Vaselina Pozzato, muy indicada en estos casos |
Hace unos días Eugenio Capodacqua, uno de los pocos periodistas del gremio que tiene una actitud constante contra el dopaje -y encima escribe bien-, publicaba en Repubblica que Filippo Pozzato había ido a ver a Michelle Ferrari en bastantes ocasiones.
Lo decía tras haber podido acceder a parte del famoso dossier de la investigación que desde hace años se lleva en Padova sobre redes de dopaje, que avanza muy lentamente. En una grabación telefónica en dialecto véneto, el extremadamente tonto Pozzato se jactaba de ir a ver voluntariamente al reconocidísimo médico dopador, como el que se pavonea de asuntos amorosos. Y se metía con Sella por haber colaborado en su investigación por dopaje, y otras cosas.
Evidentemente, fue llamado inmediatamente por el CONI para que declarase sobre el asunto, habida cuenta que desde el año 2002 esta prohibido acudir al médico de Ferrara independientemente de a lo que digas que has ido, con sanción automática de seis meses. Resulta paradójico que en Italia tengan esta praxis, muy comentada siempre en este blog, cuando en España jamás ha llamado autoridad deportiva alguna a Heras, Rubiera, Noval o Beltrán para que cuenten lo que saben del UsPostal. Ni que decir tiene que lo mismo para Del Moral, Celaya o Pepe, from Valencia.
Pozzato, cuya vida deportiva lleva tres años dando tumbos -y el segundo puesto en Flandes este año indica bien poco, también lo consiguió Van den Broucke en 2001-, estaba en plena preparación de los JJ.OO de Londres, donde será il capitano. Evidentemente, en esto del ciclismo y las filtraciones nada es casual, y siempre hay que preguntarse ¿por qué ahora?
Gracias a Capodacqua, este verano igual que los demás |
Además, y para que vean que todo es casualidad, el nombre de Ferrari había aparecido recientemente en los medios como consecuencia del enésimo acto teatral en torno a Armstrong, que recientemente ha sido acusado por la USADA -el antidopaje en EE.UU- de cosas muy feas y al mismo tiempo muy conocidas, entre ellas la de haber tenido a Ferrari como médico durante muchos años, incluso en su cacareado regreso a la competición en 2009 y 2010.
La Federación italiana, que tiene acceso al sumario de la investigación de Padova, ha filtrado interesadamente ese fragmento de conversación -¿era Pozzato el único con las llamadas intervenidas?- para curarse en salud de cara a los JJ.OO. De momento, parece que el corredor italiano sigue con sus planes y entrenando, a pesar de que estos consisten en presentarse a principios de agosto en Londres sin haber competido en carrera alguna desde que se cayó al inicio del Giro. Y como capitano.
En su declaración ante el CONI Pozzato ha explicado que sólo iba a ver a Ferrari para que le hiciese planes de entrenamiento, un poco como F. Schleck con Eufemiano Fuentes. Sin embargo, el ordenamiento deportivo italiano ya contemplaba esa posibilidad -deportistas y mentira, esa pareja necesaria- y, como ya se ha explicado, sanciona con seis meses la simple visita a un médico sancionado, incluso si es para hablar del tiempo o jugar al tute.
Lo más divertido es que Pozzato, sin idea alguna de lo que puedan saber los investigadores, ha dicho que Ferrari le hacía los entrenamientos (y otras cosas) desde el año 2005, cuando vuelve al Quick Step -heredero del Mapei donde debutó- tras sus dos años en Fassa Bortolo. Y hasta el 2009, por lo menos, fecha que casualmente coincide con su bajada de rendimiento. Es seguro que en el año 2000 el neoprofesional Pozzato del Mapei, ese equipo del que Squinzi y su corte de propagandistas siempre han dicho que lo disolvió por su fuerte compromiso ante el dopaje, también acudía a Ferrari.
Recuerden que Pozzato fue el primer corredor pasado directamente de juvenil a profesional: algo le verían, además de la clase. No se hace una apuesta así si no viene respaldada por datos médicos. Además, Pozzato decía en la conversación telefónica intervenida que los tratamientos de Ferrari le costaban entre 40.000 y 50.000 euros al año, más o menos las cifras que manejaba Eufemiano Fuentes cuatro años antes. A mí me sigue pareciendo que es poco dinero en relación a lo que cobran algunos de sus clientes, y más cuando su éxito esta enhebrado con esos tratamientos, pero es un asunto sobre el que nadie discrepa y da por bueno a las primeras de cambio.
Al margen de la cifra, interesa ver la continuidad: en todos esos años, Pozzato habrá pasado a Ferrari en un escenario conservador unos 600.000 euros, drogas aparte, que ya se sabe que van por otro canal, y el médico dopador sólo ofrece "consultas" y "recomendaciones". Una de la vías que se están siguiendo contra Ferrari es la de delito fiscal, especialmente una empresa fantasma que tiene en la localidad suiza de Montreaux: sí sólo de un tontainas como Pozzato sacaba esa cantidad, las cifras con Armstrong y todo su equipo -sí, todo su equipo- tiene que ser fabulosa. En negro, claro.
Eso es lo que tiene que interesar: ir al origen, a las personas que comunican todo entre sí, y no quedarse en pobres muñecos rotos como Pozzato, sacrificado por ser capitano para Londres, y por el feo recuerdo de Rebellin. Parece increíble que el teléfono de Ferrari no esté intervenido. A lo mejor tiene diez, como Eufemiano Fuentes. ¿Cómo quedaba Pozzato con el? ¿Se presentaba directamente en consulta sin cita previa? Venga ya. Lo de que Ferrari siga actuando como si nada -blog incluído- tras tantos años es como lo de Eufemiano, supuestamente dedicado a médico de familia tras la Operación Puerto, y que seguía y sigue en lo mismo. Este es año olímpico, y lo es para España. Y también para Italia.
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Un dato ilustrativo: si el otro día F. Schleck decía que se autodescartaba para hacer algo en el Tour por todos los días de competición que lleva encima, ahora se conoce que será el corredor que tome la salida con mayor número de carreras acabadas en sus piernas, nada menos que 56 días de competición.