Johan De Muynck ganase en ¡1978!) es la punta de lanza de una generación de flamencos que apuntan a las grandes vueltas por etapas, la primera en décadas: Vanendert, Van den Broeck y él mismo.

Quinto en la crono final, desplazó al cuarto puesto a Scarponi, que ya lo conocía de la edición 2010. A Zapatero le ha bastado con aguantar y algún tímido ataque donde nunca sacó tiempo a los favoritos: es la posición que se merece, e incluso le debería corresponder a Cunego -sexto final-, un corredor que ha estado en escapadas lejanas en muchas etapas de montaña y que el día del Stelvio sólo subió un poco peor que De Gendt, ante el silencio de los medios y los aficionados. En todo caso, al Lampre no le sirve ninguno de los resultados, incluyendo su victoria por equipos.

Quinto Basso, ese señor viejo y quejumbroso que dice que va a ir al Tour a ayudar a Nibali: no se sabe muy bien en qué, claro. Fuera de juego, y en su posición natural por sus características como corredor, ha malogrado todo el rendimiento de su equipo, desde hace años protagonista principal en el Giro. Ya encontrará una justificación. Y si no, sacará la foto de los hijos.

Séptimo Urán, que durante la carrera lució un pelo a lo Theunisse. El talento colombiano se lleva el maillot de mejor joven, pero falló en la etapa del Stelvio. Va cumpliendo años y le falta algo para rematar: sólo tiene  dos victorias profesionales (una en 2006, con 20 años, otra este año) y muchos puestos de honor. Y por detrás vienen muy fuerte. Octavo Pozzovivo, que rozando la treintena consigue meterse por primera vez en el top-ten del Giro, la única carrera de nivel en la que participa. Protagonista destacado hasta la tercera semana, después se diluyó. Noveno Henao, que debutaba en una gran vuelta, igual que debutó en Europa hace unos meses: un resultado sorprendente. 25 años -la edad de Urán- y un rendimiento parecido. Habrá que ver dónde llega.

Décimo Nieve, que consigue meterse otra vez en el top-ten de una grande en la que participa. Eso sí, siempre el 10º. Y esta vez sin ganar la etapa reina: se tuvo que conformar con un 3º puesto en el Stelvio, que no es poca cosa. Parece un corredor ya muy configurado en sus características: siempre obtiene sus buenos resultados por una fuga y consigue a duras penas entrar entre los diez primeros.

En las clasificaciones secundarias, J. Rodríguez ganó la regularidad -en el Giro suele caer a un corredor de los que disputan la general- por un único punto ante Cavendish, que dijo al principio de la carrera que quería llegar a Milán y nadie le creyó. El británico ha cumplido, y eso que sus objetivos están en París y Londres: su actitud también es elogiable, pero parece que tiene cierto problema en ganar la clasificación de la regularidad. En el Tour, a pesar de sus 20 victorias de etapas, sólo ha podido lograrla el año pasado. En el Giro, a ver cuando.

Termina así un Giro que deja algún sprint memorable -el de Guardini ante Cavendish-, una etapa de montaña pasada a la antología del mejor ciclismo posible por De Gendt, que propone nuevos nombres al circo del ciclismo y muy poquita cosa más, porque esa montaña asesina ha servido de poco. Ya lo ha dicho Acquarone, el responsable del Giro que heredó el engendro diseñado por patán de Zomegnan -que haya ganado Hesjedal es su último legado-: "El Tour es la Champions League y el Giro es la EuroLiga". Y eso, dicho por italiano, es reconocer una derrota monumental como organizador.
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En la parte final del Giro se han disputado otras dos carreras "nacionales", aunque todas lo son, hasta la Vuelta a la Rioja. En la Vuelta a Bélgica ese ciclista llamado Greipel y especializado en citas menores ganó las tres primeras etapas. En la cuarta hubo crono y ganó Tony Martin, que al final se ha recuperado muy bien de su caída (ya el 1 de mayo estuvo escapado en el GP de Frankfurt y acabó 6º, apenas veinte días después de su accidente) y también se llevó la general tras la última etapa para el prometedor Betancourt. Acompañaron en el podio al alemán Westra -tercer segundo puesto en una general este año, tras P-N y La Panne- y un sorprendente Barredo, cuarto en la crono.

En la Vuelta a Baviera, la única carrera por etapas de nivel que queda en Alemania -el país más poblado de Europa y el más rico- tras el azote del dopaje, Petacchi ganó tres etapas, y Rogers otras dos y la general. Quizás hubiese sido mejor que corriese el destino del resto de carreras alemanas. Petacchi cuenta 39 años, y Rogers llevaba dos años sin ganar ninguna carrera profesional, en un palmarés donde sus victorias en Alemania suponen el 35% del total. El australiano acaba de bajar del Teide, donde ha estado con el grueso del Sky para el Tour, donde tomará parte como lugarteniente de Wiggins.
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(Relacionado con lo anterior) Por si alguien se acuerda de Chris Froome, el sorprendente segundo en la pasada Vuelta. Esta bien, gracias. No ha hecho absolutamente nada desde entonces, pero entrena en el Teide y sus pulmones "se llenan de oxígeno". De sus venas, paradójicamente, no dice nada.
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Hoy le dan el maillot amarillo del Tour 2010 a su legítimo poseedor, Andy Schleck. La ceremonia será emitida en directo por la tele pública luxemburguesa, y lo pueden seguir desde Pinto aquí: rtl.lu
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La señorita descalza de la foto es la responsable de que De Gendt no haya ido este año al Tour -¡con tres cronos!- por llevarla al altar.

25 enero, 2012

Freire gana en Australia un año (y medio) después

Hace quince años
Se acaba de disputar el Tour Down Under, la carrera australiana que abre la temporada y que ha ido creciendo año tras año hasta convertirse en un fenómeno de primer orden en el calendario ciclista.  Los ciclistas piden ir voluntarios a 15.000 kms. de distancia y sacarse fotos con los canguros.

La carrera da para lo que da, y todos los años es lo mismo: todo sprints, salvo la tradicional llegada a Willunga, allí donde Contador resurrecto ganó en 2005 con cuatro de su equipo en los cuatro primeros puestos. Que al año siguiente pillasen a su mentor y director deportivo con una bolsa llena de drogas y bastantes dólares australianos en efectivo da bastantes pistas del éxito del Down Under en la preparación de los ciclistas contemporáneos. Que 15.000 kms. no son nada.

Greipel ganó tres etapas, Simon Clarke otra (corriendo en una especie de Wigarma, pero es local y se permite todo), Valverde en Willunga para goce y lujuria de sus muchos defensores y Gerrans, que entró junto al murciano, se llevó la general. La carrera reparte puntos WorldTour y bueno, Piti es especialista en esta clasificación, en gran medida porque es especialista en obtener este tipo de resultados, en estas carreras y sumar estos puntos.

Otro que también ganó fue Óscar Freire. La feliz coincidencia de victorias de Freire y Valverde daría para un post de vidas paralelas y en gran parte erradas, pero como la comparación no es posible y salta a la vista, está bien reparar una vez más en el ciclista cántabro. La victoria de Freire supone que en sus 15 temporadas de profesional (debutó en 1998, de esa época sólo queda Lastras) ha obtenido al menos una victoria en todas ellas, un registro sencillamente increíble y con muy pocos precedentes en el ciclismo.

