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Un thumb up muy furtivo |
Por fin el Tribunal de Arbitraje Deportivo, última instancia para contenciosos sobre el mundo del deporte,
ha emitido su laudo sobre el conocido como caso solomillo. Tras una serie de dilaciones, retrasos, aplazamientos y presiones realmente mezquinas, el organismo internacional con sede en Suiza ha establecido la sanción a seguir por lo que empezó siendo un caso de positivo de libro y ha terminado siendo sencillamente eso: un positivo de manual.
Nos esperan largos días de propaganda obtrusa revisando la sentencia (por lo visto en estas primeras horas, triunfa eso de que "no ha podido demostrar el dopaje", así como que la UCI quiere recaudar dinero), pero como ya estamos acostumbrados a ese tipo de bombardeo mediático y por tan malos propagandistas, es fácil evitar ese tipo de trampas.
Básicamente porque Alberto Contador dio positivo por clembuterol en el Tour 2010 y el TAS viene a aplicar la sanción que está recogida para este tipo de circunstancias: dos años de sanción. Como el corredor Alberto Contador Velasco, su entorno, los periodistas españoles, el ex-presidente del Gobierno Zapatero y la Federación Española de Ciclismo intentaron enfangar todo lo que pudieron -y a fe que lo consiguieron, aunque al final han sido batallas y no la guerra-, el proceso se ha alargado hasta tal punto que aquí el principal damnificado es el ciclismo.
Como siempre. Ahí está el reciente ejemplo de Alejandro Valverde, que ha vuelto a la competición a pesar del enorme daño causado a este deporte, y lo ha hecho recibido con los brazos abiertos por los principales protagonistas de este deporte. Hemos llegado a tal punto que un corredor que deja su sangre en un piso-patera de un conocido médico dopador tiene la desfachatez -y con él todo su equipo, que en teoría vende honradez- de decir que nunca ha dado positivo; o que, como en el caso que nos ocupa, un corredor que da positivo por una sustancia prohíbida en la víspera de las jornadas decisivas de un Tour que encabezaba por unos míseros 30", es capaz de hacer llegar su mensaje gastado y manoseado de "soy inocente". O me he comido un solomillo, que viene a ser lo mismo.
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Vegetariano a la fuerza |
Contador no ha podido demostrar que esa sustancia llegase a su organismo de manera incosciente: de eso trataba todo el caso, artificialmente alargado y estirado como un chicle barato por sus huestes de periodistas afectos -el primero de ellos, Carlos Arribas,
hoy muy comedido gracias a su dieta de hiel, o quizás de níquel, como el pasaporte biológico de su admirado-, y los expertos y abogados contratados al efecto. Como no ha podido demostrar la teoría de la contaminación alimentaria (una de las posibles vías por las que el clembuterol hubiese podido llegar a su orina, aunque existen otras muchas), y que era toda su defensa, el veredicto es muy sencillo: dos años de sanción.
No hay más vueltas. Hay que ir a las unidades básicas del
caso solomillo, y no entrar en detalles del juez israelí, el cocinero Olalla,
la puntita o la UCI. Contador tenía un positivo cuya sanción ha ido retrasando gracias a su derecho a la defensa (interpretado como argucias legales para retrasar, y que no ha dudado en poner en entredicho al sector vacuno español, porque aquí todo vale) y cuyos efectos se van a aplicar retroactivamente. Esa es la unidad básica de partida y medida. Que no les cuenten historias.
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El gran momento de Jacinto Vidarte |
De esta manera, los dos años de sanción de Contador empezaron a raiz del día en que se confirmó el positivo, el 25 de agosto de 2010. Como el positivo se produjo en plena disputa de una carrera, pierde todos los resultados obtenidos en ella: el ganador oficial del Tour 2010 es Andy Schleck, segundo Menchov y tercero S. Sánchez; como Contador aprovechó los recovecos legales para seguir compitiendo tras su positivo, pierde también todos los resultados obtenidos durante 2011: el Giro de Italia y dos etapas (
que van respectivamente a Scarponi, Rujano y Nibali); la Vuelta a Murcia y dos etapas (Coppel general y crono, Menchov etapa de montaña): Volta a Cataluña y una etapa (Scarponi ambas); y crono de la Vuelta a Castilla-León, para su compañero Porte. Ah sí, y también dos etapas este reciente enero en Argentina.
No se trata de un ejercicio de reescribir la historia. Es lo menos que se puede hacer para intentar paliar el tremendo daño que ha hecho al ciclismo que este corredor haya podido seguir compitiendo a pesar de tener un positivo de tomo y lomo a sus espaldas, concretamente a la altura del solomillo. Si Contador hubiese cumplido su sanción desde el 5 de agosto, la disputa de todas esas carreras reseñadas (y también del Tour 2011, para qué negarlo, a pesar de que acabó en quinta posición y no ganó ni una etapa) hubiese sido completamente diferente. Ese es el daño que corredores como Contador, marcados desde su origen (
desde que comenzó a competir en 2003 cuenta con un certificado médico que estipula que tiene un 52% de hematocrito de manera natural) hacen al ciclismo, y eso si que no se puede reescribir.
La sanción a Contador quedará como una marca indeleble en el palmarés de un corredor al que muchos situaban ya en el Olimpo ciclista, y que a fin de cuentas cuenta sobre el papel con dos Tour, un Giro, una Vuelta, dos París-Niza y dos Vueltas al País Vasco, algo más bien de la
categoría plata en la historia de este deporte centenario. Como ni el mismo se creyó nunca eso de que dejaría el deporte si era sancionado, habrá que ver con qué palmarés cierra Contador su vida deportiva: independientemente de los nombres y el número de las carreras que trufarán ese elenco, siempre habrá que añadir lo de "sancionado dos años por dopaje".
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Con Pepe Martí y unos amigos, año 2010 |
A Eddy Merckx lo expulsaron por dopaje de un Giro que iba a ganar, pero ni Coppi, ni Anquetil, ni Hinault, ni Induráin tuvieron -y ni el propio belga- su carrera deportiva asociada al dopaje de manera tan clara como Contador, algo que siempre, siempre, le acompañará. Ahora viene un largo camino por parte de los mismos que le metieron en este laberinto judicial vendiendo una absolución que, de haberse producido, hubiese sido un atropello al sistema de
check&balance de este deporte, que si se ha dotado de estas medidas es para combatir precisamente casos como este. Ese largo camino consiste en edulcorar (enfangar: su auténtica profesión) la única realidad: positivo y sanción, dos años.
En esa misión sirve de referente válido lo de Valverde, el otro corredor que iba a rescatar el ciclismo español, el ciclismo de la Operación Puerto donde el murciano y el madrileño estaban implicados, los dos con nombres, uno con sangre. Cuando Valverde fue sancionado (mayo de 2010), era el número uno del mundo; cuando Contador es sancionado (febrero de 2012), es el número dos del mundo y el mejor corredor del mundo en vueltas por etapas. La carrera deportiva de ambos, su epopeya profesional, no puede ser entendida sin su origen (uno con Manolo Saiz, el otro con el Kelme, ambos bajo el amparo del mismo sistema sanitario) y su época.
¿Se podía haber salvado Contador? Dejando aparte métodos sicilianos con el TAS, que en todo caso jamás esconderían que dio positivo (poder justificar el positivo no lo anula, aunque si sus efectos legales),
A.C podía haber salvado su imagen y haber ahorrado a este deporte un trago tan difícil como este -fíjense que nadie saca pecho de la efectividad del antidopaje, o de posibles efectos aleccionadores- de haber actuado como un hombre, algo que tantas veces se echa de menos en una profesión en la que la valentía se da por descontado, y casi siempre en estos casos, de manera errónea.
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A ver qué cuentan de mí.... |
Contador podía haber citado los nombres que estaban detrás de su positivo, y que no corresponden a
Jacinta, Tola o
Engracia, todos ellos imaginarios nombres de la vaca del solomillo, y que seguramente no se encuentran en lejanos valles de ganaderos, y si en la trastienda del autobús de equipo, o de su propia consulta médica; podía haber -disculpen la metáfora forzada y facilona- haber cogido la vaca por los cuernos y ser dueño de su destino, y no que los abogados se enseñorearan de su vida. Podía haber confesado su positivo, y no quiso hacerlo. Por supuesto, no se hubiese librado de la sanción, pero quizás si que hubiese venido muy edulcorada, y no faltan los ejemplos, además de haber ganado altura y dignidad como persona. ¿Por qué no lo hizo?
La casualidad (¿casualidad?) ha hecho que Contador conozca la sentencia del
caso solomillo durante la disputa de la Vuelta a Mallorca, el mismo escenario donde en 2008 dejó una de sus imágenes más recordadas y patéticas.
