Solía tener una camiseta que olía a él.
Además es que desprendía muchísimo olor, con tan solo tenerla guardada en el cajón, y abrirlo, yo ya notaba ese olor tan característico. Me gustaba pensar que, al estar con mis otras camisetas, la suya traspasaba el olor a las mías, y estaba tan convencida de ello que, me pusiera la camiseta que me pusiera yo conseguía olerle.
Llegó un día que, después de haber notado el olor de una manera tan fuerte,, parecía que iba desapareciendo, así que yo me ponía su camiseta para dormir, para tenerle a mi lado, para seguir oliendo a él incluso por la noche... lo que yo no pensaba es que entonces su camiseta, pasaría a estar más impregnada de mí que de él... casi enloquezco cuando me di cuenta de que no podía olerlo.
Probé a lavarla con todos los detergentes y suavizantes que había en el supermercado, y nada, entonces conseguía que la camiseta oliera a distintos detergentes y a distintos suavizantes, pero no a ti.
La mojé con tu perfume y empezó a oler a tu perfume... pero no a ti.
La rocié con tu desodorante y entonces... empezó a oler a tu desodorante.
Ahora, de vez en cuando, si me concentro y hago un esfuerzo sobrehumano, consigo recordar tu olor característico... pero cada vez me cuesta más esfuerzo y más concentración llegar a recordar.
Y ahora que pienso, parece que es fácil olvidar cuando no tienes nada a lo que aferrarte... y yo solo tenía esa camiseta para recordar tu olor.