Ayer fue diecisiete de octubre, día de las escritoras, que no sé si es algo nuevo este año o es que yo no me había enterado. También, por lo que parece ser, octubre es el mes en el que la gente está leyendo a autoras con la intención de darles más visibilidad. Como siempre que a alguien se le ocurre reservar un día o un mes para algo, les ha faltado tiempo a algunos para salir diciendo que vaya tontería, que no hace falta, que las mujeres tienen su hueco en la literatura desde siempre y que para qué darles más bombo cuando copan el mercado y todo parece estar escrito para ellas, ¿pues no acaba Dolores Redondo de ganar el Planeta? (El premio literario, se entiende, no La Tierra. Es que no sería la primera vez que esta frase se me malinterpreta.) Sí, las mujeres leemos más que los hombres según la estadística, pero ¿hay más mujeres que hombres publicadas? Eso ya no está tan claro.
A mí la iniciativa me pareció simpática, pero desde el principio pensé que yo no iba a entrar en ella porque no me hacía falta. Sus defensores dicen que es una buena manera de darnos cuenta de hasta qué punto las autoras están relegadas a ciertos géneros y qué difícil es encontrar nombres femeninos en según qué secciones. Normalmente no nos fijamos en quién escribe lo que leemos, así que no estaba de más fijarnos durante un mes. Pero yo no, me dije, porque yo sí que me fijo, y trato de intercalar hombres y mujeres, igual que combino lecturas en castellano, euskera e inglés, o ir variando los géneros. Yo no necesito leer a mujeres en octubre porque la mayoría de mis lecturas están escritas por mujeres. Creo. Me parece. Juraría que.
Sí, a esta la conoce todo el mundo, pero no es suficiente. |
Por suerte, soy de esas personas que guarda un registro de todo lo que lee, y no me ha sido difícil comprobarlo. En lo que va de año, he leído 27 libros, y de ellos solo 10 han sido escritos por mujeres. Diez. Ni la mitad. Yo, convencida de que leía más a mujeres que a hombres, me he llevado un zasca en toda la boca que me ha dejado patitiesa. "Será solo este año, yo estoy convencida de que las leo más a ellas". Veamos el registro. 2015: 34 libros leídos, 15 autoras; 2014: 33 libros leídos, 12 autoras; 2013: 36 libros leídos, 16 autoras. En ningún año me acerco siquiera a la mitad. Es más, si me fijo en los nombres veo autoras que se repiten todos los años: Zadie Smith, JK Rowling (y su versión masculina, Robert Galbraith, que he contado como mujer), Alice Munro, Virginia Wolf. Solo ellas suman tres cuartas partes de las autoras que leo, y muchos de sus libros los he leído varias veces (y apuntado cada vez). ¿Dónde está la superioridad numérica esa de la que tanto nos hablan? ¿No dicen que publican más mujeres que hombres? Sin embargo, si hacemos un pequeño análisis de lo que hay en venta en las librerías, como hizo ayer Iria G. Parente, nos damos cuenta de que no es verdad: de 782 libros que llegó a contar Iria (con un análisis detallado de cada género, como veréis en su hilo de Twitter), solo 251 estaban escritos por mujeres. A mí, cuando menos, me ha llamado la atención: me habían hecho creer algo muy distinto, y a la vista está que no es cierto.
Pensar que Zadie Smith tiene mi edad me deprime lo que no está escrito. ¡¿QUÉ ESTOY HACIENDO CON MI VIDA?! |
A mí, de entrada, el 17 de octubre me ha servido para hacer una reflexión. Si, como he leído por ahí, las editoriales aún ponen pegas a libros firmados con nombre de mujer, será que quizás las cosas no son tan bonitas como nos las han hecho creer. Si nosotras leemos más, ¿no es de cajón pensar que también escribimos más? ¿Dónde están las mujeres? En mi biblioteca, desde luego, aún hay huecos libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario