Chica (futura mujer :-)), madre, fotógrafa frustrada, separada, hermana, amiga, trabajadora y pésima ama de casa. Adoro hacer punto, y pasarme horas en el ordenador, casi siempre sin dejar huella de mis visitas. Amo instagram, tumblr, y ver fotos de parejas enamoradas. Vivo en la montaña sin conexión a Internet, así que mis visitas serán escasas. Adoro twitter. Me encanta escribir. Y voy al gimnasio. Y nunca, nunca, estaré lo suficientemente delgada.
Por favor, no confundir a la escritora con la narradora.
Gracias.
¿Nos leemos, sí?
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jueves, 12 de febrero de 2015

ME GUSTA...

Me gustan sus ojos y más aún cuando me miran como si dijeran "te comería".
Me gusta cuando me dice "guapa".
Me gusta que me deje en casa, y que no mueva su coche hasta que no me ve desaparecer por las escaleras.
Me gusta que me abrace por iniciativa propia, y que responda a mis abrazos.
Me gusta verle relajado.
Me gusta cuando habla de política.
Me gusta cuando está a punto de dormirse, y puedo acariciarle la cara, sin dejar de mirarle ni por un segundo, temo parpadear por si desaparece.
Me gusta cuando le digo que se tumbe porque está cansado, e insiste en que me tumbe con él para poder abrazarme.
Me gusta su barba, rozarla con mis labios y que me haga cosquillas.
Me gusta su inocencia.
Me gusta cuando, en Rock FM, ponen una balada heavy, y los dos la bailamos juntos y solos en su cocina.
Me gusta su espalda. Ancha, grande, suave...
Me gusta ponerle crema en las manos cuando las tiene agrietadas.
Me gusta oírle cantar mientras se ducha.
Me gusta que diga que ciertas cosas de su casa son "mías". Ya tengo "mi" taburete, "mi" lado de la cama, "mi" sudadera...
Me gusta ver cuando viene de estar con sus amigos, y verle tan feliz.
Me gusta ver sus fotos de facebook, y lo que ha cambiado.
Me gusta que me compre postres de chocolate, aunque sé que a él no le gustan.
Me gusta cuando suena el despertador, y lo primero que hace después de apagarlo es darme los buenos días con un beso en la boca.
Me gusta imaginar un futuro con él.
Me gusta cuando me deja cocinar para él, sorprenderle, y que me diga que cocino bien.




Me gusta tanto, que soy capaz de que me guste estar enamorada de él.

lunes, 2 de febrero de 2015

TODO LLEGARÁ

Nos  conocemos tan solo 23 días... pero es como si le conociera de toda la vida.
La primera semana que nos conocimos nos vimos todos los días, incluyendo 4 días de encierro voluntario en su casa. 
Fue lo mejor.
No solo me parece guapo, y que tiene un tipazo... es que todo él es impresionante. Es atento, educado, inteligente, tranquilo,ordenado, limpio, aseado, trabajador, generoso... ¿ya he dicho que es guapo?
Es un cielo. Y sí, quiero (y espero) que sea mi cielo... pero cuando sea el momento.

Si algo he aprendido con el paso del tiempo, es que no puedo salir con una persona sin conocerla en todos los aspectos de su vida. Quiero ver cómo es con sus amigos, y también cómo se comporta con los míos. Quiero ver qué tal se lleva con mis niños. Quiero saber cómo es cuando sale de fiesta, o cómo trata a su madre y a sus sobrinos. Quiero que sepa cómo soy yo con los suyos, y con los míos. 
No estamos preparados para una relación... ni él ni yo, pero la tenemos entre nosotros, y eso de momento, al menos a mí, me sobra.
Me sobra viendo cuando me mira, notando sus besos en mi cabeza, en mi barbilla, en mi frente. Me sobra cuando veo que compra la comida que sabe que me gusta... piensa en mí ¿o estoy equivocada?
Me sobra cuando veo que se va a trabajar de madrugada, y me deja dormir en su casa, y me sobra viendo lo a gusto que llega y cómo nos recibimos. Me sobra viendo que me regala Lacasitos.
Nos dedicamos a ver películas, a leer juntos, a escuchar canciones, a adivinar en pocos acordes de quienes son nuestros temas favoritos. Nos decimos palabras raras para ver si el otro sabe el significado, bailamos juntos y solos, como en una película... en serio, todo es tan guay!!
El mundo no se hizo en dos días, ni nosotros queremos hacer nuestro mundo de una manera precipitada... 