"Astaná al Tour, Astaná al Tour", bramaba mientras hacia uno de sus números circenses, ensayo previo al de Alpe D´Huez en el Tour 2011. Ahí estaba defendiendo ¡a su equipo!, el mismo de capital centroasiático que en 2007 había tenido una cadena de positivos durante la carrera francesa y que, consecuentemente, era excluído para la nueva edición. Tanto, tanto ha defendido por omisión vacuna a su equipo/entorno, que ha preferido todo este largo proceso a dejar en evidencia a su escuadra, o a su médico, o a su entorno. Ha preferido dejar indemne
el sistema del ciclismo, porque sabe perfectamente cómo funciona todo.
Al fin y al cabo, no parece mala estrategia. Podrá volver en siete meses y con 29 años, dispuesto para tomar la salida en...bueno, no se en qué carrera, porque la Vuelta, empieza una semana antes de que cumpla sanción. Volverá como si nada -ahí está el ejemplo de Valverde-, en su equipo y diciendo que todo es una conspiración. Y, dado lo escaso del tiempo sin competir -aunque en los anales del ciclismo vaya a quedar otra cosa-, no es previsible que el parón le afecte en nada. Al fin y al cabo, seguirá disponiendo de sus dos certificados médicos vitalicios.
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Una gran noticia en estos tiempos que corren:
el próximo 26 de septiembre habrá Milán-Turín. Me dicen desde Italia que forma parte de la estrategia para candidar a Turín al Mundial de 2016, ¿Y qué? Bienvenida sea una nueva edición de una de las carreras ciclistas más antiguas y una de las más bonitas.
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Después dicen que si este blog hace tal o cual a la reputación del ciclismo....Lean, lean: "lo que más me impresionó fue que él estaba ahí aunque no estuviese. Simbólicamente hablando, tenía su silla cuando nos sentábamos en la mesa, su habitación, su dorsal, su bicicleta… Estaba en el Giro, en la Vuelta al País Vasco, en las clásicas, en el Tour… En todos lados. Se hablaba continuamente de él como de alguien divino. Era el esperado. El único que podía llenar su propio vacío".
¿Una sesión de espiritismo?
No, simplemente la enésima loa a Valverde, que a sus epítetos de
El Imbatido, El Intocable, Balaverde y
El Donante añada ahora lo de
El Divino. El rufián de Alain Laseka,
especialista en inventarse diágolos y situaciones, trufa su lamentable reportaje con declaraciones de Rojas, Lastras y Unzué, pero curiosamente no pone autoría al texto entrecomillado que reproduzco, simplemente "un cuentan los recién desembarcados al equipo". Por el estilo lleno de puntos y sentencias lapidarias, es fácil deducir la autoría. Alain, eres un peliculero y un mal periodista. Muy malo.
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Nostalgia nacionalista por un equipo en el que había dos o tres asturianos (y para cumplir la cuota nacionalista, jamás con relevancia en las grandes carreras) entre veintimuchos corredores. Por cierto, da bastante repelús l
a continua referencia a lo de "una familia", que tan feos recuerdos trae en el mundo del ciclismo.
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"El año pasado tuve mala suerte. Lo intenté, pero Gilbert, para muchos el mejor ciclista del mundo, me ganó en San Sebastián y en el Tour y en la Vuelta no tuve suerte, pese a que estaba bien".
"Gané una etapa y estuve a punto de hacerme con otras dos"
"donde espero, por fin, ganar una etapa"
"El seleccionador cuenta conmigo. En los de Pekín me quedé a las puertas como corredor reserva, por lo que espero ir esta vez"
¿Qué tienen en común todas estas declaraciones, además del autor? Pues eso, que son de alguien que pierde pero siempre tiene excusas. De hecho, todo son excusas. Con todos ustedes, y en la más pura tradición regional de S. Sánchez, el campeón ciclista
Carlos Barredo.
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Parece un incidente más, pero considerando la foto (es díficil creer que alguien desplazase la bici debajo del bus) habrá que
dar algo de credibilidad a la ciclista. Más considerando que la empresa municipal de autobuses de esa ciudad tiene un simpático historial de conductores borrachos.
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Únete a la campaña del
The Times por la seguridad de los ciclistas.
Ya lo han hecho las celebrities.