Soliloquios—9
Por José R. Bourget Tactuk
No
hay mujer dominicana (u hombre) a la que se le pueda quitar su derecho al
placer sexual. ¿Se imaginan ustedes tener relaciones sexuales sin
placer? No me refiero a la actividad sexual ocasional que a veces no
produce placer en la mujer, sino a la constante, perenne y constante condición
de simplemente no poder disfrutarlo.
Cada
día (así es, CADA DIA) más de 6,000 niñas entre la lactancia y los 15 años,
sufren un procedimiento llamado “ablación ritual genital” o “mutilación genital
femenina” (MGF), eso equivale a 1 niña cada 15 segundos. Es un ritual
cultural practicado principalmente en el Africa pero también en el Asia, en
Europa y en los Estados Unidos, principalmente entre tribus Africanas y entre
subgrupos pertenecientes a la cultura musulmana, por medio del cual se usan
cuchillos, navajas y hasta tijeras para remover parcial o totalmente el
clítoris, labia y vulva. La razón principal es impedir que la mujer
tenga placer sexual y de esa manera mantenerla fiel y subyugada a su
marido.
De
acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) unas 140 millones de
mujeres alrededor del mundo sufren las consecuencias de la MGF, 92 millones de
las cuales viven en el Africa. Me acuerdo que mi amiga Hawa, oriunda
del Sudán, quien trabajaba en las Naciones Unidas y había sufrido ese
procedimiento cuando tenía 12 años. Ya educada y trabajando en los
Estados Unidos rogaba a sus padres que no permitieran que su hermanita menor,
Fata, sufriera el mismo procedimiento, a lo que después de muchos argumentos
accedieron a no hacer. Sin embargo, Fata era burlada y marginada en
la escuela por ser “diferente” a las demás niñas que habían sido
mutiladas. La presión social fue mayor y, finalmente, Fata rogó a
sus padres que la llevaran a ser mutilada hasta que finalmente
accedieron.
El
caso de Fata revela lo que ocurre con muchas culturas cuando hay tradiciones y
rituales tan poderosos culturalmente que son difíciles de cambiar o de
abandonar. En Somalia, donde se practica la MGF de manera más
radical, a las mujeres se les “afeita” todo, dejando el área púbica totalmente
plana y, en algunas instancias, le cocen la entrada a la vagina dejando
solamente un pequeño espacio para la orina y para la sangre
menstrual. La primera relación sexual de estas mujeres es muy
dolorosa e igualmente lo es parir, por lo que no es de extrañarse que muchas
mujeres mueren en el parto por desangre.
Además
de la pérdida del placer, la MGF puede producir incontinencia, quistes,
disfunción sexual y profundas laceraciones sicológicas y
emocionales. Eso no impide, sin embargo, que cada año unos dos
millones de mujeres sufran el procedimiento en paises que incluyen algunos de
Latinoamérica además del Asia, Europa y, principalmente, el
Africa. En Europa y América del Norte el procedimiento es ilegal
pero se practica a escondidas para cumplir con tradiciones culturales
ancestrales.
La
MGF no se practica en la República Dominicana aunque hay otros tipos de
laceraciones físicas, sicológicas y emocionales. Las séis hijas del
hombre en Samaná que las violó porque él “las crió y tenía derechos a gozarlas
primero” es un caso, como lo es el caso de padres en esta comunidad que
“alquilan” provisionalmente sus hijas a gringos a cambio de dinero, de un piso
de cemento, de una nevera, o de una renta mensual de 5,000 pesos. El
padre que violó a su hija de 14 años y la encargó a ser prostituta para que tuvieran
“algo de qué vivir’ también produjo profundas laceraciones. Dos
tercios de las violaciones a mujeres en la República Dominicana son provocadas
por familiares y personas conocidas de las niñas y jovencitas y, según datos
recientes, el 90% de las denuncias de violaciones sexuales tienen que ver con
menores.
A
veces pienso que hay una guerra fría, silente pero perniciosa, en contra de la
dignidad de la mujer y de nuestras niñas y es una guerra en la que toda persona
de conciencia y de valores debe saber qué hacer. ¿Lo sabes tú?