¡¡Y ESTA ES NUESTRA POSTURA FAVORITA!!


viernes, 22 de agosto de 2014

SÍ, LO SOY.

Me preguntó anoche mi querida y lejana amiga si ahora mismo soy feliz.

No me ha hecho falta pensar mucho la respuesta... SOY FELIZ. 
Después de pasar unos meses algo locos, decidí que por el bien de mi cabeza y mi cuerpo ya era hora de dejar de trabajar. Así lo hice unos días antes del comienzo de agosto... y creo que no he tomado decisión más acertada. Tener un trabajo de 24 horas diarias (y mal pagado) te limita la vida, y ahora estoy haciendo, aprendiendo demasiadas cosas como para dedicarme únicamente a trabajar.
Como ya sabéis por mis anteriores posts, siento algo por alguien. Es curioso porque es un "alguien" para nada parecido a lo que yo buscaba, sin embargo con él he aprendido a ser libre. A conocer otros ambientes por los que nunca me había movido, a saber ver la belleza en lo bello que nos rodea. Con él soy libre, porque esa ha sido la decisión de ambos: estar juntos cuando queramos, estar revueltos cuando queramos, pero sin ninguna atadura... no somos pareja, ni novios, ni creo que amigos. Simplemente estamos ahí, él para cuando le necesito, yo para cuando me necesite.
Fue él el que propuso que dejáramos lo nuestro "fluir" de una manera natural. Sin forzar el vernos, sin hacer planes demasiado anticipados. Al principio, no entendí nada... intenté alejarle de mí porque para mí eso no era una relación normal, él volvió una y mil veces, tantas como las veces que yo le decía que no me llamara, que no nos viéramos, que quedáramos con otras personas. Él insistía en que no, que no era eso lo que proponía, que aunque nos quisiéramos, en esta vida no hay nada "normal" y que lo normal es lo que cada uno quiere que sea... y TENÍA RAZÓN.

Es genial ver, como poco a poco, todo va "fluyendo" (palabra que odié porque no entendía). 
Él se va dejando llevar, a pesar de sus miedos, conozco más de él de lo que él conocerá de mí.
Voy viendo detalles que sí hace y dejo de lado los que me gustaría que hiciera. Estoy aprendiendo a no ver el amor como nos lo dibujan en las películas. No siempre él tiene que decir "te quiero" ni tiene porque darme los buenos días. Lo hace cuando le apetece... y curiosamente, lo hace a diario. Me fijo en eso.
Estoy descubriendo con él todo lo que había querido descubrir. Estar a solas pero junto a él. Estar juntos y no aprovechar para tener sexo, sino para vivir. Ir a una charca con agua, mojarse los pies, y estar simplemente mirando el cielo, escuchando los pájaros y las chicharras, viendo crecer las flores, es ahora mismo mi plan favorito para pasar un día entero.
No le molesta que nos hagamos fotos juntos. No le molesta ir de compras conmigo. No le molesta estar con mis hijos o que yo pase más horas con su hija que con él mismo. No me deja que me ocupe de las tareas de su casa a pesar de que paso allí varios días. No me deja que le lleve en coche... son estas cosas las que me matan de amor. Son estas cosas las que me hacen feliz.

Aprender a estar a gusto con él es una de las cosas que más me ha costado... por que le quiero.
Le quiero, y lo mejor es que noto que, a su modo, él también me quiere. Es un modo peculiar, es muy a poquitos, es muy sensata su manera de pensar, su manera de vivir, su manera de hacerlo todo. 
Nos compenetramos en todo. No nos gustan todas las mismas cosas, pero sí las importantes, y las otras podemos hacerlas con amigos o solos... porque no nos atamos.
Me encanta este chico. Me gusta un pelirrojo, un padre, un amigo, un francés, un loco, un cuerdo, un amante... me gusta él.
Y SOY FELIZ.


lunes, 21 de abril de 2014

ENTRA EN MI VIDA...

