fondonegro: Reunión

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lunes, 2 de diciembre de 2024

sábado, 11 de diciembre de 2021

martes, 17 de noviembre de 2020

Están lleno de palabras

Tinta, rotulador y aguada sobre papel de estraza.

Ilustración para un relato de José Rasero en Caocultura, publicado el pasado 8 de septiembre.

martes, 12 de mayo de 2020

lunes, 17 de junio de 2019

Rotuladores, 2019
Un pequeño testimonio gráfico del agradable encuentro de ayer en Villa Pocholo, la casa chiclanera de nuestros amigos Juana y Vicente, que no aparecen aquí por estar en el ala derecha de la mesa. De banda sonora, el chapoteo y jaleo de las 6 niñas en la piscina de agua salada.

sábado, 8 de junio de 2019

Tertulia de 4

Témpera sobre cartón Fabriano, 2019

domingo, 24 de febrero de 2019

Comensales tertulianos

témpera sobre cartón, 2019

martes, 5 de febrero de 2019

Tertulia invernal

Témpera sobre cartón, 2019
Inspirado en este dibujillo de esta misma mañana.

martes, 29 de enero de 2019

Reuníón por San Antón

Acuarela y rotulador, 2019
Otro apuntillo más de la velada de San Antón en la Plaza del mismo nombre, en Benaocaz. Reunión, ya caída la tarde, de los más jartibles de la fiesta.

martes, 23 de enero de 2018

Reunión

Témpera sobre cartón, 2018

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Reunión mañanera

Aguada, 2017
Y nueva entrega de apuntes del Bar asidonense El Chiclanero, donde apenas estuve un cuarto de hora, con una cervecilla, y que dio para cuatro dibujos aguados.

domingo, 22 de octubre de 2017

Entre libros

Témpera sobre cartón, 30x21, 2017

domingo, 8 de octubre de 2017

De Boda

Rotulador y acuarela, 2017.
3 de los apuntes que pude hacer ayer en la boda de mi sobrino Fernando, entre Pamelas y familia, cigalas y langostinos, no pude evitar la tentación de plasmar algunos momentos del evento.

viernes, 7 de abril de 2017

Entre copas

Témpera sobre cartón, 32x24, 2017
De varios apuntes del natural en bares de Córdoba y Jerez, saco esta composición de varias amigas alrededor de unas copas.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Escena familiar

Rotulador y acuarela, 2016.
Uno de los dibujillos de este fin de semana en Sevilla, de encuentro con nuestros amigos que viajaron con nosotros a Chonquing, hace 6 años, es esta escena familiar, en las setas de la plaza de la encarnación.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Taller de rotuladores

Acuarela y tinta Parker, 2016.
El apunte que hice ayer del taller de rotuladores en la puerta del Museo en la Plaza de Mina, ya coloreado.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Tertulia con ventanas

Acrílico sobre cartón, 42x30, 2016

martes, 26 de mayo de 2015

Tertulia de Mayo

Acrílico sobre cartón, 70x50, 2015

jueves, 5 de junio de 2014

Vieja Partida

Acrílico sobre tabla, 60x60, 1996.
De esos cuadros que uno creía haber mostrado en esta bitácora visual, y que sorprendentemente no encuentro. Y ahora que ando versionándola, es buen momento para colgar.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Reunión de amigos

Acrílico sobre tabla, 144x122, 2013

Manolo Morgado

Por lo que pinta, uno deduce que Manolo Morgado es buena persona: hay que serlo para poner nobleza, dignidad y propiedad en todas y cada una de las figuras que pueblan su abigarrado mundo. Cabría esperarlas en sus toreros y cantaores: la tradición quiere que veamos en ellos ciertas virtudes arquetípicas de la raza. Pero esa especie de austeridad sufrida, reconcentrada, que Morgado pone en toreros y flamencos, la encontramos también en los personajes que toma de la calle o sorprende en la intimidad de sus casas o en el ambiente semiprivado de un bar. Es un mundo doliente, ma non troppo. Un mundo de hombres y mujeres, dentro de lo que cabe, resignadamente felices. Felicidad abierta, descarada, irreflexiva, sólo encuentro en el viajero que corre con su maleta por un andén, al llamado de ese “viajeros al tren” que ya no se oye en las estaciones, pero que seguimos oyendo en nuestra memoria sentimental cada vez que queremos equiparar cualquiera de nuestros viajes rutinarios con el arquetipo del Viaje, la incursión en lo desconocido, la promesa de una vida nueva. Pero los personajes de Morgado, en general, desconfían de esos transportes caprichosos de la imaginación. Saben que el tiempo es espeso como la pasta de la que están hechos, y lo ven correr mientras apuran su copa (en el bar o en casa) o se confunden con la multitud. Hay en todos ellos, incluso en los bajitos y feos, un prurito de estirarse, de sacar pecho y dignidad, de llevar con elegancia sus chaquetas y sombreros o, en el caso de las mujeres, de acomodar sus cuerpos en la atmósfera con la seguridad de quienes se saben vestidas por la luz y el aire y por la mirada ajena. Porque Manolo Morgado es, sobre todo, un mirón, un voyeur. Los mirones ven más que los demás, atisban abismos de intimidad secreta en el pliegue de una falda o en el hueco de un escote, y hacen acopio de esas imágenes arrancadas al azar con no se sabe qué intenciones. La grandeza le llega al voyeur cuando aprende a dirigir esa mirada indiscreta más allá de los pliegues de la ropa o de los mundos privados de las personas que les atraen, y la proyectan sobre la humanidad entera, para descubrir en ella gestos, posturas y abandonos que a los demás nos pasan desapercibidos. Y bien está que así sea, porque sería demasiado oneroso captar la terrible, avasalladora individualidad de todos y cada uno de los seres que se cruzan con nosotros. Ese cometido lo confiamos a la sabiduría, y a la bondad, y al buen oficio, de hombres como Manolo Morgado.

JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA