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domingo, 9 de junio de 2019

En honor a mi tío Adolfo

Rotulador y témpera sobre papel de estraza
A sabiendas de que mi cuerpo era carne de cañón para los mosquitos, mi abuela Gloria todas las tardes de verano, se pasaba por el patio de mi tío Adolfo en la calle Barrasa y hacía varias moñas de jazmines para mi casa. Al abrirse, los jazmines espantaban a los mosquitos y era mano de santo aunque yo prefería que se colara en mi cuarto una salamanquesa, garantía total de que no me picaría mosquito alguno. Por ello el jazmín es una de mis plantas favoritas y siempre me gusta rodearme de ellos. Es uno de los muchos recuerdos que tengo asociado a mi abuela, a mi tío Adolfo y a la Calle Barrasa, donde vivió casi toda su vida. Hace 5 años, mientras me encontraba en mitad de mi primer encuentro de dibujantes, en Grazalema, recibí la llamada de mi hermano contándome que mi tío acababa de fallecer, así que interrumpí el evento y me fui al pueblo a despedir a mi tío. Ayer el pueblo le dedicaba una calle, su calle Barrasa, a su memoria, la memoria de un hombre humilde y trabajador que desde su dedicación al sindicato ayudaba a los demás. Allí llevé a mi madre, su hermana mayor, y nos encontramos un buen puñao de los catanos que quedamos, varios de ellos representado en este dibujo familiar.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Mi madre

Rotulador y aguada, 2019
Vuelvo a dibujar a mi madre después de un año, entonces la dibujé leyendo un libro ilustrado por mí, que se acababa de presentar en Écija, hoy la dibujo con la mirada adormilada viendo Canal Sur, su único canal.

sábado, 19 de mayo de 2018

Gloria leyendo

Rotulador y aguada, 2018.
Ya muy cerca de cumplir los 86, la memoria de mi madre es frágil y quebradiza como un cristal, sobre todo para el pasado más reciente e inmediato donde el olvido, ese hueco cerebral que a todos nos amenaza, es una constante que acaba  desesperando a todos los que la rodean. Pero sí tiene memoria para recordar todo lo que sufrió de niña, una niña sin infancia, tristemente explotada en las duras labores del campo y en el cuidado de sus abuelos enfermos. Y hoy no ha dejado de sorprenderme, porque cogió el libro Vidas Paralelas, de Carlos Pérez Merinero, obra genial que he tenido el placer de ilustrar y se lo leyó enterito, en voz alta, insultando a un personaje que asesina a una mujer, viviendo la trama y comentando las escenas durante las casi dos horas que se me pasaron rapidísimas. Sólo que esa memoria frágil y quebradiza hizo desaparecer de su cabeza en apenas unos segundos la historia que acababa de leer, como cristales rotos.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Tío Adolfo

Aguada, 31x22, 2015
Un día de finales de Mayo del año pasado fallecía mi tío Adofo, hermano de mi madre.
 Sirva este dibujo de homenaje.

sábado, 5 de octubre de 2013

Tía Lola

Aguada, Pluma sailor y acrílico, 46x36, 2013
La imagen representa a la tía Lola de mi madre con ella en brazos, de una foto de 1932. Mi madre siempre me contó que su tía Lola era como su segunda madre. Lola tenía un novio republicano que durante la guerra se hizo pasar por loco para no ser fusilado por los nacionales. Pero fue meterse en un infierno, en el manicomio recibía palizas diarias y su estancia era una tortura constante. Pudo escapar y recorrer a pié los ochenta kilómetros que separaban Sevilla de Villanueva del Rey, la pedanía ecijana donde vivía su novia Lola, para despedirse de ella y después ahorcarse. Al poco tiempo Lola  murió, todos decían que de pena. Siempre que mi madre me contaba esta historia se me saltaban las lágrimas. Aún hoy, al recordarla, me sigue pasando.

miércoles, 24 de julio de 2013

Tío Manolo

Témpera y tinta sobre papel de estraza, 33x22, 2013
El pasado 2 de junio hizo 25 años de la muerte de mi tío Manolo, el hermano pequeño de mi abuela Gloria, en realidad mi tío abuelo y como abuelo lo sentía yo en mi infancia y adolescencia, pues fueron muchas las veces que nos juntamos a recorrer caminos cercanos al pueblo, por las Peñuelas o camino de Villanueva, cogiendo por las viejas vías del tren y aprendiendo mil cosas del entorno, de la naturaleza cercana, de viejas historias que sabía contar con una gracia innata y muy peculiar. Sirva este retrato de homenaje a mi tío Manolo, del que nunca olvidaré sus mil oportunidades para que le ganara a las cartas y una afición que me metió como si de un veneno: coger espárragos.

martes, 27 de abril de 2010

Abuela Gloria


Aguada y témpera sobre papel de estraza, 36x30, 2010


Un 25 de Abril de hace 16 años moría mi abuela Gloria y como su recuerdo siempre está potente en mi memoria aquí vá este dibujo homenaje para alguien que tanto demostró quererme.

Para ello interpreto una imagen de la Guerra, posiblemente el año 39, donde mi madre y mi abuela , las dos Glorias, posan en el estudio del fotógrafo Salamanca en Ecija. Siempre conocí a mi abuela de luto y aquí, con 26 años, ya aparece enfundada de negras telas, seguramente por la muerte de un tío mío, que murió a los 5 años.