Apareces como de repente, como dice la canción de Miguel Ríos "dame una cita vamos al parque entra en mi vida..."
Me gustan tus formas. O mientes muy bien, o ya eres un hombre, se nota por tu educación, al primer minuto. Noto que eres francés, tendré un sexto sentido para eso. 
En ese sentido tienes razón, no todos son como tú.
Me gusta como conduces. Más chulo que un ocho al volante, buena sensación.
¿Sabes? He conocido a cuatro hombres, y ninguno me ha tratado en una noche entera como lo has hecho tú en los primeros cinco minutos.
Tu voz.  La tengo grabada en el cerebro, y de ahí no sale. Te oigo contestar a mis preguntas, y sigo oyendo las tuyas...
Me gusta esa barba rojiza, y tu altura, y quizá eres algo delgado para mi gusto, pero oye, es que te veo andar y jo... estás muy bien, chavalote.
Estás resentido con la vida... pero ¿y quién no lo está, pequeño? 
Me gustó que confesáramos nuestros pequeños secretos nada más conocernos. Nada de errores, nada de confusiones. Tú tienes lo que tienes, y yo soy lo que soy, una habladora compulsiva que ni siquiera sabe guardar sus propios secretos, así que escupo todo lo que siento, lo que quiero, y lo que deseo tener.  Sabes que no me iré a la cama contigo... no hoy.
Pero te acuestas delante de mí, y me coges un pie, y empiezas a acariciarlo fuerte, dices que te gusta hacerlo, y por lo que compruebo, no me cabe duda de que así es.
Te quejas de que ese sofá es demasiado incómodo, y sin embargo, yo me siento en la gloria, y de momento es por el sofá y no por ti.
De repente sueltas mi pie, y dejas de estar delante de mí, y estás encima, ¡te tengo encima!, pero no actúas como creí que lo harías. Me acaricias la cara, y ahí,  en ese momento recuerdo la canción que sonaba en tu coche justo en el momento en el que me he subido a él... es curioso, pero no estoy nerviosa, ni tengo miedo, solo sé que estamos juntos, y que me siento bien, estoy a gusto, y ahora mismo, el sofá sí me resulta incómodo porque quiero que me lleves a la cama, solo sexo. No me acaricies, ni siquiera me beses, fóllame porque me gustas, fóllame porque me apetece que lo hagas, pero no esperes que me fume en tu habitación  mi cigarro de "después de", lo haré en la cocina, o en el salón o me asomaré a la ventana, pero sé que no querré fumarlo contigo.

He pasado una noche a tu lado. No solo me fumé el cigarro contigo, sino que compartimos los cigarros, compartimos la ginebra, y compartimos confidencias. 
Me estás empezando a encantar... y no quiero más serpientes como lo serás tú, como lo han sido todos.
Me gusta como lías los cigarros con tus manos, me gustan tus manos y después de estar varias horas fumando y bebiendo empiezas a producir en mí cierta ternura. Soy tonta. TONTA. No aprendo. Seguro que es otra estrategia de esas que los chicos sabéis utilizar tan bien. Dar pena, poner cara de niños buenos, sacar nuestro lado "maternal" para tenernos a vuestro servicio. Conmigo ya no cuela ese rollo, chavalote.
Nos vamos a dormir y al día siguiente me sorprendes llevándome a la playa a almorzar, y presentándome a un amigo tuyo. Aquí flipo, me descolocas. Eso no lo hacen todos.
Haces planes contando conmigo "podríamos ir un día a pescar", "podríamos ir a patinar", "vendremos más veces"... Yo no dejo de decir que soy tonta, TONTA, porque noto que mi corazón empieza a latir de una forma distinta... ¿más rápido? Noto en mi estómago algo raro ¿mariposas? "¡¡Joder no, no quiero!!! No me hagas esto, puta cabeza loca, deja que esté calmada un tiempo, deja que pueda vivir cosas que nunca he vivido".
-¿Podría pescar a Tequila?- escucho de tu boca, mientras estoy absorta en mis pensamientos.
- Ahhh, noooo... a Tequila le falta mucho tiempo para que alguien pueda pescarla-digo yo, sabiendo que miento, sabiendo que sería muy fácil que tú pudieras pescarme, sabiendo que me están temblando las piernas, sabiendo que voy a ser yo esta vez la que, cuando tenga oportunidad, me pondré encima de ti.