¿Se creen que los medios han reparado en esto? Qué va, todo parabienes para el regreso de Valverde, un ciclista cuya sola presencia trae lo peor del ciclismo, lo mismo que ha llevado a ese deporte centenario a su difícil situación actual. El murciano ha vuelto como si no se hubiese ido (¡todo ha sido una conspiración! ¡no he tenido un juicio justo!) y uno que nunca se ha ido, que siempre ha estado ahí recibe el mismo tratamiento de siempre.

La etapa del Down Under es un victoria menor, la primera en casi un año para Freire, y que sigue a las otras dos victorias menores que fueron las sendas etapas de la Vuelta a Andalucía de 2011. Sin embargo, y sin crear falsas expectativas sobre un corredor que ya está en el lógico crepúsculo de su carrera a sus 36 años, la victoria de Freire fue antológica, ganando como en las mejores ocasiones: saliendo de detrás, remontando y yendo muy pegado a la valla derecha del espectador.

Freire gana por fin en Australia. No es que haya un afán completista por ganar en continentes diferentes (ya corrió en América el Mundial de Hamilton y en Asia los JJ.OO de Pekín) puesto que nunca ha ganado fuera de Europa, y si alguien quiere marcas de ese tipo, que pregunte por el también cántabro Ventoso, que ha ganado en los cuatro continentes que cuentan para el ciclismo.

Freire estuvo por primera vez en Australia hace año y medio, con ocasión del Mundial de Geelong ganado por Hushvod. Llegó al sprint final, muy favorable a sus características, y fue sexto. Sin duda, un gran resultado, pero lejos de las metas establecidas. Ahora consigue ganar en Australia, pero en una etapa del Down Under, un año después de su última victoria.

La viva imagen de la decadencia (otra)
En feliz coincidencia, la revista decada del ciclismo en España dedica la portada y una entrevista brevísima de su último número al campeón ciclista. La entrevista la salva la tradicional franqueza de Óscar Freire, que habla con soltura sobre el Adams, el antidopaje, la percepción social del ciclista y que también habla, con excesiva franqueza, sobre Gesink -sin citarlo- y su anterior equipo. Lo peor de todo es leer que sus objetivos siguen siendo los mismos de siempre (Sanremo, clásicas, Tour, Mundial), como si el tiempo no hubiese pasado, y viendo lo de Australia parece que así sea.

Sin embargo, la impresión de que es un ciclista que ya está saliendo o que no es muy consciente de la realidad que le circunda es haberse dejado retratar con los brazos en alto de victoria sin haber conseguido aún ninguna. En Australia ha conseguido que esa foto no quede en el ridículo más espantoso, pero no deja de ser significativo que un tricampeón del mundo pose de esa manera. Hay que saber decir no. Hay que saber decir basta, hasta aquí hemos llegado.
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Tres meses en Argentina, y claro, "con mucha ambición". Tranquilo, que ahora está parte de lo mejor del pelotón en ese mismo país para obtener lo mismo: la forma y la garra.
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Tras sus brillantes resultados en la especialidad, y especialmente cuando representa a España, el seleccionador español de ciclismo cuenta con SMS Sánchez para la crono olímpica.
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El método ADAMS, tu nuevo amigo. Y aquí Dick Pound llama a los abogados enfangadores por su nombre.
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En la noticia se puede ver claramente que, aunque la escultura sea una mierda -todas lo son, salvo honrosas excepciones y nunca figurativas-, a la atleta representada le gusta tener una escultura, pero no esa. Todos los detalles son escabrosos, desde su propia concepción, hasta cuando se tramitó, el importe o el hecho de la inauguración por parte del escultor. Seguro que también lo es la ubicación palentina, ciudad que es tan bella como desconocida.
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Muy interesante lo que cuenta Iker Caamaño (uno que se supo reinventar tras perder a su amigo y valedor Iban Mayo) sobre un tema que está de moda, la dieta de los deportistas, especialmente los ciclistas británicos que parecen surgir como setas gracias a que comen bien y se cuidan mucho: "Pero siendo verdad que son obsesivos con la preparación, luego no son nada estrictos con la dieta. Tienen sus menús de toda la vida y no se esfuerzan por salir de ellos. Del fish and chips no les saca nadie".

Después nos vendrán con que eran celiacos y no lo sabían, o que les cambiaron el bocadillo de chorizo por un "bocadillo inteligente" o de "diseño", con "azúcares de rápida absorción". ¡Ays!

20 octubre, 2011

A temporada pasada

Otra temporada que pasa
Con las últimas carreras ya disputadas, toca ahora recuperar este post de enero y ver qué ha sido de sus protagonistas, esperados para este 2011 y que no siempre han llegado.

Ventoso: dicho y hecho. El ciclista cántabro ha logrado cinco victorias, destacando especialmente un maravilloso sprint en el Giro, pero una temporada mal planificada por su equipo (en parte debido a circunstancias sobrevenidas) le ha impedido brillar más, especialmente en un Tour al servicio de un corredor incapaz, y en un parte final de la estación que le era muy propicia. El próximo año, mejor aún.

Zubeldia: parecía que podía recuperar un poco de caché con la ida de Armstrong y la senectud de todo el RadioShack, pero no ha sido así. En el Tour se quedó de jefe de filas y no pasó del puesto 16º, el próximo año le tocará tirar de los Schleck.

Leukemans: por debajo de su increíble 2010, el belga  brilló en la Flecha de Brabante, donde Gilbert lo pastoreó y el aceptó de buena gana, y fue top-ten en otras tres grandes clásicas de primavera. En el Tour rindió muy por debajo de lo que se esperaba -es un atacante nato- y a final de temporada ha ganado algunas carreras. El próximo año ya tendrá 34 años, y las grandes citas le dicen adiós.

Riccó: no ha decepcionado. Apenas empezada la temporada, en febrero, ingresado de urgencias por chutarse artesanalmente una bolsa de sangre. Sigue la habitual retahíla de mentiras, desmentidos, yo no fui, y lo último que se sabe es que le han propuesto una sanción de doce años. A ver si vuelve a decir eso de que se ve bien en un bar sirviendo copas.

Kreuziger: se esperaba mucho de su paso a Astana. Cuarto en Lieja (ya lleva varios top-five en carreras de un día de las mejores del mundo), en el Giro fue sexto, pero sin estar nunca con los favoritos, y en el Tour sólo se le vio en una valiente cabalgada en solitario por el Tourmalet. Acabó la carrera francesa con un hueso roto desde las primeras etapas. Como sigue siendo joven, se puede permitir un año un poco decepcionante como este.

Breschel: lesionado toda la primavera y el Tour, empezó a carburar antes de la Vuelta, donde se cayó a las primeras de cambió y se perdió el Mundial en su país. Temporada tirada a la basura, algo que comparte con los dos fichajes españoles del Rabobank. Menudo ojo que han tenido los responsables del equipo a la hora de fichar.

Brajkovic: la eterna promesa blanca tenía una temporada ideal para brillar. Top-ten en P-N, Romandía y Dauphiné (pero no top-five, al contrario que sus compañeros gerontocráticos Klöden y Leipheimer en citas similares), en el Tour fue el segundo en abandonar por una caída, y en la Vuelta fue un corredor anónimo. En 2012 pasa al Astana, a ver si de una vez vemos qué clase de corredor es. De momento, y viendo su trayectoria, es otro corredor del Este.

Hesjedal: ¿Hesjequé? Tras un 2010 portentoso, sólo carburó -debido a las caídas- en la última semana del Tour, donde estuvo con los mejores. Como el Garmin sigue teniendo a Martin un poco verde, tiene opciones de poder repetir cierta libertad de movimientos para el 2012, pero el 2011 ha sido tirado a la basura.

