Acrílico sobre cartón, 18x13, 2005
Este pequeño retrato de un torero anónimo, con formato fotográfico por estar expresamente realizado para un marco concreto, iba a formar parte de una exposición cuanto menos curiosa, por ser el lugar un espacio de apenas dos metros cuadrados, la peña taurina más pequeña del mundo, dedicada al gran Curro y sita en la plaza mayor de mi pueblo natal, ocupando el hueco de una antigua relojería. Preparé hasta 30 pequeños formatos de tema taurino, que por guasas del destino y por la distancia anímico-espacio-temporal que a veces me separa de mi pueblo nunca se pudo mostrar.