Volvemos a ese sofá, y dormimos juntos. Noto que me acaricias el pelo, y, aún estando dormida, me llenas de ternura. Noto que me miras a pesar de que tengo mis ojos cerrados. Te levantas de mi lado y veo de reojo como empiezas a hacer cosas. Noto que se me cae la manta de los pies y noto que vienes y me tapas. Tengo frío, pero quiero probar algo, así que esta vez, tiro yo la manta adrede, y te oigo reír, y noto que vuelves a taparme. Te sientas en un taburete y me miras. Noto tu mirada clavada en mí.
Cuando abro los ojos, han pasado tres horas, y me ofreces quedarme a cenar. Obviamente, digo que sí.
Y es entonces cuando tú te acuestas en el sofá, intercambiamos posiciones, y de repente, me doy cuenta de que estoy acariciándote la cabeza. No me lo has pedido, ni siquiera sé si te gusta, pero me sorprendo a mí misma haciendo algo que no he hecho nunca. No soy de esas "acariciadoras" por voluntad propia... pero te lo estoy haciendo a ti. "Puto cerebro. Deja de dar órdenes a mi mano para que toque su cabeza". Pero no me escucha. Te sigo tocando, te despierto con un beso...
Tu piel huele tan bien, y tus labios tienen esa temperatura tan perfecta, que me siento morir.





Y ahora ya sé que estoy metida en un lío, en algo que no quieres que pase, pero que ha pasado...






jueves, 3 de abril de 2014

AMAR A UNA ILUSIÓN

A veces se llegan a adorar cosas tan insignificantes... que ni siquiera sabes por qué las adoras, simplemente te empiezan gustando y acabas, casi, amándolas.
Yo adoro el olor a césped recién cortado. 
Amé a mis hijos antes de que existieran. 
Amé a alguien que no conocía. 
Amé a un pequeño trasto que no sabía si llegaría a conocer.
Amé con  trece años.
Amo pasear bajo la lluvia.
Adoro algunas escenas románticas... como estar con quien amas, sentados en el capó de un coche, viendo como amanece.
Amaría ver un amanecer contigo.
Amo sentirme libre de escribir todo aquello que amo.
Amo la sensación de saber que, a pesar de todo, ellos me aman.

Pero ¿se puede amar un sentimiento? ¿Puedes amar un recuerdo? ¿Puedes amar una sensación? ¿Puedes enamorarte de una ilusión?
Yo puedo. 
Adoro eso que siento en el estómago, que no sé si serán mariposas, o dolor, o algo parecido... pero lo amo.
Adoro recordar esos momentos quinceañeros que tuvimos, y que se me muevan las tripas sin querer.
Adoro la sensación de haberte rodeado con mis brazos, de verme reflejada en tus ojos, de respirar tu aliento, de rozarnos casi sin querer, pero queriendo, de poder ser yo misma, de tocarte el pelo, de mirarte... mirarte... mirarte y no cansarme. 
Amo hablarte en diminutivo, y sentirte tan grande, tan grande que creo que tú puedes protegerme.
Adoro poder decir lo que siento.
Adoro tu dureza, y tu ternura.
Adoro lo que estoy conociendo, y... ¡ni siquiera he empezado!
Adoro como hablas, tu acento.
Adoro como puedo rozar tu barba con mis labios escocidos de haberla besado bruscamente.
Adoro tu tacto, tu olor y tu sabor hasta después de haber fumado tabaco y bebido ginebra.
Adoro que me desnudes.
Adoro gustarte.
Adoro poderte hablar en valenciano.
Adoro que mis ideas no te parezcan tonterías.
Adoro que seas mi chófer, y que me lleves a la playa, o a la montaña, o a un rincón perdido.
Puedo derretirme al ver como me miras si sabes que soy para ti.
Puedo derretirme al oírte hablar en francés.
Podría morir por ti... 