Scarponi: uno de los mejores corredores de 2011. Tercero en Tirreno, actuación sobresaliente y rara vez vista en la Sanremo (6º), segundo en la Volta, segundo en el Giro (ambas carreras deberían ser suyas, porque el que ganó no debería estar compitiendo, pero si él no lo reclama que se aguante, por idiota) y fracaso en la Vuelta, donde venía muy entonado y con un recorrido muy propicio y acabó abandonando.

SMS Sánchez: fracaso sin paliativos. En loca carrera paralela con su hermano futbolista en pos del desastre, el educado por Manolo Saiz sólo se lleva a la boca una etapa en el Tour, y "sólo" es porque es un corredor de gran potencial por el que los años van pasando. Protagoniza uno de los descalabros más sonados en las clasificaciones. El año que viene mejor, porque peor que este no puede ser. O sí.

Haussler: confirmado. Lo que llevaba el Cerveló en la temporada 2009 tiene nombre de coche o de venta de sellos. Este corredor es un bluf que jamás mereció ganar esas carreras que acarició con los dedos (especialmente la Sanremo). Anónimo, indolente, lesionado, torpe, caído, inútil: y encima se ha hecho australiano. Pues que le aproveche.

Oss: muy por debajo de su 2010, en el Tour se metió en un par de sprints y poco más. Encima, en su equipo le come el terreno Viviani, uno que ha debutado como un cohete. Edad, potencia y talento tiene de sobra, el problema es que se lo crea demasiado, como demuestran sus celebraciones en una carrera de mierda en EE.UU. En sus manos está el ser el nuevo Paride Grillo o el nuevo Cipollini.

Di Luca: para volver así, lo mejor hubiese sido retirarse. Total, la imagen de dopado y tramposo dificilmente se la va a poder quitar de encima -como su primo murciano, con el que comparte la habilidad para grandes vueltas y grandes clásicas- y encima en el Katusha de Kolobnev no engaña a nadie.

A nivel general, el Sky ha mejorado bastante (en el Tour y en la Vuelta, especialmente), Greipel ganó su etapita en el Tour (como también hizo Marcel Wust, un ciclista con el que comparte algo más que la nacionalidad) y la cuadrilla de banderillos españoles de Contador en el SaxoBank ha rendido a un nivel sencillamente criminal e impropio de un profesional. Visto lo pronosticado en enero pasado, no deja de ser curioso que casi todos los corredores analizados no han pasado precisamente un buen año. Sigo extendiendo la leyenda (Mayo, Rogers, Brajkovic) de los corredores a los que señalo. Avisados quedan.
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Freire ficha por el Katusha por una temporada. El equipo de Colom, Pfannberger, Di Luca, Kolobnev y el paro cardíaco de Kirchen cuando compartía habitación con J. Rodríguez en la Vuelta a Suiza 2010 se lleva al corredor de más clase desde su desaprovechado Pozzato, al que en parte sustituirá. No en la París-Roubaix, está claro, sino en la Sanremo, carrera donde este año el italiano fue quinto. Hay que defender los puntos en el sistema WorldTour de la UCI.

El equipo ruso no tiene un corredor rápido más allá de Galimzyanov, todavía muy joven, y Freire se reencontrará en esta temporada de postfacio con Kuchynski (el que arruinó su G-W de 2010) y con Dani Moreno (por el que esprintó por una décima plaza en el Brabante de 2010) como compañeros de equipo, con los que compartirá bastante calendario en primavera. Qué cosas más raras pasan, y que no pasen aún más raras.

26 septiembre, 2011

Un año sprintando con el arcoiris

Daddy boy
No hubo nada en el Mundial de Copenhague. Ganó el favorito único en la previa -y el que veía otros no había desconocía los últimos cuatro Tours, desde que en 2008 eclosionase el fenómeno británico- y una carrera llana y perfectamente controlada por el equipo del ganador, convirtió una de la mejores citas del año en una etapa de gran vuelta. Insulsa y ya vista.

Con un sol crepuscular, los más de doscientos ciclistas que disputaron el Mundial realizaron un ejercicio físico de menos de seis horas, a 45 km/h de media, y donde más de 100 entraron en tiempo del ganador, y más de 170 acabaron la carrera. Muchos de los que no lo hicieron fue por caída, no por un recorrido desasosegante.

La carrera resultante, dadas estas condiciones, fue así: la selección de Reino Unido controló la carrera -impresionante Wiggins en la última vuelta- y, a falta de un km., dejó al mejor sprinter del mundo para que ganase el único Mundial que tiene al alcance de sus piernas, dinamita para el llano y plomo para las subidas.

A sus flancos se organizaron otras selecciones, como la ridícula Italia (el peor resultado en un Mundial desde 1983, y una temporada lamentable de todos sus federados), la potente Australia o la disciplinada Alemania, que también contaba con un líder claro. A 350 metros de meta Hayman, el último australiano, se aparta y deja a Freire en cabeza, que para en seco y duda mientras el sprint se lanza por el lado contrario.

Por allí iba Cavendish, que encontró un increíble hueco pegado a las vallas que le permitió obtener la ventaja suficiente para entrar netamente desmarcado sobre todos y cada uno de sus rivales, todos menos uno: el australiano Goss entró muy cerca, una plata que augura un futuro oro porque este corredor pasa muy bien las cuestas.

Greipel birló el bronce en el último momento a Cancellara, conformando un podio que compartió el mismo maillot del HTC en 2010: para 2012 todos estarán en equipos diferentes, incluyendo el otro oro con el que se despide la última encarnación del T-Mobile: el alemán Martín, arcoiris CRI, se cayó y no pudo preparar el sprint para Greipel. En el HTC todos saben preparar el sprint.

Por eso habían seleccionado a Reynés, ese mallorquín que obtuvo en 2005 la primera victoria ProTour para España (una etapa de la París-Niza) y que desde entonces ha estado en los mejores equipos de llegadores, incluyendo el HTC y ahora el Lotto,  sin mojar ya nunca más. También se cayó, y Freire afrontó, como casi siempre en su vida deportiva, el sprint en solitario.

Quien confiase en la estulticia del murciano que nunca gana nada -y que en cada paso por meta iba a 50 puestos de Freire-, y que en los días previos al Mundial había dicho en los medios de su región de origen que "tenía sus opciones", sabría perfectamente que el cuarto Mundial de Freire se perdió hace muchos años, y que ahora sólo queda mediocridad, vejez y pulgas con grandes aspiraciones.

Si Freire era el líder para este Mundial es porque el ciclismo español no tiene recambio para un corredor que, bajo muchos puntos de vista, jamás tendrá recambio; si el ciclismo español no tiene otros hombres veloces dignos de tal nombre quizás tenga otra razón, igual que la tiene el sombrío panorama en la crono, especialidad donde hace no tanto se contaba con algunos de los mejores especialistas del mundo. En España no hay sprinters.

Y era un Mundial para sprinters. Lo dijo el propio Cavendish en meta, extrañamente sereno tras habernos acostumbrado a llorones en etapas de Tour o cuando ganó la Sanremo: "hace tres años, cuando vimos el recorrido del Mundial, todos los ciclistas británicos nos conjuramos para ganar este oro". ¿Qué hacía hace tres años De Santos?

Difícil saberlo. Desde luego, a su elogiado Ventoso -al que sigue desde categorías inferiores- no le podía haber dicho nada, visto que estaba sancionado por doping, después en equipos de mala muerte y, esta temporada, ya en un equipo grande, lo han explotado hasta la saciedad -también por una serie de contratiempos de todo tipo en el equipo- con Giro-Tour tras tres años sin disputar una grande.

