Témpera sobre cartón, 2022
Basado en 2 apuntillos del natural que les hice ayer al mediodía a mis paisanos Cristobal y Juan en una nueva tasca de la calle cintería.
BLOG PERSONAL DE MANUEL MARTÍN MORGADO. Se trata de un blog de imágenes, de mostrar mis obras pictóricas y escultóricas, los grabados y dibujos así como las vivencias diarias, las huellas de mis viajes etc.
Basado en 2 apuntillos del natural que les hice ayer al mediodía a mis paisanos Cristobal y Juan en una nueva tasca de la calle cintería.
Cuando me entra la morriña de mi pueblo, ese fuerte deseo de volver a perderme por sus calles, abrazar a mis amigos, reirme con ellos, estar de nuevo con mi madre y sentirla muy cerca, tengo que representarlo de alguna manera y de alguna manera, me alivia, así que ahí va ese fondo de torres.
De nuevo. un año y tres meses después, mi madre se rompió la cadera y de nuevo, a casi sus 90 años, ha sido operada con éxito, así que he pasado la última semana en mi pueblo de hospitales, temores y miedos. pero todo ha salido bien. Como recuerdo de estos días de finales de invierno, este apuntillo que le hice a mi viejo amigo Antonio en el entrañable 4 Puertas.
Siempre me encantó esta pequeña cúpula de tejados serpententes y ojos de Buho. De niño, recuerdo que me llamaba mucho la atención un buho en la rama de un arbol, pintado en las paredes del palacio de Peñaflor, el de los balcones largos, pues nunca apartaba su mirada de tí, era un efecto visual que duraba casi todo el trayecto bajo los balcones, y después, cuando llegaba a San Gil, estos dos grandes ojos de la cúpula mirándote misteriosamente.
Apunte del natural de ayer por la mañana, mientras desayunábamos en la ecijana Plazuela de Santa María.
Uno no puede dejar de volver a sus lectoras, y de volver a posturas de piernas cruzadas, a gestos de complacencia y placer. En mis más de 150 lectoras publicadas en este blog, he puesto posturas y lectoras muy parecidas, pero nunca iguales, siempre hay diferencias que marca mi subconsciente o mi desprogramada memoria cercana. Solo sé que en esta mezclo mis dos paisajes favoritos, el de mi querida sierra gaditana con su perfil de la silla con mi añorada vista de las torres de mi pueblo, mi Écija del alma, a la que ya hace dos meses y medios que no voy y a donde espero volver este fin de semana.
El pasado fin de semana estuve en mi pueblo para ver a mi madre, después de su último cumpleaños y en el salón me encontré a mi querida y vieja amiga Susa, compañera de facultad, gran pintora y persona culta, alegre y vitalista a la que siempre me encanta encontrarme. El pueblo estaba en feria, bueno en Pseudo feria o en una feria de paripé sin casetas y sin ambiente, como es propio de estos tiempos pandémicos. El segundo dibujo es el de una vecina de bar, cuya postura se prestaba escandalosamente a mi personal universo artístico.
Hacía años que no me aventuraba con este ejercicio de imaginarme qué podría ocurrir después de una vieja foto, crear una pequeña historia del momento. Recuerdo haberlo hecho con varia fotografías de mi canterería de la calle Rinconada en Écija. Por ahí deben andar en alguna carpeta, algún día los buscaré para mostrarlos. Hace poco ví en facebook una fotografía de la feria del año 1954 donde mi amigo David Pérez Merinero iba de la mano de su madre y con su hermano de la mano de una tía de ellos, los dos armados con las pistolas de tiros de corcho de la época. Me encantó la foto y me entraron ganas de animarla, de darle un pequeño movimiento de cámara y de contar algo, así que he puesto a Carlos, autor de la magnífica novela " Bang, Bang", dando su grito y su tiro al fotógrafo minutero que perpetuó el momento.
Una de mis típicas composiciones serpenteantes, con una dirección que marcan los perros y otra las señoritas que pasean.Al fondo, un tanto abstractizado, pongo las siluetas de torres de mi pueblo, con la misma forma que las botellas que lleva el camarero en su bandeja.
Ayer en mi regreso a Ecija tras más de 2 meses sin volver , a cuenta del confinamiento perimetral, largo paseo mañanero hasta la carretera de Fuente Palmera y el camino a Almodovar, entre olivos y charcos, visita al cementerio y regreso por el centro, donde pude hacer un rápido boceto al patio de Santa Cruz en el que me inspiro para este dibujo. Ya lo pinté al óleo hace 36 años con la compaña de Margari y Tello, pero no tengo ninguna imagen de aquel cuadro pues se los regalé a una prima de mi amigo Juanillón, que venía de Estella.
Pronto hará 4 años de la imagen en la cual me inspiro para hacer este cuadro, donde tres viejos amigos ecijanos ( Ramón, el maestro y Antonio) se afanaban en hacer unas migas en el puente de la Inmaculada y en la puerta del desaparecido Pelos tiesos, con ambiente prenavideño y el anís rulando mientras se prepara la comida. Era el primer puente que me dejaba caer por Écija en esas fechas en las que siempre suelo estar en la sierra o en otro viaje cercano y fue un día del que guardo muy buen recuerdo por las risas y los buenos ratos con los amigos de toda la vida y en especial porque fue el último día que pasé con mi viejo y entrañable amigo Javier Pastor, que fallecería un año y pocos dias después, dejándonos un fuerte vacío y un dolor que siempre costará superar. Hace poco un vídeo grabado por Fali Silvestre, me recordaba esta imagen y mis encuentros de aquel magnífico día,
Como este verano me dio por poner una fotografía de Las torres Gemelas de mi pueblo al atardecer, ahora las traigo fotografiadas más de 30 años después en el amanecer del pasado 2 de Agosto.