Pero eso sí, cuando seas una realidad.

sábado, 15 de marzo de 2014

MI PARACAIDAS

No olvido el paso del tiempo... casi 4 años, llenos de magia, de mariposas en el estómago casi a diario, de noches sin dormir, de ojos bañados en lágrimas de alegría, de siempre decir aquello de "contigo ni frío, ni hambre, ni miedo"... y era verdad.
Besos con el alma en los labios, de posturas en la cama, de practicar sexo, de bañeras llenas de nosotros, de suelos llenos de corazones, de películas con pipas... hasta que se acabaron las películas, y también las pipas.
Días de compartir, pero con la agridulce sensación de que no compartíamos del todo. Días de pensar que eras mío, y a la vez de todas,  todas aquellas mujeres, de todas aquellas nacionalidades, de tu pasado.
Días de cosquillas acostados en el sofá azul, días que acababan con un doloroso portazo, días de no aprender... nunca aprendimos. Ni supe darte lo que necesitabas, ni supiste amarme como yo quería.
Por aquellos días en los que las horas de chat eran ilimitadas, por las llamadas de teléfono que duraban horas, por tu voz, que cuando era serena me hacía soñar. 
Tu voz.
Tu voz.
Porque me comía los pelos de tu barba, porque algún día me preparaste spaguetti carbonara, y porque comimos muchas pizzas, y muchos sandwichs, y bebimos mucho zumo, y mucha coca cola, por aquellos días...
Por aquellos días en los que la convivencia era lo más parecido a lo que yo quería, porque teníamos piscina y jugábamos en ella, porque tenía coche y garaje, y porque a veces, y a pesar de que yo misma lo he negado miles de veces, las cosas materiales nos hacen vivir otra vida, incluso en nuestra imaginación.
Porque supe lo que quería decir dar amor de una manera desinteresada, porque creo que aprendí a querer, pero también es verdad que no llegué a sentirme "la chica de la película". 

Y aunque nos empeñamos en pensar en que todo seguiría siendo igual, el caso es que creo que, el irme de allí, fue una caída desde la cima hasta el suelo, una caída inevitable.




Total, yo solo quería miradas llenas de admiración, alguien que me acompañara al médico, y un paracaídas.

viernes, 14 de junio de 2013

CONTACTO CON TACTO

Ahora mismo le veo ahí, en la cama, y siento unas ganas irrefrenables de tocarle. 
Me pasa lo mismo por las noches... no sé dormir con él y no estar tocándole aunque solo sea un poco... le paso un brazo por encima, apoyo mis labios en su brazo para poder olerle y dormir más tranquila, le huelo el pelo, ¿a vosotros/as también os pasa esto con la persona a la que amáis? 
Cuando estamos viendo una peli y estoy sentada, necesito apoyar mis pies sobre él... o ponerlos debajo si es que tengo frío... si estamos comiendo necesito tener mi mano (en los momentos que está libre) apoyada en su muslo... si estamos de pie le doy mil abrazos, o le cojo fuerte por el brazo y me apoyo en él... no puedo verle y no tocarle.
Si estoy a su lado le acaricio la nariz y los labios como si no hubiera mañana... lo que más me gusta de todo esto es que yo antes era reacia a todas estas cosas, y mucho más a hacerlas yo... vamos, jamás se me hubiese ocurrido hacérselo a nadie, excepto a él.
Ainnss...¿Y qué voy a hacer yo si con este hombre se me cae la baba? ¿Acaso hay algún remedio para eso?




¡¡Menos mal que él se deja, que si no, no sé que sería de esta pobre pesada!!

martes, 19 de febrero de 2013

¿NORMAL? ¿DEL MONTÓN?

Dirán que eres normal, que eres del montón... pero claro, siempre hay una excepción, y no hay nadie que te vea como yo.