Esto es lo que hay en España para el Mundial. Un ciclista de 35 años que perfectamente puede ganar en una semana la París-Tours, pero que dilapida año tras año su impecable historial en el Mundial, y nadie más. Dicen que para el próximo año, con el recorrido de Valkenbourg -final en el Cauberg- tendremos más opciones, confiando en un corredor que viene de dos años de sanción por dopaje, o en en otro corredor que jamás ha ganado una cita importante es ese región de Europa, aunque participe todos los años rozando el podio, o en el pintoresco catalán que quiere ganar una gran vuelta, pero que de vueltas sólo ha ganado la de su casa y ante un amigo.

Realmente, viendo como funcionó ayer la selección de Reino Unido -un engranaje perfecto para un ganador predestinado, sabedor de que sólo tendrá esta oportunidad en su carrera deportiva-, la australiana o la alemana -Hondo pilotando el pelotón en el último km-, no se puede esperar nada de España de cara a los próximos mundiales. Y si no, recuerden nuestras bazas, su forma de leer la carrera o lo contentos que se quedan con sus medallas de plata, bronce o su cuarto puesto eterno. Lo del noveno puesto de Freire sólo es la punta del iceberg, la parte visible del desastre de planificación y ejecución.

 En cuanto al campeón, que cambia al Sky para 2012, y si consigue sortear la maldición que lleva aparejado el maillot arcoiris, le espera un año completo sprintando en etapas llanas con el arcoiris; el maillot del campeón del mundo no se verá en las mejores carreras del mundo: como mucho la Sanremo, la G-W, el Giro y el Tour. Así es Cavendish, así son sus características. Este es el campeón que deja un circuito como el de Copenhague.
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Estos son los cuatro fichajes que ha hecho el Saxo Bank para 2012: Jonas Aaen Jørgensen, Jaroslaw Marycz, Ran Margaliot (primer corredor profesional israelí) y Paulinho. Sobran los comentarios.
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Más entrevistas con Freire, siempre entretenidas y con mucho juicio: esta en el periódico local y esta en el Deia.
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El Mundial de Florencia 2013, en serios apuros económicos. Menos mal que en Ponferrada 2014 está todo asegurado y en marcha. De hecho, "ya es eterno".

14 julio, 2011

Hoy es San Tourmalet

Puertos encadenados
Día de toma de la Bastilla, primer día de alta montaña en el Tour, la etapa más larga que queda en carrera (209 kms., casi 20 más que la siguiente), décimosegundo día de competición y una característica por encima de cualquier otra: se sube el Tourmalet como Dios manda (y aquí Dios es la tradición del ciclismo, que para algo el nuestro es el deporte que más venera la tradición).

En una imaginaria clasificación de los mejores puertos del ciclismo nunca faltaría el Tourmalet. Alguno incluso lo colocaría en primer lugar: el primer puerto salvaje subido en competición, escenario de múltiples batallas, su famosa última rampa y muchas otras características. A mí particularmente me gusta más el Galibier, del que en esta edición tendremos dos tazas, como con el café: una siempre sobra.

Sin embargo, el Tourmalet ha sido injustamente menospreciado en la última década del Tour: cuando no lo ponían muy lejos de meta porque el organizador quería llegar a Pau, lo ponían como final de etapa, como el experimento-rana del año pasado. El Tourmalet, igual que el Galibier, es un puerto de paso, y hace mucho más daño cuando su bajada se encadena con la subida inmediata a otro puerto.

En 2008 casi lo logran. En uno de los días de mayor exhibición hematológica que se recuerdan, se subió el Tourmalet a ritmo (de las mejores subidas que recuerdo), para después hacer un paso de valle inolvidable con Cancellara imperial, rematado con una subida a Hautacam que lanzó una poderosa maldición. No fue hace tanto: tres ediciones, pero sólo queda compitiendo uno de los protagonistas de aquel día. Y no es una cuestión de edad, no.

Pero hubo valle. Salió bien, de acuerdo, pero por lo general suele matar una buena subida al Tourmalet, el puerto que sólo se puede subir asfixiado y que tiene un descenso que no deja recuperar. Por eso es tan importante que los organizadores hayan encadenado el descenso con lo que tiene que ser siempre la continuidad natural del Tourmalet: Luz-Ardiden.

No hay nada de masoquismo ni disfrute del sufrimiento ajeno en el uso de palabras como "asfixia", "no poder recuperar" y "encadenado". El ciclismo es un deporte de resistencia (bien por los 209 kms.) y los organizadores siempre tienen que tenerlo en cuenta a la hora de diseñar el recorrido. Estas son las etapas que hacen grande el ciclismo, sin necesidad de innovar: muy mal estábamos yendo si estamos aquí celebrando que una etapa proponga Tourmalet-Luz Ardiden, pero estos son los tiempos que nos han tocado vivir.

El propio final en Luz-Ardiden no se proponía desde ¡2003!, cuando ganó Armstrong después del famoso episodio de la caída. Fue la edición en la que el corredor de Austin (Texas) estuvo más cerca de morder el polvo, aunque es cierto que jamás cedió el liderato. Han pasado ocho años, demasiado tiempo para un puerto que tiene que formar siempre binomio con el Tourmalet.

Y encima 20 años después de uno de los mitos fundacionales del deporte español contemporáneo: el primer día que el gran Miguel Induráin cogió el maillot amarillo tras un ataque bajando el Tourmalet, suficientemente recordado en los días previos a este Tour. Como tiene que ser. La parte final de la etapa es muy parecida -el final fue en Val Louron y hubo mucho valle, 232 kms.-, aunque está por ver que uno de los corredores que triunfe hoy entre en meta con un gesto de aspaviento (mejor en todo caso que una pistola),  porque si recordamos es para recordarlo todo.

El favorito número uno es Contador, por mucho que gimotee con su rodilla, su ronquera, su obstrucción nasal o su ceja superpoblada, porque de todo tiene quejas este desdichado. ¿De qué se queja si no debería estar corriendo? Es el favorito porque siempre gana en alto (o queda segundo o tercero, como en el pasado Giro), porque el día del Etna en mayo -también la primera etapa de montaña- destrozó a sus rivales como pocas veces se ha visto -y atacando muy lejos de meta-, y porque es Contador: el de lavar el lactato muy bien, el del acuerdo secreto con la UCI para que no transcendiese lo del clembuterol, el de Manolo Saiz. A.C. Dicen que ganaría igualmente porque es el mejor, un superdotado y un corredor de los que marcan época. Si, pero también es eso otro. Porque si recordamos, es para recordar todo.

Signo de los tiempos, no deja de ser significativo que en la etapa de ayer los cuatro mejores escaladores de su equipo (C.A Sorensen, Navarro, parches de calor y Vandborg) entrasen a 5´46" del pelotón. Es un práctica discutible que ya se empleó en el pasado Tour, al parecer ideada por Martinelli, que la había experimentado con Pantani y su banda de Forconi y Marco Velo. Extraña que también la emplee Riis, pero debe ser que Contador -o el médico- manda más que el danés que parece que manda todo.

No faltará quien interprete este descanso que se toman los mejores gregarios del campeón como una muestra de que no está muy bien y que va a necesitar a su equipo para afrontar las duras rampas de hoy. Claro. La pena es que no se lo cree nadie: todos los directores apuntan a que hoy será el día de Contador, como que hasta el propio interesado empieza a decir que se encuentra "muy bien"...

