La soberanía es el poder absoluto de gobernarse, lo que jurídicamente en el caso de un municipio implica que el gobierno municipal es “batuta y constitución” sobre el territorio que le concierne.
Esto está debidamente prescrito en la Ley 176-07 sobre el Distrito Nacional y los Municipios donde se define en el Artículo 2 que “el ayuntamiento constituye la entidad política administrativa básica del Estado dominicano, que se encuentra asentada en un territorio determinado que le es propio. Como tal es una persona juridica descentralizada, que goza de autonomía política, fiscal, administrativa y funcional, gestora de los intereses propios de la colectividad local, con patrimonio propio y con capacidad para realizar todos los actos jurídicos que fueren necesarios y útiles para garantizar el desarrollo sostenible de sus habitantes y el cumplimiento de sus fines en la forma y con las condiciones que la Constitución y las leyes lo determinen.”
El municipio de Las Terrenas penosamente ha perdido su soberanía. En apariencias la tiene, pero en realidad carece de ella. A manera de ejemplos, un empresario de grandes influencias se hace dueño de un camino comunero de más de 100 años; una empresa constructora destruye 3 hectáreas o 30,000 m2 para crear una densidad poblacional 3 veces mayor a la autorizada; y el Ministerio de Turismo construye caminos y zonas peatonales sin autorización municipal y alterando permanentemente el acceso público a playas y zonas residenciales.
Además, los servicios propios del ayuntamiento, indicados por la ley del Distrito Nacional y los Municipios, tales como el tránsito, la recogida de basura, servicios educativos, etc., están abandonados o funcionan de manera altamente ineficientes.
Estas cosas y muchas más ocurrieron a la vista del ayuntamiento municipal anterior, que es el mismo que tenemos ahora, el que ha abandonado de facto sus prerrogativas constitucionales de soberanía, de funcionalidad y se servicio y se las ha entregado sobre el regazo de “personas poderosas” o, en el caso del ayuntamiento mismo, a personas ineficaces. ¿A cambio de qué? No lo sabemos…totalmente, lo que sí sabemos es que lo que se ha perdido NUNCA se va a recuperar porque los incumbentes del ayuntamiento carecen del deseo, del concepto, de la capacidad y de la vocación de hacer una buena función gerencial municipal.
Esta pérdida de soberanía se refleja igualmente en la incapacidad de dar seguimiento adecuado a proyectos y trabajos que afectan espacios públicos y comunes, donde sólo ha importado cobrar el dinero, pero donde no se supervisa ni se evalúa para ver si se está preservando la integridad de los bienes municipales de acuerdo a los más mínimos estándares.
La democracia se ejerce a través de autoridades debidamente electas que juran cumplir la ley, pero cuando tales “autoridades” abandonan las más esenciales prerrogativas constitucionales lo que obtenemos es un caos jurídico, gerencial y social.
Las Terrenas es un municipio caóticamente esclavizado por la mediocridad de una administración sin visión, sin capacidad y sin soberanía.