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jueves, 14 de marzo de 2019

Más Manuel Torre

Témpera sobre cartón, 30x21, 2019
 Versiono la famosa foto con sombrero cordobés del cantaor jerezano, todavía no tocada por mí, mientras la otra foto clásica, más maduro lleva ya varias versiones.

sábado, 6 de octubre de 2018

Manuel Torre

Témpera sobre cartulina, 2018
Vuelvo a versionar al tronco del Faraón, que lo llamara Federico, al genial gitano jerezano de la pena negra, esta vez para engrosar mi libreta cantaora que llega ya a su séptimo retrato.

jueves, 3 de julio de 2014

Un Manuel Torre

Témpera sobre cartón, 36x26, 2014

domingo, 3 de enero de 2010

Tronco de Faraón


Oleo sobre lienzo, 100x81, 1986

Una de mis primera obras sobre flamenco. Su título hace referencia a la exclamación de Lorca ante la actuación de Manuel Torre en la finca de Pino Montano del torero Ignacio Sanchez Mejías, anfitrión de los poetas de la generación del 27, en una noche llena de anécdotas que recoge entre otros, Alberti en su Arboleda Perdida.

El cuadro lo presenté a la primera edición del concurso de pintura flamenca, convocado por la entonces Fundación Andaluza de Flamenco de Jerez, y donde ganó el tríptico de la soleá de Juan Valdés.

sábado, 2 de enero de 2010

Manuel Torre con sus bichos


Oleo sobre lienzo , 210x100, 1997

Otra versión más de la imagen del cantaor jerezano, tras la descripción que Antonio Mairena hacía de él en sus confesiones, rodeado de sus galgos y gallos. Al igual que la cuadrilla de perfil publicada hace unos días, este cuadro cuelga de las paredes de la casa de Martel y Susana, en Benaocaz.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Manuel Torre



( Acuarela y tinta, 70x50, 1988)


Este cuadro formó parte de mi exposición en La Carbonería de Sevilla de Mayo de 1989 y allí sigue encima de la barra vieja, al lado de la chimenea de columnas salomónicas. Más de una vez pensé en recogerlo pero ése, sin duda, es su sitio, pertenece a ese lugar después de veinte años y sería un sacrilegio quitarlo de ese lugar tan flamenco para apilarlo con otras viejas obras.


Hoy después del paseo matutino por Cortadura, intento de visitar la plaza de abastos de la isla y al final intento frustrado a cuenta de las obras que tienen levantada la calle real entera, así que callejeo por el San Fernando profundo hasta que casualmente dimos con la mítica Venta Vargas, que puede que llevara más de quince años sin visitar. Por sus visitantes veo que forma parte de la ruta camaroniana y parece, a veces, más un templo del cantaor que un lugar donde degustar las exquisitas viandas de la bahía.