Veremos. A ver si hay algo de inteligencia táctica y el resto de aspirantes intenta no llegar a las rampas más duras junto a Contador. Difícil que pase. Pero bueno, siempre quedará el Tourmalet, una ascensión que promete -si el tiempo meteorológico lo respeta- ser histórica y el recuerdo de otros tiempos, esos a los que los aficionados al ciclismo nos tenemos que aferrar. Feliz aniversario, Don Miguel. Feliz regreso, Tourmalet-Luz Ardiden.
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En las dos etapas anteriores sendos sprints masivos. El primer día tras el descanso, Greipel consiguió batir a Cavendish en una carrera de prestigio. Fue por poquito y gracias a que Gilbert montó un numerito en la cota de 4ª categoría a 12 kms. de meta que dejó desfondando al HTC, pero bueno, para eso el ciclismo es un deporte de equipo. El valón había dicho que, tras el abandono de Van den Broeck, en este Tour el Lotto tenía como objetivo "ganar una etapa con Greipel, ganar yo el maillot verde y probarme en la montaña". Lo primero ya está, lo segundo está en camino y lo tercero...realmente, es uno de los alicientes del Tour. A mí cada vez me recuerda más a Vandenbroucke. Ayer triunfo para Cavendish (y van tres) sobre Greipel, con Farrar tercero.
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Al parecer, Wiggins vendrá a la Vuelta como preparación para su asalto al Mundial CRI. Prefiere venir a España a disputar la Vuelta a Gran Bretaña, lo que es elogiable sin paliativos.
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Holczer, el manager del Gerolsteiner que nunca supo nada y que llegó a denunciar a Schumacher, vuelve a su oficio: profesor. 
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Carabias, que tiene la cabeza llena de pit-stops, chicanes y safety-cars, perpetra esta elegía de Nicolás Terrados, donde brilla esta dignísima frase para un periodista que en su día publicó cosillas sobre la Operación Puerto: " (El ONCE) nunca dio un positivo con él. Y así fue". Hombre, como tampoco dieron positivo Ullrich, Basso, Mancebo, Valverde...Que Zülle dijese a los gendarmes franceses el tipo de prácticas médicas que se ejecutaban en la ONCE no tiene ningún valor para Carabias, tampoco que hasta el año 2000 no se introdujeran controles sobre la EPO: no se controla, no hay positivos. ¡Felicidades por este ejercicio de periodismo! ¡Valiente miseria profesional! ¡Y ahora, a ver el G.P de Laguna Seca, como tu profesión!
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Buena crónica de uno de los momentos clave de la mitología creada en torno al Euskaltel.
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¡Pero serán ilusos! Para que te den ese premio folklórico necesitas tener varias cosas que no tiene Freire, o participar en otro deporte. Si fuese por méritos contraídos, se lo darían sin dudarlo, pero como se da por los valores crematísticos y de papel cuché, así estamos. Insisto: no hay ningún deportista español que sea tres veces campeón del mundo en un deporte de masas.
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Un clásico ejemplo de propaganda, puesto que a ese "pueblo" se le preguntó hace un mes y poco en las elecciones municipales, donde el asunto no aparecía el programa. Redacta una becaria analfebeta y muy ilusionada, por eso se inventa la noticia. #noMadrid2020
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Probenecid dijo en la retransmisión de ayer que "el casco no protege nada en caso de atropello". Sin comentarios.

31 marzo, 2011

Nombres para las piedras

El domingo se disputa el Tour de Flandes, una de las carreras más importantes del calendario ciclista y auténtico día nacional del ciclismo por cómo se vive en Bélgica y, en general, en cualquier hogar donde guste el ciclismo.

Este año calculan que hasta 800.000 personas se acercarán a ver en directo alguna de las fases de la carrera. Aunque la cifra se supera en las etapas del Tour o en la Clásica de Hamburgo, son cifras impresionantes que llevan a pensar que, en un futuro no muy lejano, se empezarán a poner controles en los accesos a los puntos claves, como ya pasa en algunos tramos de la París-Roubaix.

Es un fenómeno social, hasta el punto que existe incluso un museo dedicado a la centenaria historia de la carrera. Dentro de los cinco monumentos, es el que más le gusta innovar y cambiar el recorrido. Este año estará endurecido con la inclusión de tres muros en la parte central de la carrera que, al igual que Le Manie en la Sanremo, producirán efecto en forma de caídas y no porque vaya a llegar menos gente a la parte resolutiva de la carrera.

Los favoritos para el Tour de Flandes son básicamente los mismos que serán favoritos para la París-Roubaix de una semana después. Salvo Gilbert y Nuyens, que sólo saldrán en la primera cita, la serie de ciclistas que vienen a continuación son especialistas en los adoquines que caracterizan ambas carreras, que concentran la mayor parte de los intereses de su temporada y de su vida como ciclistas.

En la primera posición en cuanto a favoritos está Fabián Cancellara, contra el que sólo juegan los números. Es increíble que nos podamos plantear seriamente que un corredor gane dos años seguidos el doblete Flandes-Roubaix, pero en esas estamos. La lógica y el sentido común apuntan a que dejará escapar alguna de las dos citas, pero ¿ante quien? ¿cómo? ¿caída, agotamiento, error táctico? Sólo por eso voy a dar una oportunidad a la carrera el domingo, eso sí: en cuanto vea que se va solo me iré a disfrutar del domingo, porque Cancellara tiene la virtud de hacer aburridas todas las carreras en las que va solo y en primera posición.

Desde luego, en Flandes es donde encontrará a su rivales más cualificados. Empezando por Boonen, un corredor histórico con el que está empezando a tener rivalidades a la altura de las más nobles de la historia del ciclismo, y que no gana su carrera local desde 2006, y siguiendo por Gilbert, cuarto en la pasada edición. Mientras el suizo únicamente tiene en su equipo a O´Grady -ojito con él-, el flamenco tiene un equipazo en muy buena forma, con la única pega de la pérdida de Terpstra en la crono final de La Panne, caído con rotura de clavícula, y Gilbert cuenta con el oficio del Lotto, corredores acostumbrados a ese terreno.

Ambos son más rápidos que Cancellara al sprint, por lo que sólo le vale llegar solo. En un segundo grupo de favoritos está Pozzato, arropado por un Katusha que forma un bloque temible para el pavé: Gusev, Hoste, Kuchyinski e Ivanov, este último sólo para Flandes. Otro equipo con muy buenos mimbres para el terreno es el Vacansoleil, con Devolver -dos veces ganador en Merbeke, las dos veces gracias a estar en el Quick Step- y Leukemans, pero también con un buen bloque con De Gent, Westra y Marcato. Por su parte, el Garmin tiene todo eso y más: Hushvod, Haussler, Farrar, Hammond, Klier, Maaskant, Van Summeren y Millar. Menos este último, que el año pasado hizo un carrerón en esta misma prueba, todos han hecho entre los cinco primeros en alguna gran clásica del pavé. Todos.

Sin embargo, en la citas previas del calendario han actuado como una banda, quizás como consecuencia de eso que les acabo de indicar. Veremos si mejoran para las dos grandes citas de inicio de abril. Les pasa un poco como al HTC-Columbia (Eisel, Bak, Goss, Roulston), pero con corredores de más caché. El Sky vive la situación contraria: cuentan con Flecha como líder destacado, pero no es un corredor que ofrezca garantías de victoria, aunque también se presenta con un equipazo.

Y el último gran equipo en la salida de las dos últimas clásicas de paves es el BMC, que cuenta con un favorito claro para el triunfo final: Alessandro Ballan, ya ganador en 2007. El italiano contará con el apoyo de Van Avermaet, en forma desde hace un mes, el tremendo Burghardt, Hincapie, Kroon y Quinziato. En Sanremo ya fueron el mejor equipo, y pueden tumbar cualquier escapada, porque todos estos corredores tiene que llegar a los últimos kms. de la carrera.

Aparte de estos nombres, queda citar a Iglinski, algún Rabobank -descabezado sin Breschel, vaya año tirado- que se pueda colar en el tramo final, Nuyens -un favorito al triunfo final, sin duda-, algo que pueda hacer Oss y poco más. Serán los nombres de las carreras del pavés, esperando que se deje de hablar de Cancellara.
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Los Tres días de la Panne más aburridos que recuerdo para Rosseler del RadioShack, un equipo en un magnífico estado de forma. La primera etapa fue para Greipel, que iba escapado y empezó el sprint con una ventaja insalvable. La segunda para el joven sprinter del Katusha Galimzyanov, tras neutalizar el grupo una escapada en el último km, mientras que el doble sector de hoy fue para Guarnieri por la mañana -creo que es la primera victoria de un italiano en Flandes desde 2009, cuando Pozzato ganó de manera increíble una etapa en la misma carrera- y crono para Rosseler, un corredor que el año pasado no pudo ir al Tour y Bruyneel se quejó amargamente por la pérdida. Tiene fuerza para mover montañas, como demostró el año pasado en su victoria en la Flecha de Brabante.

Los pocos favoritos para Flandes que han disputado la carrera han estado escondidos (Ballan, Pozzato), mientras que otros se han caído (Hoste) y alguno ha estado hiperactivo (Gusev). En general, una carrera muy, muy anónima.
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Qué animalada. El recorrido de este año de Dauphiné tendrá cuatro finales en alto y dos contrarreloj entre sus ocho días de competición. El primer día prólogo de 5´5 kms, el segundo final en Chartreusse, el tercero en Lyon -llanito-, el cuarto crono montañosa de 42´5 kms. en Grenoble y el quinto, también final llano en Maçon. Los tres últimos días proponen esto: el viernes final en Les Gets tras 207 kms, el sábado final en el Collet d´Allevard y el domingo sólo 117 kms. con Glandon y final en La Toussuire. Si no va ningún sprinter estaría plenamente justificado.
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El gran Induráin diciendo "joder". Se tambalea un mito. Aparte de eso, dice esas grandes verdades que acostumbra: "El Mortirolo era más duro, ahora van por puertos tipo Zoncolan, Plan de Coronas...", y todo un elenco de opiniones de sentido común, qué quieren que les diga.
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Jose Luís Korta, investigación judicial, "miles de jeringuillas", efedrina, banco fijo, Cantábrico, farmacia de Cáceres, Marcos Maynar. Etiquetas, palabras clave o como las quieran llamar. Están incompletas, porque falta la más importante: España. 2011.

25 enero, 2011

Una atención especial para...

Una de las pocas secciones fijas de este modesto blog, en su quinta edición.

Ventoso: el sprinter cántabro, con toda una historia de zozobras, positivos y rendimientos al límite, recala en la estructura navarra de Unzue. De momento, ya se ha estrenado con una victoria en Australia, convirtiendose en uno de los pocos corredores que tienen victorias en cuatro continentes diferentes. Ganará mucho y bien, y todavía sigue siendo joven.

Zubeldia: junto con Brajkovic es de lo único decente que queda a un RadioShack envejecido y desnortado. El año pasado hizo una gran temporada -incluyendo una victoria en el Tour L´Ain, la primera desde 2000- y una gran serie de pruebas de un día, aunque se perdió el Tour por una caída. Si se lo propone puede hacer una gran temporada.

Leukemans: el sancionado por dopaje hizo una temporada 2010 increíble, incluyendo top-ten en muchas grandes clásicas, o un gran Mundial al servicio de Gilbert. Este año el Vacansoleil tendrá un calendario mucho más extenso -van al Tour, por ejemplo-, aunque es difícil que el suyo particular cambie. A ver qué sorpresas nos depara.

Ricco: compañero de equipo del anterior y con objetivos muy diferentes, el también sancionado por dopaje quiere ganar el Giro tras haber sido bendecido por Aldo Sassi, en una de sus últimas eucarístias. Pues eso: una atención especial para...

Kreuziger: el tremendo checo, que en la etapa reina de la Vuelta hizo una de las exhibiciones del año, se va al Astana de jefe de filas. Capaz de tragarse dos grandes el mismo año -y a muy buen nivel-, clásicas y vueltas de semana de prestigio, su principal objetivo será el Giro. En lo demás, a lo que diga Vinokourov, que para eso es el patrón.

Breschel: se va al Rabobank como jefe de filas para el pavé. A mí me parece que está un nivel por debajo de Boonen, Cancellara o Pozzato, pero también es cierto que es más rápido que estos tres. Tendrán que descolgarlo en algún momento, con motor o sin él.

Brajkovic: tras ganar el Dauphiné del año pasado a Contador -todavía no había comido solomillo de Irún- y hacer de gregario en el Tour sólo puede aspirar a lograr un gran resultado en esta carrera. En todo caso, ya tiene edad para saber qué tipo de corredor es y a lo que puede aspirar en una gran vuelta por etapas.

Hesjedal: el corredor sorpresa del año 2010 tendrá que refrendar todo lo apuntado. Daba para clásicas, pavé, etapas de montaña, crono y grandes vueltas, no en vano entró en el top-ten del Tour. Corre en el equipo superlimpio del Garmin, o sea que no se esperan problemas por ese frente en la mente de todos. ¿Entre los cinco primeros de una grande? Quizás.

Scarponi: el escalador italiano, todavía en edad de plantearse grandes objetivos, perdió la T-A por décimas y quedó cuarto en el Giro por segundos. Ha fichado por el Lampre, donde será el jefe de filas indiscutible -Cunego ha abdicado- y con un calendario muy desasosegado. Cualquier opción pasa por ganar el Giro.

SMS Sánchez: no sube con los mejores, no contrarrelojea con los mejores y ha fichado por el Rabobank para ejercer un rol no muy definido. Él y Gesink parecen incompatibles, al menos para las grandes vueltas. Con su mujer recibiendo llamadas comprometedoras en el lugar de trabajo, y él mismo enviando SMS igualmente comprometedores, el futuro de este joven Liberty está por escribir, porque el pasado está suficientemente claro.

Haussler: tras un 2010 calamitoso, pasa a formar parte del Garmin-Cerveló, donde no tendrá rival en las clásicas. Eso sí, Farrar no se ha tomado muy bien su fichaje, porque él mismo se ve como candidato a estas pruebas (5º en Flandes el año pasado).

Oss: tras su impresionante debut el año pasado, sólo queda ver cual es su techo. Corriendo en el Liquigas de Basso y Nibali, vaya usted a saber. El futuro de Italia para las clásicas, visto el presente tan negro -desde el Lombardía de Cunego en 2008 sin ganar-.

Di Luca: vuelve el hombre. Capaz de ganar grandes vueltas por etapas y grandes clásicas, algo sólo al alcance de Piti, el corredor italiano vuelve en el Katusha, un equipo especializado en corredores con su característica más destacada: uphill finisher. Esperemos que les salga mejor que Colom, Pfannberger y Kirchen.

A nivel general, a ver que hace el Sky tras su birrioso debut -y con Urán en nómina-, Greipel en su debut en el Tour de Francia y la cuadrilla española del Saxo Bank sin su torero en traje de luces.
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Reyes Estévez, que en el fondo es un alopécico cachondo, hace propia una mítica frase del contadorismo: "Estuve en el lugar equivocado en el momento equivocado". Me temo que este hombre fue a declarar sin haber leído el Interviú que salía ese mismo día...Sus dos medallas mundialistas, las conseguidas en 1997 y 1999, son mucho más interesantes que lo que le pueda estar pasando ahora. Ya dijo Manzano que en la consulta de Eufe había coincidido con Fiz y Antón, otros dos medallistas esos años.
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Yo no lo voy a ver, pero seguro que el humor está garantizado. Conociendo el estilo periodístico de JetaPedro seguro que hay cuestionario previo inverso para que la entrevistada lo centre todo en la política, porque al riojano jamás le ha interesado un pimiento el deporte. Está garantizada la caca, el navajazo y el mal gusto. Ruego dejen sus resúmenes personales en la sección de comentarios, serán bien recibidos. Ojo también a la última línea del enlace: la España negra.

07 abril, 2010

¡Con lo que nos hemos querido!

Esta imagen, de folklóricas a 60 kms/h, corresponde al Giro de 2008, donde Mark Cavendish le regaló la victoria en la meta de Locarno a su lanzador Andre Greipel, hasta entonces un no tan joven (26 años) sprinter alemán, de la categoría de los anónimos.

Basta dar un vistazo a su tabla de la imprescindible cqranking.com para ver el salto que dio entre la temporada 2007 y 2008, coincidiendo con la refundación del T-Mobile (del que ya no se acuerda nadie, aunque el HTC-Columbia sea su sucesor directo), la llegada de Zabel para asesorar en los sprints y la gestión americana del equipo, que cierra las temporadas con cifras de victorias más propias de un régimen comunista que de un equipo de ciclistas.

A esto ha contribuido mucho este nuevo Greipel, apodado Hulk por su marcada musculatura: en las dos últimas temporadas ha acumulado 30 victorias, incluyendo cuatro etapas en la última Vuelta. Este año lleva seis victorias y un buen disgusto: no le seleccionaron para Sanremo y se descolgó con unas declaraciones en las que afirmaba no comprender porque si había ido Cavendish, vigente campeón, compañero y que le regaló su primera victoria destacada.

Al inglés no le han sentado nada bien estas comprensibles declaraciones, y ha añadido una nueva muesca en su ya largo palmarés de palabras gruesas, chulería y prepotencia, de las que anda sobrado. No es para menos en un chaval que en 2008 adelantó a Cipollini en la crono de California pedaleando con una sola pierna -tu eres el pasado y yo soy el futuro- o que, más recientemente y sin venir a cuento, dijo que cuando volviese a coincidir con Riccò en el pelotón ni lo saludaría del asco que le da.

En una entrevista al The Guardian ha traspasado las barreras que tiene un deporte como el ciclismo, donde a pesar de todos sus males siempre ha primado un fair-play (en los aficionados y en los deportistas) muy elogiable, por lo menos hasta esta entrevista, que no tiene precedentes. Un resumen: Cavendish ha puesto a parir a Greipel, ha puesto a su equipo entre la espada y la pared (lo tendrían que sancionar) y ha demostrado lo que ya todos sabíamos, que no es más que un hooligang, condición que une a todos los ingleses en cuanto les quitas su ligera pátina de civilización e imperio.

"Nunca volveré a correr una carrera con Greipel", "no me da ningún problema porque soy mejor corredor que él" o "incluso en baja forma soy mejor corredor" no dan lugar a ninguna duda y deja claro que, salvo que el equipo meta en vereda a Cavendish, Greipel no irá al Tour de Francia, porque lo que está claro es que no van a renunciar al inglés, que el año pasado ganó ¡seis! etapas en la carrera y perdió el maillot verde.

Al parecer, todo viene de los comentarios de Greipel sobre su no alineación en la Sanremo: "Me disgustaron bastante sus comentarios, si cree que hubiese podido ganar, que lo diga antes de la carrera, no mirando las clasificaciones". Lo que se le olvida al inglés es que si lo hubiese dicho antes de la carrera hubiese dado comidilla a los periodistas y desestabilizado al equipo, pero dudo mucho que lo haya pensado. En cuanto a su lamentable estado de forma, lo niega: "no fue por esto por lo que no gané, sino por mala suerte. El año pasado gané porque fui astuto, este año también podría haberlo hecho. Greipel jamás ganará una gran carrera". El inglés se cayó dos veces en carrera, pero también se debería haber callado la última frase, que a todas luces sobra.

Lo mejor viene al final: "Si sólo quisiese ganar carreras sin más no correría siempre carreras ProTour (...) si quisiese obtener pequeñas victorias de mierda, entonces correría pequeñas carreras de mierda". Aunque no cita a Greipel, es evidente la alusión al palmarés del alemán: no sólo le dice que nunca obtendrá una gran victoria, es que encima le dice que las que tiene son una mierda. Y es un compañero de equipo. Si todavía queda algo de cordura en el Columbia, que ha construido un equipo sólo para los sprints, deberían sancionar a Cavendish. Y también llevar a Greipel al Tour. Ganaríamos todos.
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En la etapa de País Vasco el pelotón jugó con la escapada del día y la neutralizó a sólo tres kms. de meta. Normal, porque en la misma iban locomotoras como Egoi y Albasini. El Rabobank, el Sky y el RadioShack (¿?) colaboraron en tumbar abajo la fuga. La llegada, muy revirada y con curvas en el último km., descolocó a Freire que volvió a terminar segundo, esta vez por detrás de Gavazzi. Este corredor entró el año pasado a última hora en el equipo Lampre del Giro y desde entonces ha ido progresando con este colofón. Ya había sido tercero ayer. Al menos el cántabro tiene el magro consuelo de ponerse líder por los 2" que los jueces picaron en meta.
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En el GP L´Escaut (por el río Escalda), que también ha cambiado de fecha este año, no hubo sorpresas y se llegó al sprint. En la escapada del día iba el australiano Hayman, toda una vida en el Rabobank y ya ven, es pasarse al Sky y descubrir una nueva vida...este mismo equipo preparó el sprint como si fuesen el GB-MG y ahí que salió Boonen, a tropecientos metros de meta con una rabia incomprensible. A 150 metros se plantó y la carrera fue para Farrar por una bicicleta sobre McEwen, ambos domiciliados en Bélgica.
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En La Sarthe etapa de doble sector: por la mañana sprint para Ravard del Ag2R y por la tarde crono para Tiago Machado. Eran sólo 6´8 kms., pero este chaval portugués promete: sube, anda bien contra el reloj (hoy ha batido a L.L Sánchez) y le gusta atacar.
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El Androni envía a todas sus figuras un par de semanas a Sierra Nevada. A ver si cuando bajen para las citas de las Ardenas no tienen problemas gástricos, como el año pasado el pobre Rebellin...
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¡Pues no habrá sido por el pobre S. Sánchez!
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¿A quien sorprende esto? Y, como es tradicional en la región, pidiendo dinero público. Para que después ganen la carrera gente como Sevilla, Koldo Gil, Vicioso o Mancebo, como en los últimos cuatro años.
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Interesante entrevista a Freire, que habla con la claridad que le caracteriza. Lo más curioso es cuando dice que en la Sanremo en la que se vio más potente fue la que ganó Cipollini, en 2002. Acabó quinto (no cuarto) superado por corredores como Fred Rodríguez, Markus Zberg y Jo Planckaert, de conocida trayectoria de éxitos sin fin. Al menos justo por detrás quedó Thomas Konecny, un checo que prometía mucho y se quedó en poca cosa. Curiosa su trayectoria.

