Hoy hay un tema sobre el que no quería escribir. Y no quería
hacerlo, precisamente porque recordaba perfectamente haberlo hecho ya. Pues me
he puesto a buscar esa entrada en mi blog y no la he encontrado por ninguna
parte1. Y eso que ya digo que recordaba perfectamente, no ya tanto
la propia entrada como el hecho de haber pensado en escribir sobre este tema ¿Me
ha sorprendido? Pues bien, al principio la verdad es que un poco sí, porque es
muy raro que haya intentado escribir sobre algo y no lo haya hecho. Luego he
pensado: seguro que intenté escribirla y se me borró toda cuando ya la tenía
terminada. Y me ha parecido coherente. Porque del tema del que estoy hablando
es el de los “Días de MierdaTM”.
Y me voy a explicar. Hace mucho tiempo descubrí que de vez
en cuando yo sufría algo llamado “Días de MierdaTM”. Y no hablo de
tener un día malo en el trabajo, discutir con tu pareja, pasarte tres horas en un
embotellamiento… algo así. Todo eso entra dentro de la normalidad. Yo hablo de
cuando te pasa todo eso junto.
Vale, me vais a hablar de estadística. Hacedme un favor: no
lo hagáis. La estadística es lo que usan los políticos para mentir. La
estadística es el primo macarra de las matemáticas, uno que fuma porros y te
pide dinero prestado a la mínima ocasión. Para un estadístico, tienes la misma
probabilidad de sacar cara después de haber tirado una moneda 46 veces sacando
cara que una, ojo con eso (y su explicación es que la moneda no sabe cuantas veces ha salido cara, lo que
como explicación ya me parece para cagarse).
Un día malo es cuando te pasan cosas malas. Sabes que es “Día
de MierdaTM” cuando te dan ganas de meterte debajo de la cama en posición
fetal y no salir hasta que cambie la tendencia o hasta que vengan los cuerpos
especiales a sacarte, una de dos.
Es cierto que es un poco difícil distinguir un día malo de
un “Día de MierdaTM”. Al principio de hecho se parecen mucho. Lo
normal es que la mayoría de días sean anodinos. No pasa nada ni muy bueno ni
muy malo, y todo es tirando a rutinario. Luego hay algunos días (pocos, la
verdad) en que te pasan cosas buenas. A esto, por motivos de simplicidad
expositiva le voy a llamar “Días Buenos” (la verdad es que he estado pensando
un buen rato el nombre; lo que pasa es que no se me ha ocurrido nada). En el
otro lado del espectro tendríamos los días en los que te pasan cosas malas (y a
los que llamaremos… bah, da igual; confiaré en que os lo imaginéis). En esa
misma dirección pero mucho más cerca del infierno estarían los “Días de MierdaTM”.
A efectos puramente explicativos diré que un día malo te pueden pasar dos o
tres cosas malas. Tú puedes pensar que es solo un día malo todo el tiempo que
quieras. Cuando te descubras encerrado en el cuarto de las escobas rezando para
que se acabe el día, es que es un “Día de MierdaTM”.
Bien, digamos que
hemos identificado un “Día de MierdaTM” ¿Ahora qué hacemos?
Hay que tener clara una cosa: un “Día de MierdaTM” puede matarte (y seguramente esta sea la causa de muerte de la mayoría de gente, lo que pasa es que la ciencia no ha avanzado tanto como para diagnosticarlo a tiempo). Lamentablemente, un “Día de MierdaTM” sabe quién eres y donde vives, por lo que puede encontrarte. Hay muy pocas cosas que puedas hacer para evitarlo, esa es la verdad. En cualquier caso, aquí van algunas ideas.
- Pon una especial atención en todo lo que hagas. El “Día de MierdaTM” tiene una especial predilección por hacer que todo lo malo parezca culpa tuya, así que si te fijas mucho, al menos se lo pones más difícil. Si coges una intoxicación alimentaria que no sea por no mirar la caducidad de la mahonesa.
- No practiques actividades de riesgo. Bueno, en un “Día de MierdaTM” se considera actividad de riesgo cualquier cosa que no sea quedarse en la cama arropado hasta el cuello (e incluso eso: es mucho más seguro debajo de la cama, creedme) pero tratar de hacer puenting, rafting e incluso running es querer ponerle las cosas demasiado fáciles. Digamos que un “Día de MierdaTM”, subir a un autobús con bufanda es una actividad de riesgo2. ESE tiene que ser el nivel de precaución. El peligro te rodea, mucho cuidado con todo.
- Tampoco practiques actividades que no te parezcan de riesgo. En serio, si tener sexo un “Día de MierdaTM” te parece buena idea es que ignoras el tipo de lesiones que tal actividad puede producir (roturas de pene, la muerte; e incluso cosas más difíciles de curar como una cándida). Ten en cuenta que no es el mejor día para nada. De hecho literalmente cualquier otro día es mejor para todo, así que déjalo correr.
- No abras el correo, no cojas el teléfono. Si es posible ni hables con nadie ¿Conoces el experimento del Gato de Schrödinger? La realidad no se decanta hasta que alguien la observa. Si no recibes esa mala noticia hoy, es posible que no se haya producido. Por otro lado, hablar con gente está muy sobrevalorado ¿De verdad crees que cinco minutos de charla intrascendente en la máquina de café compensan el megaspoiler que te puedes comer de esa serie que te encanta y que no has visto terminar todavía? Yo creo que no
- No mantengas una actitud positiva. Mucha gente sostiene (hippies rascaliras, si quieres saber mi opinión) que una actitud positiva puede afectar a las energías cósmicas que nos rodean. Vale, si quieres puedes hacer eso y luego irte un rato a abrazar un árbol. En mi opinión harías mejor en mantener la guardia alta y mirar si hay pájaros cantando en el árbol porque hoy tienes todas las papeletas para que se te caguen encima.
- No cantes victoria. Un “Día de MierdaTM” no termina cuando tú quieres sino cuando Él quiere. Vale que a estas alturas morir tranquilamente en la cama no parece una mala opción pero sentirte seguro en tu hogar puede hacerte bajar la guardia. Un baño relajante antes de dormir es todo lo que necesita tu “Día de MierdaTM” para conseguirte un buen accidente doméstico.
Primera. Si algo puede ir mal, irá mal. Y de formas que ni se te habían ocurrido.
Segunda. Si mantienes la calma es porque no te has enterado de que tienes un “Día de MierdaTM”. Pero tranquilo, ya te enterarás
Tercera. Un “Día de MierdaTM” SIEMPRE puede empeorar. Aunque tú creas que no.
Bien, con esto espero haber colaborado en algo a solucionar
este grave problema que no parece preocupar a nadie más. Antes de despedirme,
un último consejo: el plástico de
burbujas es nuestro amigo; si te puedes envolver con él sin morir de asfixia hasta que pase,
mucho mejor.
Y ahora os dejo, que estoy escuchando unos ruidos
sospechosos en el edificio. No me sorprendería nada que justo hoy se agrietara
la estructura y se viniera todo aba
Foto sin ninguna relación con el texto de la entrada. Llevo
un día de mierda, dejad al menos que me alegre la vista.
1Vale, al final sí la he encontrado. He tenido
que mirar entrada por entrada desde la primera del blog, eso sí, pero al final
ha salido. A cabezota a mí me ganan poquitas personas. Lo malo es que ahora la
he leído y me va a costar mucho repetirme. Si alguien la quiere leer, está aquí). Por cierto, no la encontraba porque en los orígenes de este blog ponía los tacos con asteriscos. Así: m**rd*. Para compensar, en este post he utilizado la palabra mierda 21 veces. Bueno, ya 22. Debe ser un récord.
2Vale: al bajar la puerta te puede pillar la bufanda
y morir al ser arrastrado hasta la siguiente parada ¿En serio lo tengo que
explicar todo?