Me gusta ver tu pelo, mojado, después de una larga ducha... conmigo, o seco pero mientras lo revuelvo entre mis dedos.
Me gusta ver tus ojos... cuando me miran, o cerrados mientras hacemos el amor.
Me gustan tus palabras cuando me han perdonado una y mil veces, y cuando dicen piropos.
Me gustan tus labios, sobre todo cuando están apoyados sobre los míos, también cuando me besan cada centímetro de piel.
Me gusta tu lengua, mientras roza mi paladar, y mis hombros, y mis brazos...
Me gusta tu barba, raspando mi abdomen.
Me gusta tu cuello, lleno de chupetones hechos, por mí, en momentos de lujuria.
Me gustan tus pezones mientras los muerdo, y tus pechos mientas los retuerzo entre mis manos.
Me gustan tus manos mientras cogen mis caderas y me ayudan a moverme en círculos, encima de ti, mientras  acarician mi espalda, mientras me tiran del pelo, mientras reposan en mi trasero.
Me gusta tu entrepierna dentro de mí.
Me gusta el sabor de tus muslos, recorrerlos con mi lengua, y sentirme morir de placer.
Me gusta cuando me acaricias entera, de arriba a abajo, desde la cabeza hasta los pies, rozando con un solo dedo mi espalda.



Dirán que eres normal, o del montón... porque no te conocen así.

martes, 25 de diciembre de 2012

ALGÚN DÍA... ALGUIEN...

Cuando de repente sientes que, el corazón se te ha quedado vacío de amor, después de haber estado unos 30 meses amando intensamente, es, cuanto menos, raro. 
Saber que no tienes a nadie (en este momento) con quien ir de la mano de compras, o a tomar un café, o simplemente, a ver las luces de Navidad es un poco desalentador. 
Darte cuenta de que, cuando te acuestas no es tu último pensamiento, ni el primero de la mañana me resulta hasta extraño. 

Sin embargo, siento otras cosas:
Siento que tengo oportunidades de hacer cosas que hace tiempo (o nunca) he hecho. 
Siento que no dependo de nadie para nada, voy a mi bola, cuándo, cómo, y con quién me apetece.
Siento que, podría volver a amar, no sé cuando y desde luego, sé que no será pronto, pero empiezo a sentir que puedo, que mi corazón no se ha roto, sino que ha sido como un puzzle. Ahora falta poner cada pieza en su lugar, y cuando el puzzle vuelva a estar bien formado, entonces, será el momento.





Siento que puedo ser más valiente... de hecho, lo he sido, así que, con la próxima persona que comparta mi vida, todo tendrá que ser mucho más sencillo.
Siento que no tengo miedo, porque, no dependo de nada... solo de mí misma para ser feliz. Yo me lo guiso, yo me lo como... no me hace falta nada, ni nadie, para estar contenta...
Siento que he retomado mi vida, no la de antes, sino la de hace varios años. Casi la de cuando era una adolescente. Conozco gente, estoy más desinhibida, digo que no cuando me apetece decir que no, y digo que sí cuando quiero decir sí.



Estar soltera está muy bien, pero no es una opción para mí. Lo he meditado y a mí me gusta tener pareja... alguien con quien compartir mis alegrías y alguien que me ayude con mis penas. Alguien que me comprenda. Alguien que me ame como yo le amo, que me corresponda y que yo sienta que daría la vida por mí si fuese necesario. No hace falta que sea verdad... solo hace falta que yo lo sienta así. Alguien que no esconda lo que siente, que me diga qué es lo que necesita, qué es lo que le pasa, que me deje a compartir sus alegrías y que me deje ayudarle con sus penas.  Alguien que me atraiga. Alguien que huela a césped recién cortado. Alguien a quien acariciarle la barba sin parar. Alguien a quien mirar y no dejar de sonreír por sentirle mío. Alguien que me mire y me vea. Alguien que me acompañe al médico. Alguien con quien me sienta protegida con solo darle un abrazo... que sea, como mi salvación. Que no me importe que se acabe el mundo porque estará conmigo, y sabré que el mundo sin él no tendría sentido.







Alguien que me deje que le haga el amor a mi manera, alguien que me disfrute, alguien que no tenga miedo de demostrar que soy lo único en su vida, que soy lo que mejor le ha pasado... alguien con quien corresponder todo esto que sé que puedo dar, y que, tendré que esperar a completar el puzzle para darlo. Pero sé que cuando así sea... seremos felices. 


Tú y yo.