07 septiembre, 2009

La fortaleza de la Vuelta

El jueves la caravana ciclista volvió a España y todavía seguían repitiendo las imágenes de la caída de Lieja. La ocasión sirvió también para que TVE nos ofreciese, además de su particular concepción del ciclismo, imágenes de las anteriores llegadas a Vinarós y La Revuelta, que se estrenó con Ezequiel Mosquera. No se acostumbren a ambos espacios: ayer, con la llegada a Aitana, no hubo lo que hay que tener -decencia periodística- para recordar la última llegada al puerto alicantino, con Piepoli, Heras y Santi Pérez; y La Revuelta, como todas las etapas están llegando con media hora de retraso (y nadie dice nada o parece darse cuenta de esta circunstancia, como si fuese lo más normal) se queda en un besamanos entre amigos.

A los organizadores no se les ocurrió mejor idea que meter al pelotón por un camino agrícola en tal mal estado que las motos de la Guardia Civil tenían que ir cubriendo los flancos para que nadie se saliese fuera. Atacó Gilbert, porque esta Vuelta sólo la salva su altísima participación, y en el sprint final de nuevo victoria para Greipel, que se hacía con el maillot amarillo. El viernes circuito con salida y llegada a Xátiva, la altiva ciudad antiborbónica: nos dicen que es una Vuelta de éxito, pero abundan los loops y los pasos repetidos por las mismas localidades, no parece que haya habido una especial pelea por hacerse con una salida de etapa o mucho menos una llegada. Se impuso Bozic, el esloveno del Vacansoleil que ya intentó sorprender en Bélgica -fue segundo- y que esta vez se impuso de manera increíble. El público disfrutó de la presencia de Rajoy, silbado en el podio cuando entregaba el trofeo.

El sábado una horrible crono en Valencia. No, no fue por la lluvia, sino por el recorrido infame por la autopista de El Saler y el puerto industrial. No faltaron los habituales conos naranjas de la Vuelta -esos que Heras esquivaba con tanta gracia en 2005-, el tradicional desprecio al ciclista -salida por empedrado rocoso, al menos esta vez la rampa tenía unas bandas adherentes- y la total ausencia de público. Ganó Cancellara y fue segundo Millar, que está disputando su tercera grande del año. Entre los favoritos apenas hubo diferencias, porque las curvas de 180º con lluvia unifican a todos: rodadores, escaladores y sprinters. En el podio Rita Barberá ni miraba a los ciclistas, y en La Revuelta el melifluo Unzue sacaba toda su retórica imposible para defender el retorno de Vinokourov, no en vano su jefe de filas es un corredor sancionado.

Y ayer llegada a Aitana, con varios puertos de montaña previos. En el cruce para Tudons se concentró mucha gente, más que nada porque lo otro es zona militar y no se puede subir. De la escapada del día aguantaron Moncoutie y el Vacansoleil Hoogerland, que subía a saltitos y sin levantarse de la bici. La persecución corrió a cargo del tremendo Kiryienka, especialmente en la segunda subida a Tudons, y después fue secundado por sus compañeros del Caisse d´Epargne. El que menos Fran Pérez, porque estuvo 19 días en altura con su amigo Valverde para intentar ganar la etapa de Murcia, y hay que reservarse. Cuando se retiraron cogío el relevo un gregario de Basso, el polaco Szmyd, mientras Cunego saltaba a menos de tres kms. de meta, alcanzaba a Moncoutie y ganaba su primera etapa en una grande en los últimos cinco años. Nadie salió tras el. La imagen le muestra en un gesto característico, cuando presentó su calcomanía Freedoping. Fue injustamente comprendida por sus camaradas, que no entendían ese paso al frente de un corredor que cuenta con un certificado médico de un hematocrito natural del 52%.

Basso hizo su acelerón sin levantarse del sillín, Gesink saltó en el último km y cogidos de la mano, los favoritos entraron en meta. La realización fue tan desastrosa que no vimos ninguna de las acciones, porque el realizador estaba vendimiando. El balance de De Andrés fue "al final ha quedado una buena etapa", algo francamente discutible, pero como yo no tengo que vender peladores mágicos ni lavavajillas milagrosos no voy a rebatirlo: está a la vista de todos. El nuevo líder es Evans con 2" sobre Valverde, 8" sobre S.Sánchez, 13" con Danielson, 29" con Gesink y 46" con Basso. En lo que va de Vuelta sólo un corredor español ha logrado un puesto entre los tres primeros, y fue Freire en la tercera etapa. Decían que era una Vuelta con Valverde y S. Sánchez de claros favoritos y les ha salido el peor rival posible: uno que rara vez cede en montaña, que es mejor contra el reloj y que ayer se colocó de líder. Ahora ya sólo queda decir que la Vuelta empezará a mostrar lo mejor de su fragancia, esas espléndidas bonificaciones de 20" al ganador de etapa, mayores que las diferencias que los favoritos están logrando tanto en montaña como en crono. El espectador encantado, claro: hoy le programan la subida de cabras del Xorret de Catí, que es perfecta para las características de Evans. Y todos a por las bonificaciones.
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Murillo Fischer gana el Giro de Romagna, batiendo a algunas de las jóvenes estrellas italianas del sprint. El brasileño, que en 2005 ganó siete carreras y fue quinto en el Mundial, había hecho muy poquita cosa desde entonces.
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Lissavetzky recupera su faceta de escritor-columnista, como cuando en la previa de los JJ.OO de Pekín, eso de "acudimos con los deberes hechos" (y con Maribel Moreno). Ahora vuelve a recuperar la metáfora de la educación, pero en la vertiente me tienen manía y no me entienden. El artículo es infumable y así lo ha apreciado la mayor parte de los lectores que lo han valorado.
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El titular no concuerda con lo que hay en el texto, caótico y mezclando churras con merinas. Está escrito por un fan, periodista habitual del suplemento regional Madrid. Así sale. Y sobre el famoso asuntillo, que en la anterior noticia no se trata, aquí viene un capote. De esta peculiar bagatela opina hasta la presidenta regional, agazapada para sumarse el rédito de la previsible derrota. Es probable que sea la primera vez en su vida que piensa en el "dopaje".
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Esto es recordar sin acritud. Como coger el Urticaria (de urticante) y ponerse a repasar sin ningún atisbo de qué fue de esos corredores o cómo es presumible que fuesen en esa Vuelta. Chann McRae, me parto....
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Rubén de la Red rompe su silencio: "Hay bastantes ejemplos de ciclistas que se han dopado y no les pasa nada y su esfuerzo es mayor por lo exigente que es la bicicleta. No creo que esté vinculado, además en mi caso Yo estoy más sano que una manzana (risas). Y supongo que Puerta y Jarque estaban igual que yo en ese sentido. Son chorradas absurdas". Lo tuyo si que es una absurda chorrada, supongo que estará contento con el puesto de utillero vitalicio que le ofrecerán. Felicidades al periodista por no preguntarle por las papillas del Getafe.
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¡Qué previsible! Juanma Trueba pasa del pesimismo al entusiasmo más descarnado, en un ejemplo de fe del converso bastante falsa, porque es forzada.
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Este artículo es bochornoso para el periódico que lo publica y para el lector que lo padece. Para el autor es un mojón más.